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Seres por Liyis

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Notas del capitulo:

Hola mazapanes!!

Aqui esta el capitulo! Lamento haber tardad, pero fue una semana complicada, espero no tardar mucho ahora. Aqui les dejo el capitulo.

>.<

(No lo revise muy bien, asi que, puede que hayan irregularidades)

Desperté de repente. Lograba ver una pequeña fuente de luz, fuera de eso todo estaba oscuro. Escuchaba el sonido de unas gotas de agua caer. Estaba sentado en el mismo lugar en el que me había ocultado para escapar de lo que había cruzado la barrera. La luz provenía de la gran puerta de metal, parecía de un submarino, pero sin la palanca en el centro. Estaba abollada, el monstruo había logrado moverla un poco y la luz, impactaba justo sobre mí. Trate de moverme pero sentí el peso extra del niño sobre mí. Lo sacudí para que despertara, pero solo hacia muecas y continuaba con los ojos cerrados. Me quede quieto, decidí esperar a que alguien llegara, quien sabe si la bestia se había ido o se había quedado dormida. Cualquier cosa podía ser.

Volví a escuchar pasos, pasos apresurados que se dirigían hacia nosotros. Pero no hice un solo sonido para que supieran que estaba aquí.

-¡Will! ¡¿Estás ahí?!- pero esa voz si la conocía, era Eriel.

-¡Si estoy adentro! ¡La puerta esta abollada y no sé si podamos salir!- grite. Podía notar cuatro pasos así que supuse que había alguien más con él.

-Hey despierta...-le susurre al pequeño y me comenzó a mover hasta llegar cerca de la puerta.

Escuchaba como intentaban forzar la puerta, pero se veía completamente forzada. El guardia que traía aquí todo el tiempo no mentía.

-Will trata de buscar otra manera de salir- ese era Bryan. Agradecí internamente que siguiera vivo. Por un momento llegue a pensar que esa cosa lo había matado cuando regreso por mí.

-De acuerdo-.

Me separe y trate de buscar algo que me ayudara. Pero estaba todo muy oscuro. Recordé que había una ventilación en esta habitación. Estaba seguro de que había una pero no estaba seguro de dónde.

-Ahí- me asuste al escucharlo. El niño parecía señalar a un punto, pero sinceramente no sabía a donde.

-No veo nada- le conteste. El extendió la palma de su mano y comenzó a brillar. Lograba iluminar un poco y pude notar como señalaba al ducto de ventilación. Perfecto. Jale la estantería para moverla hasta el lugar del ducto. El niño se encargaba de iluminar como yo nunca lo haría. Era increíble ver como para él era muy fácil usar su energía.

-¡Erie! ¡Saldremos por el ducto de ventilación!-

-¡De acuerdo!- una vez listo me trepe por los estantes y abrí la reja. Alcance al niño para ayudarle a subir y luego me encargo yo. No estaba muy seguro de adonde nos dirigíamos. Pero una vez pude notar que estaba en un pasillo rompí la parte de abajo con el pie hasta que se rompiera por completo.

Escuche el estruendoso sonido de esa cosa caer de lleno al piso. Debió escucharse por cada rincón del lugar. Me fui deslizando poco a poco hasta que solo me sostenía de mis brazos y me permití dejarme caer. Mi pierna fallo en el aterrizaje y termine lastimándome un poco. El niño me observaba desde arriba. Una vez que pude reincorporarme lo ayude a bajar.

Apena estaba en el piso cuando Eriel y Bryan llegaron corriendo. Sus expresiones eran duras. Detrás de ellos estaba Evan, el no corría.

-Tenemos que irnos- Eriel me sujeto del brazo y me obligo a moverme. Bryan cargo al niño, comenzaron a caminar hasta el pasillo del elevador. Algunas paredes estaban rotas y varias cosas por el piso, las luces apenas brillaban. Se veía todo demasiado tétrico. Al llegar el bloque que evitaba que bajáramos las escaleras ya no estaba.

Me puse nervioso. Llegamos al último piso, donde todos los ventanales estaban rotos. Me hacía recordar un poco, y escuchaba el sonido de los autos, los gritos y  murmullos de las personas. Hacía mucho que no lo escuchaba. La fija luz del sol me cegó un poco. Apenas estaba amaneciendo y todo se veía muy claro.

-¿A qué hora llegaran por nosotros?- pregunto Bryan.

-En 3 minutos. Escúchame- se dirigió hacia mí –No se te vaya a ocurrir hacer cualquier cosa ¿entiendes? Entraras a la camioneta y no harás ningún movimiento. Te esposaran. No me veras en unos días y no quiero que sigas preguntando. Se acabó tu curiosidad. ¿Te quedo claro?- asentí. Evan camino hacia la avenida y yo me quede de pie, aun un poco ido por toda la situación.

Escuchaba mucho alboroto. Así que me di la vuelta.

Estaba de pie observando el gran edificio de investigaciones y seguridad. Con la siglas de su compañía “BSC” quebradas y aun cayéndose a pedazos. Con la mitad de las ventanas destruidas y las columnas rotas, partes de él  se estaban incendiando y el humo había comenzado a salir completamente negro. Parte de la estructura del edificio se caía y creaba grandes agujeros en el concreto, donde comenzaban a sacar a la gente de a poco, para evitar que todo se les cayera encima. La gente corría para alejarse, algunas personas se detenían a observar he incluso fotografiar o grabar partes del edificio y otra nos observaban con miedo, arrinconándose en alguna parte del resto de los edificios, como si fuéramos a hacerles daño. Yo me mantenía observando lo fácil que había sido destruir ese edificio. Mi respiración se agitaba y ahora era más difícil para mí evitar preguntar.

 

 

Tenía en mis manos un nuevo uniforme y unas botas relucientes. Nos habían reubicado a todos, había sido un gran ataque, algo demasiado fuerte para que solo fueran tres perros rabiosos mutantes, un ataque del que todos aquí decían, había sido enviado por otro país. Viene de afuera.

En la escuela nunca nos dejaron saber más sobre la antigua estructura mundial. No sabemos los nombres de los países de afuera, no sabemos dónde están, no sabemos cómo son. No sabemos nada. Solo nos enseñaron cosas sobre las guerras y como nuestro país valerosamente peleo para reclamar lo que es suyo. Después nacimos como nación y construyeron el muro para impedir que extraños entraran. Ahora, la ciudad está más enojada con el gobierno al haber mentido sobre la garantía del muro. Ahora ya no parece tan seguro.

Me llevaron a una base, a todos. Una de esas bases que creímos había dejado de utilizarse desde que los militares dejaron de ir a las guerras. Era prácticamente bajo tierra. Así que aquí no había ningún ventanal. Los heridos de la división A también vinieron, pero ya no estaríamos divididos, compartiríamos un mismo cuarto. Porque todos dormían en la misma gran sala. Con muchas literas y gruesas cobijas. Lo primero que hice al llegar fue cambiarme, porque mi uniforme se había vuelta un asco. Me dieron mi cama compartiría con un chico de la división A que no recuerdo su nombre, pero note que tiene el privilegio de estar realmente loco, ya que hablaba durante las noche y carga tanto la pulsera amarilla que logre ver una marca. Aun me preguntaba cuando me quitarían la mía.

Debido a que la seguía teniendo pude conseguir un cuaderno donde anote mi lista y luego una enorme serie de preguntas y acontecimientos que me han pasado estos días. Me ataco un perro gigante, Connor y Jacob se fueron, Eriel regreso, Evan me abandono, ya manejo mejor mi energía, soy un símbolo de rebeldía para la sección A, destruyeron el edificio donde vivía, estuve afuera por cinco minutos, ahora estoy bajo tierra y quien sabe cuándo volveré a salir.

Después de dejarnos descansar un día, nos dieron el horario a todos y comenzamos a trabajar como era nuestro día a día. Este horario contenía servicio para trabajar. Cocinar, lavar, arreglar, limpiar,  al parecer necesitaban ayuda y todos debía cumplir con un servicio. A mí me toco lavar los uniformes. Se escuchaba simple pero no lo era cuando llegaban después de un entrenamiento, el mal olor de todos era excesivo.

Cumplí con lo que me dijo Evan. No preguntar. No era una promesa, pero aun así la cumplí. Ya no pregunte nada. Ni siquiera a los de sección A cuando se me quedaban observando en los entrenamientos. Evitaba hablar con Eriel porque no iba a poder tener una conversación con el sin empezar a interrogarlo. Así que me la pasaba solo hasta que Bryan hablaba conmigo.

Marcus murió. Y Bryan me usaba de consuelo por eso. A fin de cuentas era su amigo, probablemente habían crecido juntos. Incluso a mí me había dolido debido a que prácticamente somos “hermanos” como siempre dicen. No estamos ligados de sangre, pero somos de la misma raza. Por lo que duele.

Al día siguiente apareció otro anuncio, el presidente comenzó a hablar sobre los accidentes que habían ocurrido en la capital, repitiendo más de una vez que eran animales salvajes y que lo tenían todo controlado. Me imaginaba a todas las personas gritando a la pantalla que era mentira. Y podía ver las miradas frías de todos dirigidas a él.

Depuse de eso, Jules apareció contando que tenían todo controlado y harían una demostración de la fuerza de todos sus soldados. Ese día fue la primera vez que vimos por televisión escenas de “seres” que habían comenzado a pelear en los torneos. Solo unos fragmentos. Los transmitirían para que todos observaran lo bien que estaban armados, nosotros no lo podríamos ver, pero sin duda, sería algo nuevo.

 

Los entrenamientos eran muy diferentes. Nos hacían correr, calentar, ejercitarse, todos juntos y al mismo ritmo. Era difícil para mí seguir el mismo ritmo que ellos, pero no podía parar un segundo sin que el instructor nos gritara en el oído que no nos detuviéramos, su nombre era Ignacio Paredes, un viejo de cabello canoso pero completamente en forma y con una gran voz. Según el, hacia las cosas a la antigua y uno de los chicos de la sección A que no había sido enviado al hospital me había explicado que era así como entrenaban a los militares. Él era muy inteligente.

Ya habían pasado dos semanas desde que estaba en este nuevo hogar. Todo era sumamente tranquilo hasta que ese día llego. En los entrenamientos, el instructor se enfadó conmigo ya que me había rendido con sus lagartijas y le pidió a Eriel que me diera una lección sobre buen comportamiento. No me golpeo, pero descubrí que él es peor que el controlador en sus entrenamientos.

Estaba en el piso tratando de recuperar el aire.

-¿Qué esperas? ¡Aún no hemos terminado!-.

Me queje. No sabía porque tenía que obedecerlo a él. – ¡Déjame en paz…!- apenas podía hablar.

-Esa no es manera de hablar a tu instructor- se sentó a mi lado. –Sabes, cuando Paredes me dijo que te diera una lección… por un momento pensé que haría que te golpeara-.

Me senté para poder mirarlo –Yo también pensé lo mismo-.

-No creo que hubiera sido capaz-.

-Habrían sido órdenes, no debías desobedecerlas-.

-Lo habría hecho-.

-Pues habrías hecho que nos castigaran a ambos- le ataque con una sonrisa. Él se mantuvo en silencio observándome.

-No deberíamos seguir órdenes de ellos. Solo podemos hacerlo de nuestro controlador. Si ellos pusieron esa regla, deberían respetarla- me enfade. Había regresado de nuevo a sus comentarios sobre lo horrible que somos sometidos.

Para ser sincero, a mí no me gustaría quedarme solo en palabras. Solo eran eso, palabras.

-Yo si me habría golpeado- decidí desviar el tema.

-Ya tienes suficientes golpes- yo lo mire extrañado, y él se señaló el ojo. Lo toque y sentí un pequeño dolor al hacer presión. No me había visto en un espejo desde que llegue aquí.

-No me había dado cuenta-.

-Deberías a ir a la enfermería. ¿Te quitaron el vendaje de la muñeca?-.

-Sí-.

-¿Y que tal vas con tu energía?-.

-No lo sé, ya había aprendido a usarla un poco- otra cosa, era que aquí no nos dejaban usar nuestros poderes. Algún brillo y te lanzarían un tranquilizante como un animal y te encerrarían en un cuarto de restricción. Parece que hay de esos en todos lados.

-¿Porque no me lo enseñas?-.

-No podemos hacer eso- conteste.

Él se levantó y reviso la entrada para asegurarse de que nadie pasara. –Tranquilo, aquí no hay cámaras. Nadie lo sabrá- era la primera vez que veía a Eriel queriendo desobedecer una regla, en el edificio el obedecía las reglas sin rechistar. Supongo que no tener a Evan cerca ayuda un poco a que su lado rebelde salga –Trata de dispararme a mí, si derribaste a un de esas cosas, debes ser muy bueno-.

-¿Cómo sabes que le dispare?-.

-Supusimos que estabas en el cuarto de restricción cuando encontramos a esa cosa muerta a lado de la puerta- no habíamos pasado por ahí cuando íbamos de regreso. Y no me había interesado saber que le había pasado a esa cosa, ni siquiera había pasado por mi mente.

-¿En serio hice eso?-.

-Fue sorprendente-.

Sonreí sin darme cuenta. Al parecer no era tan malo como pensaba. Eriel comenzó a crear cosas. Movió sus manos con el brillo hasta hacer un tipo de blanco al que debía dispararle. Reconocí el  material. Era el mismo que había usado para crear una cuchilla en su brazo la vez que había decapitado aquel hombre. Era algo que debía aprender a hacer, ya había visto a Jacob hacerlo antes, pero no de una manera tan profesional. Me prepare y respire para concentrarme, una vez que estaba seguro me concentre en disparar.

-¡Increíble!- grito Eriel haciendo que resonara por todo el lugar y yo trate de callarlo. –Es en serio, eres bueno-.

-No es verdad, aun no se crear blancos con mis manos-.

-Eso lo aprenderás después-.

-Me preocupan un poco, Connor y Jacob. Nunca antes habían trasmitido peleas por televisión- cambie de tema.

-Solo lo hacen para distraer a la gente de los ataques, es lo suficiente interesante para calmar a las masas- contesto con recelo. –No te preocupes por ellos, van a estar bien-.

-Y Evan… ¿Sabes si él también va a estar bien?-.

-No tengo idea-.

Volvió a sentarse y yo lo seguí. Entonces volvimos al ambiente tenso y recordar ese ataque me hiso recordar todas las preguntas que había anotado en mi cuaderno.

-Eriel… ¿Dónde estamos?- pregunte sin rodeos. El me miro con preocupación y luego miro al frente para regresar a ser la misma expresión fría.

-Seguimos en la capital, a las afueras de, pero aun dentro de ella-.

-¿Tú ya has salido de la capital?-.

-Si… y créeme, tu tuviste suerte de que te hayan criado aquí, haya afuera las cosas son peores de lo que crees. Hay más ataques haya de los que hay aquí, los ataque terroristas ya comenzaron a llegar a la capital. Todo esto, se está saliendo de las manos del gobierno-.

Baje la mirada. No hice más preguntas. No me faltaban ganas, pero cada respuesta ocasionaba más preguntas. Eriel parecía saber mucho más de todo esto, así que decidí callarme.

-Will… mantente al margen-.

Sus palabras me dejaron extrañado, y cuando levante la mirada para verlo él ya me estaba sosteniendo de la nuca y había pegado sus labios con los míos. En un suave roce. Luego se separó de mí y se fue.

Notas finales:

Espero les haya gustado.

Gracias por comentar.

Nos leemos.


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