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Seres por Liyis

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Notas del capitulo:

Hola mazapanes!

Aqui esta el cap!!

No tengo mas que decir asi que espero les guste.

Gracias por comentar!!

 

El edificio era gigante y estaba seguro de que no conocía ni una tercera parte de él. Nuestros dormitorios estaban subiendo unas escaleras, donde también estaba el cuarto de juegos, abajo estaba el comedor y todas las salas de entrenamiento y bajando otras escaleras estaban los cuartos de restricción y la enfermería, conocía tres pisos de este lugar y no sabía si todavía podías subir, pero sabía que abajo estaban los laboratorios.

Me levante de la mesa una vez que note que la enfermera junto con los dos cuidadores se fueron. Iba siguiéndolos, tratando de disimular mis intenciones, como si solo fuera de paso por ahí. Entraban por tantas puertas y tantos pasillos que era increíble lo extensa que era esta sección, los seguía de cerca hasta que se detuvieron. Un elevador. Había estado caminando por estos pasillos y nunca había visto ni una sola escalera que te llevara más abajo, y no lo había, era un elevador.

Presionaron el botón del piso 51, esperaron y entraron. Los seguí una vez que las puertas se cerraron. Vi una cámara de seguridad justo arriba de mí. La ignore. Solo esperaba que no me acorralaran antes de llegar a mi destino. Este elevador era diferente, no era de cristal para que te mostrara toda la ciudad como el último en el que estuve. Este era completamente gris y estaba tan distraído en la diferencia de decoración que me perdí el numero inicial desde que comenzó a bajar mi piso, si tenía que regresar no sabría que piso presionar. Hasta ahora iba por el 57, iba algo lento y la cuenta regresiva iba de tres en tres. No estaba seguro de porqué. Una vez que termino de bajar les había perdido el rastro y no tenía idea de a donde se habían ido, así que seguí mi instinto.

Estuve rondando un poco hasta estar enfrente de unas cámaras con puertas de acero, eran iguales a los cuartos de restricción que están arriba. Seguí andando hasta que me topé con la enfermería, exactamente en el lugar donde estaba la mía. Todos los cuartos estaban igual, los pasillos iban a la misma dirección, con la misma decoración de los que yo conocía. No lo entendía. Tenía la idea de explorar un poco más, pero para ser sincero me aterraba volver a confundirme y tener otro ataque, con lo confuso y laboriosos que son todos estos pasillos, así que supuse que seguiría todo igual.

Abrí la puerta y me encontré con un enorme alboroto, había varias enfermeras y doctores que iban de un lado a otro con prisa, algunos gritando y otros hablando fuerte. Me ignoraban por completo. Choque con una camilla que llevaban un par de enfermeras con un joven donde la mitad de su piel estaba quemada. Me exalte al observar eso.

Había varias camas y un montón de chicos acostados en ellas, todo parecía un hospital, cortinas de un verde tipo menta, las sábanas blancas, el olor a medicina y desinfectante. Los que no se veían tan graves tenían el uniforme y era el mismo que el mío, pero nunca los había visto antes. Me detuve con uno que estaba especialmente rodeado de doctores y enfermeras que trataban de detenerlo, pero él los empujaba tan fuerte que se estrellaban con otras cosas. El chico tenía la cabeza rapada y un respirador. De repente él se detuvo y me observo directamente a los ojos, sus ojos tenían enormes ojeras debajo y aprovecharon esa distracción los doctores para poder atarlo de manos y sedarlo. Mi respiración comenzó a agitarse al encontrarlos a todos en esos estados, lastimados, quemados, mutilados, se supone que ellos sanan más rápido de lo normal y no pude evitar pensar en Eriel ¿El estaría igual que ellos? Aunque algunos estaban lo suficientemente débiles para no poner resistencia, algunos evitaban que los tocaran bruscamente, para inyectarles quien sabe qué cosa y no los culpaba. Ver tantas agujas en un solo lugar me mareaba. No conocía a ninguno de ellos y los miraba a cada uno, entonces note, que todos se habían quedado en silencio y volteaban a verme, detenían sus guerras con los doctores para observarme, como si fuera algo completamente nuevo para ellos. Gire a mi alrededor para darme cuenta de que no había uno solo que no me observara, a excepción de los estaban inconscientes.

-¡Will!- sostuvieron mi hombro y di la vuelta para ver al controlador. Se veía estresado -¿Qué haces aquí? ¡¿Cómo llegaste aquí?!- Sujeto mi brazo y me empujo para salir de la habitación. No me negué, todo ese lugar se volvía asfixiante.

-¿Que está pasando ahí?- me zafe de su agarre.

-No es nada que te importe, y vas a regresar en este...-

-¡No!- lo interrumpí -Me iré de aquí hasta que me respondas o les diré a todos como encontrar el elevador- Se me había abierto una chispa de valentía desde que me dijo que no era tan fácil controlarme y por eso me había vuelto más rezongón, pero él siempre tenía esa perfecta forma de destruir esa valentía.

-Creo que aún no te ha quedado claro quién es el que manda aquí- volvió a sujetarme del brazo, cada vez aumentando más su fuerza -Y ya estas apunto colmar mi paciencia-.

Me saco a rastras de pasillo. En pocos minutos regresamos al elevador y tuve que obligarme a entrar, a pesar de todo, no me sentía con suficiente confianza para desobedecer sus órdenes. De nuevo, olvide observar el botón del piso en el que me encontraba, mantenía la mirada en el piso. Pero en menos de lo que esperaba, me empujo y termine acorralo contra la pared.

-Ya ha sido suficiente ¿entendiste? Sigue de curioso por ahí otra vez y te juro que te sacare esa mente curiosa ¿te quedo claro?- me aguante las ganas de gritar y solo asentí con la cabeza. –Perfecto, ahora, espero que puedas llegar solo a tu habitación-.

 

 

Asfixia, era lo que sentía aquí, en mi habitación. Las luces no eran tan fuertes, el lugar era escalofriante y recordar a cada momento a todos esos chicos muriéndose en ese hospital fue bastante fuerte para mí. ¿Era lo que me esperaba entre tantos ataques? Nunca creí que pudieran dañarlos tanto, y aparte de eso ¿De dónde venían ellos? Creí que éramos los únicos “Seres” en este edificio, pero ya ni yo estoy seguro de lo que se.

 

El resto del día fue normal, a excepción por la decadencia de personas. En el almuerzo y la cena no se apareció Evan, ni Eriel y comenzaba a angustiarme por saber de él. Creí que estaría solo a la hora de comer, pero curiosamente Bryan se sentó conmigo y dejo a sus amigos solos. Primero no hablamos, aunque me sentí más que incomodo estando a su lado. Y en la cena lo repitió, pero mi incomodidad se  fue poco a poco.

El fin de semana pasó con rapidez, sin resto de Eriel y con mi cabeza atormentándose por él. Esa mañana se me había hecho tarde para el entrenamiento y aun así, al llegar a la sala no estaba Evan. Y como ya era habitual,  volví a sentarme a esperarlo. Después de una hora decidí comenzar por mi cuenta y calenté un poco para luego hacer los ejercicios de fuerza que dolían cada vez más. Una vez termine los ejercicio básicos me detuve de nuevo a esperar. Pero él no aparecía.

Termine molestándome por el hecho de que me había dejado, pudo haber mandado a alguien para que me avisara. Pero ya estaba mi tiempo perdido, termine deprimiéndome al darme cuenta de que en realidad no había nada en lo que pudiera perder mi tiempo si me hubiera avisado. Y me acosté sobre la colchoneta de cuerpo a cuerpo a esperar a que se me pasara la depresión. Observe la luz de los focos que iluminaban toda la estancia, ellos tenían mucha más energía de la que tenía yo.

Me levante y me acerque a observar las armas. La vez en la que intente tomar una Evan me dijo que me cortaría un dedo y me las prohibió, la mayoría del entrenamiento era acondicionamiento físico y combate. Ya sabía aplicar una que otra llave, usar el peso de mis contrincantes a mi favor y derribarlos. Evan también decía que debido a mi tamaño, podía dejar que se acercaran para poder atacarlos.

Tome unas cuchillas, eran hojas filosas con un aro al final para sostenerla y lanzarla a tu objetivo. El arma favorita de Jacob y Bryan. Luego observe los hilos que usaba Connor, seguía sin saber cómo funcionaban. Las lanzas y las hachas no las podría yo usar, según Evan, eran demasiado pesadas para mí. En fin, la lista crece más y más con mis defectos y eso no ayudaba a mi depresión.

No había un arma para mí, y tampoco una forma de controlar mis poderes. Era inútil. Recorrí mi sala de entrenamiento hasta la sala de cristal. Observe el tablero táctil, donde podía ver las opciones de simulación. La sala se encendió y podía escoger un nivel y un estilo, mantuve mi dedo sobre una opción y la seleccione, al menos sabía que perdería rápido.

El piso empezó a brillar y las luces aparecieron de nuevo escaneando mi cuerpo. Entonces el primer holograma apareció comenzó a correr hacia mí, sin ningún arma en mano, se lanzó hacia mí y yo caí de espaldas pero use el impulso de mis pies para golpear su estómago y arrojarlo lejos de mí, para el siguiente debía esquivar un par de cuchillas y usando mi experiencia pasada tome el mango de una para devolvérsela. Hasta ahora estaba fácil, nada comparado con el ataque que me dio el controlador.

Aparecían uno por uno, de vez en cuando dos, y estaba tan metido en la práctica que no note cuando les regresaban las cuchillas y las lanzas con lo que parecía más fuerza a la que ellos me daban, comenzaron a aparecer más, por el techo y por detrás. Cuando acabe con dos que me atacaron con armas por la espalda, apareció uno que me ataco y me tiro al piso. Sentí el dolor de la cuchilla atravesar mi estómago y grite, luego saco otra cuchilla dirigida a mi cabeza y puse mi mano de por medio para trabarla, fue doloroso y veía las gotas de sangre caer. El holograma tomo otra cuchilla y antes de que me la enterrara, empuje su cabeza con mi mano y en menos de lo que esperaba le dispare, haciendo que el holograma desapareciera y un rayo de luz siguió su dirección hasta que se terminó en  una de las luces y todo comenzó a sacar chispas desactivándose.

 

Camine hasta la el comedor, faltaban pocos minutos para el almuerzo, me había mantenido mucho tiempo deprimiéndome y aun sobaba la palma de mi mano con mis dedos. Mis uñas me rasguñaban, pero no podía evitarlo después del susto que me lleve.

Entre a sentarme, ni siquiera comencé una pelea de miradas con la anciana de la cocina. Cuando dio exacta la hora, me levante a servirme y todos comenzaron a entrar. La anciana dejo de servirme sopa y yo decidí no arriesgar mis tortas de carne, así que lo deje pasar.

Unos minutos después de sentarme llego Bryan saboreando su jugo de naranja, estaba algo sudado después de su propio entrenamiento  y yo me hice a un lado para darle un espacio libre. No sé de donde había sacado la maña de sentarse junto a mí.

-¿Estás preparado?- me pregunto una vez se sacó el popote de la boca.

-¿Para qué?-.

-Hoy dijeron que adelantarían el anuncio de la semana, encendieron los televisores por eso- señalo los televisores los cuales no había notado que estaban encendidos hasta ahora -es divertido ver los comerciales antes de que empiecen-.

Había un programa de noticias. El anuncio  semanal era obligatorio, todos debían verlo. Se transmitía todos los viernes a las 9 en punto y las calles siempre se llenaban para verlo, pero esta vez lo adelantaron demasiado. Aquí, parecía que lo que más les emocionaba a ellos eran los comerciales y programas que alcanzaran a ver antes de que iniciaran, ya que no había televisión. Tenían videojuegos, siempre y cuando se trataran de universos extraños, nada parecidos a nuestra realidad, pero no le veía lo malo a que ellos pudieran conocer un poco de afuera.

Las noticias terminaron y comenzaron los comerciales. La vez pasada fue un anuncio del presidente Roth Lehner sobre lo decepcionado que estaba sobre las personas que apoyaban a los terroristas que después de un poco de su discurso, los volvió a nombrar pero esta vez con el nombre de “delincuentes”.

Entonces todas las pantallas se pusieron negras, se encendieron de nuevo y apareció el escudo del país en ese fondo rojo y después inicio esa musiquita de comercial hartarte para todos, era un anuncio, algo nuevo iban a mostrar y esperaba que no fueran armas. Como es normal, volvió a aparecer el hombre de pelo blanco que es el principal científico en la nación, o eso es lo que dicen.

-¡Ciudadanos!- comenzó –Hoy, les traemos grandiosas noticias. La razón por la hemos adelantado notoriamente nuestro anuncio semanal es debido a un gran logro- la manera en la que bajaba y subía el tono de su voz de un momento a otro espantaba -hace apenas unos días, un equipo de nuestros mejores “Seres” detecto un base alejada de un grupo de terroristas, que se ocultaban en una zona algo alejada de la capital, cuando este equipo se infiltro para detenerlos fueron bombardeados y el enemigo escapo- podía ver de reojo la enorme mirada de molestia de Bryan, y no era el único que estaba con esa mirada, de repente todos estaban prestando atención al anuncio –Pero déjenme decirles, mis amados ciudadanos, de lo mucho que nuestro gobierno se preocupa por su seguridad y yo personalmente, junto a una respuesta del presidente Roht autorizamos meter a la batalla nuestra más grande arma: …- la cámara dejo de enfocarlo, revelando que detrás de él habían tres jóvenes con armaduras sencillas y armas,  eran  los “Protectores” nunca imagine que fueran tan en serio con eso –Espero que con esto, entiendan que solo deseamos su bienestar- sacaron algunas imágenes de esos nuevos guerreros pelando en lo que parecía una enorme balacera, luego a ellos salvando gente herida y demás. Las pantallas se apagaron y regresaron los comerciales.

En la ciudad, cada que anuncian algo, con tantos efectos y tonos de voz de Jules Regnault, hace que la gente aplauda y aplauda con cada noticia, como si fuera lo mejor del universo, yo nunca aplaudía, ni decía nada al respecto y al parecer, nadie de aquí lo hacía tampoco.

 

Iba de regreso hacia mi habitación. No tenía pensado regresar a la sala de entrenamiento a ver si se apareció Evan. Caminaba lentamente, imaginaba que ahora todos estarían descargando su furia con el entrenamiento, golpeando algún cuerpo o lanzando como 50 cuchillos sin fallar a la cabeza. Y después de cenar en la hora libre todos comenzarían a discutir sobre ello, pero esperaba que Evan ya estuviera ahí para poder hacer que todos se callen. Y mientras ellos descargaban su ira golpeando, yo ira a tirarme a mi cama para dormir un poco.

Pero apenas iba a mitad de camino cuando lo vi. Estaba de pie observando el ventanal con la mirada más pacifica que podía observar, mirando hacia la ciudad y sin una quemadura, ninguna herida, exactamente igual a como se había ido.

Me detuve, tenía que procesarlo todavía. Mis torturas mentales se habían calmado un poco. Iba a decir su nombre, pero nada podía salir de mi boca. Aunque no fue necesario. Como si lo hubiera llamado el dirigió su celeste mirada hacia mí. Sonreí un poquito al poder verlo mejor.

-¿Eriel…?- pronuncie. Entonces él también sonrió.

 

-Yo realmente me preocupe por ti, de repente te habías ido- le dije mientras me sentaba algo agotado en la cama. Él se acercó y se sentó a mi lado.

-Creí que habías dicho que no querías verme- sentí un calor en mi rostro y gire mi vista para no mirarlo. Entonces sentí que tomaba mi mano y tuve un estremecimiento. El tomo la pulsera de hule de mi muñeca y la jalo, observándome, como esperando una explicación que él ya sabía.

-Estoy incapacitado mentalmente… ya sabes, a veces tengo contusiones-.

-¿Y haz ido a terapia?-.

-¡Claro!- mentí –…La mayoría del tiempo-. 

El lanzo una pequeña risa. Me sentía bien a su lado, pero entonces recordé lo del hospital. –Eriel… ¿Por qué habían tantos chicos heridos abajo en el hospital?-.

El pareció sorprenderse de que lo supiera, pero  aun así me contesto – ¿Viste el anuncio de hoy?-.

-Sí, ¿Ustedes eran el equipo al que bombardearon?-.

-Will, todo esto es muy complicado y no creo que deba darte toda esa información, es clasificado y es por tu seguridad-.

De nuevo con eso, no me incumbía a mí, no era algo de mi interés, pero simplemente quería saber. No entendía como el resto no preguntaba, no esperaba por respuestas. Tal vez era por los controladores y yo tenía curiosidad debido a que Evan no me podía controlar muy bien, pero de algún modo, sentía que yo debía saber más de eso.

-Eriel…Cuando entre al hospital, habían varios “Seres” que no había visto por aquí pero cuando estuve caminando entre ellos, la mayoría detuvo todo lo que hacía y me observaron, no quitaban sus miradas de mi ¿Por qué hicieron eso? Y de una vez te digo, que creo, eso no tiene por qué ser clasificado- alegue antes de que se negara.

-Tú… has comenzado a convertirte en un símbolo para ellos-  al fin contesto.

-¡¿Cómo?!- pregunte incrédulo.

-Escapaste, estabas en el edificio de máxima seguridad y escapaste, es increíble que hayas echo eso-.

-Pero me atraparon ese mismo día-.

-Sí, pero eso ellos no lo saben, ellos piensan que tú te entregaste por proteger a algún ser querido, aparte de eso, saben que estuviste en libertad durante casi toda tu vida y les parece increíble la manera en la que pasaste desapercibido, tal vez pienses que aquí la mayoría te odia, pero…sigue siendo algo increíble-.

-No… no lo es- me levante -fueron ellos los que me dejaron salir, ni siquiera era una buena libertad, yo pude haber estado aquí desde mi nacimiento ¿sabes? ¡Mis padres eran científicos de este laboratorio y yo era su máximo espécimen!- grite.

-Pero ellos sigue sin saber esos detalles- se levantó y me tomo de los hombros  para calmarme y observarlo –Desde ese día, todos han cambiado, la mayoría de nosotros piensa que es posible obtener libertad-.

-¡No hay libertad! Y estoy seguro de que  tú sabes eso-.

Ninguno de los dos dijo nada, esperaba una respuesta de él, pero solo se quedó callado, era suficiente, no podía decirme que pensara que eran mis hermanos, mucho menos que confiara en  ellos, si ellos no me tenía confianza a mí.

Estaba tan enojado que simplemente salí de mi cuarto y camine hasta la sala de entrenamientos, ahora entendía lo que se sentía querer desquitar tu furia con un par de cuchillas y un blanco.

Al llegar no había ningún guardia alrededor, normalmente se mantienen vigilando la puerta. Y, aunque me extraño eso, ya me imaginaba lo que pasaría al entrar.

-Llegas tarde- la voz de Evan resonó por toda la sala. Estaba acomodando unas cuanta colchonetas. –¿Podrías decirme porque destrozaste mi preciada cabina de simulación?- tiro la colchoneta y un enorme estruendo se escuchó, hablaba con un toque de burla, sarcasmo y enfado en su voz.

Estaba seguro que se vengaría por haber entrado al hospital y ahora quería una repuesta que no sabía cómo dársela. Creo que ya era normal que peleáramos los dos a la hora del entrenamiento. Pero en estos momentos estaba tan enojado que estaba dispuesto a seguir sus órdenes, solo para no darle el gusto de verme fracasar.

Notas finales:

Nos leemos

Liby


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