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Nada por PandoraBoxx

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Notas del capitulo:

Bueno, es lunes y eso significa... ¡Ir a trabajar! jajajaja ok no, pues he aquí la siguiente actualización...

 

Ya no hubo salida a la librería, el ente se dirigió a casa muy pensativo. Al llegar se quedó parado afuera del departamento, esperando cualquier indicio positivo para poder entrar, la incomodidad le impedía entrar libremente después de ser el participe anónimo en la discusión con Killer.

El pelirrojo por su parte limpiaba al compás marcado por AC&DC y “Highway to hell” retumbaba en todo el piso del edificio.

Se recargó en la pared, a un costado de la puerta, observó como los vecinos pasaban y cuchicheaban al momento de mirar en dirección de la casa de Kid y comprendió que en ese ámbito, el gorila pelirrojo tampoco era bien visto, sonriendo con leve perversidad los vio alejarse y encerrarse dentro con mil cerrojos, no fuera que el adicto que escuchaba esa música les tratara de robar.

“Pobres imbéciles” —pensó enfadado.

—Hey, ¿Por que estas afuera? — preguntó Kid zarandeándolo afónicamente.

Cargaba una bolsa plástica con basura. Arrojándola por el ducto lo miró muy pensativo, pensó incluso que no le respondería hasta que:

“Nada fuera de lo usual, espiando a tus vecinos” —respondía burlonamente.

—A esos santurrones, no les prestes atención y mejor entra, —Kid mostró una sonrisa tranquila, — No puedo continuar charlando con alguien que no esta.

Un guiño y mantener la puerta abierta para que entrara fue suficiente para esclarecer la duda; cuando el moreno ingresó completamente a  la sala y observó el excelente trabajo que había hecho,  sonrió complacido. Internamente se consideraba un idiota ya que, el recibimiento de Kid lo hacía sentir como si estuviese en casa; aunque ahora sólo tenía que tratar de cambiar algo en lo que estaba seguro no seria fácil: la música.

“¿Por qué no pones algo de música? Así se pasaría deprisa el tiempo” —mencionó sabiendo la respuesta automática.

— ¡¿Pero de que carajos hablas?! Ésta es música.

Respondió subiendo el volumen al máximo y sacudiendo su cabeza.

“Vamos, debes tener algo mas… apacible.” —contraatacó el moreno observando divertido los movimientos de Kid.

—Bueno, ya entendí que no conoces de buena música, pero ¿Algo en particular que quieras escuchar?

“¿Mes estas dando la opción de elegir?” —protestaba cruzándose de brazos el moreno.

—No —mencionaba el pelirrojo tomando su móvil.

“No creo que entre tu basta colección tengas música clásica, ¿verdad?”

—No exactamente, pero tengo un género que quizás te agrade, se le asimila bastante.

Kid buscó con atención entre sus carpetas y al encontrar la deseada, colocó con cuidado el aparato blanco sobre el modular y continuó barriendo; Therion pronto los sacudió y llenó de energía con su estilo sinfónico, ese que al ente sí le gustó.

Se sorprendió bastante de escuchar las bellísimas tonadas de las sirenas, las mismas que(Se imaginaba él) hipnotizaban a los marinos en los tiempos barrocos, combinadas con la música tranquilizante y armoniosa que le causaban un “suspiro” profundo, porque, inclusive Mozart y Beethoven (por mencionar sólo a dos grandes interpretes) aprobarían los acordes de violines, pianos, violonchelos, flautas y arpas perfectamente mezclados con guitarras eléctricas, baterías y bajos de los tiempos modernos, esa música pues, (concluyó el moreno) era la prefecta mezcla de la música clásica con el rock gótico.

— ¿Sin quejas? —cuestionó Kid mirando embobado la figura del ente inmóvil, sintiendo la música, disfrutándola convirtiéndose en un factor más en común con ese ente.

“No, bueno, hay empaques de basura bajo la silla, y debes mover los sillones para limpiar bien debajo de ellos, y tienes que usar un poco de cloro para lavar los trastes.”

—Ja, ya te llevo mucha ventaja.

Minutos pasaron en los que por la música un poco mas tranquila, le sirvieron al ente para preguntar  enmascaradamente sobre la discusión con Killer.

“Eustass-ya ¿Por qué no te gusta el alcohol? “ —la estrategia así, se puso en marcha.

—Oh… bueno, —Kid dudó de continuar con la respuesta, sin embargo, esa “cosa” ya le había demostrado que su confianza era completa y llana, sin cuevas o huecos en los contratos — Mi padre era alcohólico. Killer y yo nos criamos juntos.

El ente lo miró decididamente, insistiéndole que continuara con la historia, que él no diría nada a nadie.

—Desde qué tengo memoria él ha estado conmigo en las buenas y en las malas y para mi padre, fue igual. — el desprecio palpable en las palabras de Kid golpeaba al moreno con la culpa obligándolo a ver al piso por instantes, recriminándose el haber hablado de ello y de traerle malos recuerdos.

 — Tan así consideraba a Killer de la familia —continuó Kid — Que cuando se embriagaba nos golpeaba por igual.

“Vaya, eso es nuevo, entonces Killer-ya… ¿Es huérfano?” —Continuaba con las preguntas ya con un tono más valiente, sin embargo la verdadera interrogante aún se mantenía oculta.

—Se podría decir, no lo sabemos, cierto día su madre desapareció de buenas a primeras y mi padre, años después ya cuando estuvimos por entrar a secundaria murió, gracias al demonio por eso de lo contrario lo habría asesinado con mis propias manos. — exclamaba Kid apretando su puño.

“¿Lo odiabas?” —preguntó viendo como el rostro amorfo de Kid cambiaba con cada pregunta.

Sonriendo resignada y burlonamente respondió: —No es tanto como odiar, para eso se requiere mucha energía y prestarle atención a algo, es mas como… —dudó en continuar, las palabras no eran tan fáciles de expresar como para el moreno.

“Entiendo, y ¿En esos momentos tenias a quien prestarle mas atención, cierto?” — Quién se cruzó de brazos triunfal ante esas declaraciones, —“Debajo de la mesa hay un papel tirado.” —le señalaba con la mirada.

Asintiendo, introdujo la escoba hasta donde el ente le dijo y arrastró el papel sacándolo del lugar: —Luego de buscar a la madre de Killer por meses nos dimos por vencidos, total al no haber cadáver ni tampoco pertenencias llegamos a la conclusión que nos, bueno,  lo había abandonado. — Y en ese instante, una sonrisa sincera y feliz se adueñó del pelirrojo, tal vez gracias a los buenos recuerdos — Después, robamos por un tiempo para estudiar, trabajábamos a medio tiempo en pequeñas tiendas donde robábamos también… y, siempre estuvimos juntos… todo el tiempo.

Y con esa última aclaración los análisis del moreno le corroboraron lo que ya de antemano conocía. Los ojos de Kid se estancaron en la ventana instintivamente, esperando algún tipo de señal proveniente desde lo alto, aunque sus respuestas estaban en frente.

“Bueno Eustass-ya, ¿Nunca has considerado que tal vez lo que sientes por él no es nada mas que un profundo cariño y demasiado agradecimiento?” —dijo animándose a avanzar en la encrucijada. El problema con el pelirrojo no era el hecho de la violencia, no podría aunque quisiera golpearlo, sin embargo, que Kid reaccionara de un modo muy agresivo sí ponía en jaque al moreno.

Ese chico arisco poseía todo las características de quienes no les gusta que les hagan ver sus errores, de esos mismos que, cuando escuchan las verdades qué sepan a ciencia cierta, estallan en completa violencia y la mirada que dedicó a su “invitado” mostró precisamente el trasfondo con la realidad a todo el embrollo, aunque, así como hay mas de un universo, en la mirada de Kid, el moreno notó varios escenarios aparte del presente.

— ¡No tengo idea de que carajos estas hablando! —ahí estaba la respuesta negativa y al  mismo tiempo, el desenlace de toda la trama — ¡Killer es como un hermano para mí! Y, no deberías de hacer asunciones tan personales, después de todo no eres nada en nuestra vida, ¡No conoces nada de nosotros!

El ente se quedó parado a media sala observando como Kid primero tomaba su móvil bajando de golpe el volumen de la música,  luego colocando sus auriculares para al final, salir sin decirle nada ni mirarlo siquiera,  el azotón en la puerta le indicó que se había quedado solo.

Con su iniciativa emergiendo decidió seguirlo con una pronunciada distancia de por medio, claro.

Eso era a lo que el moreno temía que ese chico huraño se molestara con él y que, ahora si, definitivamente lo ignorara por completo perdiendo así  la única conexión con este mundo.

En la calle observó como su semblante se iluminaba cuando entraba a las refaccionarias y pedía las piezas para su motor nuevo; miraba atento como se paraba en frente de los escaparates y veía fijamente las prendas de ropa oscuras; miraba un Kid completamente diferente y que al mismo tiempo entendió, era el Eustass Kid que no conocía.

Se acercó con sigilo hasta pararse a un costado, en el reflejo del cristal, le pelirrojo lo vio y no le dijo nada, pero si le regaló una sonrisa coqueta, por extraño que resultara para él mismo con el ente no se lograba enfadar al punto de sacarlo de su vida, se molestaba unos momentos y, con sólo ver el destello en azul de esa cabellera, o, el brillo en lo plata de esos espejos, su furia se evaporaba.

 El ente ya reconocía cada faceta del pálido taheño, cada sonrisa, cada gesto y con esa sonrisa supo ver que el enojo se había esfumado.

Caminaron por un largo tramo justos, tanto que nunca se percataron de que estaban  en el centro, y con ello, buscar la librería les llegó como relámpago a ambos.

%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%

 

Miraban a las dos aceras, buscando el nombre de la librería que Perona les recomendó, a su paso, esquivaban a los transeúntes, bueno Kid lo hacía el ente simplemente los atravesaba sin que nadie lo notara.

 Unos pasos más adelante, el pelirrojo se paró de golpe, trató de retener el andar de su acompañante sujetándolo por la cintura, pero la miserable intangibilidad le recordó lo especial de su compañero;  asintiendo le indicó el vitral a un lado, por fin estaban en la librería y ahora, vendrían muchas respuestas.

Al entrar en el establecimiento  se…  paralizaron con el escenario.

Chicos grisáceos incluso más pálidos que la luna, vestidos de negro con maquillaje dramático resaltando sus pupilentes en colores azul tan claro como su piel que, los miraban fría e inexpresivamente; las chicas, esas resaltantes jóvenes blancas con tonalidades en sus labios del rojo hasta el morado, usando vestidos como el de Perona y sobre todo, sus ojos delineados con sombras en negro cuchicheaban al observarlo entrar. La verdad, Kid encajaba muy bien sin quererlo entre esos chicos y todo por su tono capilar que era copiado por ambos sexos.  Bueno lo importante en este asunto era que, tanto el fantasma como el propio chico rudo pelirrojo, se sintieron levemente... intimidados.

Tratando de cubrirse con el musculoso cuerpo de Kid el moreno se acercaba más a él, tanto que éste sintió un escalofrió recorrerle desde la nuca hasta las plantas de los pies y, esa sacudida no pasó desapercibida ante los ojos de un hombre rubio maduro, que en lugar de cejas mostraba triángulos isósceles alargados en dirección de su cabello, una peculiaridad mucho más resaltante que los propios tatuajes del ente moreno.

—Ustedes —mencionó señalándolos ampliamente—Acompáñenme.

“Dijo…ustedes”— Mencionó el moreno.

—Lo dijo— respondió el taheño volteando a verlo, asintiéndole.

Juntos lo siguieron a través del corredor delimitado por enormes estantes, todos llenos de libros varios pero, con el mismo tema en particular de la librería: el ocultismo, tarots, misticismo y demás. Unos metros de recorrido por ese estrecho sendero alfombrado con un diseño particular y sobre todo de colores oscuros como el rojo oxido, negro, café achocolatado, etc (a menos que la poca iluminación diera esa percepción de los colores) bastaron para llegar hasta una pequeña mesa redonda, en el rincón contrario a la puerta de entrada; alumbrada apenas por una lámpara en el techo, el rubio se sentó y luego, con su mano, les invitó a que imitasen ese movimiento en frente suyo.

Sacó una amplia baraja de tarot, y sin siquiera mirarlos bien, inició a hablar de… ¿ellos?

—El caballero junto con el dragón aparecieron justo en mi puerta como las cartas lo mencionaron hace días.

Kid volteó a ver al moreno al instante y su rostro era la copia prefecta de la faz del ente, ninguno de los dos comprendía de que carajos estaba hablando pero lo que si les quedaba claro era que, en definitiva, veía al moreno; al no saber que trataba de decir, se quedaron escuchando.

—Pobre dragón sin corazón desde hace tiempo, su vida es un suplicio y al ser tan fuerte, no puede terminar con su tormento por su propio medio,  y, el caballero, tan descuidado como predecible es el causante de sus propias desgracias, pero estando juntos el alma puede volver y el espíritu renacer.

— ¿De que carajos estas hablando? —por fin, Kid se animó a romper el trance en el que el rubio estaba sumido.

—De ustedes dos.

“De ¿Nosotros??” —preguntaba el ente.

—Por supuesto que si, las cartas y estrellas mostraron tu aparición hace unos días, y también me mostraron al dragón, que él sería tú medio para lograr llegar aquí, conmigo.

— ¿Dragón? — Mencionó Kid. Su total repudio a ese sobre nombre fue expuesto con el simple tono de voz.

—Así es, Eustass Kid, un hombre fuerte, demasiado inteligente que se encontró con algo que no pertenece para nada a su “lógica” y sin embargo, helo aquí tratando de averiguar cualquier cosa con referencia a ese ser para regresar a su soledad, y continuar con ello, tratando de eliminar el mal de su interior.

—Que montón de estupideces —Kid lo miraba con el odio propio de quienes se ven descubiertos cuando tratan con gran esfuerzo de ocultar lo qué molesta, humilla y en este particular caso, duele. —Escucha rarito, estamos aquí para sólo una razón en particular, queremos saber que necesita este imbécil a un lado para que se vaya al cielo, o al infierno, como sea, y me deje en paz.

Ese ser miraba de reojo, discretamente. La afirmación del pelirrojo sin quererlo le dolió y todo por el tiempo que ya habían pasado juntos, ¡No!  Era el tiempo de abrir los ojos a su realidad.

A él le dolieron esas palabras por que, en su interior, el amor que inició como necesidad ahora lo colmaba al grado de estar siempre para Kid, pensar en todo lo venidero por y para él, si bien no recordaba nada de su vida, sabía reconocerse como persona frívola y egocéntrica, de esas que de querer algo no dudaba en aplastar lo que fuese con el afán de obtenerlo y, con él las cosas simplemente no eran así.  Y, así como él era verdad en la vida de Kid, el amor no correspondido para él, también lo era.

Kid no disimulaba en nada sus palabras aunque comprendía a la perfección lo que estaba diciendo, el enojo con Killer tenía todo que ver con su cambio tan drástico de ánimo en cuestiones de ellos dos y, aparte alimentaba el rencor que le impulsaba a decir eso, a sabiendas que luego se arrepentiría.

La sabiduría, residente numero dos en Basil Hawkins, el dueño de la librería,  de inmediato le mostró que acababa de poner el dedo en la llaga.

—Pero fuerte criatura celestial, para que alguien como el caballero a un lado, vaya a descansar debe estar muerto primero y él, no lo está.

“¿Qué cosa?” —imperó el moreno un poco sobresaltado — Antes que nada, ¿Cuál es tu nombre? La chica de la universidad únicamente nos dio tu dirección pero fue todo.” — El moreno recobró la postura luego de unos segundos.

—Mi nombre, gentil caballero es Basil Hawkins y espero poder ayudarles en lo que necesiten— se presentó el rubio, obsequiándoles una media reverencia ya que aún se encontraba sentado.

— ¿Eres el mismo psíquico que ayudó a la policía hace tiempo con el caso de las chicas secuestradas?— preguntó el pelirrojo, cruzado de brazos y mostrándose levemente interesado, la verdad estaba demasiado renuente si no fuera porque en realidad ese Ser no le dejaba en paz, nunca en su vida (según él) habría entrado en ese sitio.

—Así es, ser mitológico.

—Corta la porquería de llamarnos de esas formas tan extrañas, ahora dinos, ¿Qué tenemos que hacer para que yo, en especial, deje de ver a este idiota?

—Eso no lo puedo saber a ciencia cierta, todo depende de lo que el destino quiera, por el momento los quiere juntos y créeme que no importa que trates de hacer en contra, nada funcionará.

“¿Tú… tú sabes mi nombre?” —Preguntó hesitando, el ser.

—Lo sé, pero no puedo decírtelo, deben averiguarlo por su cuenta, únicamente te puedo dar una pista, el dra… —dudó en llamarle así de nuevo — El joven Kid acertó cuando te preguntó si eras algún tipo de medico. — el adivino no quería molestar más al chico agresivo, su aura lentamente cambiaba de color en lo que la charla avanzaba y temía que se fuera sin brindarle la oportunidad de ayudarlos en esa situacion que, amenazaba terminar con una vida.

“¡El hospital!”— Mencionó con furor el moreno — “Debemos ir al más cercano de esta área.”

—No tengo porque hacer lo que tú o este idiota dicen, es más, sigo sin comprender porque carajos me encontraste ¡Sólo quiero que me dejes en paz!

Sin esperar nada, el pelirrojo salió de la tienda dejándolo con el rubio, pareciese ser que ese par tenía mucho  tema de conversación y él simplemente no encajaba, o eso pensaba.

El ente se puso de pie;  la preocupación notoria en su faz se aplacó un poco al escuchar a Basil explicarle lo siguiente:

—No debes preocuparte por él, está demasiado confundido y sin corazón, es normal que actúe de ese modo.

“¿Sin corazón?” –preguntó el moreno.

—No importa que tan fuerte, siniestra y mala llegué a parecer una persona, los sentimientos son lo que nos mantiene, en la mayoría de las veces, aquí, en este mundo y tú sabes de que estoy hablando, además, sí están relacionados, es sólo que aún no saben cómo.

El espíritu miraba muy atento al rubio, y quedándose con las palabras a punto de salir, Basil continuó con sus conjeturas, tratando de explicarle todo el porque de su situacion.

—No preguntes el porque estas así, mejor tú dime, ¿Qué pasó antes de conocieras al dragón, y en dónde lo conociste? Será…  ¿Qué no recuerdas nada?

“No, todos mis recuerdos iniciaron cuando lo vi en el taller, pero ahora, dudo mucho que quiera continuar con…”— no terminó su frase, no lograba ocultar o cuando menos disfrazar el sentimiento de perdida y dolor. Su sufrimiento era palpable y para alguien como Hawkins no pasaba desapercibido, pobre ente acostumbrarse a una vida y que, de tajo se la arrancaran de las manos, bueno…  no era tan fuerte.

—No te preocupes, —aclaraba Hawkins mirándolo profundamente —Sí continuará a tu lado, es cuestión de que asiente el violento río que lleva dentro para que vea y reconozca sus verdaderos sentimientos.

“Comprendo, siento que debo volver ya, gracias por sus atenciones” —Mencionó reverenciándolo y cuando trató de darle alcance al pelirrojo, Hawkins lo detuvo.

—Con saber todo de ti no garantiza que lo dejes en paz, o que, regreses a lo qué eras.

“No comprendo.” —Miró con mucha atención las cartas que el rubio revolvía, acomodaba, leía para si mismo y de nuevo regresaba al mazo.

—Las cosas pasan por algo, y lo que les pasó a ustedes es por eso, así de simple, no fui de mucha ayuda ya que el dragón es demasiado impaciente, pero tú, tienes la balanza inclinada a tu favor. Cuando tengas cosas que no puedas resolver, ven, siempre serás bien recibido.

La duda se demostró en el rostro del moreno quién salió a toda prisa tratando de alcanzar al pelirrojo, pero a media banqueta detuvo su andar e inició a maquinar, ¿Para que regresar si él ya no lo quería cerca? Con las palabras en la librería entendió lo qué él le había dicho desde el inicio, la frase ‘No te quiero cerca de mí’ ahora le pesaba demasiado.

Notas finales:

Bueno, espero vaya siendo de su agrado, ya saben, amenzas, critícas, etc, son bien recividas... los veo la siguiente semana para la entrega y... espera, eso sonó a cartoon viejo ya, jajajajajajaja ¡Nos vemos!


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