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¿El encanto de un Francesco? por elfasilveriana

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Notas del capitulo:

Hola de nuvos panqusitos mios, he regresado de la muerte, despues de 84 años :v, realmente perdon por haber abandonado pero con tantas cosas que ocurrieron ni el tiempo em daba para poder subir capitulo. Pero aqui lo tengo sabrosos panqueques, espero que pueda recompenzar la inactividad.

Sin mas que decir espero y les guste 7ww7

Su horno se va (espero no irme otros 84 años) 

 

McQueen

 

Sé que no era correcto quedarme callado, ¿Pero que se supone que tenía que responderle a Francesco cuando Sally me llamo? Decirle algo como “Sabes, acabo de recibir una llamada de mi novia de quien descubrí no estar enamorado hace apenas un día” y en caso de haberle, ¿dicho que se supone que haría después?, ¿ir con Sally diciéndole que solo fue mi novia porque quería probar que se sentía tener una, puesto que durante mis años de egoísmo nunca había tenido ninguna novia? ¿o simplemente ignorarla y quedarnos teniendo sexo una y otra vez para luego huir a una isla donde nadie no encuentre para poder tener una vida juntos? (aunque poniéndolo de esa manera no sonaba tan mal). Pero todas estas opciones solo eran alternativas de lo que hubiera dicho, hubiera, puesto que ya me encontraba saliendo del coche de Francesco, después de un viaje silencioso, probamente ninguno de los dos se esperaba que Sally viniera enseguida a lanzarse sobre mis brazos en cuanto logro visualizarme.

 -¡Que alegría verte mi rayito!- dijo mientras me llenaba de besos el rostro -No puedo creer que hayas salido del auto de Francesco, al parecer te has vuelto su amigo. ¿No es así? ¿Cuántas cosas han ocurrido mientras no estuve?, da igual estoy muy orgullosa de ti- agrego como si hablar le dependiera la vida.

 Frotaba su mejilla contra la mía, y yo solo podía sostenerla de la cintura esperando a que me soltase. Si tan solo se hubiera comportado de esta manera antes, aun seguiría considerando seguir con ella, pero ahora su mero acto de cariño me molestaba un poco, para cuando al fin me soltó tomo mis manos entre las suyas y me miro como si fuera la primera vez que me mirara ¿Por qué tenía que comportarse diferente justo cuando yo ya no sentía nada por ella?

 -Flo vino conmigo, íbamos a salir con los demás a conocer un poco el alrededor y a comer ¿Por qué no invitas a Francesco?- Dijo girando la mirada hacia Francesco, cuando yo también lo mire logre ver que mantenía una sonrisa forzada y sus ojos serios me miraban discretamente, me sentí encogerme aun teniendo a Sally con nosotros.

 -No te molestes preciosa, pienso salir con mi querida mama, diviértete con tu enamorado- agrego, parece que Sally no sabe identificar el veneno de sus palabras, puesto que cada palabra pronunciada recién por él, hizo sentirme realmente mal.

 -Que lastima, me hubiera gustado que vinieras. Sera para la próxima, aún nos queda una gira más-

-Por supuesto, para la próxima será- Francesco tomo la mano de Sally para dirigirla a sus labios, mientras besaba su mano, sus ojos me miraron como si estuviese desafiándome.

Por un momento un impulso mío se controlaba enormemente por no apartar la mano de Sally de los labios de Francesco, esos labios eran míos, solo míos. No hice nada obviamente, ella solo soltó una risita nerviosa con un sonrojo muy obvio después del beso, y Francesco se despidió con un “Ciao” para meterse en su coche sin siquiera mirarme una sola vez, antes de poner en marcha su coche y alejarse.

Realmente que las cosas no estaban saliendo bien, y el afectado esta vez fue Francesco.

 

La carrera en Italia seria mañana, según Sally salir con mis amigos y ella era una buena estrategia para tranquilizarme, pero realmente no lo hacía, mis amigos parecían bastante encantados de acompañar a las chicas, aunque solo se detuviesen en cada tienda de ropa que observaban, todo el tiempo me tomaba de la mano o me plantaba besos ocasionales, sinceramente aquello me hacía sentir incomodo pero lo mejor que podía hacer ahora puesto que tampoco sabía que hacer exactamente, era corresponderle a todo. Caminábamos tranquilamente por las calles ahora oscuras de Italia, platicábamos animadamente, (al menos las charlas de Mate siempre lograban distraerte, aunque algunas cosas fuesen irreales) mientras sostenía la mano de Sally, todos cargaban algunas bolsas que eran mayormente de ambas chicas, hasta que tuvimos que detenernos cuando una tienda llamo la atención de ambas, el Sargen y Fillmore se mantuvieron afuera, mientras nosotros entrabamos, Flo estaba por su parte debatiendo con los demás chicos sobre dicho vestido, mientras que yo esperaba sentado frente a los vestidores a que Sally terminara de probarse ropa.

 -Rayito, ayúdame con esto- escuche decir, a lo que yo me acerque al vestidor para luego sentir que tiraba de mis ropas para adentrarme en el estrecho vestidor, sus labios buscaron los míos desesperadamente y yo solo podía quedarme de piedra tratando corresponder. Maldición, era tan grande la diferencia de sus labios con los de Francesco, los de ella eran suaves y delgados, pero los de él, maldición los de él; eran tan gruesos, carnosos, tenían un sabor indefiniblemente exquisito que no me sorprendería si tuviesen aroma, podía imaginarme su prefume inundando por completo mi nariz, mientras su fornida figura me aprisionaba y me aplastaba de una manera que resultaba agradable mientras sus manos jugaban a recorrerme por completo, como si fuese suyo, me veía a mí mismo aferrarme a él, buscando más de aquel encanto que solo alguien como Francesco puede tener, el encanto de un Francesco capaz de volverme loco. Fue asi que tan rapido mi ensoñación se esfumo cuando escuche una risita, proveniente de Sally.

 -Alguien está feliz- dijo divertida tratando de sonar sensual.

 De alguna manera logre ingeniármelas para imaginar a Francesco en Sally que termine correspondiendo más de la cuenta a sus besos y no solo eso, también teniendo una notable erección. La mano de ella tenía como objetivo deslizarse hasta aquel lugar, pero le detuve la mano firmemente.

 -Aquí no Sally, los chicos nos buscaran si se dan cuenta que no aparecemos- me excuse

 -Sera rápido, realmente ha pasado tiempo desde que no hacemos esto, y de verdad que quiero- agrego mientras insistía en apegarse a mí.

 -No me gustaría hacerlo rápido, quisiera disfrutarlo como debería ser- dije dándole un beso en los labios, aquello le pareció gustar, puesto que se apartó feliz, yo por mi lado salí del vestidor ya relajado con mi problemilla de abajo, suspirando pesadamente y tomando el móvil deduciendo si llamar a Francesco interrumpiría algo o me encontraría con que estuviese molesto. Decidí abandonar la idea cuando vi a Sally salir mostrándome que se llevaría todo con una sonrisa bastante encantadora, aun realmente no me alentaba a alejarla.

 Desperté entonces al lado de Sally, observe la piel desnuda de sus hombros y su cuerpo cubierto con las sábanas blancas, sentía leves punzadas en mi cabeza, por supuesto recordaba vagamente tomar unos cuantos vasos de alcohol antes de terminar con ella en la cama de un hotel (por supuesto que en uno, seria vergonzoso ir a la casa de Tío Topolino), sinceramente no me interesaba trata de recordar exactamente como paso por ello sin darle muchas vueltas, mire mi móvil que se encontraba abandonado en el suelo, me levante sintiendo un escalofrió recordando que igual yo no tenía nada puesto mientras tomaba mi teléfono para volver a sentarme sobre la cama, en cuanto lo encendí me encontré con varias llamadas de Francesco, de alguna manera aquello me hizo sentirme muy nervioso como si yo hubiera hecho algo malo y ahora me regañasen por ello. Tal vez hubiera servido de algo defenderme diciendo que podía hacer lo que yo quisiera puesto que Sally es mi novia, pero anteriormente no solo acepte que amaba a Francesco sino que también termine acostándome con él, así que defenderme no servía ahora.

 Nuevamente estaba decidido ahora a llamarle y decir lo primero que se me topara la cabeza, eso iba a hacer hasta que sentí los delgados brazos de Sally rodearme por detrás.

 -¿Ya despierto?- susurro contra mi oído mientras me estremecía entre sus brazos. Se le veía alegre, demasiado, y eso a mí no me hacía para nada feliz.

 Se levantó de la cama para colocarse mi camisa y encaminarse al baño mientras regresaba su mirada hacia mí, obviamente pidiéndome que fuera con ella seguramente para darnos un baño, no muy alegre acepta su invitación dejando el móvil tumbado en la cama.

 Tuve que rechazar la invitación de ir a comer con Tío Topolino, no porque no quisiese sino porque Tio Topolino no se le escaparía mi expresión fatal por un problema mayor que el anterior, así que mis amigos apoyaron en acompañarme puesto que hasta ellos notaban mi evidente preocupación, pero ellos lo clasificaron como nervios por la carrera de hoy que no era verdad pero aun así era mejor que pensasen aquello. Todo el tiempo intentaba controlar mi impulso de querer tomar un poco de alcohol los cuales mis amigos me negaban una y otra vez, la verdad se los agradecía que previniesen un posible accidente, pero en todo el día no había recibido ni una sola llamada de Francesco y solo podía pensar en que estaba molesto, solo podía mirar constantemente el móvil, el cual parecía nadie se daba cuenta.

 

Cayo entonces la noche y con ello estaba a poco de comenzar con la carrera, no fue después de que termine de vestirme con mi traje que salí apresurado buscando a Francesco con la mirada, por fin me había librado un momento de Sally, por lo cual ahora podía buscarle sin molestias, pero entrevistadores se interponían en mi camino, haciendo preguntas o simplemente estorbando en mi camino para llegar a los Pits de Francesco, tuve que aceptar a unos cuantos porque simplemente aquello de que pronto terminaría la gira los acaloraba bastante, varios me preguntaban por la chica que seguramente debieron haber visto a mi lado todo el día de ayer y hoy pronto me di cuenta que la carrera estaba por empezar y los corredores debían ir preparándose en sus autos, me dirigí a mi coche aliviado de salir de todo el montón de entrevistadores y al mismo tiempo de ver aunque sea de reojo a Francesco, y así fue, logre verlo un puesto más adelante del mío, con la mirada concentrada colocándose sus guantes. Su figura mismo a lo lejos me cautivaba era tan jodidamente sexy que realmente quería decirle que se jodiera por completo y besarlo en plena multitud para que todos observasen que era mío, fue en ese entonces giro la mirada hacia mi dirección y por fin me miro, me esperaba de todo, deberás que me esperaba cualquier mirada; sensual, atrevida, alegre sin en cambio me miro con una mirada vacía que no me dejo nada bien, me ignoro después para meterse dentro de su coche y yo solo me adentre al mío, tenía la mente ida de verdad que si puesto que me vi arrancando tarde cuando el semáforo cambio a verde escuchando por el micro la voz preocupada de Mate.

 -¿Estas bien?- pregunto.

 -Sí, estoy bien no te preocupes- respondí de regreso terminando por desviarme del camino más veces de lo normal en esta carrera, tuve que quitarme el auricular para dejar de escuchar la orden de Mate decirme en todo momento que regresara y dejara la carrera, agradecía su preocupación por mí, pero yo solo quería terminar la carrera y reclamarle como se debe a Francesco por estar enojado cuando recién me daba cuenta que lo amaba como si fuera un loco. Cuando termine la carrera a duras penas como último lugar y Francesco como cuarto, el ganador fue el corredor japonés cuyo nombre no recordaba no tardo en mucho que comenzaran a rodear al ganador para felicitarle y a mí me rodeasen sorprendidos de haber quedado como último lugar, estaba molesto, por lo cual trate de pasar de los que pude y a quienes les aceptaba sus preguntas solo contestaba que fue una distracción mía. Hasta que vi a Francesco dirigiéndose a la parte trasera de los pits, le seguí empujando a todos lo que estuviesen en mi camino, por suerte la seguridad no se hizo esperar más y comenzaron a alejarlos, en cuanto salí de los pits vi a Francesco alejándose, nadie estaba a parte de nosotros dos en aquel espacio tenuemente iluminado por las farolas.

 -¡Francesco!- le llame, teniendo como respuesta que detuviera su caminata para voltear a verme, mantenía la misma expresión con la que me miro al irse la última vez.

 -Vaya, pero si es eres tú – menciono con una sonrisa falsa-¿A que me llamas? ¿Quieres que te haga gemir de nuevo?-

 Aquello realmente me hizo enojar, estaba que tuviera celos, pero decirme aquello no era necesario, cerré mi mano en un puño conteniéndome el orgullo para n o mandarlo a la mierda de una vez.

 -Entiendo que estés molesto...- la verdad no lo entendía -Pero no por ello tienes que ignorarme-

 Lo escuche reírse sarcásticamente.

 -¿Deberás lo entiendes?- agrego-Piensa lo que quieras de mí, pero lo que pienses no significa que puedes simplemente irte como si nada y fingir que nada ha pasado- Se le veía molesto, y eso me hizo estremecer, no solo se le veía lo molesto si no herido, estaba a punto de hablar ni siquiera sé lo que exactamente iba a salir de mi boca pero escuche al otro lados la voz de Sally preguntar por mi.

 -Te llama tu novia, ¿Por qué no vas y sigues como si nada hubiera pasado? Parece que eso te sale bastante bien- dijo para terminar y darme la espalda para seguir caminando, escuche la puerta abrirse dejando ver a Sally que se lanzó para abrazarme.

 -¿Estas bien rayito? ¿Qué sucedió en la pista? - me interrogo mirándome preocupada, al parecer mi expresión no se ocultaba para nada, la tranquilicé lo mejor que pude diciendo que estaba bien, mañana nos dirigíamos al último destino que seria Japon para terminar la carrera y ni siquiera lograba imaginarme como iba a terminar todo esto.

Esperaba poder hablar con el de manera más calmada en el avión, pero nuevamente resulto que partió antes de lo que se tenía programado, me entere por su amigo Raoul que no parecía nada interesado en lo que sucedía, todo el camino mantuve mi preocupación por el, no quería que pensara que solo había tomado a la ligera su confesión, todo el camino iba dentro de mis pensamientos, pensando en miles de formas de explicarle que le quería, a veces pensaba que no tenía nada que decirle puesto que él es solo un maldito casanovas que coqueteaba con y jugaba con quien el quisiera, pero si preguntara a cualquiera que pensarían si Francesco se pone celoso por ellas, todas me contestarían que es un honor que él se ponga celoso por ti. Llegamos antes de que me diera cuenta, como siempre Carla era quien tenía que despertarme de mis ensoñaciones para evitar que me quedase dentro del avión, me dirigí solo al Hotel, más que nada porque quería estar solo, Sally y los demás vendrían después, no sabía si comenzar a buscar a Francesco.

 

En cuanto llegue al Hotel, me dirigí a la habitación puesto que quería descansar de verdad solo un poco y olvidarme de todo lo que estaba pasando, pero, en cuanto llegue a mi piso me quede de piedra con una corriente helada recorriendo cada parte de mi cuerpo, puesto que vi a Francesco frente una habitación (seguro que era suya) lo vi girarse y mirarme a lo lejos, no tardo en apartar la mirada para adentrarse a su habitación y cerrar la puerta de golpe, suspire, no me gustaba para nada que no estuviese siendo como siempre, me di cuenta para mi desgracia que mi habitación estaba a un lado de la suya ¿Qué clase de mala suerte me rodeaba todo el tiempo? Me adentre igualmente en mi habitación, solo para mirar indignado la cama matrimonial que exagerada que estaba en la habitación, seguro que Mate se le ocurrió que sería buena idea que Sally y yo durmiésemos juntos en vez de solo quedase con Flo, termine por lanzarme a la cama antes de que Sally llegase, pero no logre descansar como quería para después ver a Sally llegar, venia tan animada que solo lograba asfixiarme, por fortuna ella no tardo en entender que yo no estaba tan activo por lo que se acurruco a mi lado para lograr dormir, me sorprendía lo rápido que duerme a pesar de que hacer tan solo unos momentos estaba pero que nadie la callaba asi como también me sorprendía que no la hubiese despertado por tantas vueltas que me hacía en la cama de verdad que no lograba conciliar el sueño. Ni siquiera sé cuánto tiempo llevaba revolcándome en la cama o cuanto tiempo llevaba de pie frente a la puerta de Francesco. ¿En qué momento tome la decisión absurda de ir a su habitación ¿Qué se supone que quería que pasase? ¿Arreglar las cosas como si fuésemos casados?

 Toque la puerta de una vez, decidido, pero tan rápido como al toque tan rápido me arrepentí y solo quería correr de nuevo a mi habitación puesto que no sabía exactamente que iba a decir, no fue hasta que el sonido de la puerta abrirse me paralizo y logre ver a Francesco de pie, aun vestido sin su ropa de dormir.

 -¿Qué es lo que quieres?- me pregunto, no sabía cómo interpretar su voz pero no era para nada amigable.

 -Yo…- mi cabeza quedo en blanco, ni siquiera sabía que decir, solo sentía mi cara arder, seguro que estaba completamente rojo, jugaba nerviosamente con la camisa. Me daba cuenta que ni yo me había vestido para dormir. Estaba seguro que tendría un desmayo si no fuera porque sentí la mano de Francesco tomando mi muñeca para después ser jalado con fuerza dentro de la habitación, ni siquiera sé cómo termine en la cama tan rápido después de escuchar el portazo con el que cerró la puerta. Lo vi subirse encima mío, hasta que una de sus manos cubríos mis ojos.

 

 

Francesco

 Solté una pequeña maldición, estoy seguro que inaudible para él, le cubrí los ojos, no quería que me viera en ese estado. No quería que me viera lo rápido que puede el enloquecerme si no está a mi lado.

 -Maldición…- solté -No puedo estar sin ti ni un momento más-  declare, estaba bien que dijera lo que yo quisiese mientras no me viera, sus ojos serian una perdición para mí, era como si ese azul pudiera ahogarme como el agua misma y revelar más de lo que ya le había revelado a McQueen.

 -Francesco- lo escuche decir, lograba sentir su cuerpo temblar, mientras que llevaba sus suaves manos a las mias tratando de quitar mi mano de sus ojos con una fuerza completamente nula.

 Nadie podía entender mi obsesión con él, mi nombre en su boca era, ya de por sí, algo que erizaba cada bello de mi piel, y él no podía entenderlo. Que él era mío, solamente mío.

 Divise la bufanda que me había quitado recién, la tome estirándome un poco sobre el para tomarla de la mano, quite mi mano tan rápido para remplazarla con la bufanda, mientras recibía sus pequeñas quejas que obviamente le reste importancia, al terminar de ajustarla sobre su cabeza no tardo en llevar sus manos a la bufanda para quitársela, se las detuve…

 -No lo hagas,- le susurre al oído. Obedeció con un estremecimiento en su cuerpo que me hizo querer tomarlo de una vez, pero no, me tomaría mi tiempo para demostrarle de una vez a quien pertenecía.

 Contuve el impulso de posar mis labios en los suyos, su cuello blancuzco y aquella manzana que se movía rápidamente en busca de aire por la situación del momento hizo que llevara mis labios a posarlos ahí, deleitándome con su aroma. Nunca volvía loco a McQueen, él siempre me hacía que me descontrolara tan solo verlo. Bese su cuello soltando un sonido bastante exagerado, para después abrir la boca y posar mis labios en su cuello, lamiéndolo, succionado su sabor y pegar mis dientes sin siquiera morderlo, me despegue de él, solo para ver que algo tan simple como lo recién hecho le había dejado una marca muy notoria. McQueen soltaba jadeos tan bajos, pero tan exquisitos, abrí su camisa tomándome el tiempo en cada botón, quería que sentiría la tortura del tiempo, su respiración no dejaba de ser agitada en cuanto la camisa estuvo por completo abierta dejándolo a la vista, gritaba sentir mi rápida erección rogando por salir y que lo tomase de una vez, mis dedos recorrieron con lentitud desde su torso hasta su pelvis, mientras se retorcía aferrándose a las sabanas soltando gemidos que se ahogaban con el propio esfuerzo de su boca.

 -Francesco-

Quería torturarle, pero el solo lograba torturarme a mi repitiendo mi nombre en su boca combinado con aquellos jadeos. Pero no tenía intención de simplemente actuar como lo había hecho antes, me incline sobre el besando su vientre arrancándole un gemido subir hasta su oído para susurrarle con total lentitud.

-¿Gimes de estas manera cuando estas con Sally?- agregue, separándome para mirarlo, solo se mordió el labio, tomándome por sorpresa cuando sentí sus manos sobre mi nuca empujándome hacia él, pegando sus labios a los míos, aunque no esperase esa reacción el acabo con esas ganas que mantenía por besarle así que, no es como si pudiera rechazarle el beso, le correspondí casi de inmediato deleitándome con al suavidad de estos que sinceramente ya extrañaba, el beso se intensifico deslizando mi lengua en su boca para sentir la suya ofrecida enredándose con la mía, llenándome de una sensación cálida agradable, sus manos se enredaron en mi cabello y yo solo temblé en su tacto esperando a que no lo hiciese notado, en cuanto nos separamos del beso tome entre mis dientes su labio inferior delineándolo lentamente con la lengua y mordiéndolo ligeramente fuerte, lo solté y el dejo mis cabellos al momento en que me incorpore para quitarle de una buena vez el pantalón, el parecía estar bien con no negarse a nada, lo deje expuesto mientras sonreía bastante satisfecho.

-Parece que me extrañaste- agregue, tocando con la punta de mi dedo su dureza, el gimió temblante mientras sus manos solo podían permanecer aferrándose a las sabanas.

-Cállate…- dijo con un hilillo de voz, me deshice de la polera, solo para bajar un poco el calor que mi cuerpo sentía, y aunque sinceramente quería mi erección palpitante solo quería aguantar un poco más, tome aquellas piernas que no solo eran largas y torneadas, si no suaves con un aroma como toda su piel, mordí una sintiendo jadeo que se ahogó en su garganta, separa ambas piernas

-Mantenlas abiertas- le ordene viendo de su parte un sonrojo intenso, supongo que estar vendado no evitaba que se sintiera expuesto.

Lleve unos de mis dedos, más que divertido, a su entrada que se exponía sin pudor delante de mío, sin introducirlos dentro solo presione aquel lugar con la yema del dedo.

-¡Ah…!- se arqueo McQueen sobre la cama gimiendo agudamente.

Comencé acariciar el lugar jugando con el aun si introducirlo, y mientras lo hacía me incliné hacia para besar aquellos botones rosados que ya estaban más que duros sin siquiera haberlos tocado todavía, mientras hacía estas accione sentí sus manos aferrarse en mi espalda, mientras de su boca salían gemidos tan tierno que solo me hacían pensar en querer sacar aún más su voz hasta hacerlo gritar de ser posible, termine por deslizar aquel dedo que lo acariciaba hacia dentro, McQueen se arqueo nuevamente empujando su pelvis contra mí y sintiendo aún más estrecha  aquella cavidad, pare de lamer aquel pezón para ir al siguiente, al igual que introducía un segundo dedo sintiendo aquellas contracciones internas.

 -Mnhg…Francesco por favor, te quiero a ti, dentro- posiblemente en cualquier otra situación me hubiese burlado de lo recién dicho, pero ni siquiera me atrevía a burlarme puesto que hasta aquello me había excitado más de lo que ya estaba. Me acerque a él, sacando los dedos de su entrada, frotando aquel bulto mío que me torturaba ahora enormemente contra su aun despertado miembro.

-¿Esto es lo que quieres?- pregunte, mientras movía mi pelvis contra el, parecía disfrutar mucho puesto que gemía ya un poco más alto.

-S-sí, lo quiero- pidió, mas rogando que otra cosa.

-Entonces, ¿Puedes prepararte tu solo mientras me preparo para ti? -  dije deteniéndome de mis movientes contra él.

No hacía falta verlo exactamente a los ojos para saber que realmente no sabía de qué le estaba hablando, con una sonrisa en el rostro, tome una de sus manos y los dirigí a su boca.

-Lámelos- dije en orden, al parecer con duda no tuvo otra opción, abrió su boca y sin soltarle la mano lleve su dedos dentro de ella, lograba escuchar los sonidos de su boca lamer sus propios dedos  hasta que para mí fue suficiente saque ambos dedos que quedaron conectados por un hilillo de saliva -Ahora prepárate tú mismo- lleve su mano con la mía a su entrada, pareció entender ahora enseguida al momento de soltarle la mano y dejarlo de guiar, y sin pensar demasiado, termino por introducir sus dedos en su entrada, tan solo verlo abrir levemente la boca para dejar salir un gemido y sus propios dejos estimulándose, me hacía soltar pequeños jadeos de mi boca, mis ojos no se apartaron de el en ningún momentos mientras me despojaba de mi pantalón, sentí una liberación al tener por fin mi miembro libre, que ya goteaba excitado por el simple hecho de verlo sacar y meter sus dedos en un vaivén dentro suyo mientras su otra mano se aferraba a la sabanas y su boca liberaba gemidos, sus mejillas estaban coloradas por la excitación, incluso haciendo tal cosa él se veía encantador, maledizione, ¿Por que es tan dificl hacerlo enteneder que lo amaba como un maldito loco?

Porbablemente de seguirlo mirando hubiese terminado corriendome, pose su mi mano sobre su muñeca en señal de que podia parar, lo cual hizo de inmediato apartando su mano,me posicion en medio de sus piernas mientras los jadeos de McQueen seguian, descontrolandome de una buenza vez, me deslize dentro suyo sintiendo una corriente calida recorrer deliciosamente mi dureza, un gemido cominado con el de McQueen salio de mi boca, soltando una maldicion en mi idioma, sali por completo para entra nuevamente de una estocada, me incline un poco mas cuando sus brazos me buscaban, se aferro a mi espalda firmemente con sus uñas mientras yo comenzaba un vaiven de estocadas produciendo ruidos obesnos que inundaban mis oidos chocando la piel con piel, la piernas de McQueen me rodearon al cintura firmemente mientras seguia moviendome dentro suyo, fue entonces cuando en tantas estocadas y gemidos dulces, dejo salir uno ahogado, arqueandose contra mi y aferrandose aun mas a mi espalda. Habia encontrado aquel punto.
-Sigue...- me pidio entre jadeos-Por favor, sigue- acepte su peticion cambiandos mi embestidas por unas mas lentas y pasionales, tocando ese punto varias veces de manera lenta quedandome quieto unos momentos para luego volver a embestirle lentamente.
McQueen seguia gimiendo, queria seguir proporcionandole ese palcer que termine por tomar su miembro palpitante en mi mano, y comenzar a masturbarle lentamente, sus uñas recorrian mi espalga y sus paredes se contraian sobre mi, esto era completamente increible.
-¿Como se siente ser follado con tu novia a un lado de la habitacion?- pregunte lo mas cordinadamente que pude, para no jadear entre la frase sarcastica, la cual no pareia que tendria respuesta puesto que McQueen solo gemia debajo mio, seguramente con al mriada perdida que acostumbraba tener al momentor de hacerlo, perdido en el placcer en el que yo pronto me sumi, mientras mi mano se movia sobre su miembro el dijo algo entre gemidos que sono ininteligible, pero sabia bien que significaba que ya estaba en su limite, pronto un gemido agudo y el liquido caliente estaba sobre mi mano y sobre el torso de McQueen, sabia bien que tambien pronto acabaria al sentir aquel calor sobre mi pelvis.
-Me vuelves loco- agregue antes de gemir sonoramente llegando al orgasmo como recien lo habia hecho McQueen, corriendome dentro suyo, mi respiracion era agitada y deje caer mi cabeza sobre su pecho que no dejaba de bajar y subir seguramente por la sensacion del orgasmo, tarde un poco en recupérarme de la asombrosa sensacion y salir de el. Pero despues de unos minutos un sonido me descoloco un poco, eran sollozos, me levante alterado quitando de una vez la bufanda que seguia cubriendo lo ojos de McQueen y al momento de quitarsela, vi los ojos inundados de lagrimas que comenzaron a derramarse a los lados. Abri la boca para decir algo pero entonces, el me abrazo aferrandose a mi fuertemente, aquello me descoloco de verdad.
-Te amo demasiado que duele- dijo entre sollozos.-No vuelvas a ignorarme asi-
No podia hacer mas, que sentir una sensacion de culpabilidad que me hizo abrazarlo fuertemente hacia mi.
-Nunca mas- respondi -Lo siento-

Notas finales:

Espero y el haya gustado.

No duden en dejar sus reviews, que siempre llana el kokoro :v/

Los quiero.


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