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Aventurándome en tu mundo [KyourakuxUkitake] por Fujomekay

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El cumpleaños de Ukitake era toda una premisa para el octavo escuadrón, puesto que todos los años, su capitán, organizaba algún tipo de actividad pomposa...Nanao, la segunda al mando, siempre en trajines por aquí y por allá, durante dicho periodo de preparación, estaba casi al límite de sus responsabilidades en agenda.

El año pasado organizó toda una fiesta para ver los cerezos florecer,  por supuesto todo el sake, la comida y la organización fue a cargo de su teniente, quizá por eso es que ahora el capitán Kyouraku sentía la necesidad de encargarse el mismo del asunto, sentía que sus regalos para el adorable hombre de cabello tan blanco como la nieve, nunca habían sido en realidad por parte de él mismo....

 

-¡Ichigo-kun!

-¡Kyouraku-dono!- Exclamó Rukia, antes del que el shinigami suplente pudiese contestarle...

-¿A qué se debe el honor de que el capitán del octavo escuadrón este aquí?-Dijo de forma algo sarcástica Ichigo.

-Pues verás, seguí los rastros de reiatsu que dejo Ukitake en su camino hacia acá, entonces en lugar de poder ver a Urahara, me encontré contigo...Me gustaría pedirte un pequeño favor...

-¿Favor?

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-Ya puedes abrir tus ojos- Le susurro suavemente al oído, el capitán del haori rosa a su amado acompañante.

-Kyouraku ¿No estamos en Karakura?

-Así es y esta es tu píldora...

-¿Píldora?

-Solo tómala...-Le dijo suavemente al dulce capitán y se la colocó el mismo en la boca.

De inmediato, el cuerpo de Ukitake cayó gentilmente sobre los brazos del otro capitán. Quién lo llevó alzado, hasta la puerta de la casa de los Kurosaki, Ichigo salió a prisa, luego de verle por la ventana, mientras el capitán del treceavo escuadrón seguía algo incomodo la situación, después de todo, era bastante extraño, salir de su propio cuerpo, usar una réplica y ver como dejaban el suyo original, sobre la cama del shinigami sustituto...

-Perdona por las molestias ahora es mi turno...-Dijo con aire alegre Shunsui, colocándose justo a la par del cuerpo de Ukitake, dispuesto sobre la cama, debido a que esta era muy estrecha, tuvo que acomodarse,   abrazándolo. Ante aquella escena, el dueño del cuerpo durmiente, esbozó un leve sonrojo en su rostro. 

Luego de obtener su nuevo cuerpo, el pomposo capitán de cabello oscuro, se dirigió a toda prisa hacia la ciudad, mientras tomaba de la muñeca a su lindo compañero. Debido a que los dos vestían con sus exuberantes haori, todas las personas en la ciudad les observaban, Ukitake estaba muy emocionado, al ver que un grupo de niños se aglomeraban en una especie de fila tras de sí...

-Cielos, parece que vamos a tener que darles un dulce- Exclamó después de un leve suspiro Kyouraku, señalando una vieja dulcería que se observaba a la distancia.

-Veras, me encantaría pero no tengo dinero...

-No quiero que pongas esa cara tan desmotivada hoy, te traje aquí, por lo que deja que yo me encargue.

En respuesta de las gentiles palabras, en la cara del hombre de cabello blanco, se vislumbró una enorme sonrisa, realmente desbordaba felicidad, ante tal gesto, el capitán del cabello ondulado y barba, no pudo disimular su leve sonrojo. En su mente sentía que era más bien él, quién estaba recibiendo un regalo.

Después de que Kyouraku volviera, los niños estaban cada vez más emocionados, preguntando sobre la casa del extraño hombre con haori, porqué vestía de esa manera y quien era su acompañante. La forma fantasiosa y adorable con la que Ukitake respondía esas preguntas, hizo que el capitán de cabello oscuro, no se acercara, para no interrumpir aquella linda conversación, hasta que su adorado compañero, se percató de su presencia.

-¡Ah! Esos niños eran tan adorables, suerte que la dulcería estaba cerca- Mientras decía esto, Ukitake cubrió su pequeña risilla con una de sus manos.

Ante aquel pequeño gesto de alegría Kyouraku, no pudo evitar que se le escapará un suspiro bastante audible.

-¿Qué ocurre?

-Nada...Solo estaba pensando en que tú eres mucho más adorable que esos niños...

-¿Qué dices?-Exclamó un alarmado Ukitake, sosegándose repentinamente al ser cubierto por los brazos de Kyouraku.

Por un instante, el hombre de cabello blanco, dio un vistazo al panorama, estaban cerca de un riachuelo, sobre un puente de madera que lo cruzaba, no había nadie cerca, era su permiso, para dejar que su amado le abrazará y se pusiera meloso, de esa forma que siempre le avergonzaba tanto. Cuando este, le soltó suavemente, sus rostros se encontraron y un sorpresivo beso, despistó nuevamente al bello capitán.

-Feliz cumpleaños-Susurró al oído, mientras sacaba un pequeño obsequio que colocó en las manos de su amado.

-Gracias. Kyouraku...¿EEEEh? Es hermoso-Dijo con un sobresalto de júbilo, al exponer hacía  la luz del sol,  una pequeña esfera trasparente, que tenía dentro una gran cantidad de gasas de colores, suspendidas en un líquido, que cambian de apariencia ante el más leve movimiento- ¿No te parece un pequeño universo?

-Es hermoso, lo encontré en la tienda de hace un momento, sabes que no se me da bien planear las cosas...-Dijo el capitán de semblante despreocupado, mientras observaba la esfera sostenida por los pálidos y delgados dedos de su amante.

-Se parece mucho a Kyouraku-Dijo con una linda sonrisa, mientras volvía a ver al otro, quién le abrazaba suavemente por la espalda y reposaba la cabeza sobre su hombro.

-¿A mí?

-Sí,  danzan todas como quieren, son libres de cambiar su forma, pero mantienen sus mismos colores, si las describiera con pocas palabras, sería "el mundo de Kyouraku"-Exclamó fascinado.

-Entonces, tienes en tus manos el mundo de Kyouraku a tu completa disposición.

-Es un regalo muy grande, no sé si podré con él...

-Podrás, porqué yo seré tu guía.

Diciendo esto, una vez más sus miradas se encontraron, como si se protegiera de la fuerte brisa que sacudía sus cabellos al igual que la hierba, Ukitake hundió su cabeza en el pecho de su amante, mientras le abrazaba firmemente.

 

 


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