» ¡Es hora de la fiesta! «
Meses después.
Eren bufó una vez más. –Oye, lo creas o no, es bastante difícil hacer esto sin ensuciarte. Así que, ¿Me harías el favor de quedarte quieto? No quiero que nos peleemos sólo porque manché tu bonita piel de barniz. –Rodé los ojos y dejé de moverme. Eren volvió a pasar la brocha por la uña de mi dedo índice, retocando la pintura negra tan característica de mi vestimenta.
Cruzó sus piernas, no pude evitar poner mi otra mano en su rodilla, acariciando con ternura su piel. Rió. Una risa adorable que cautivaría a cualquiera. – ¿Me regalas un beso? –Sopló con suavidad, en un intento de que el líquido se secara. Se levantó y depositó un pequeño beso en mis labios. –Gracias, cariño.
– ¿Dónde guardaste mis orejas, cola y barniz? –Señalé la pequeña maleta que se hallaba en la cama. Caminó hasta allí y sacó cada uno de los objetos, colocándolos donde iban. Con suma rapidez, destapó el pequeño frasquito y repasó sus uñas con color violeta. –Mira y aprende, novato.
–Este novato te folla todas las noches, bebé. –Solté una carcajada ante su rubor. Siguió con lo suyo mientras yo arreglaba las vendas que cubrían mis ojos. Era un poco complejo el hacerlo ya que tenías que encontrar la posición perfecta para que no se cayeran. El enorme espejo que adornaba la habitación me daba una vista perfecta de Eren. Estaba arreglando su camisa, colocando los tirantes que sujetaban su pequeño short. Sus piernas se veían más largas que de costumbre. –Tengo ganas de hacerlo.
Casi se ahoga ante mi comentario. –Pervertido, ¿No puedes esperar hasta más tarde? Además, dentro de un par de horas tenemos que salir a escena. –Reí. Me acerqué a él y lo abracé por la cintura. –No, Levi, se nos hará tarde, idiota.
...
Solté un pequeño jadeo y aumenté la velocidad de las embestidas. Eren exclamó algunas palabras, más no entendí nada de lo que dijo. Se aferró a mi saco, encajando sus uñas en mi espalda. Gruñí ante eso, como me hubiera gustado hacerlo sin ropa... Pero se estaba haciendo tarde para el show.
Mi celular sonó a lo lejos. Obviamente lo ignoré ya que estaba demasiado concentrado en la cara de mi chico. Recuerdo cuando aceptó ser mi pareja, fue el día más feliz de mi vida. Después de eso, le pedí que viviera conmigo (prácticamente lloré cuando aceptó) y ahora somos la típica pareja feliz y que disfruta de su relación (bueno, no tenemos nada de "típico". Supongo que el simple hecho de ser famosos nos hace ser diferentes a lo "típico").
–L-Levi... ¡Ah, Levi! –Sonreí con malicia antes de morder su cuello, dejando una visible marca. Un grito bastante agudo salió de su garganta, indicando que se había corrido. Segundos después yo lo hice, derrumbándome sobre él, abrazándolo con amor. Nuestros corazones latían con rapidez, nuestras respiraciones se sincronizaban. Sus dedos acariciaron gentilmente mi nuca, enredándose en mis cabellos rebeldes. –T-tenemos que arreglarnos...
–Lo sé, lo sé.
...
–No nos mires como si fuéramos el demonio, deberías saber que estamos a tu nivel. Este nunca fue nuestro pasatiempo destinado, pero, ¿Cómo podríamos olvidar ese oscuro crimen?
La gente gritaba con mucha fuerza el nombre de la banda. Los letreros con colores fluorescentes comenzaron a hacerse presentes. Yo sólo podía fijar mi atención en cierto integrante con disfraz de conejo morado que era alumbrado por luces de neón. Se movía de manera mecánica, fingiendo ser robots.
–Los monstruos vagan por los pasillos, pero no son robots. Los hombres tienen algunos pensamientos oscuros...
Sus dedos se deslizaban con una rapidez increíble por las cuerdas de aquella guitarra roja, el tesoro material que más amaba y cuidaba (a veces me siento celoso y me dan ganas de romperlo, pero no quiero ganarme su odio, eso sería terrible). Recuerdo que una vez la escondí y casi se muere. Después de un par de horas, la "encontré" y me dijo que me amaba. Fue lindo, pero me sentí un poco culpable ya que yo la había ocultado y luego fingí ser el héroe. Soy una mala persona.
–Dale cuerda, la música está en mí. Fue un largo día y morimos para ser libres. No te detengas ahora porque te puedo asegurar que cuando el silencio caiga seremos lo último que verás.
Hanji se acercó con una copa de vino. Ingería del líquido con delicadeza, mostrando el lado elegante que no poseía. Ella es un completo desastre, todo lo contrario a mí. Es una molestia andante, sobre todo si está borracha. Erwin llegó en ese momento y le arrebató la copa, solté una carcajada por la expresión que colocó Zoe. –Las bebidas alcohólicas no son para ti.
–Pero estaba muy bueno... ¡Déjame beber sólo esa pequeña cantidad! –La música se detuvo de repente. La vocalista de la banda agradeció, ganándose los ensordecedores aplausos de la gente, y salieron del escenario. Prácticamente corrí hasta su camerino.
– ¡Eso ha sido increíble! Ah, hola. –Levanté mi mano, saludando a Jean, y me acerqué a Eren. –Oye, Levi, ¿Dejarás que nuestro conejito favorito vaya a la fiesta de esta noche? Hace mucho que no se divierte gracias a que lo tienes encadenado a tu lado. –Fruncí mi ceño. ¿Que yo qué?
–Jean, déjalo en paz. Le prometí que tendríamos una cena privada. Además, ¡No me tiene encadenado a su lado, idiota! Cuando tengas pareja lo comprenderás. –Tomé su mano y planté un suave beso en ella. Annie soltó un gritó de emoción, haciendo a mi chico reír. Jean sólo rodó los ojos y salió de la habitación. La rubia rió por lo bajo.
–Parece que está celoso...