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Seres por Liyis

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Notas del capitulo:

Hola mazapanes!!!

Lamento, en serio lamento haber tardado en actualizar, esque fue semana de examenes y evaluacion y asi y apenas tuve tiempo, lo siento en serio. Pero ya esta aqui al fin el capitulo de seres, espero les guste, lo hice lo mejor que pude.

Disfruten.

Fue como una corriente eléctrica que pasaba por todo mi cuerpo y había perdido la conciencia de donde me encontraba, estaba completamente sumido en la oscuridad. Sentía que cada que comenzaba a despertar algo me detenía y evitaba que hiciera un mínimo movimiento. No podía despertar, me mantenía durmiendo todo el tiempo soñando diferentes cosas, soñaba con un infinito claro, esperando poder salir de la pequeña caja de cristal en la que me mantenían prisionero. Pero la corriente eléctrica seguía ahí. Tenía la pequeña esperanza que esos sueños de cinco minutos no se perdieran, a pesar de que tenía ganas de que fuera así, esos sueños eran importantes y la corriente eléctrica debía dejar de sentirse.

 

 

Podía escuchar como respiraba, ese era el sonido más alto y quedo que había escuchado en toda mi vida. Apreté mis ojos y arrugue mi frente, trate de abrir mis ojos, pero solo intentarlo me ardían. Sentía una luz blanca que me cegaba aún más al intentarlo y cuando al fin logre levantar mis parpados, me encontré con un enorme techo obscuro y una gran linterna que me lastima a un poco. Ya era la segunda vez que despertaba en un lugar desconocido.
Recordé lo que había sucedido apenas ayer, desearía que solo fuera un sueño, pero estar aquí indicaba que no era así. Sentía una tela sube sobre mi cuerpo. Hice un esfuerzo por levantarme pero todo mi ser temblaba, no me recordaba tan débil.

Estaba sentado en una camilla, una camilla pequeña en una habitación con paredes color gris, el piso parecía de metal y de solo tocarlo con mis pies descalzos, el frio erizo todo mi cuerpo. Baje de la camilla lentamente esperando que mis piernas resistieran y no terminara en el piso, sentía que en cualquier momento eso iba a pasar. Me di cuenta que mi cuerpo estaba desnudo y lo único que me protegía del frio era esa suave y delgada tela blanca de la camilla. La tome abrazándome a ella para evitar el frio, luego observe un par de cables que estaban conectados a mi brazo y no me dejaban moverme muy bien.

Los vi fijamente. Gire mi rostro observando todo a mí alrededor. Tenía miedo y no veía ninguna salida de aquí.

Me arranque los cables del brazo escuchando como esa máquina comenta a alterarse.
Retrocedí de ese insistente tintineo y me acerque a las paredes, me recargue en una de ellas para comenzar a tantear por todo el muro, hasta que vi una puerta de metal brillante, gire la manilla de esta y pude abrirla, me encontré con un pasillo, pero estaba feliz de estar en un lugar diferente. Mis pasos no eran muy largos, trataba de ir lo más rápido que podía pero me dolían las piernas. Seguía abrazado a la frazada mientras sentía como el frio aumentaba más.
No veía ni escuchaba nada, todo era muy extraño, los pasillos estaban vacíos, con algunas sillas y lámparas, pero las ventanas estaban cerradas. Me acerque a una de ella, habían gruesas cortinas impidiéndome ver detrás de ellas. Me moría por observar aunque sea un poco más de luz, pero esas cortinas, parecías piedras o mis dedos eran muy débiles.

Justo cuando había logrado sostenerla para jalarla, escuche unas voces que venían hacia mi dirección. Trate de ocultarme y lo más rápido que pude y me encerré entrando a otra puerta. Era una oficina completamente vacía, la suerte era que esta si tenía ventanas camine por el lugar mirando toda esa luz que me opacaba la vista. Todavía estaba en la ciudad, podía ver toda esa vista panorámica, creo que estaba en uno de los edificios más altos y justo en el centro de la ciudad, parecía ser medio día. La ciudad funcionaba completamente normal. Seguí escuchando el sonido de las voces, me acerque a la puerta y me pegue a ella, las escuchaba, eran alteradas y entonces una alarma comenzó a sonar por todo el lugar. Retrocedí.

Se supone que debían dejarme dormido.

Me acerque al escritorio y me oculte ahí, entrando por esa pequeña parte debajo de la mesa, donde al sentarse tus piernas quedan ahí y no se pueden ver del otro lado. Cerré mis ojos y aguante la respiración en cuanto escuche que abrieron la puerta.

-No está aquí- poncio una voz para luego alejarse. Me relaje de escuchar eso.

Con la frazada cubriendo solo una parte de mi cuerpo pude ver mis rodillas por la posición en la que estaba sentado. Estaban llenas de piquetes y puntos rojos. Revise el resto de mi cuerpo. Mis brazos estaban incluso peor. Salí asustado de mi pequeño escondite arrastrando mis rodillas, me puse de pie y observe un calendario que estaba junto a un teléfono. Había estado inconsciente una semana, dejando que todos ellos me hicieran cualquier cosa.

Sentí mis ojos humedecerse, me volví a sentar en el piso y me escondí de nuevo en ese rincón. Comencé a llorar ocultando mi rostro entre mis piernas mientras seguía escuchando el sonido de las alarmas alertar que su experimento había escapado.

 

No estuve muy seguro de cuánto tiempo estuve en ese lugar, hace ya mucho tiempo que dejaron de sonar las alarmas. También podía ver como en las ventanas comenzaban a opacarse, era demasiado tarde.

Había dejado de llorar, pero sentía mis ojos hincados y borrosos. Salí a rastras del lugar, ya no quería seguir ahí oculto. Abrí un poco la puerta y me asome por el pasillo. No había nadie. Me cubrí con mi pequeña frazada enredándola en mi cintura y camine lentamente por el pasillo con la cabeza gacha. Sentía que era inevitable que alguien no me viera, sentía que me atraparían de cualquier forma y volverían a usarme a su voluntad. Aun así me daba miedo encontrarme con alguien que pudiera hacerme daño.

Llegue a un elevador el cual no sabía cómo llamarlo, no había ningún botón y los números arriba de este no se movían. Trate de buscar las escaleras pero no había ninguna. Seguí andando ahora fijándome mas en los detalles, todo el lugar se veía igual y no encontraba ninguna otra salida. Las cortinas estaban cerradas. Las oficinas seguían quietas. La habitación de la cual yo salí seguía igual a como la había visto antes y no había una sola cámara de seguridad. Algo extraño.

Entre a la misma oficina a la que había entrado antes, me acerque al gran escritorio y abrí los cajones de este, estaban vacíos, sin nada que me ayudara a saber dónde estaba. Observe el teléfono junto al calendario y me decidí a tomarlo, pero al pegarlo a mi oído no había señal. Deje el teléfono en su lugar y revise un cuaderno y un folder que estaban sobre la mesa. Abrí el cuaderno, el cual estaba vacío, completamente nuevo. Vi las plumas y lápices que estaban alado mío y tome un bolígrafo, parecía no haber sido usado y sin ninguna marca aparente. Raye un poco sobre el papel y una vez la tinta salió comencé a escribir un pequeño mensaje "¿Que quieren?". Deje el cuaderno extendido sobre el escritorio y luego tome el folder amarillo, observe los papeles dentro de él, pero estos no estaban en blanco, tenían mis papeles, todos mis documentos e identificaciones, seguí ojeándolos hasta que llegue a la última hoja. Había una huella digital pegada al papel, y demás conceptos que no lograba entender del todo bien. Me quede helado. Deje el folder sobre el escritorio y revise de nuevo mis brazos, con cada piquete rojo ubicado cerca de mis venas. Camine suavemente hasta la ventana, observando a toda la ciudad, puse sobre el cristal mi mano, acercándome más para observar todo a mí alrededor.

Todo era muy extraño, me tenían encerrado como si fuera su rata de laboratorio, todo este tiempo me han estado utilizando a su favor y nunca me di cuenta de ello, nunca pude hacer algo para defenderme. Fruncí el ceño y comenzó a ejercer presión con mi mano en el cristal conforme mi enojo crecía. Si había algo que debía aprender después de todo lo que me estuvieron haciendo, era no volver a caer en sus mismos engaños.

Mi fuerza ocasiono que el cristal se rompiera, cada grieta se expandió por todo el espacio y la que se suponía ser una ventana no era nada más que una grabadora. La luz de esa pequeña ciudad desapareció. Ahora estaba de nuevo la oscuridad.

Escuche a todos los guardias entrar a la pequeña oficina y rodearme con sus armas apuntándome exactamente a la cabeza. No hice nada más que observarlos.

-Bajen sus armas- escuche una voz acercarse. Entonces vi a una mujer con una bata blanca y cabello recogido que sin detenerse paso a los guardias de largo y se dirigió a mí. Retrocedí un poco al estar en su presencia, pero ella nunca dejó de sonreír -¿William?- pregunto mi nombre, creo que era para ver si yo lo recordaba, pero no le respondí. -Soy la doctora a Chloe Briand. Es un placer conocerte.- extendió su mano para estrecharla, me quede observándola unos minutos y luego vi la mía, estaba sangrando por los cristales que se me había enterrado, no quise moverme. -De acuerdo.- bajo su mano. -Will, sea lo que estés pensando no queremos acerté daño, dirigí mi vista al cuaderno. -Aquí hace frio ¿Te gustaría acompañarme? Te llevare a que te vistas-.

-¿Que quieren?- repetí mi pregunta.

-Vamos- respondió ella ignorándome, pero no le hice caso. Me quede quieto sintiendo comí mis rodillas temblaban. -¿Will?-.

-No voy a ir a ningún lado-.

Ella me observo fijamente y luego susurro algo por el micrófono que llevaba atado al oído, algo que pude oír perfectamente. "Habrá que sedarlo"

Lo que hice después de escuchar eso fue instantáneo. Tome la silla del escritorio y la arroje hacia el resto de los cristales. Inmediatamente empezaron a dispárame, pero pude salir de ahí. Fuera de esas cuatro paredes, estaba por lo que parecía un set donde muchos científicos se encontraban observando todo desde arriba, tomando notas y analizando todo, en cuanto me vieron salir comenzaron a levantarse para salir. El sonido de los disparos seguía persiguiéndome y continúe corriendo hacia una puerta que milagrosamente no estaba cerrada.

Seguía sosteniendo la frazada que me protegía del frio y corría por unos pasillos que hasta ahora habían estado vacíos, tropezaba con el largo de la frazada y me sostenía con mis manos evitando caer por completo. Estaba confundido y me volvería loco si de nuevo no encontraba una salida. Unas alarmas de un tono diferente comenzaron a sonar y cuando doble la esquina de ese pasillo me encontré con más personas, no me hicieron nada, prefirieron correr al verme y yo no me detuve a eso. Me di cuenta que cada vez me dirigía a un lugar menos desolado.

-¡Detente!- más gritos. Gritos de diferentes personas que me perseguían.

Fue entonces cuando algo me detuvo. Alguien me sujeto de los brazos y me hizo caer al piso mientras me sujetaba con fuerza, y me pegaba a su cuerpo. Quise zafarme, no sabía quién lo hacía pero era mucho más fuerte que yo.

-Quédate quieto- reconocí su voz. Trate de verlo a la cara pero solo pude observar el brillo de sus cabellos rubios.

Me detuvo y me tenía sentado en el piso mientras me sujetaba con una mano mis muñecas y con la otra me sujetaba del estómago.

Observe de nuevo el largo pasillo con los guardias corriendo hacia nosotros, quise volver a moverme pero no me lo permitía. Entonces vi a otros dos chicos salir de la nada y detener a los guardias. Alegando que lo tenían todo controlado.

Del mismo pasillo vi caminar a la doctora, la cual caminaba algo rápido pero sus grandes tacones se lo impedían, al igual que su falda pegada a sus piernas, iba rápido arreglándose a la vez el cabello.

-Valla, parece que si lo tiene todo controlado- les dijo a ambos chicos los cuales no cambiaban la expresión de sus rostros. Luego me observo suspirando -Llévenlo a su habitación, explíquenle todo, que no va a tardar en llegar-

-Como ordene- hablaron ambos al mismo tiempo. Luego me observaron y por un momento note que sus rostros se suavizaron un poco.

-Will…- hablo a mi oído -Te voy a soltar, pero no quiero que hagas nada estúpido ¿Entiendes?-
Asentí con la cabeza. Note como su agarre comenzaba a aflojarse y luego me soltó con precaución. No hice nada. Me quede en el piso viendo el suelo mientras ellos me observaban.

-Te ayudare a levantarte- se agacho y metió sus manos entre mis brazos para poder ponerme de pie. Podía sentir las fijas miradas de ambos sobre mis brazos donde llevaba las marcas de los piquetes.

Eriel me sostuvo el brazo y lo observo para luego fruncir el ceño. -Esos imbéciles, solo tienen a uno de nosotros por unos momentos y no pierden en tiempo-.

-¿Qué crees que le abran hecho?- pregunto uno de los chicos que ahora que los observaba mejor era prácticamente iguales, gemelos, con las mismas facciones y el cabello oscuro. Hablaban como si yo no estuviera aquí.

-¿Sabes quién eres?- me pregunto Eriel mientras me observaba a los ojos.

-Si...- respondí.

-Tal vez solo fueron pruebas, espero no haya sido nada grave- dijo el otro gemelo para luego observarme y sonreír, nunca creí que hicieran eso. -Ven, no te preocupes, somos todos hermanos y no te haremos daño- lo mire extrañado y para ser sincero, me sentía mas en confianza con ellos, así que acepte.

-¿Deberíamos llevarlo con todos los otros?- volvió a preguntar uno de los gemelos aun no encontraba la forma de diferenciarlos

-No, no creo, es mejor primero explicarle todo y luego dejar que se acople-

-Estoy aquí- hable. Los tres se giraron a mirarme. -Sigo estando aquí, no hablen como si no lo estuviera-

-Creo que tiene razón... Es un gusto. Soy Jacob y él es mi hermano Connor- Al fin notaba una diferencia, Jacob tenía los ojos esmeralda azul mientras que los de Connor eran por completo azules.

-Hola...-

-Y él es Eriel. ¿Cuál es tu nombre? Creo que tú y Eriel ya se conocían- Eriel me observo con su rostro serio y frio.

-Soy Will, Will Stone-

-Mira, vienes con apellido ¿Que se siente convivir con humanos? Nosotros nunca hemos salido, solo Eriel y nunca nos cuenta nada-

-Se siente... Normal- respondí, el me miro con una pequeña sonrisa.

-De acuerdo. Ven acompáñanos-.

Seguimos caminando hasta una parte completamente diferente del edificio, un lugar distinto donde ya no se veía todo igual. Observaba todo con asombro y abrazaba mi cuerpo a la frazada, note como esta comenzaba a mancharse con la sangre de mi mano.

-¿Tienes frio?- me pregunto Eriel de repente.

-Estoy bien- respondí.

Pero creo que no me escucho, se quitó la chaqueta llevaba puesta y me la tendió en los hombros.

Seguimos caminando en silencio. Los gemelos iban delante de nosotros y yo junto a Eriel, podía ver las ventanas donde el brillo de la luz ya no era artificial como el lugar donde estaba hace un momento.

-¿Porque...?- hable llamando su atención -¿Porque estaba en ese otro lugar?- ellos me miraron deteniéndose un segundo y no tardaron en responderme.

-Sigo pensando que es un juego para ellos- dijo Connor.

-Es un mecanismo de defensa, durante el análisis que te hicieron te ocultaron dentro de ese lugar, para que si algún día lograbas despertar sin que se dieran cuenta, no pudieras escapar al sentirte confundido y luego tratarían de acercarse y regresar a lo mismo, pero creo que fuiste más rápido que ellos- me respondió Eriel mientras me sujetaba del hombro.

Seguimos caminando hasta que llegamos a una puerta. Uno de los gemelos la abrió con una pequeña tarjeta.

-Puedes cambiarte… y quédate aquí, nosotros hablaremos con los demás-.

-¿Me volverán a dejar encerrados?- les pregunto observándolos de vuelta, ellos se miraron entre si y no me dijeron nada.

-Es para que estés seguro. Es mejor que no te vea tan de repente-.

-¿Quién?-

-Tu tranquilo-.

-Pero...- no termine de hablar, en cuanto pronuncie palabra la puerta se cerró.

Fruncí el ceño y me quede sentado en la cama que estaba pegada a la pared. La habitación era algo oscura y con una lámpara de luz amarilla con muebles de color café. Me acerque a un ropero y al abrirlo me encontré con la ropa que normalmente utilizan los “Seres”. Pantalones grises y playera negra con una sudadera gris, una sudadera gris que me recuerda la que llevo puesta en este momento. Me sonrojo al tener esa sudadera y me la quito de inmediato. No tarde mucho en cambiarme, todo iba bien hasta que volví a sentir el punzante dolor de mi mano.

Busque entre los cajones y toda la habitación pero no encontré nada, así que decidí envolver mi mano con la frazada que me había protegido todas estas horas, seguía sangrando. Me acerque a la puerta he intente abrirla pero estaba cerrada. Sabía que me habían dejado encerado.

Me queje y me senté de nuevo sobre la cama, la cual tenía unas colchas algo tiesas. Empecé a ponerle atención a eso.

 

Pase unas cuantas horas ahí sentado jugando con la tela y pensando, tratando de distraerme del dolor de mi muñeca. Cerré mis ojos. ¿Quién se suponía que me estaba buscando?  ¿Por qué todos decían… que quería verme? Una enorme sensación de tristeza y curiosidad se metió dentro de mí, haciendo que me encogiera en mí mismo, volví a sentir mis ojos humedecerse, quería algo y no sabía qué, pero seguía esperando por que alguien abriera esa puerta y me dejara salir.

Escuche algunas voces y pasos fuera y unos, lo que parecían gritos. Observe la puerta de un metal más oscuro, tratando de escuchar mejor. Entonces y de sorpresa, la puerta se abrió y el mismo hombre había estado parado detrás de ella. Era el controlador, vistiendo un traje y con su cabello algo largo del frente peinado, con un mecho cayendo de frente. Yo lo observaba sorprendido y él lo que parecía enojado. Me sentí incluso más triste y sentí como una lagrima resbalo rápido por mi mejilla.

Notas finales:

Muchas gracias por haber leido. Que les parecio? Lamento si tengo algunas faltas de horrografia es algo normal en mi. Recuerden que la novela tambien la subo en wattpad con nuestro perfil "Liyis2D" puede ver si quieres y pues espero comentarios, las actualizaciones volveran a ser igual que antes.

Besitos.


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