¡Oye!, vamos, ¡despierta!-una pequeña voz me llamaba, entre abrí los ojos y pude notar la presencia de mi pequeña hermana justo a mi lado.
-¿Qué pasa?- pregunté entre bostezos- Aún es muy temprano, mis clases empiezan en unas horas todavía- dije volviéndome a cubrir con las cobijas hasta cubrir por completo mi rostro.
-¡Vamos hermano! Recuerda que mamá dijo que hoy debías llevarme al colegio, ¿Quieres que se enoje contigo?-Había olvidado por completo que debía llevarla hoy en su primer día de clases. Ya parecía más yo su padre que su hermano.
-Xinina...-dije con un tono serio mientras observaba el reloj de la mesita de noche.
-¿Qué pasa?- me había respondido con un tono inocente y muy dulce.
-¡Son las 6 am! ¡6!- Xinia me observo tratando de esconder su sonrisa. La jalé del brazo haciéndola caer sobre mi y comencé a hacerle cosquillas, comenzó a retorcerse y soltó varias carcajadas.
-¡Jack! vamos, dentente
-No lo haré pequeña, has venido a despertarme muy temprano, ¡tus clases inician a las 9 am!
-Por favor, he quedado con Anna para contarnos todo lo que hicimos en vacaciones- Anna es la mejor amiga de Xinia desde que cursaban primaria, era una chica de cabello castaño largo y ojos color miel, muy educada y con una personalidad contraria a la de mi hermana, no podía creer que fuesen tan cercanas y se llevasen bien.
-¡¿Qué son todos eso gritos?!- La voz de mi madre se había escuchado, proveniente de la habitación del final del pasillo. Ambos paramos nuestras risas y deje de hacerle cosquillas a Xinia. Realmente parecía molesta.- ¡Xinia! ¡Jack! dejen de hacer ruido, que despertarán a Alex.
-¿Ves? Te dije que nos regañarían- me dirigí hacia mi hermana a penas susurrando. No quería que mi madre gritase de nuevo.
-Nunca lo dijiste!
-Pero lo sabías- Xinia Rodó los ojos hacia arriba y me abrazó. En ese momento, mi madre cruzó la puerta de mi habitación y se quedó observándonos seriamente por unos segundos-
-Andando los dos
-¿A dónde? Aún es temprano, quiero dormir.
-Ni hablar, han despertado a Alex, ahora tendrán que ayudarme con el- Mi madre parecía realmente molesta, no quería joder más las cosas así que aparté a Xinia de mi lado y salí de las cobijas. Todo mundo sabe que una madre enojada es peor que encontrarse con el mismísimo diablo. Mamá salió del cuarto, quedando xinia y yo dentro.
-Vamos pequeña- me dirigí hacia mi hermanita de formal linda.
-No soy pequeña
-Para mi siempre lo serás
-Soy tan solo dos años menor que tu- me respondió empujándome contra la cama haciéndome caer.
-Tu, enana, ¡Me las pagarás!- Salió corriendo de allí dejándome tirado. Xinia realmente era más baja que yo, quizá por media cabeza pero algo era algo.
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Luego de lograr dormir a Alex, Xinia y Yo bajamos al comedor a desayunar. al terminar pase rápido al baño a lavarme bien la cara, traté de ensayar una pequeña sonrisa hacia el espejo, acomodé mi cabello, negro como la noche, que recorría mi frente hasta quedar cubriendo un poco mis ojos, al terminar, suspire soltando todo el aire que llevaba dentro tratando de relajarme. "Hoy es un nuevo día, nueva escuela y nuevos compañeros, Esfuérzate." repetía cada dos por tres para mis adentros.
Después de salir de casa, dejé a xinia con Anna justo fuera de su colegio y caminé lento, quería llegar temprano a clases hoy, era el primer día de instituto y quería dar una buena impresión.
Mi historial en otros colegios no era buena, así que decidí evitar los problemas esta vez.
Estaba a un par de cuadras de mi destino, cuando sentí como unos brazos me sujetaban por la espalda con fuerza.
-I-Ian!-Fue lo único que logré decir antes que cubriera mi boca por completo. Ian fue mi compañero de clase durante varios años, me llevaba bastante bien con el. Siempre hacía cosas así para molestarme.
Jack...Jack, mi pequeño Jack.-Logré descubrir mi boca y dije en un tono autoritario.
-Ian, déjate de estupideces y suéltame.
-Haces que la diversión se vaya cuando dices cosas tan friamente sabes?-Se acercó a mi poniéndome contra la pared, recargándose sobre su brazo. Él era un poco más alto que yo.
-Vamos, aléjate de mi, alguien podría malinterpretar esto!- No había podido terminar de hablar, cuando un chicos, que no reconocí en lo más mínimo, lo empujó haciéndolo caer al suelo. Tomó mi mano y comenzó a correr.
-¡¿Qué demonios te crees?!-Dije gritándole mientras corríamos. Aquel chico se detuvo y volteó a verme. Era más alto que yo, una cabeza como mínimo; con unos lindos ojos azules que podrían distinguirse a kilómetros, con un cabello rebelde colo negro, casi tanto como el mío que caía por su frente acomodándose en esta.
-Creí que aquella persona quería dañarte- Su voz salió de su boca como una dulce melodía musical cruzando por mis oídos y manteniéndose en mi cabeza.
-Él no me hacía nada, deberías meterte en tus propios problemas!
Sin esperar a que pudiese responder, me solté de el y corrí hacia mi instituto, ya quedaba menos de media cuadra para llegar. Al entrar en este, busqué rápidamente mi salón y me dirigí a el. Entré y me senté junto a una ventana, miré hacia a fuera por unos segundos, comenzaron a llegar más chicos que a partir de ahora serían mis compañeros. El profesor tardó unos minutos mas en entrar.
-Buenos días muchachos, sientense que ya comenzaremos el día de hoy.-Me recosté en mi banca y miré hacia el hermoso paisaje que había fuera, parecía un bosque, uno muy lindo.
-Hola chico, que curioso encontrarte aquí.- No podía creerlo, aquel chico que había encontrado unos minutos antes fuera del instituto sería mi compañero de clases. Evité hacerle caso, pero el seguía insistiendo.
-¡¿qué quieres?! - Dije volteando hacia donde el se encontraba.
-Señor Onishi, podría guardar silencio?- Genial, me habían escuchado y para colmo regañado.
-Lo siento.
-Bien, vamos a presentarnos.- ¿Qué era esto? una clase de secundaría?, no necesitábamos presentarnos, siempre se me había hecho una estupidez, era como obligar a alguien a conocerte.- Mi nombre es Anthony Gray, y seré su tutor durante este ciclo.-Fueron pasando varios chicos y chicas hasta que por fin fue mi turno.
-Bien, Soy Jack Onishi y tengo 16 años.-Mi voz era cortante, me quede en silencio esperando que el profesor nombrara a otra persona. No pasó mucho, comenzaron a atacarme con preguntas, "¿Eres el heredero de las compañías Onishi?", "¿Tiénes novia?", "¿Qué te gusta hacer fuera de clases?".
-Ya les he dicho lo que deben saber.-Grite en tono bastante grosero. Todos quedaron en silencio durante unos segundos. Me senté nuevamente y observé hacia fuera.
-Tan solo falto yo.- Dijo aquel chico sentado a un lado mío.-Mi nombre es Dylan West, tengo 17 años, me he mudado recientemente a esta ciudad, curso por segunda vez este grado y me gusta meterme hierba cada día.-Gracias a su último comentario, todos comenzaron a reír y él sonrió.
-Espero sea una broma señor West, no me gustaría que uno de mis alumnos fuese a prisión.
-Porsupuesto que es una broma, no soy tan idiota para delatarme frente a un maestro.-Todos volvieron a reír.
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El tiempo durante clases parecía pasar demasiado lento, cada minuto se hacía una eternidad. Mi intención de dar una buena impresión había terminado tan rápido como había llegado a mi.
-Jack!-A lo lejos, la voz de Dylan se escuchaba. ¿Qué quería? Sinceramente, prefería no tener nada que ver con el.
-¿Qué quieres? -Llegó mi lado y posó su mano sobre mi cabeza.-¡Hey! ¿Qué te crees? Sueltame.
-Jaja, ¿Por qué?-Una sonrisa se asomaba a través de esos dientes perfectos.-Bien bien, te dejaré, lo siento.
-¿Qué quieres? Responde de una maldita vez.
-Solo quería disculparme contigo. Realmente no sabía que aquel chico era tu amigo.
-¿Sólo eso? Bien, ya lo hiciste, te puedes ir. No me importa que haya hecho eso, solo me ha agarrado desprevenido.- Caminé dejándolo detrás
-¿Realmente no te importa? Entonces...-Dylan me tomo por la espalda y me puso contra la pared.- ¿Puedo hacerlo yo?
-P-Pero.....¡suéltame! -¿Quién se cree este tipo? ¡Maldito acosador!
-Eres muy lindo, lo siento, no pude evitarlo.
-Enserio, suéltame. Alguien puede malinterpretar esto.
-No me importa eso.-Se acercó insinuadamente hasta mis labios. ¿Qué trataba de hacer? ¿Es acaso que este tiño es gay?. Mis latidos se aceleraron cada vez más. ¿Q-Qué demonios?.- Te has puesto rojo.-Su sonrisa creció, y sentí como todo color subía hasta mi rostro dejándolo en un tono carmesí.-Realmente, eres muy lindo.