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Seres por Liyis

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Notas del capitulo:

Hola mazpanes!

Este capitulo resulto mas largo de lo que esperaba. Aqui ya estoy poniendo un poco mas de, como motivos de la historia. Espero les guste.

Disfruten.

Iba de regreso a mi habitación, había logrado conseguir un repuesto de mi llave el tercer día de mi entrenamiento, donde el controlador me mando a mi pieza por un uniforme nuevo y yo le dije que había perdido la llave y me había mantenido durmiendo en uno de sus cuartos de restricción. El me dio una tarjeta nueva con la condición de no volver a perderla o la próxima ya no me dejaría entrar a ese oscuro cuarto y me dejaría dormir en el pasillo, pero yo ya le había agarrado cariño a ese lugar.

Llevaba aproximadamente un mes aquí adentro, o creo que más contando los días que estuve inconsciente. El controlador cumplió su palabra y hago 100 veces al día, sentadillas, abdominales y lagartijas. Mis músculos se entumían después de cada entrenamiento y ya no tenía ganas de hacer nada el resto de la tarde, pero tenía que volver a repetirlo, ayer lo hice, hoy lo hice y lo volveré hacer mañana y luego al día siguiente y al siguiente.

Lo que más me dejaba conmocionado, es que al final del entrenamiento, tenía que ir a mi habitación a descansar y para llegar a mi habitación, había que pasar por un largo pasillo con grandes ventanales y me detenía todos los días a admirarlo, mirar a través de esos cristales, la ciudad en esa transformación en el cielo del atardecer, observar, como un grupo de hormigas que van de un lado a otro, sin darse cuenta de que son analizadas. Había llegado a tener varios pensamientos sobre ese ventanal. La primera vez que lo vi fue cuando llegue aquí y no le había puesto nada de atención, la segunda vez fue cuando regrese de terapia y como mi inestabilidad mental aún estaba presente, lo primero que pensé es que era una grabadora y todo lo que mostraban en ese ventanal no era nada más que una película falsa que habían puesto ahí para engañarnos y en realidad nos estaban estudiando, tras ese pensamiento comencé a golpear el cristal como un loco y me encerraron de nuevo en el cuarto de restricción, que descubrí que se llamaba así cuando el controlador me amenazo. Luego cuando volví a pasar por ahí, el día que recupere mi llave, solo pensé en lo crueles que eran estas personas, por dejarnos vista libre a la libertad cuando estoy seguro de que la mayoría, si no es que todos, nunca han puesto un pie fuera de este edificio con la idea de ir a comprar algo, visitar a alguien o simplemente perder el tiempo. Y ahí estaba el ventanal, enfrente de todos, es hiriente, pero no puedo evitar detenerme aunque sea unos minutos a solo observar. Mirar lo pacífica y silenciosa que se veía la ciudad, ni siquiera creía que hubiera tantos ataques terroristas. El edificio era tan alto, que incluso podía llegar a ver el límite de la barrera. Pero no podía quedarme ahí más tiempo.

Tenía un horario estricto que cumplir todos los días. Despertar a las 7, desayuno a las 7:30, entrenamiento a las 8, descanso a las 12, comida a la 1, cena a las 6, hora libre a las 6:30, ducha a las 8 y las luces se apagaban a las 9. Los fines de semana eran libres, y mis compañeros se metían a la sala de juegos y se quedaban ahí hasta el final de día. Yo no hablaba con nadie, solo me encontraba con alguno en el comedor y me sentaba con los gemelos. Los fines de semana estaban en mi habitación, iba con el terapeuta, con la enfermera e incluso entrenaba un poco. Según mi terapeuta, mi recuperación iba mejorando pero todavía tenía que ir a más sesiones con él.

Entre a mi cuarto después de pasar la tarjeta por esa entradita extraña, arrastre mis pies y me decide de la horrible chaqueta sudada. Con el tiempo, comprendí porque aquí todos la odian, es molesta, pesada y estorbosa, aparte de que tiene cierto olor a petróleo que se mezcla con el sudor del entrenamiento. Tuve un debate mental entre recostarme en la cama o no recostarme, pero sabía que si lo hacía yo no me iba a querer levantar, así que salí de la habitación y fui directo al comedor. Aun no era la hora de la cena, ahora tenía un reloj y un calendario que me dio el controlador para evitar que llegara tarde a los horarios asignados, aún era verano, y el clima cálido con lluvias estaba presente.

Entre y tome asiento en la mesa en la que normalmente siempre estoy con los gemelos, ya había aprendido sus nombres y sabía diferenciarlos de una forma que no sea mirarlos a los ojos, porque no era capaz de sostenerles la mirada siquiera a ellos. Espere y espere, la anciana de la cocina nunca quiso adelantarme un poco de la cena así que me quede a obsérvala de reojo con odio. Cuando al fin empezaron a llegar todos del entrenamiento me levante y fui por una bandeja para poder ser el primero en la fila. Si no llegas pronto la comida se enfría. La anciana me arrojo la charola con odio, una porción de sopa, un trozo de pan, una ensalada de verduras y unas tortas de carne. Y yo me fui con el mismo odio y el esfuerzo de evitar gritarle que su sopa era asquerosa. Pero no había nada más y sabía que después de eso no me volvería a servir nunca y es que esa mujer era completamente estricta con su comida. Cuando pase de regreso a la fila escuche a Jared y Bryan susurrar cosas sobre mí que quise ignorar y algunos otros que se burlaban de mi nuevo apodo.  

Fui a sentarme y a esperar a los gemelos. Le eche otra mirada a la fila, los niños ya se habían apoderado de ella, y los mayores siempre preferían esperar a que ellos terminaran para poder escoger sin el riesgo de que se te caiga todo encima por algún accidente. Observe las otras mesas, ya podía reconocer rostros pero no sabía nombres aun. Luego vi la entrada, donde ya casi nadie llegaba. El comedor ya estaba lleno y otra vez el no entro.

Eriel estaba completamente desaparecido, realmente no, pero no lo había vuelto a ver desde que se lo llevaron a pelear por otro ataque terrorista. Desde que me salvo de haber caído del pasamanos y me llevo a la enfermería. Jacob me dijo que siempre se iba así por días y luego regresaba con algunas heridas nuevas, pero pocos días después regresaba a los entrenamientos normales. Evan era su controlador y era increíble como al parecer no era necesario que Evan estuviera con él en todo momento. Eriel era el mejor. O eso decían todos. Me había salvado de muchas cosas, pero también me había engañado en uno de mis intentos de huida. No era como si tarde o temprano me fueran a atrapar, lo esperaba al día siguiente, pero no tenía que llegar el y jugar con mis sentimientos, ya no le tenía tanta confianza, pero seguía buscándolo con la mirada con la idea de que lo volviera a ver.

Comencé a comer cuando llegaron los gemelos. Nos saludamos y empezamos una conversación, en realidad, Jacob comenzó una conversación, porque ni yo, ni Connor hablábamos mucho. No me creía que yo fuera tan retraído, pero solo tenía temas de conversación de afuera, de cosas que creo ellos no han de conocer. Las conversaciones de Jacob eran sobre el entrenamiento, la comida, los videojuegos o lo que odiaba de los demás.

-¿Cómo te va en tu entrenamiento? Debe ser divertido entrenar solo- pregunto con una sonrisa.

-Todo bien- conteste secamente -Algo cansado- agrega para no hacer tan seca mi respuesta.

-No puedo creer que pases tanto tiempo con el controlador. Ya hasta comienzo extrañar su entrecejo fruncido mientras nos observaba- menciono.

Conmigo no fruncía en entrecejo pero mantenía una mirada fría y hasta casi distante. Apenas dijo eso, dirija mi mirada a su mesa, para llevarme la sorpresa de que Evan se mantenía observándome. Rápido cambien mi mirada hacia mi comida, como si fuera lo más interesante del mundo, Jacob seguía platicando de algo a Connor, pero yo lo ignoraba por completo.

Cuando levante la mirada, me encontré con Bryan que estaba de pie con los brazos cruzados hablando con Jacob, ambos se habían alejado un poco así que solo estaba con Connor en la mesa. Bryan era el castaño. Jacob me había dado más nombres y más rostros, pero olvide la mayoría. No entendía muy bien de que hablaban, el gemelo era más bajo que Bryan y se veía como trataba de mostrarse más imponente, parecía que estaban discutiendo.

-¿Que sucede?- me dirigí a Connor.

-Los torneos van a ser la próxima semana, Bryan es muy bueno con las cuchillas y Jacob también, uno de los dos va a ir al torneo y Bryan no quiere que sea mi hermano.

-¿Los torneos?- pregunte aún más curioso.

Jacob llego a sentarse hecho una furia, y dejo a Bryan hablando solo, por lo que el castaño no pudo hacer otra cosa más que regresar a su mesa igual de enfadado.

-¿Que te dijo?- pregunto Connor.

-Quiere que ya no me meta a la sala de combate, que ni siquiera me acerque a los cuchillos, ya me dijo que no estaba inscrito en el torneo- su manera de hablar era fuerte e incluso se escuchaba algo preocupada -Pero... no importa, si Bryan quiere entrar al torneo que lo haga, ya sabía que yo no iba a poder salir de aquí- termino con más calma y tristeza en sus palabras.

-¿Que es un torneo?- volví a preguntar.

-Lo siento, son eventos, cosas que organiza el gobierno para probar la fuerza de sus soldados, son peleas con diferentes "seres" del país, se llevan a siete de nosotros, y vamos a competir, duran un mes y vas subiendo conforme ganas combates, dicen que al ganador de todo el torneo lo desconectan del enlace y le dan su libertad-.

-¡¿Qué?!- pregunte conmocionado.

-Por eso muchos entrenan para competir-.

-No creas que solo somos soldados Will- menciono Connor -También somos una fuente de entretenimiento, los combates salen por televisión y se hacen en estadios donde el público está presente-.

-Además, también es una manera de salir de aquí. Solo estoy esperando a que sean los torneos en pareja, entrare con mi hermanito y nos iremos de aquí. ¡Seremos los primeros!- tras esas palabras, Jacob abrazo a Connor por el cuello.

-¿Nadie de aquí ha ganado?-.

-No y realmente no entiendo porque, somos los mejores, pero todos los nuestros que concursan llegan a las finales y luego, nada. Pierden por default, por ausencia, por lo que sea, pero nunca es por haber perdido el torneo-.

 

Una vez terminamos de comer me dirigí a mi habitación. Yo no recordaba que hayan transmitido alguna vez una pelea entre "seres" por televisión, si hubiera sido así, tal vez hasta yo hubiera visto todo eso. Pero no les creo, no creo que al ganar el torneo te dejen libre, siempre te recuerdan lo peligrosos que somos si estamos en libertad. Entones ¿Qué es lo que les harán?

Estaba muy confundido, y no tenía la suficiente fuerza para mantener a mi mente alejada de eso. Pero aun así, no podía sacarlo de mi mente. Era hora libre, me recosté en la cama para al fin poder descansar. Observe mi lista, la había pegado en el techo de mi cama con cinta adhesiva, y ahora tenía 3 cosas que eran verdaderas para mí.

 Mi nombre el William Stone

 Tengo 17 años

 Soy un ser

Decidí ya no observarla y me gire para hundirme en mi mismo. Pera inútil ignorarlo. Me levante y salí de la habitación, fui a la sala de juegos, nunca había entrado antes y los nervios llegaron a mi cuando escuche las risas de todos detrás de la puerta. Retrocedí, me di la vuelta encontré a Bryan mirándome fijamente.

-¿Qué haces aquí deli-rilare?- pregunto con una sonrisa.

-Nada- conteste.

-Hazte a un lado niño-.

-Espera, necesito que me ayudes- fui rápido, el me miro con una mueca de extrañeza.

-¿Qué quieres?-.

-Solo quiero que me ayudes a saber ¿Que es todo esto de los torneos?-.

-¿Y porque no le preguntas eso al cotilla doble?- no entendí muy bien, pero creo que se refería a Jacob.

-Porque ellos están muy metidos en eso y no los encuentro. Solo quiero que me des algo de información-.

Me había dado lo suficiente. Los torneos son cada cuatro meses, por lo que hay tres de ellos en un año, se dividen en secciones y se escogen a los mejores en los entrenamientos. Por eso nos observan. Hay categorías de armas, energía e inteligencia. Te inscribes en una lista, donde casi todos lo hacen, haces los créditos, que todos cumplen y al final de esos cuatro meses de entrenamiento  hacen un sorteo para escoger, eligen a siete y se van por un mes entero. Los afortunados en ganar tienen libertad. Algo bastante sencillo.  

 

No había logrado dormir lo suficiente. Después de desayunar camine hasta el entrenamiento, pero aún seguían muchas dudas en mi sobre los torneos. Si yo me inscribiera ¿me dejarían entrar?

Entre a la sala y me digne a esperar a Evan. Después de 20 minutos el apareció, con esa misma mirada fría e indiferente.

-Hoy ya tienes que aprender a controlar tu energía, apenas y puedes crear algo de luz sin que termines rindiéndote del esfuerzo- Otra cosa que debía resolver, pero decidí ignorarlo por el momento para que me aclarara algunas dudas.

-¿Cómo puedo inscribirme a un torneo?- pregunto firmemente, el me observo algo sorprendido y luego pude ver un su rostro una mueca que parecía de burla. Me sentí ofendido y fruncí el ceño.

-Tu no pues inscribirte a un torneo- sentencio.

-¿Por qué dices que no? Muchos se inscribieron y parece que es de lo único que hablan por aquí, escuche que… si ganas un torneo obtienes libertad- tenía que saber que había detrás de todo esto y él era la única persona que podía responderme.

-Pues desgraciadamente tu libertad está muy lejana niño, apenas entraste a los entrenamientos, no sabes pelear y no sabes usar energía, sería algo completamente inútil. Te destruirían en un  segundo, así que deja tus fantasías y levántate, vamos a comenzar con el entrenamiento-.

Sus comentario me enfadaron, me levante y comencé a calentar, el me observaba con furia y yo también, con las horas me ponía a hacer cosas cada vez más difíciles y agotadoras, pero yo las cumplía con la única idea de no garantizarle la victoria en esta pelea que estábamos teniendo sin palabras. Ejercicio tras ejercicio el pareció enojarse mas. Golpeo la pared y me mando a la colchoneta para combate cuerpo a cuerpo.

Lo primero que hizo fue derribarme y de un movimiento rápido ya me tenía en el piso boca abajo donde él estaba encima de mí sujetando con fuerza mi brazo izquierdo y torciéndolo hacia mi espalda.

-Si no pudiste derribar a un humano jamás vas a poder siquiera acercarte a un “Ser” en combate libre así que quítate esas ideas de la cabeza- me queje y el me soltó.

-Es una maldita mentira, lo que dicen de dar libertad ¡eso es mentira! Dicen que transmiten esas peleas por televisión, pero no lo hacen. ¡¿Por qué hacen esos torneos?! ¡¿Qué es lo que quieren?!- para ese momento ya había comenzado a gritar.

Él se acercó a mí y me dio un puñetazo en el rostro, caí de nuevo en la colchoneta sintiendo la hinchazón del golpe.

-Escucha, lo que sucede en los torneos es por parte del gobierno…- se agacho para estar a mi altura –Puede que te hayan dicho que somos una empresa ajena, pero para ser sinceros hace mucho que la gente del gobierno se ha comprado a nuestros directivos y científicos para que les den información, he incluso controlen nuestras instalaciones. Los torneos no son más que un juego para que la gente del gobierno sepa que todos ustedes están entrenados. Tienes toda la razón en tus creencias, no te dan libertad, ni siquiera te dejan volver a abrir los ojos después de que te nombran ganador. Se llevan a los mejores a estudios- tomo mi brazo y comenzó a pasar sus dedos por mis cicatrices de los piquetes – ¿Vez esto? Esto es lo mínimo que les hacen a esos chicos, una vez que obtienen toda la información que quieren los asesinan-.

-¿Y es por eso que nunca dejas que alguno de tus “Seres” gane?-.

-No todos los controladores son malos ¿Sabes?- estaba tan cerca de mí, que incluso podía sentir su respiración.

-Y si tú sabes eso ¿porque no le dices nada a los demás? ¿Por qué dejas que otros lleven a sus “Seres” a pelear?-.

-Eso a ti no te interesa, si te dije esto era solo para que dejaras de molestar. Los torneos son duros, tú tienes suerte de que aún no puedas inscribirte, pero si quieres hacerlo y ver por ti mismo lo que hacen haya puedes hacerlo después de que seas lo suficiente fuerte.  No le vayas a decir a los demás de esto, tú vienes de afuera, para ellos los motivos de seguir entrenando son los torneos y la absurda idea de la libertad- ¿De que hablaba ahora? –Así que más te vale cerrar la boca, si no quieres que te deje otros días más en el laboratorio. Supongo que ya quieres que esta pulsera desaparezca-.

Ya no le dije nada más. Lo único que había logrado con esa discusión, fue confundirme más de lo que ya estaba. Después de eso me dejo ir.

 

Los siguientes días fueron iguales. Ya no volví a tocar tema sobre los torneos con Evan, pero el resto de mis compañeros se veían emocionados incluso angustiados. A la semana, hicieron el sorteo en nuestra hora libre, nos llevaron a todos al comedor, somos doce y se llevarían a siete. Los niños no iban a los torneos, pero aun así estaban presentes y también el resto del personal. Érica dicto los nombres, comenzó con un chico moreno, de aspecto duro de nombre Gabe, después fue un chico bajito de pecas que se llamaba Cameron, luego y para sorpresa de mucho escogieron a los gemelos. A ambos. Después fue Jared, el pelirrojo, luego fue un chico al que parecía que no sabía lo que era el sol que se llamaba Chad y al último, uno que lo había visto varias veces en el comedor, y lo había visto en el entrenamiento, como esas personas que las vez todo el tiempo pero son completamente ajenas, su nombre era Adam.

Una vez que termino todos comenzaron a aplaudir, habían quedado solo cinco, todos se veían alegres, los niños y los trabajadores, como las cocineras o la enfermera, que ya eran consideradas parte de su familia, porque Jacob siempre me lo decía, eran hermanos.

Érica seria la encarga de llevarlos, esta vez habían sido más “seres” que ella controlaba y por eso ella se iría con todos mañana a primera hora en un transportador. No alcanzaría a verlos mañana y aproveche para despedirme de ambos, no veríamos de nuevo en un mes. Y por lo pronto, me quedaría solo en la mesa soportando las miradas asesinas de Bryan. Él no podía estar más molesto.

Al siguiente día era sábado, por lo que era día libre y todos podían hacer lo que quisieran, me levante tarde. No obedecí mi horario del desayuno y me fui a recorrer un poco mejor el piso. Hace unos días había encontrado un lugar al que bautice escondite, porque estaba en una habitación donde nunca había visto que alguien entrara y había muchos útiles escolares que nadie tomaba, estaba tan encerrado que me sentaba ahí y me ocultaba.

Estuve ahí por horas hasta que dieron la 1 y debía ir al almuerzo, y mi estómago rugía. Camine hasta el comedor, sintiendo como se sentía mas solo todo el ambiente. No era como si yo hablara con alguien en los pasillos, pero todo se notaba muy solo. Llegue tarde, cuando entre a las mesas donde estaban un poco vacías. Fui por mi charola y la anciana no me dio sopa. Tenía la esperanza de que fuera porque se había acabado y que no haya escuchado mis pensamientos de la vez anterior.

Me senté en la mesa de siempre y observe la mesa de Evan, donde se sienta con Érica y los otros dos hombres que cuidan a los niños, los cuales son como 10. Pero Evan no estaba ahí. Observe mi comida y mi estómago comenzó una orquesta peleando porque la probara. Entonces, la enfermera entro a el comedor a paso a apresurado y se acercó a los otros dos adultos que estaban vigilando a los niños, les susurro algo al oído y luego los tres salieron.

Nunca había sido mi intención, pero pude escuchar perfectamente lo que les dijo. Eriel estaba de vuelta.

Notas finales:

Espero les haya gustado.

Nos leemos.


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