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Nada por PandoraBoxx

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Notas del capitulo:

Bueno, aquí la continuaación del escrito, espero les vaya gustando.

 

Luego de llegar a la cafetería y ordenar lo de siempre para cada uno, el chico intangible miraba de reojo al rubio, y no perdía detalle tampoco de la actitud del pelirrojo. ¿Coqueto? Algo así, ¿Meloso? No tanto y sin embargo, una vanidosa y seductora expresión de Kid no dejaba la mesa y acompañaba sus rasgos con cada palabra y oración ante Killer.

—Sigo sin comprender, ¿Cómo lograste ver esa clausula desde la entrada? ¿Tienes mirada de rayos x y no me contaste? — preguntaba Killer del modo mas inocente y puro posible, sin burlas y dispuesto a creer todo lo que su compañero le dijera.

— ¡Ja! ¿Cómo crees? Aunque si te dijera el modo ni me lo creerías. — respondía Kid indiferentemente, en lo que jugueteaba con la taza de café.

—Pues sólo se me ocurre eso, que tengas súper poderes o… no, sólo eso.

—Me lo dijo un fantasma.

— ¡Jajajajajajajajaja! — estalló Killer en risotadas sonoras que apenas si le permitían hablar— De todas las cosas posibles, esta es la menos creíble y más cuando se trata de ti. — se carcajeaba el rubio y golpeaba la mesa con la palma de la mano, atrayendo las miradas curiosas de los demás comensales.

Jalando aire con fuerza, Kid se dispuso a contar y demostrarle que no mentía.

— ¡Es la verdad! — dijo mirándolo atento — De hecho esta parado a un costado tuyo.

Killer dejó de reír y miró a su lado. La seriedad sepulcral notada en las palabras de Kid, lo obligaban a tomar muy en serio lo que le estaba diciendo.  Su subconsciente de inmediato estiró el nervio del cuello imponiéndole que mirara a un lado, en donde su compañero le señaló con el rostro, para cerciorarse de que fuera cierto.

Kid se quedó inamovible, esperando las reacciones “obvias” en su compañero.

—Deja de bromear con eso, esas cosas, según tú no existen.

—Y aún así, el día del bar, en la oficina, cuando sentiste el escalofrió que te zarandeó fue porque el imbécil —remarcó sus palabras al mirar al ente — te atravesó con el fin de entrar.

— ¿Qué?

Obvio la incredulidad se apoderó del rostro de Killer, en lo que Kid apoyando su brazo sobre la mesa le contaba sin la menor demostración que detonara la desconfianza a sus palabras.

—Si, la noche que estuvo nevando, salí tarde del taller y esa cosa cuando menos me di cuenta ya estaba en casa conmigo, su voz fue lo primero que escuché en un par de ocasiones, y como solo yo lo veo y escucho, creí que me estaba volviendo loco.

— ¿Es verdad lo que me estás diciendo? — preguntaba Killer, con el semblante frío, un tanto pálido pero manteniéndose calmado ante la declaración indiferente.

— ¡Claro! Es mas, escribe cualquier cosa aquí —le retó brindándole una hoja ya usada, llena con cálculos varios —Él me dirá que escribiste,  ¿Qué dices? ¿Le demostrarías que estas aquí? —señalaba a su compinche con una mueca, el ente sonrió confiadamente y alzó la ceja, como cuando una broma esta planeada y la victima en espera. Luego, asintió.

Killer no sabia si asustarse o no, su compañero definitivamente estaba fuera de si; aunque, si le demostraba que todo era producto de su imaginación quizás y aceptaría ir al medico. Asintiendo le “siguió el juego” y el ente, sonriendo burlonamente  pensó en probar la fidelidad y camaradería entre esos dos.

“Claro, veamos hasta donde llega” — respondió mirando sobre la cabeza rubia, esperando la frase profunda que Killer escribiría.

—Cuando quieras.

Asintiendo, el rubio inició a escribir, nada largo ni tedioso, es más de hecho se trataba de una confesión: “Yo me comí el resto del pastel de carne”.

“Dice que, él se comió el resto del pastel de carne.” —Mencionó el moreno mirando las reacciones de Kid.

— ¡Tú! ¡Me dijiste que Bonney se lo había comido!

La sorpresa se marcó en el ojo visible de Killer, seguramente se habría visto en el otro por igual pero su fleco estorbaba al tiempo que cubría la enorme cicatriz. No lo creía, y Kid se mostraba sin cambio alguno, un tanto molesto por saber que lo dejaron sin comida por un rato, Killer decidió poner fin a eso con algo fuera de las reglas del pequeño experimento.

—Algo más. —dijo.

“Capitán, tenía mas soya que carne.” —mencionó el ente.

Kid mostró algo de arrogancia en lo que se enderezaba sobre la mesa, acercándose por la parte superior y tomándolo por el cuello de la camisa negra moteada, según él agrediéndolo.

— ¡¿Soya?! ¡¿En verdad?! ¿Quieres una paliza?

— ¡Imposible! —Killer  se puso de pie mirando a todos lados completamente sorprendido. Buscaba un espejo o algo que delatase sus renglones y que se le haya pasado de ver antes, pero no encontró nada.

—Te dije que no mentía. —mencionaba el pelirrojo regresando a su sitio — Anda, tócale el hombro derecho. —dijo volteando a ver a su cómplice en esa demostración.

Burlonamente, el fantasma tocó la parte que Kid sugirió; el escalofrío similar al que sintió en el bar le recorrió todo el cuerpo, sacudiéndolo de nueva cuenta, sin embargo, Killer insistía que era porque ya estaba afectado su subconsciente.

— ¡No, es culpa de mi imaginación!— negaba.

—Acaríciale la frente.

Y de nuevo, se sacudió al sentir como su dorada y sedosa cabellera pareciera cambiar de temperatura en su rostro.

Alejándose un poco, se sacudía tratando de quitarse esa sensación; esos movimientos llamaban mucho la atención aunque no lo quisieran y todo porque esos hombres eran tan serios que bien podían dedicarse a cualquier profesión maléfica y, por supuesto qué sería creíble y, ahora ver como uno de ellos se zarandeaba tratando de quitarse un insecto simplemente estaba fuera de contexto.

—Basta Killer, siéntate y te explico que pasa.

Obedeció después de acicalarse, acomodando nuevamente su larga y alborotada melena, aunque con una sola sacudida basto para que ésta, tomara su sitio justo, en realidad el toque fue con el único fin de convencerse a si mismo de que ninguna mano estaba tocándolo en ese instante.

—N-no entiendo… ¿Cómo…?

—Yo no lo hago si eso estás tratando de preguntar, ya te dije quien lo hace.

— ¿Cómo es?

— ¿Te refieres al idiota que me sigue? — Preguntó Kid mirándolo fijamente, —Pues es un imbécil común y corriente, es todo.

—Sabes que tus descripciones son una mierda, ¿Verdad?

—Lo sé.

“Puedo escucharte, que no se te olvide.” —Agregaba el ente.

—Si, ya lo sé. — respondía Kid mirando en su dirección, Killer miró al mismo sitio, buscando con sus ojos tratando de ver un vestigio.

—No… yo no veo nada. — alegaba el rubio.

“Lastima, estuviste cerca, bueno… la verdad no tanto.” —se burlaba el ente cruzado de brazos y con una mueca satisfactoria; que el propio Kid demostrara sus errores le gustaba ya que su ego tenía que comer de vez en cuando,  ¿no?

—Pues es así. Esta cosa —señaló a un costado —Me ha seguido desde hace días ya, y no logró comprender que quiere o que necesita para que se largue al cielo, al infierno o a donde sea qué tenga que.

—Sigo sin poder creer en todo lo que me dices, pero, — Killer buscaba de derecha a izquierda tratando de vislumbrar cualquier cosa, su nerviosismo era mucho  más visible que el ente moreno parado a un costado suyo — Tu palabra no se pone a prueba, además, no veo que estés haciendo trampa, en fin ya pensaré como ayudarte con esta situacion tan descabellada… por el momento me gustaría que le mencionaras que no soy enemigo tuyo y que no me gustan los escalofríos.

“Jajaja, —sonrió discretamente el ente, cubriéndose la boca tratando de no disfrutar mucho de ese comentario. Para Kid esa fue una revelación, esa faz era de lo más resplandeciente, antes ya la había visto en su compinche, sin embargo ahora se mostraba mucho mas lúcida y nítida, para ser de una persona intangible — Dile que no soy algo que pudiese maldecirlo o asustarlo, era sólo para demostrarle que decías la verdad, es un gusto Killer-ya.”

—Dice que no te hará nada malo, y que es un gusto conocerte. Y no soy mensajero de ninguno de ustedes dos imbéciles, él te puede responder si le preguntas pero, no creo que lo escuches así que olvídate de eso y cuéntame, ¿Cómo vas con la programación?

Luego de esa demostración los universitarios se centraron en su charla amena, de vez en vez Killer miraba a un lado esperando lograr ver algo o simplemente por que la curiosidad era mucha y la desconfianza también. El ente los observaba desde un costado y al tiempo que prestaba atención a la plática, internamente, se preguntaba cuando regresaría a tener su cuerpo si es que tenía alguno o, cuando volvería a tener sus recuerdos claro, si acaso llegaba a recordar en algún momento, cuando, regresaría a la normalidad, si es que aún podría hacerlo.

El estar pensativo, a un lado de Killer atraía la atención por instantes de Kid; ese ser mostraba una cara desconocida para él: una persona aislada del mundo común y corriente que únicamente se centraba en los estudios y su camarada, ese ente le estiraba una hebra sensible y, al taheño le desagradaba saber que ahora, su atención podría dividirse en dos.

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Luego de conocer “oficialmente” a Killer, el ente, en casa de Kid se acopló al grado de sentirse completamente en casa, y el tiempo continuó con su andar, ese que pasa desapercibido en casi todas las ocasiones y, sin darse cuenta de cuando forjaron un lazo. Se acostumbraron el uno a los otros y aunque su intangibilidad sí afectaba, no mermaba el  modo de tratarlos, bueno a Kid, ya que Killer mantenía una línea muy delgada entre el miedo y respeto.

 Sin embargo no lograba concretar una cuestión que le cabreaba y lo ponía ansioso: la limpieza.

Pero siendo honestos, ese ser parecía padecer de algún tipo de trastorno ya que, el más mínimo vestigio de basura fuera del cesto de inmediato desataba su alerta, para mitigar ese sensación se distraía con el sonido de la televisión en lo que el pelirrojo se duchaba, o simplemente, cuando éste escuchaba música.

Esos eran los días de Kid, ver televisión, escuchar música, ir a la universidad, regresar tarde, dormir un poco y los fines de semana, ir al bar con Killer y luego, volver a la rutina solitaria que llamaba vida. O al menos así era hasta que el ente se acopló a su rutina, disfrutando de la compañía invisible que le ofrecía y que, al contrario de incomodarlo, se familiarizó a ese visitante no deseado que disfrutaba como le sonreía levemente a la distancia, o que, lo acompañaba hasta quedarse dormido y ese ser nunca se quejaba, nunca le recriminaba que lo dejase hablando solo en la madrugada cuando estaba acostado listo para dormir.

Se acostumbraron a estar juntos, pelear, charlar, inclusive estudiar (obligadamente para el taheño) para los exámenes que tuviese en puerta ya que esa figura espectral resulto ser un erudito con demasiado potencial, tanto que Killer también se benefició en varias ocasiones, leves fallos en sus programas resaltaron a la vista del ente y cuando se los remarcaba y corregía, la buena nota llegaba al día siguiente, tan acoplados se mostraron que casi parecían ser familia desde siempre.

Claro que el rubio también se acostumbró (después de un tiempo) al hecho de que su amigo hablara con los dos al mismo tiempo y en ese lapso, Killer sentía que Kid poco a poco empezaba a considerar al ente como uno más de su manada, además de que el carácter de su hermano mostraba una transformación para su bien, claro.

Ni siquiera prestaron atención al paso de las estaciones, ni cuenta se dieron de cuando el frio se alejó para dejarle la ciudad a, primero la tibieza y reverdecimiento propios de la primavera, para luego, el fuerte calor y sonidos propios del verano, estaban a un punto cercano de las vacaciones del mismo y ellos ni en cuenta, bueno, el único que sí notaba eso era Killer según él ahora los días ya se veían menos lúgubres cuando llegaba a casa, porque así la consideraba también, se sentía demasiado acogedora, incluso olía bien, según Killer, olía a pastel.

— ¡Hola! ¿Estas, digo, están en casa? — preguntaba limpiándose los zapatos para dejarlos en el recibidor.

—Claro, estamos aquí.

Kid le gritaba desde la sala, en donde respondía sus trabajos de la escuela; Killer se detuvo antes de pisar la alfombra, no sabía en donde estaba el ente y la verdad quería evitar por completo un altercado con ese ser, ya que aún conservaba la creencia de que al hacerlo enfadar, le haría algo malo.

—Ahmm, ¿Dónde esta? —preguntaba mirando, esperando la respuesta para tomar asiento.

—Aquí esta sentado, se apoya en el sofá, me ayuda con las respuestas de esta ecuación.

Sonriendo, el rubio tomó asiento y saco su laptop, no quería prestarle demasiada atención al hecho de que, ahora los dos convivían mucho con ese ente y que incluso les gustaba que así fuese sobre todo por la ayuda en cuestiones de números.

—Espera, ya me confundiste —mencionaba repentinamente Kid, borrando unos cálculos. Killer aguardaba la terminación de esa leve disputa.

“Mira, el calculo de la viscosidad de este material esta equivocado, de continuar así, al momento de sumarle el punto de calentamiento, te estallará en el rostro.” —Comprendo, entonces… —alegaba el pelirrojo soplando los restos de la goma para borrar.

“Debes factorizar primero esta suma” —señalaba el moreno, golpeando o más bien simulando ese acto, su dedo atravesaba el papel y todo lo que intentase tocar.

Ya para esa temporada el ente se ensimismaba con las características propias de Kid, a sus ojos, el arisco mostraba todas las facetas que poseía consciente o inconscientemente, para él, ese joven ya poseía un lugar muy especial y muy amplio en su corazón, también sin darse cuenta de cuando, dejó de pensar en regresar a lo que era por el simple hecho de no perder al sujeto huraño.

—Oye, ¿Te invitaron a la fiesta? —preguntó el rubio, tecleando en su lap.

— ¿A cual? —respondía el taheño sin dejar de escribir.

—Es el cumpleaños de Nami, la de los “Sombrero de paja”.

— ¿Y por que tendrían que invitarme? Los conozco de vista pero no tengo trato con alguno de ellos.

—Como te llevas bien con Luffy, pensé que si los tratabas seguido.

— ¡No me jodas! Si tú, quien conoce hasta la talla de mis botines dice eso, ¿Qué será de los demás?

“No te preocupes Eustass-ya, te conocen en la escuela por ser el hombre de las cavernas, pero  no te fijes en esas cuestiones tu popularidad se debe a eso precisamente.”

—A ti no te incumbe eso, metiche. —declaraba Kid, deslizándole el cuaderno, esperando que le revisara el resultado. En ese momento fue cuando notó algo, ¿Por qué estaba confiando en ese ente? ¿Desde cuando había intimado con él?

Comprendiendo la situación, se levantó de súbito y se dirigió a la cocina. Killer observó como, nervioso bebía un refresco de lata.

—Oye, si no vas a ir a la fiesta, supongo que te veré en el bar, ¿Cierto?

—Claro que si.

—Eso me agrada, por cierto, ¿Qué conoces de Perona?

— ¿Perona? —preguntaba Kid desde la cocina, aun pensando en como ahora gracias a ese ente que pasaba todo su tiempo con él, estaba dejando de sentir ese inmenso abismo que a todos lados lo seguía, inclusive la ansiedad que le atacaba y éste mermaba con sumirse en el trabajo en la escuela lentamente se desvanecía.

Lo único que no cambiaba en su interior era un sentimiento oculto y secreto  incluso para Killer.

—Por esa respuesta me doy cuenta de que no la conoces, bueno, ella según habladurías de la uní, es una chica que tiene poderes psíquicos…

—Es la ladrona, ¿Verdad? La que les tima diciéndoles el futuro y según ella prediciéndoles la buena fortuna y diciéndoles de que se cuiden.

—Esa misma, ¿Por qué no van y la visitan? Quizás les ayude con su problema. —declaraba el rubio deteniendo sus dedos y mirándolo fijamente.

— ¿Problema? — preguntó Kid con mucha duda.

“Se refiere a  mí, imbécil” —le respondía el fantasma en lo que continuaba revisando  el cuaderno.

—Pero… no hay problema alguno, bueno es… —raspó Kid su garganta y, desvió el tema terminando de un trago el resto de su bebida.

—Comprendo, pero debes pensar capitán que él, quizás tenga familia o este en una situación diferente  a la que  nos imaginemos.

No obtuvo respuesta alguna. El ente los miraba alternada y paulatinamente, su atención se centraba en el cuaderno del pelirrojo, sonriendo lo miró:

“Ya esta correcta. “ —dijo.

Kid le sostuvo la mirada y fue honesto consigo mismo cuando reconoció que esa imagen le gustó; el moreno sentado en la alfombra con sus piernas dobladas debajo de la mesita de centro, apoyando su brazo en el sofá y recargando su rostro, acorrucándolo en ángulo de esa postura. Como rayo enceguecedor, creyó poder tener un futuro al lado de ese ente o, cuando menos continuar del mismo modo por tiempo indefinido.

Sin embargo al observar a Killer, la balanza se inclinó de nueva cuenta al hormigueo que siempre le acompañaba, la sensación de caer, y, al recordar todas las aventuras a su lado hizo que la balanza levemente, se inclinara a su favor. Todo eso le hizo sonreír y al mismo tiempo le orillaron a aceptar intentar esa idea propuesta; lo que sí logró esclarecer fue que, mientras más rápido se solucionara ese embrollo, esa ligera confusión acabaría sin marearlo más.

—Killer, la ladrona, ¿Estudia en  la misma facultad?

—Según las chicas, esta preparándose para contadora.

—Con eso es más que suficiente — aclaró—Iré apenas recoja algo del cuarto.

Killer se quedó en sala, mirando a todos lados. Con ese modo de actuar esperaba lograr ver un leve destello del ser que merodeaba, pero siempre era el mismo resultado: no ver nada fuera de lo normal. El ente por su parte se acercó tanto a Killer que bien logró ver las cicatrices que se escondían debajo de su cabello, también notó el azul cielo de sus ojos. “Nada mal, Killer-ya, eres atractivo sin importar tus... Cicatrices” declaraba mirándolo y alzando su mano intentando tocar su dorada cabellera.

—Ya no le causes escalofríos, lo asesinarás de un susto.

Killer respingó y se recargó completamente en el sillón; Kid llegó justo al instante en que acariciaría la melena del rubio. “No es mi intención, sólo me dio curiosidad es todo.” —agregó retirándose un par de pasos.

—Aun así, no lo hagas.

Killer miraba un tanto asustado, en lo que Kid tomaba su mochila para salir.

—Bueno, veamos que dice esa chica de este caso en especial. Espero que no sea una broma tuya Killer, de lo contrario… te pesará.

— ¿Cómo crees que va a ser una broma? —alegaba el rubio guardando sus cosas y preparándose para salir juntos  del departamento ante la mirada escudriñante del moreno, algo le insistía que ese par, ocultaba algo muy importante entre si o, en su defecto, que alguno de ellos ocultaba algo que cambiaria todo en sus vidas de ser gritado a los cuatro vientos, y si no a los mismos, cuando menos, al saberlo cualquiera de los dos.

— ¿No vienes? —preguntaba Kid desde la puerta manteniéndola abierta, como si él necesitase de eso para salir, parándose calmadamente inicio a caminar hacia él.

“Ya te quieres deshacer de mí, ¿Verdad?” —preguntó burlonamente, reduciendo sus pasos hasta la puerta.

—No exactamente. —dijo Kid cerrando la puerta a espaldas del ente, juntos, los tres iniciaron con el recorrido hasta el campus.

Notas finales:

Y, prometo continuar con las actus cada semana, si no ocurre algo grave que lo  impida, como un cataclismo, o la extinción de la humanidad o un ataque zombie, la peor para mí, que se dañe la pc! ;_; jajajaja ok no...


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