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Seres por Liyis

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Notas del capitulo:

Hola mazapanes!!

Bueno. Este es un capitulo cortito. Es como una introduccion para lo que viene y lo que viene ya son por asi decirlo la parte final de la historia. O algo asi.

Espero les guste y tratare de actualizar lo mas pronto posible.

Desperté. Mi vista era borrosa y una enorme opresión en el pecho me inundo. Apenas y podía creerlo.

Sentía la tela suave de las sabanas de la enfermería, lo sabía porque yo las había lavado la semana pasada. Podía ver el techo y la pared con pequeñas grietas de humedad y el mullido colchón en el que estaba, era tan viejo.

Me reincorpore con todo el esfuerzo que pude. En serio pensé que iba a morir. Tente con la yema de mis dedos el vendaje que estaba alrededor de mi herida. Podría jurar que todo se me había dibujado de un color negro y rojo, pero siempre había pensado que a la hora de morir uno se olvida por completo del dolor porque piensa irremediablemente en cosas diferentes.

Yo no pensaba en nada, ni siquiera había tenido tiempo de rectificar y el enorme dolor del pecho me advertía que debía hacer algo si no quería que dejara de sentir. Observe al frente mío, con el resto de las camillas vacías pero acomodadas. Llevaba una bata de papel y no veía mi ropa por ningún lado. Tenía la intravenosa conectada hasta el fondo en mi brazo atado al aparato del suero. Pude levantarme con las piernas temblorosas y para evitar caer me sostuve de tubo, las rueditas que tenía me permitían llevarlo conmigo.

Tanto silencio era agobiador. La sala de la enfermería era la única parte que aun permitía que entrara algo de luz de día. Los rayos del sol entraban y le daban calor a mi cuerpo. Llegue hasta la perilla de la entrada de la enfermería y pude salir.

Todo el silencio fue interrumpido y comencé a escuchar voces y murmullos desde los pasillos. Camine con esfuerzo jalando él tuvo hasta el lugar donde se escuchaban las voces, en el comedor, deberían estar almorzando. Suspire de alivio al darme cuenta de que todos estaban ahí, sentía felicidad de no haber muerto.

Deje la puerta y decidí regresar al colchón mullido de la enfermería. Iba a medio camino cuando escuche otras voces en una de las oficinas de los controladores. Nunca era mi intención escuchar.

-No podemos dejar que vaya ahora, nos va a retrasar-.

-El estará listo para cuando sea el torneo no te preocupes- reconocí esa voz

-¿Cómo estas tan seguro de ello?-.

La puerta estaba entreabierta y pude ver a los cuatro controladores junto con Paredes y una mujer que no había visto antes, era la única que no llevaba un uniforme militar.

-Solo lo sé. Confió en él. -Evan estaba sentado y se sostenía levemente el abdomen.

-Si no confiaras tanto en el no estarías así-.

Evan bufo -Cierra la maldita boca.

-Tiene razón, su enlace está creciendo. No puede seguir. Sera mejor que los cambiemos- escuche a Érica.

-Aun no, puedo controlar esto-.

-Tenemos que ganar ese torneo y él es el único que puede hacerlo- una voz más fina fue la que continuo.

-Will ira al torneo y estará listo. Me encargare de eso...- suspiro. La sorpresa fue inmediata. Retrocedí y seguí mi camino hasta mi habitación. Me volví a recostar. Me habían revelado que el arma clave de ellos era yo. No lo creía.

 

 

Me quede acostado un buen rato, sin poder cerrar los ojos. Solo se repetían sus palabras de un momento a otro. No sabía porque era tan especial para ellos, pero parecía que había algo desde la explosión en el edificio que no volví a repetir. Fue lo único que pude representar como un modo superior, lo único que he hecho especial, todo lo demás en mi era normal. Ni siquiera era más fuerte que los demás.

Pero había una razón por la que me salvaron. Por la que Evan fue por mi cuando atacaron la base y por la que estoy vivo en estos momentos. De algún modo me deprimía.

Escuche el sonido de la puerta al abrir y entonces lo pude apreciar mejor. Evan apareció y camino, con un pequeño cojeo hasta tomar una de las sillas y sentarse junto a mi camilla. No había hablado con él desde su examen. Me senté también y me recargue en las almohadas. Ninguno de los dijo nada. Yo seguía con mi mente metida en lo que sucedió hace unos momentos. Hasta que note que había comenzado a atardecer.

-¿Realmente... somos armas verdad?- tenía la cabeza levemente inclinada hacia atrás y tenía que estirar los ojos para verlo, esperando una respuesta. -Pero, a pesar de eso... tampoco no creo que haya podido servir para otra cosa. Al menos hacemos algo útil... –di una fuerte respiración -no había nadie antes de todo esto que haya sido capaz de hablarme sin mentiras... Así está mejor-.

Evan solo bajo la mirada y observo al frente. El silencio continuo por un tiempo más. Pero lo volví a romper. -¿Que te sucedió?- me refería a su manera de caminar. -¿Te dispararon?-.

El me miro -No. Fue cuando subimos al piso de los rehenes. Se sintió, como si me atravesaran un fierro en el estómago.

-Qué curioso- reí -creo que lo mío fue más literal-.

-Lo sé, sentí tu dolor-.

Lo observe y deje de recargar mi cabeza en la pared. Para observarlo atentamente -¿Qué?-.

-Ese tipo de cosas, solo suceden cuando los enlaces entre los controladores y los seres son muy fuertes. Si tú morías, yo pude haberlo hecho también-.

Desvié los ojos y observe las sabanas. -No... No reaccionaste así cuando murió Marcus-.

-Son conexiones más especiales. Se suponía que no debía pasar. Nunca. Rompiste mi promesa.

-... ¿Y entonces...?- estaba confundido.

-Solo tienes que mantenerte a salvo-.

-¿Cómo se detiene?-.

-No lo hace-.

Suspire, nunca creí que estaría conectado a el de una manera tan profunda. Ni siquiera lo parecía. Casi no nos veíamos y cuando lo hacíamos peleábamos. Parecía imposible.

-¿Y qué haremos entonces? -pregunte recostando mi cabeza otra vez a la pared.

-Ya te lo dije, mantenerte a salvo...- él también se dejó caer en la silla. Al parecer era importante también en ese modo.

 

 

La siguiente semana estuve internado en la enfermería. El hecho de tener mejor curación era agradable. Podía evitar el dolor.

Tuve visitas. Muchas visitas. No me había dado cuenta de todos los amigos que había hecho. Ya había comenzado a extender mi lista de las cosas que son ciertas que tengo escrita en mi cuaderno. Dejo la solitaria sobre mi cabeza a la hora de dormir como muestra de una verdad permanente. Como nuevos puntos, agregue todos sus nombres. Los gemelos, Brad, Jared, Jaime, Cameron, mi compañero de litera Ethan, algunos más de la sección B, Gale aunque me dio una paliza, e incluso Tobías. Y Eriel. También estaba Eriel...

Después de esa semana y una pequeña celebración por mi salida de la enfermería comenzaron los entrenamientos para lo que todos se habían estado preparando desde que aceptaron la existencia del torneo. Pero iba un poco más confiado de lo normal.

Los entrenamientos eran difíciles y cada vez un poco más extremos. Pero creo que ya había podido controlarlos. Evan me observaba y guiaba cada técnica. Pero estaba dispuesto a no darme armas. Según el, todo debía ser a mano. Ya no lo cuestionaba y trataba de que el ambiente entre los dos sea mejor.

Fue al final de uno de los entrenamientos que decidí preguntar.

-¿Porque están haciendo el torneo?- cuestione cuando termine una carrera y comencé a tomar agua.

-Debemos ganarlo si quieres escapar, es la única manera-.

-Si no lo ganamos. ¿Todos mis amigos van a terminar como el chico del laboratorio?-.

-No dejaremos que eso pase-.

Asentí.

Nunca había entrenado tanto en mi vida. Mejoraba notoriamente.

Incluso me integre en uno de los entrenamientos cuerpo a cuerpo con el resto de mis compañeros. Me inscribí y me toco pelear con Hunter, de la sección B, de un cuerpo grande y notoriamente fuerte. Una pelea difícil y que me había dejado el labio roto. No te dejaban usar la energía en estos combates, así que solo era fuerza física. Me sorprendí a mí mismo cuando lo vencí. Donde también desobedecí las ordenes de noquearlo una vez que estaba en el piso y llevándome un castigo de paso. Un pesado castigo.

Para el final de día, había terminado de pulir todos los cuchillos cuando me encontré solo en la sala de entrenamientos. Comencé a observarla cuando me encontré frente a él gran pasamanos que se mantenía inestable, no era el mismo que el del edifico del BSC, pero era una buena replica. Las barras eran diferentes, para poder pasarlo te llevabas una sola.

Me sentí con el suficiente valor para poder completarlo. Subí por la escalera y me sujete de la barra, algo gruesa, pero lo suficiente para poder saltar. Me deje colgando, ahora recordando que no había nadie que me salvara, pero más que una derrota lo sentía como una razón más para completarlo. Respire y comencé a impulsarme con mis brazos, sin ni siquiera medir el tiempo. Cuando termine no pude estar más orgulloso de mi mismo, iba bajando las escaleras cuando escuche un par de palabras detrás de mí.

-No caíste esta vez- me distraje tanto que tropecé al bajar las escaleras y caí al piso. –Bueno, creo que debo retirar lo dicho-.

-Déjame en paz-.

-Parece que ya te sientes mejor- se sentó a mi lado.

-Sí, soy más fuerte que antes, aunque creo que me sigo viendo igual de escuálido.

-Ya estás listo para el torneo entonces-.

-¿Cuándo es el torneo?- pregunte con duda.

-En dos semanas-.

-¿Haz estado contando los días?-

-Creo que todos lo hacen. Van a participar las primeras cinco secciones. ¿Sabes que la sección A es la principal en todo esto?-.

-Me lo imaginaba. ¿Y las otras tres como son?-.

-Difíciles, eso es bueno, la sección A nunca ha ganado un torneo. Creo que va siendo momento de que sea así-.

-Seria increíble-.

-No ha llegado una sola noticia de las últimas secciones. Nadie sabe que les paso, simplemente desaparecieron-.

-Cuando estaba en el laboratorio. Vi varios proyectos que tenían todos esos científicos. Utilizan a los “seres” para crear a los “protectores”. No tenemos de otra más que ganar- confesé, ya tenía que decírselo a alguien.

-Lo sé, no sabemos cómo pelean. Nunca se dejaron ver-.

-¡Oh! Son muy buenos, eso te lo aseguro. –me reí, recordando la vez en que me enfrente a ellos en los laboratorios.

-Entonces tenemos que ser mejores-.

 

 

 

Después de eso comenzamos a contar los días en retroceso para la llegada del gran inicio del torneo. Todos teníamos que ir, absolutamente todos. Para cuando solo quedaba una semana empezamos a hacer limpieza por todo el lugar, sin quejas ni restricciones, solo limpiamos. Lavamos los uniformes, las sabanas, los juguetes que habíamos mantenido guardados y los metimos en el baúl que estaba enfrente de las literas de cada uno. Parecía una despedida, una muestra de que era posible que no volveríamos a ver las pocas cosas que teníamos.

Esa noche tuve una profunda conversación con Ethan, hablamos sobre lo ridículos que eran los gestos de Paredes y la manera en la que nos habíamos aferrado a un par de pequeños juguetes. Después de eso el me comenzó a contar del ataque que sufrieron la vez en la que baje al hospital.

-Fui de los pocos que solo se llevaron pequeñas quemaduras. Pero recuerdo todas y cada una de las explosiones y el dolor del controlador a la hora de morir. –me quede callado, sin saber que decir. Cada uno estaba en su propia cama. Y yo observaba atentamente mi lista. –Es justo por eso, que voy a pelear con la idea de poder salir, ya no es un misterio lo que nos va a suceder si no lo logramos. Ya he sentido el dolor de la muerte. Ahora solo quiero sentir el de la vida. Will…-.

Me llamo –Si…-.

-¿Cómo son los bosques?-.

-¿Los bosques?-.

-Nunca me ha tocado una misión en esas áreas. La sección K era demasiado árida. Siempre he querido ir a uno, creo que es… lo más natural que puede haber-.

-Son exactamente como lo estás diciendo-.

-Me encantaría crear un concepto diferente-.

-A mi también- observe una vez más la lista. Nunca le agregué algún otro punto, más que ya tenía 18 años y ahí seguían los 17. Estire mi mano hacia ella y  la arranque, mis dedos quedaron con algo de la cinta adhesiva que había usado. Abrí el baúl y la metí entre las hojas de mi cuaderno.

 

Los siguientes días se cancelaron todos los entrenamientos, nos limitábamos a conversar y a jugar. Fue hasta que Damián, el controlador, llego con la consola de videojuegos de Jacob y comenzó una enorme pelea por los únicos cuatro controles que había. Realmente había sido divertido.

A los dos días nadie salió de la cama. Todos dormían o jugaban un poco. Pero habíamos entrado en un pequeño estado de hibernación. Mañana vendrían los deslizadores y todos iríamos a las salas donde se organizan los torneos. Todo se decidiría en un par de días.  

Notas finales:

Sin nada mas que decir.

n.n

Liby.


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