Por ahí iba lo que quedaba de mi cordura. Oculto entre un montón de cajas. Y todos esos recuerdos fueron incinerados y destruidos, como si no hubieran sido más que un estorbo.
Estaba sentado sobre mi cama con mis piernas en forma de mariposa, meditando, tratando de no desubicarme de mi realidad, porque en cualquier momento, unos guardias vendrían por mí y me llevarían a un entrenamiento. Sacaron todo lo que había en mi casa, los álbumes de fotos familiares, mis libros de la universidad, mis viejos tenis de correr, los imanes del refrigerador, y todos los recuerdos de infancia que pude haber acumulado en ese lugar. Quemaron todos esos objetos y destruyeron la casa. Pero no pararon ahí.
Después de eso, me entere que mis vecinos desaparecieron, ese grupo de chismosos que solo veían por las ventanas para encontrar algo con que criticarte, y luego, mis amigos de la universidad también lo hicieron, incluso mis profesores y el director, todos desaparecieron. No sé qué es lo que intentaron hacer con eso, tal vez era algún tipo de castigo del gobierno por haber destruido parte de su edificio y según ellos haber desafiado mi tiempo en el laboratorio cuando estaban a mitad de una gran investigación de millones de dólares. O eso es lo que me dijo Evan, mi controlador.
Lo peor de todo eso fue mi intento de huida fallido y un doloroso enlace forzado, el ataque del robot y el entrenamiento donde mi vida corrió riesgo más de una vez, y mi grave trauma con las agujas que llego después de haber visto mis brazos y piernas llenos de piquetes morados y negros alrededor de mis venas. Durante mi consciencia, en la mayoría de los casos todo eso pasó en menos de dos días. Mas el gran impacto de haber descubierto que no era un humano normal como creía, ni siquiera me acercaba a eso, que mis padres no era mis padres y que mi vida no ha sido nada más que un juego.
Entre todas las cajas que vi que se llevaban a incinerar estaba lo que quedaba de mi cordura, algo tan pequeño que debía pelear por que me lo devolvieran. Pero no lo hicieron y lo quemaron enfrente de mis ojos. Eso paso hace dos semanas, y fue tanto el impacto, que quede en shock y el doctor me mando a terapia por estar según esto clasificado como -Desequilibrado mentalmente, y lo decía aquí, en la pulsera amarilla que estaba atorada en mi muñeca.
Después de una semana y media en terapia Evan decidió que había sido suficiente tiempo perdido y que debía regresar a los entrenamientos, ya que yo era tan débil, que no podía darse el lujo de seguir con esa jugarreta. Y como mi cordura estaba apenas en proceso de recuperación, mi terapeuta me dio un cuaderno y un lápiz donde quería que anotara solo las cosas que eran completamente ciertas y verdaderas para mí. Hasta ahora, mi lista solo dice dos cosas:
Mi nombre es William Stone.
Tengo 17 años.
Fuera de eso. Todo es una ilusión borrosa y a pesar de que le dije eso a mí terapeuta, el me contesto un simple "comienza con saber quién eres" y de ahí no pase.
Las puertas de abrieron y los guardias entraron pidiendo que saliera, todavía con algo de amabilidad en sus palabras, pero seguía concentrado en tratar de agregar algo más a mi lista. Pedí que esperaran un minuto más, solo un minuto. Y ellos me sacaron a rastras. Llegue a la sala de entrenamientos, no recordaba el día, ni la hora, me la pasaba encerrado en el pequeño cubículo donde me habían encerrado después del accidente con el robot, ese lugar que solo tenía una luz amarilla y no había ventanas. Por lo que dormía cuando creía que debía dormir y despertaba después de una tensa pesadilla. Llegamos a la puerta del entrenamiento. La abrieron con su extraña tarjeta y me pregunte donde rayos había quedado la mía.
Me empujaron para que entrara y después ellos cerraron las fuertes puertas dejándome solo adentro. Observe el lugar y estaba completamente vacío. Con las colchonetas intactas, las armas relucientes y mis ganas de vomitar creciendo.
Trate de buscar al controlador pero no lo veía por ninguna parte. Otro maldito problema. El usualmente llegaba tarde a todo.
Una vez durante el almuerzo, un gemelo me dijo que era una manera de desafiar la mayoría de las órdenes del gobierno. Según esto, cuando ellos me dijeron que era parte de su experimento y les pertenecía, era una completa mentira. Otra razón por la que ciento que mi lista está mejor así como esta.
La empresa que garantiza la seguridad de la población con los "Seres" es completamente autónoma y ajena al gobierno. Por lo que ellos pueden decir un día que simplemente no van a participar en una guerra y el gobierno no va a poder hacer nada para convencerlos. Y según me dijo el gemelo (cuyo maldito nombre se me olvida) Evan es de los controladores más independientes. Usando sus propios instintos y sin seguir las reglas y por eso muchos opinan que es el mejor. Y a pesar de ser completamente ajenos, eso no explica porque de repente todos mis conocidos desaparecieron.
Me quede vagando por el lugar observando una que otra arma y uno que otro juego. Todos demasiado difíciles para mí, y aun debo ir a cambiarme el vendaje con la enfermera tras el accidente con mi muñeca.
Otro de los daños mentales que me diagnosticaron, es que es normal en mí guardar mi dolor cuando se trata de una herida, fingir que estoy bien y que no me he lastimado, puedo dejar que sangre por días sin atenderla y no me importaría desangrarme. Lo agregaron a una parte ligada con el suicidio, y ellos no dejarían que pase eso. Por lo que ahora, la enfermera me revisa cada dos días para verificar que no tengo ninguna lesión en mi cuerpo. Y terminaron llamándome deli-rilare o así es como me llaman Bryan y Jared, y cada que lo dicen lo hace con un tonito de ronda infantil.
Ya cansado de andar, me senté sobre la colchoneta de combate cuerpo a cuerpo a esperarlo. Dijo que entrenaría con él y de solo pensarlo me dieron nervios. ¿Qué partes o que decisiones de mi vida ha cambiado el? Tal vez el hecho de aceptar tan simple que entrenaría con él, o que dejaría de lado mis ideas curiosas de saber sobre mis amigos. No tengo idea.
Pero cualquier decisión que él tome sobre mis acciones sentiré como si yo mismo las hubiera hecho.
El llego de repente, las puertas se abrieron una vez que había decidido cerrar los ojos y no pensar.
Me puse de pie instintivamente. Lo observe, sin sus trajes elegantes y perfectamente arreglados, venía con el típico uniforme militar, pantalones negros, playera gris y chaqueta igual negra, con botas militares. No tan diferente al nuestro, hasta que me di cuenta que, los demás prefieran tirar la chaqueta para usar encima lo que se les dé la gana.
-Parece que vienes ya listo- pronuncio sin voltearme a ver, mientras dejaba su maleta donde van las pertenencias -Incluso haz elegido la primera prueba en la que quieres participar-.
Me quede callado observando su cabello, que esta vez no estaba tan peinado como las otras veces, se veía más intimidante pero también más joven. Así de frente podría jurar que solo me llevaría unos cuantos años.
Se fue acercando y yo retrocedía cada paso que daba. Luego él se quedó quieto y se puso en posición de pelea. Reaccione justo en ese momento, estábamos en el tapete de combate cuerpo a cuerpo y él estaba ahí de pie dispuesto a comenzar a pelear contra mí.
No tenía las más mínima idea de que hacer, hasta que el avanzo primero y yo me aleje, cerrando los ojos y esperando su golpe, pero no me hizo nada.
Tomo mis manos y me acerco con fuerza al tapete de nuevo.
-No salgas del círculo, en un torneo legal perderías tu primer encuentro- fue la primera lección que debía aprender. -Eres zurdo, apóyate en el pie izquierdo y levanta tu brazo para defender tu cabeza, es uno de los principales puntos con los que te van a atacar- asentí.
Lo volvió a intentar pero esta vez yo pude defenderme. Siguió enseñándome movimientos simples que él consideraba que eran útiles para mi tamaño y fuerza. De vez en cuando me distraía y el me jalaba para no perderlo de vista. Después me hizo calentar, correr, saltar, hacer abdominales y sentadillas. Me dio la orden estricta de hacer 100 de cada uno todos los días. Y correr 3 kilómetros. Sigo pensando que es una broma. Después de su duro entrenamiento, estaba sudado y sediento, mientras el observaba mi sufrimiento desde lejos.
-Se acabó tu descanso, vamos a lo siguiente- me ordeno, gemí internamente al saber que tenía que volver a levantarme. Pero aun así lo obedecí.
-La mayoría de los seres tienen habilidades físicas más desarrolladas que los humanos comunes, resistencia, velocidad, fuerza y elasticidad, tú sigues teniendo las mismas habilidades que un humano común, a excepción de tu velocidad-.
Eso era verdad, no era nada especial, pero solía salir a correr mucho todas las mañanas y lo disfrutaba bastante, muchos me decían que corría mucho más rápido que el resto de los niños de mi edad. Yo quería correr hasta llegar a profesional, porque sabía que tenía talento. Al menos para algo. Pero luego mis padres se enteraron de eso y me prohibieron estrictamente volver a ponerme el tenis de correr o competir contra alguien más. No me dieron explicación alguna y me enoje bastante con ellos hasta que me compraron una bicicleta y ahora veo porque. Desde entonces deje mi tenis escondidos en mi closet con la idea de que algún día los volvería a usar y ahora están quemados.
-Aparte de las habilidades físicas- continuo -los "Seres" tienen control completo de la energía, por lo que pueden materializarla y usarla como un arma o una defensa. Tendré que ayudarte a que puedas usar eso-.
Fue hacia una de las cabinas de cristal, donde había visto a los gemelos entrenar antes. La encendió y se hizo a un lado para que entrara. Pero inmediatamente mi cuerpo tembló.
-No... No creo que sea buena idea- creo que era la primera vez que le hablaba, que no era para responderle si o no.
-No me interesa si es mala idea para ti, entra- ordeno y comencé a caminar hacia su dirección, lo más lento que podía. Pero de nuevo se notaba que no me tenía paciencia. Se acercó y volvió a jalarme del brazo hasta meterme dentro de la cabina. Él se quedó fuera. No era necesario jalarme ¿No podía simplemente ordenarlo como todos los demás?
Mi respiración se agito al no saber qué hacer, una vez dentro me sentía igual de encerrado como cuando el robot salió dispuesto a asesinarme, con el resto desde arriba observándome y divirtiéndose, y yo simplemente asustado. El lugar no era tan diferente, espacioso y con un piso que brillaba se iluminaba más intensamente con cada paso que daba. Busque a mi controlador con la mirada y al encontrarlo lo mire con rostro se suplica, esperando que se apiadara de mí y me dejara salir, pero el tenía la misma mirada seria de siempre y parecía un claro, no me importa.
Observe como todas las luces descendían su tono un poco y entonces varias líneas de luz roja, comenzaron a crear los hologramas a pocos metros de mí, hologramas tan bien hechos que parecían personas realmente, personas dispuestas a atacar, fue por eso que en el primer golpe de uno de ellos lanzándome un hacha, solo tuve mitad de segundo para hacerme siquiera a un lado y evitar el hacha, la cual me rozo ocasionando una cortada en mi mejilla.
La tente notando la sangre y al darme la vuelta para mirar el hacha esta se desintegro como si solo hubiera sido un programa de computadora. Ahora estaba más asustado y de nuevo sentía esa necesidad de delirar por mi falta de percepción de la realidad con la fantasía. Siguieron apareciendo más de esas cosas, ellos como hologramas pero sus armas más reales que nada. Solo buscaba la manera de esquivarlas, era lo único que podía hacer. Algunas me rozaban en mis brazos o mis piernas. Y cada vez eran más de los que deseaba. Si seguían aumentando, estaba dispuesto a rendirme y dejar que me alcanzara una espada, ni siquiera tenía un arma y las de ellos desaparecían una vez que fallaban al darme. Y fue entonces que pude descifrar sus movimientos. Seguía siendo un programa de computadora, seguían patrones y ordenes exactas y las armas no variaban de cuchillos, hachas y lanzas. Cuando las conté todas me di cuenta que cada vez eran más cuchillos y menos hachas. El hacha salía en cada determinado punto. Observe cual sería el siguiente y corrí hacia esa dirección, cuando el holograma apareció por el techo y me lanzo el hacha, logra sujetar el arma del mango y con la poca fuerza que poseía, la desvié hacia uno de los hologramas que me había lanzado un cuchillo, lo destruí, pero su cuchillo se clavó justo en el costado de mi torso. Mordí mi labio y todo se desactivo, desvaneciendo los hologramas y el cuchillo. Incluso mis heridas.
Solo había sido una ilusión.
Mi cuerpo se calmó y deje de temblar, pero caí al piso sintiendo mis ojos humedecerse. Las puertas se abrieron y Evan entro. Pero estaba demasiado asustado como para mirarlo a la cara.
-Volviste a hacer lo mismo…- lo escuche -No utilizas energía como los demás, debiste usarla para desviar todos los cuchillos y debiste usarla para desacerté de todos los hologramas, pero lo único que hiciste fue ocultarte...- me estaba regañando, se escuchaba en su voz, y yo seguía mirando el piso. Escuche un suspiro de su parte.
-Escúchame con atención- su voz se volvió más dura, sentí que se agacho para estar a mi altura, me tomo del mentón y me obligo a observarlo -No estas poniendo de tu parte...-.
-¿Y eso que?- lo interrumpí -Eres un controlador ¡¿No?! ¡¿Porque no simplemente me ordenas acabarlos?! ¡Como todos los demás!- escupí -Sin una sola pizca de pensamiento propio, con los ojos igual de vacíos- mis lágrimas salieron. Se quedó en silencio un momento, observándome.
-Escúchame- hablo con la misma voz seria. Me aguante las ganas de volver a hablar y lo volví airar atentamente -No creas que es tan fácil ¿Entiendes? Por mí, te haría perder todo sentimiento para que solo seas un muñeco que pueda usar a mi favor, pero no puedo hace eso contigo. Eres diferente al resto-.
Lo seguía observando con los ojos llenos de lágrimas, los cerré dejando que corrieran. De nuevo un trance -Quiero mi lista…-.
-Iras por ella, pero hay algo más que debes agregar a únicamente esas dos cosas que sé que anotaste, eres un "Ser", no eres un humano, eres un arma, que puede usar mejores capacidades, que cualquier otra arma. Tienes que metértelo de una vez en la cabeza. Porque esa es la verdad-.
Me quede callado al escucharlo. Era verdad. Tenía razón y a pesar de todo, yo todavía tenía la leve esperanza de que...
-De acuerdo...- susurre a lo bajo.
-Regresa a tu cuarto- me dijo, sin ningún tono de orden. Lo obedecí y trate de levantarme pero a pesar de mis esfuerzos, tropecé para caer encima de él. Me sujeto por la cintura y los hombros. Apenas podía sostenerme. Y estaba cansado. Tan agotado que me quede dormido y me daba cuenta que por ahí quedaba lo poco que había recuperado de mi cordura.