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Seres por Liyis

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Notas del capitulo:

Hola mazpanes!

Perdon si me tarde un poquito  pero el capitulo fue para largo. El siguiente vendra mas rapido.

Disfruten.

Termine de lavar la última prenda, era tarde y ya habían apagado las luces de los pasillos. Puse a secar todo el canasto que llevaba y termine de recoger las cosas para poder irme a dormir.  Ya me la había pasado trabajando hasta el cansancio. Entre los quehaceres y el entrenamiento apenas y me quedaban fuerzas para mantenerme despierto en los almuerzos. Esperaba no caerme con la oscuridad porque lo más probable es que me quedaría ahí dormido y no soportaría el dolor de espalda del día siguiente.

Llegue a salvo hasta el cuarto y busque mi litera. No había pasado nada especial desde que se resolvió lo del accidente con el presidente. Nada más que Evan se esmeraba en no dejarme un solo tiempo libre sin tener que soportar impulsivos entrenamientos. En parte podía agradecérselo, trabajar tanto me hacía olvidarme de lo que había visto en esos laboratorios y estar tan casado a la hora de dormir disminuía las pesadillas que había comenzado a tener. No le comente nada a nadie de lo que vi ahí, primero quería que Evan me respondiera pero siempre que buscaba la oportunidad para que me contestara el simplemente me lanzaba más pilas de ejercicios.

También hacia que no me diera mucho tiempo para hablar con Eriel, con quien aún no estaba seguro de que hacer. Almorzábamos juntos pero también con los gemelos, Bryan de vez en cuando  se sentaba conmigo, pero solo cuando ellos no estaban, ya me había dicho que era porque le molestaba Eriel y con Jacob no iban a parar de pelear.

En la mañana, el sonido de Paredes golpeando la puerta para despertarnos no se hizo de esperar. Siempre tenía problemas en esos momentos y por más que quisiera saltarme el almuerzo para dormir un poco más me quedaría sin fuerzas para el entrenamiento y Evan acabaría conmigo fácilmente.

En el desayuno escuchaba las constantes quejas de Jacob sobre lo mal que le caía Bryan y lo mucho que extrañaba los videojuegos, aquí no había mucho para entretenerse más que los quehaceres y algunos juguetitos que podíamos colarnos por ahí, como un cubo de rubik, una pelota, o una cuerda, las cuerdas siempre eran las mejores.

Me mantenía enfocado comiendo la sopa especial de hongo de la cocinera, al menos ella no me quitaba la sopa. Todo estaba tan lleno de ruido que faltaba poco para que el sargento nos gritara que nos callásemos. Los niños eran las principales fuentes de  los gritos. No les gustaba estar aquí y se hacían los rebeldes con los cuidadores. El niño que se había quedado encerrado conmigo en el cuarto de restricción se colaba de vez en cuando a la lavandería a ayudarme un poco con los uniformes. Su nombre es Jamie  y tenía nueve, cuando lo vi pensé que tendría unos seis o cinco. Olvidaba que nosotros éramos mucho más jóvenes de lo que aparentábamos.

Inconscientemente mire la mesa de los niños observando a Jamie arrebatarle un ramo de uvas a Matt y comenzando una discusión de miradas. Eran adorables. Comencé a beber un poco de leche cuando sentí a Eriel sujetar mi mano por debajo de la mesa, no me lo esperaba y estaba a punto de escupir el líquido. Jacob seguía perdido en su plática y Connor se mantenía tecleando una calculadora (otro juego perfecto). 

Me daba  pánico que alguien nos observara y me alegre que esta vez haya decidido sentarme dando la espalda a la pared. Sentía la sonrisa de satisfacción Eriel mientras hacía más fuerte el agarre. Tuve ganas de golpearlo pero no me sentía capaz de separar mi mano de la suya.

Sentí como la sangre se me subía a la cabeza y faltaba poco para que comenzara a morir de la vergüenza. Estuvimos así hasta que termino el desayuno. Cuando él fue el primero en separar su mano de la mía salí corriendo del comedor a alistarme para el entrenamiento.

Hace varias semanas que Evan le había dicho a Paredes que iba a entrenarme el solo en el gimnasio y luego Paredes le comenzó a dar una larga lista de mis cualidades, que soy lento, que soy débil, que tengo problemas para seguir la autoridad, entre otras cosas.

 

 

Llegue, como todo lo demás el gimnasio era completamente gris, lleno de metal y con grandes luces en el techo más los materiales de apoyo a la hora de la pelea. Comencé a calentar aunque ya no soportaba el estiramiento de mis músculos. Estaba más cansado que de costumbre.

Evan llego después de quince minutos de calentamiento. Su uniforme militar siempre lo hacía lucir mejor, o esa era mi opinión. El, en mi comparación, se veía más vivo, su apariencia abatida de la vez que llego aquí se había eliminado por completo.

-¿Ya comenzaste?- pregunto con un bostezo al final.

-Hice lo que tú no has hecho desde hace veinte minutos- hable un poco irritado, él lo había notado pero no cambio su expresión de desinterés. Otra cosa que había cambiado con los entrenamientos es que ya no mantenía una mirada fría, ahora solo era aburrida.

-Lamento la tardanza. Pero si siempre te adelantas tanto no te parecerá mal que hagamos una pequeña recapitulación- sus exámenes eran odiosos, hacía que me pusiera a hacer una serie de varios ejercicios y si no completaba era un castigo para mí. Puse una mueca en cuanto lo escuche. –Da al blanco-.

La falta de la cabina de cristal retrasaba los entrenamientos. Así que Evan usaba algo parecido a la energía que uso Eriel la vez en la que entrene con él.

Rápido, diez blancos aparecieron y comenzaron a girar a mí alrededor, tan rápido que el viento comenzaba a mover mi cabello. Los disparos eran mi fuerte, me prepare acumule la energía en la palma de mis manos y dispare acertadamente a todos los blancos. Sonreí victorioso.

-Siguiente prueba, atrapa la bandera-.

Los hologramas comenzaron a aparecer por toda la extensión del gimnasio, para no hacerlo tan agobiante había dejado la bandera del otro lado de la sala, pero tenía que pasar por todo ese escuadrón, a pesar de ser falsos sus golpes dolían y ya comenzaba a cansarme. Me prepare y comencé a correr eliminando uno a uno aquellas figuras digitales y sin recibir un solo golpe, me daba cuenta de cómo mis poderes me hacían correr a una velocidad increíble. Alcance la bandera como un rayo y volví a sonreír ante mi victoria.

-¡Demasiado lento!- mi sonrisa desapareció –Última prueba, rescata al civil, usando solo cuchillas-.

Me detuve a observarlo un segundo, ahora se mantenía serio. El accidente con el guardia había causado algo en mí, cada que las veía se empezaban a reproducir en mi mente fragmentos del momento donde asesine a una personas, donde mis padres me veían horrorizados y donde todos pensaban que era un peligro, aparte de que eso era más difícil para mí, meter y sacar las cuchillas de mi cuerpo, poder sacarlas por completo y usarlas para lanzarlas. Era un asco en eso, lento y la mayoría de las cuchillas las hacia mal.

Me prepare, en medio del gimnasio observando todo a mi alrededor, Evan me miraba  desde la distancia, sus ojos parecían de hielo, completamente helados. El civil apareció atado y sentado en una silla en un rincón de lugar. Los hologramas comenzaron a aparecer, dispersados y a su alrededor. Cuando se trataba de rescatar a alguien, los hologramas venían con armas de fuego, simulando lo más normal en delincuentes. Así que para salvarlo, también debía usar un escudo. Evan dio la señal. Los hologramas no tardaron en comenzar a disparar. Inicie creando un escudo a mí alrededor en lo que preparaba una cuchilla.

-¡Ellos no van a esperar a que estés preparado! ¡Para este momento ya mataron a tu civil!- sus palabras tampoco me ayudaba. Elimine a todos los hologramas que estaban a mí alrededor, pero eran demasiados. Aun no veía la manera de poder acabar con todos, y no me dejaban correr. –¡Ya hicieron explotar un edificio!- trate de lanzar las cuchillas a distancia, usando tres pequeñas, pero salieron mal y termine cortándome. Me distraje, el escudo desapareció por el dolor y las balas no tardaron en incrementar ese sentimiento. –Suficiente, ahora tú también estas muerto-.

Los hologramas desaparecieron y la rabia comenzó a ocupar un espacio en mi mente. No podía estar más enojado y sentirme tan ridículo. Estaba en el piso apretando los puños y sintiendo la sangre que comenzaba a salir de mi herida. Evan llego con una calma y un silencio que esperaba no rompiera con uno de sus tantos reproche, pero como es normal mis deseos nunca se cumplen.

-¿Qué mierda fue eso?- ahora escuchaba la molestia en su voz. Fui levantándome con un poco de esfuerzo.

-¡Lo haces a propósito! ¿Porque siempre me tomas con poca importancia?-.

-¿Y por eso te entreno personalmente, porque creo que no eres importante?- se inclinó un poco.

-¡Déjate de eso! Estoy seguro que piensas que yo nunca voy a poder pasar tus estúpidos exámenes, ¡y disfrutas que lo intente!-.

-Piensa lo que quieras, da lo mismo. Pero para que veas que no te tomo con poca importancia- señalo el piso -vas a limpiar el gimnasio y todas las armas, hasta que estén bien pulidas-.

-¡¿Qué?!-.

-Empieza- lo observe con enfado, comencé a murmurarle insultos y camine enfurruñado por los materiales de limpieza. A veces simplemente no puedo callarme. –Y cuando acabes, quiero que vayas a la enfermería a que te curen eso-.

-¡Ya me quitaron la pulsera!- grite mientras corría.

 

 

Regrese al dormitorio agotado. Me sentía increíblemente cansado y abatido, el gimnasio era mucho más grande de lo que aparentaba, me sorprendí de haber acabado antes que todos. Me recosté en la litera, era temprano y aun no llegaban los demás para la cena. Trate de dormir un poco, de recuperarme, pero sin poder hacer algo al respecto las preguntas empezaron a atacarme en sueños.

Primero fueron varios flashes de los videos, tantos experimentos, tantas mutaciones, todas esas personas eran destruidas, todo mientras la voz de Jules repetía las mismas oraciones una y otra vez. Las miradas aterradas de mis padres, la sangre expandiéndose en un largo rio por el que me ahogaba. La voz que recordaba hacer escuchado antes, cuando me detectaron. Tenía muchas preguntas y quería respuestas.

Desperté de repente, reprimiendo un grito y con una capa de sudor por todo mi cuerpo.

Eriel estaba frente a mí y me observaba de una manera extrañada -¿Estas bien?- pregunto sentándose lentamente en la cama.

Sabía que no debía contarle a nadie sobre esto, sentía la gran necesidad de contarle a alguien, que me ayudara a sobrellevar todo esto.

–Si- conteste –Estoy perfecto. Solo fue una pesadilla-.

Eriel levanto la ceja, se notaba que no me creía, pero no parecía dispuesto a hacerme más preguntas. –Ya es hora de la cena-.

-¡Eriel...!- me apresure a detenerlo. No quería que pensara que no confiaba en él, pero no podía decirle nada. –Lo siento. Es solo que yo, vi muchas cosas en los laboratorios de ese lugar-.

-¿Qué tipo de cosas?-.

-Solo… cosas. Oye, necesito que me ayudes en algo, es algo importante- decidí cambiar de tema y el recuerdo de mi pequeña discusión con Evan no se me había olvidado.

-¿Qué necesitas?- aún se seguía escuchando más serio de lo normal.

-Yo, ¿tu completaste los exámenes de Evan? lo de… rescatar a un civil con cuchillas- sabía que Eriel era muy bueno usando ese poder, esperaba que el me diera una respuesta para poder pasar esa prueba.

-Sí, bueno… entre comillas- sacudió su cabello y comenzamos a caminar hacia el comedor. -¿Por qué?-.

-Me lo ha puesto. Pero quiero saber cuál es el truco, no logro descifrarlo y quiero demostrarle que puedo completarlo-.

El me miro sorprendido -¿Ya lo estas practicando? No esperaba que fuera tan rápido. Esa prueba es complicada y si toma tiempo. ¿Porque estas tan impaciente?-.

-Porque ya me canse de que me siga tratando como si solo fuera un medio de entretenimiento. Me subestima piensa que nunca voy a lograrlo y quiero callarle la boca- nunca me había sentido tan seguro de decirlo. Aparte de que con eso, tenía planeado que al fin pudiera darme las respuestas que tanto quería.

Lo escuche suspirar. –De acuerdo. Pero escucha, ya te dije, no es tan fácil como crees y vas tener que pagármelo-.

Sonreí, exceptuando la opción de que quería algo a cambio -¡Gracias!-.

 

Eriel me dijo como había logrado pasar la prueba, aunque ciertamente no lo había hecho bien del todo, ya que había salido mal y había terminado asesinando a su propio civil, él lo había cumplido cuando tenía dieciséis. Aunque incluso cuando me lo conto, se escuchaba difícil, no me imaginaba como sería hacerlo.

Eso me deprimió un poco. Cuando termino la cena deje que los demás se adelantaran. Tenía que lavar los platos de hoy. Me levante y comencé a recoger algunas charolas para lavar más rápido, estaba tan absorto en mis pensamientos que no me di cuenta que Tobías aún estaba en el comedor.

-Aún estoy aquí- su voz sonaba irritada.

-Lo siento- deje su plato -Pero ya no es hora de la cena y tengo que lavar- me sentía incómodo de hablar con él, especial por el día en el que recalco mi debilidad.

-¿Sabes? Tu no me agradas, deja de pensar que perteneces aquí, tú no eres un “ser” ni nada parecido, así que deja de hacer que las personas pierdan el tiempo tratando de ayudarte- me sorprendí de sus palabras. Dejo algunos restos del guiso y se levantó con el plato, arrojándolo a mi charola junto al resto de los trastos –no tiene caso, en especial si ni siquiera te esfuerzas por ello, no mereces serlo. Eres patético-.

Se dio la vuelta y se fue, dejándome atónito y ofendido. Tarde un poco en recuperarme del shock, comencé a fregar pensando en sus palabras. Tel vez tenia razón. No podía completar las pruebas porque no lo hacía con la idea de intentarlo. No iba a poder probar nada porque ni siquiera yo lo creía o deseaba lograrlo.

Tenía que arreglar ese problema.

 

 

Los siguientes días comencé a analizar todos los movimientos de la prueba. Las posiciones y el número de hologramas promedio que ponía Evan en el escenario, el lugar del civil y como evitar dañarlo al momento de hacer el ataque. No podía tardar mucho tiempo y tenía que buscar una manera de poder retener a los hologramas un momento.

Una vez comprendí bien el truco debía pasar a la parte difícil de ponerlo en práctica. Eso era más complicado ya que no tenía donde hacerlo. Así que iba al gimnasio durante las noches. Tratando de ser paciente con mis propias habilidades aunque podía admitir que yo mismo me desesperaba al intentarlo tanto. Había sido una semana entera de entrenamiento extra y falta de sueño. Si siguiera en la escuela me habría quedado dormida en la mayoría de las clases.

En uno de mis entrenamientos nocturnos. Tobías volvió a aparecer pero sin la voz ni la mirada hostil e irritante de verme una vez más que hacia cada que cruzábamos miradas.

-Escucha, el problema no es que no puedas practicar la prueba, eres un “ser” y son cosas que deben salir por tu propio instinto. El verdadero problema es que le tienes miedo a las cuchillas y a que se puedan salir de tu control. Tienes miedo de que ellas te hagan daño. Esto es algo que tú controlas y si no lo superas, nunca vas a poder completarlo-.

Eso me hizo reflexionar más. Sus palabras me seguían teniendo pensativo. No sabía cómo acabar con el miedo a las cuchillas. La imagen de mí asesinando a alguien con una de esas cosas seguía presente.

 

-Will, ya es hora de la cena. –Jacob se escuchaba algo serio de lo que normalmente era. Lo mire un segundo y asentí. Ambos caminamos hasta el comedor y nos sentamos sin haber pasado siquiera por la comida.

Todas las televisiones estaban encendidas. Todos observándolas, sentados, fingiendo que se mantenían tranquilos, aunque la clara ansiedad de todos abrumaba demasiado y hacia del ambiente algo hostil. Todos podíamos ver las pantallas y contábamos las manecillas del reloj en retroceso. La mayoría estaba asustada por el siguiente anuncio, de alguna manera todos se sentían angustiados por lo que viniera. Las últimas tres semanas los anuncios habían llegado secos y sin mucha información. Pero todos repetían lo mismo, venia un gran cambio, ellos admitían abiertamente que todo lo tenían completamente resuelto. Que no había nada porque alterar a las personas. Y yo especialmente lo temía por todo lo que vi en los laboratorios.

Puede que mi nerviosismo era igual de obvio. En especial porque Eriel volvió a sostenerme de la mano, pero ahora con la intensión de que dejara de jugar con los cubiertos. Yo separe mi mano de la silla y baje la mirada, angustiado por algo diferente. Creo que iba a intentar hacer otra cosa, cuando el programa de noticias termino.

Sentí que algunos dejaron de respirar, y entonces preste atención a la pantalla que estaba frente a mí.

-¡Ciudadanos!- Jules Regnault no pudo haber gritado más fuerte. –El día de hoy, les tenemos un anuncio diferente a los anteriores. Notamos la ansiedad de toda nuestra población y queremos admitir que estamos realmente angustiados por ustedes, no nos hemos olvidado de sus necesidades. –Ya me imaginaba a todos los protestantes lanzando basura a las pantallas –Antes de que nuestro gran cambio comience, vamos a hacer un evento especial para celebrarlo y celebrarlos a todos ustedes. ¡¡Un nuevo torneo!!- las llamaradas de fuego que salieron detrás de él fueron el inicio a mas pantallas a su alrededor. –Fue hace poco el anterior, donde vimos a los “seres” pelear con gran talento y valentía. Pero ahora, hay un nuevo reto para estos héroes- podía sentir como yo también perdía la respiración cuando las pantallas empezaron a mostrar  miles de videos de lo que sería la arena para el torneo, escenas del torneo anterior y luego mostraban a los protectores, con sus propios uniformes. –Ahora, ellos no van a pelear entre sí, ellos se van a enfrentar a nuestros propios guerreros. ¡Que los retan! “Seres”… contra “Protectores”… en un torneo por su libertad-. Observaba fijamente la pantalla, sin inmutarme cuando todos mis compañeros se levantaron y comenzaron a gritar a la pantalla, a insultar, gritar, empujar, a alterarse tanto. –El torneo se llevara a cabo en un mes. Les aseguramos que después de esto, todo se arreglara-.

Apenas podía distinguir el rostro de Jules cuando lo enfocaron porque fue restregado del puré de papas de la cena. Observe a los controladores levantarse y comenzar a usar su poder contra ellos. Las líneas rojas que salían de ellos y se conectaban con los demás. Ya lo había visto antes cuando Evan hizo el enlace conmigo. Solo que las recordaba azules. Nunca hacia visto la manera en la que se podía estar conectado a alguien. En menos de lo que me di cuenta. Todos se habían rendido y volvieron a sentarse, una vez las líneas desaparecieron todos salieron a los dormitorios. Enojados y refunfuñando.

Eriel me jalo para que lo siguiera junto al resto. El dormitorio estaba lleno de gritos y berrinches.

-¡No pueden hacer eso! ¡No pueden obligarnos a ir!- Bryan se levantó conforme los otros, centrando toda la atención en él.

-Dijeron que nos darían libertad si ganábamos el torneo- hablo el chico inteligente de la sección B.

-Los “protectores” son del gobierno, el gobierno controla los torneos ¿A quién crees que le van a dar la victoria?- vocifero Jared igual de enfadado.

-No pueden hacer eso, no es tan sencillo- dijo Cameron reluciendo sus pecas.

-¡¿Y que es lo que propones que hagamos?!- volvió a gritar Bryan.

-¡Cualquier cosa menos comenzar a pelear!- Jacob encaro a Bryan justo cuando se iba a acercar al chico de la pecas.

-Deberíamos negarnos y comenzar una protesta- dijo otro chico de la sección B.

-Pero podemos obtener libertad si lo intentamos, somos mejores peleadores que ellos-.

-Nunca los hemos visto pelear, no sabemos que tienen, nos van a mandar al demonio, los controladores no van a poder contra todos- volvió a advertir Bryan.

-Podemos quedarnos debatiendo todo lo que queramos y aun así nos van a obligar a ir- Eriel levanto la voz. Ocasionando que todos se callaran y voltearan a verlo. Camino hasta estar a la vista de todos.

-¿Y entonces que es lo que propones tú?- el pelirrojo y el castaño lo miraban de manera retadora.

-Lo mejor ahora no es comenzar una revuelta, no lograremos nada. Debemos ir al torneo, no habrá intervención del el gobierno, ni de la BSC, este torneo es diferente a los otros, va más lejos-.

Todos contuvieron su furia. Cerrando sus puños y tensando sus movimientos. Sentía toda la impotencia, todos lo sentíamos. Pero yo no podía seguir con ella. Retrocedí mientras todos se mantenían lamentándose y debatiéndose. Camine hasta la sala de los controladores pero estaba vacía. Fue directamente a su habitación. Sin siquiera tocar, azotándola fuertemente y un golpe a su escritorio le exigí mis respuestas.

-¡¿Qué rayos fue eso?!-.

Notas finales:

Bueno espero les haya gustado.

La historia tambien esta en wattpad y por si quieren pasar a leer otras de mis novelas pueden hacerlo.

Nos leemos.

Liby.


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