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Nada por PandoraBoxx

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Notas del capitulo:

Bueno chicas y chicos, aquí el último capítulo del escrito, espero que les haya gustado y muchas gracias a quienes desde el inicio me acompañaron en esta travesía, nos veremos después con mas, si es una amenaza, jejeje...

Kid se dedicó a cuidar del ojeroso, habló con Shanks y Shirohige para pedir un descanso prometiendo no dejar la universidad pero, aclarando que necesitaba de una larga temporada,  claro que el director le brindó la extensión que quisiera y, por supuesto que le ofreció la ayuda de cualquier índole fuera de la académica.

De ese modo, los días cambiaron para todos los inmiscuidos con ese cascaron, ahora Sachi y Penguin aunque renegando a un principio de la decisión del pelirrojo, lo aceptaron al ver como cuidaba de Law.

Kid se esmeraba en su trato y  lo cuidaba delicadamente, dentro de sus parámetros claro esta;  Law asimilaba sus cuidados sintiéndose un motor en desarrollo, por qué así era como el pelirrojo lo trataba; con firmeza suficiente para no dejarlo caer, pero no para lastimarlo. Lo que de plano no lograba contener era la sonrisa y la mirada coqueta al observar la cara de Kid cuando lo bañaba con la esponja.

Pero, para Kid, recorrer el cuerpo cadavérico del medico le causaba  un choque de emociones, la esbelta figura del mismo le atraía sobre todo porque él lo veía como era antes del accidente y no como estaba sobre la camilla, pensamientos pecaminosos lo atacaban haciéndolo cambiar de color, un poco, pero, al ver esa misma condición, le recordaba el porque estaba así causándole un cargo de culpa.

Sus días cayeron pronto en una rutina que no necesitaba ser agendada.

Para alguien tan implacable como Kid, pensaba Killer, que se quedará en un sitio así de pasivo sería algo que, por una u otra cosa, terminaría pronto, sin embargo, se equivocó.

El pasatiempo favorito de su hermano fue simple: Ver el espíritu del medico disfrutando de la poca vista  que le brindaba la única ventana; sonreía confiadamente al ver como le miraba ensimismado y, al mismo tiempo prestaba atención a su platica.

Para Kid, su estadía en esa pequeña, blanca y, sobre todo, tranquila habitación de hospital no le resultó aburrida, porque hablaba y hablaba con Law. Le ayudaba a leer sus libros dándole  la vuelta a la pagina, escuchaban juntos, a un volumen bajito, la música intercalando sus gustos; a tiempos, Kid se centraba en su laptop y, dibujando piezas para sus motores.

Además,  Sachi compartía leves charlas con él de toda su vida, relatos de infancia cuando juntos, los tres, se metían en líos severos que los alejaban de sus placeres por unos días. Law sonreía con esas historias, Kid en varias ocasiones le remarcó que, con ellos intentaran algo similar a lo que fue con Killer, para que pudieran charlar con él, pero Law se negó; le convenció de dejar las cosas así ya que si, el mínimo detalle saliera mal, tendría que alejarse de él,  y el miedo a ello resaltaba sin necesidad de buscar demasiado.

Con cada relato, Law asentía sonriendo pícaramente, pero si bien apenas Sachi abandonaba la habitación su rostro mutaba. En verdad anhelaba con todo su ser continuar con su vida, salir de nuevo a… ¿Dónde? En ese preciso instante se percató de que, como fantasma, tenía más vida social que como persona, sin embargo ahora al lado de Kid todo mostraba destellos escarlatas motivándolo a continuar.

Claro que, esa secuencia se mostraba así con quienes sí apreciaban a Kid, pero Penguin resultó ser un hueso duro de roer. Ni siquiera lo  miraba, lo trataba con la indiferencia dada a un perro callejero, o, a un invitado no deseado del cual ya estas harto. Para Law ese comportamiento era un martirio, para Killer una vergüenza y para Sachi algo pasajero, pero para Kid no era nada más que lo que sentía merecer, sin embargo, la paciencia del pelirrojo si tenía un límite.

En uno de tantos días, Kid observaba el semblante dudoso en el medico, comprendía lo que le carcomía las entrañas después de todo, se trataba del mismo pensamiento, así que, formuló la pregunta necesaria para la continuación de su historia.

—Y… ¿Si vamos con Hawkins? —preguntó.

“¿Sera buena idea?”—contraatacó Law.

La verdad, el miedo en el ojeroso le impedía pedir ese favor.

—Nada perdemos con ir y preguntar, ¿No?—cuestionó el pelirrojo tomando lo necesario para su viaje, el IPod sobre todo.

Para el personal ver a ese chico abrir la puerta para que “alguien” más pasara ya era cotidiano, después de casi tres meses con el acto, continuaban con esa mueca graciosa, pero enternecedora, al ver ese detalle. Y manteniendo esa cordialidad esperaba que Law saliera, pero pareciera que el destino tenía planes distintos en mente, si bien apenas Kid abrió la puerta, el moreno no pudo caminar.

— ¿Qué te pasa? —preguntó Kid mirando en su dirección manteniendo la puerta abierta.

“No sé… algo… aquí…” —decía tocando su pecho.

— ¡Sachi, Sachi! –gritaba Kid a pulmón abierto.

— ¿Qué te pasa? —le respondía caminando apresuradamente hasta él.

—Revísalo, ¡Revísalo!—pedía imperante casi empujándolo al interior de la habitación.

Y esa acción se sumaba a la lista de misterios para ellos, ¿Cómo es que Kid conocía tanto de Law? No lo comprendían y claro que el rubio les insistía que lo conocía por conversaciones.

Al adentrarse en la habitación, el sonido agudo le erizó la piel apresurándole en su andar, con mucho temor Sachi observó el monitor detrás de su hermano, ese que vivía para él y que antes dibujaba triángulos interminables marcaba una línea horizontal infinita y con ella, el fin a las posibilidades de regreso del moreno.

— ¡No! — gritaba apretando un botón rojo a un lado de la camilla de su hermano e iniciando a oprimir violentamente el pecho de Law, tratando de reanimar su corazón.

Kid era incapaz de hacer algo excepto ver al espejismo de Law.

“No es culpa tuya…” —dijo el medico antes de iniciar a desvanecerse como humo alejándose de la hoguera.

Kid estiró su brazo intentando sujetarlo, pero a manera de agua, el espíritu de Law se escurrió entre sus dedos, y  con ello se llevaba todo, desde el encuentro en el taller, las veces que le recriminó el pan, como le insistía con las comidas, la ayuda con la demanda, luego con los cálculos, su convivencia, ¡Todo! Law se estaba llevando sin dejar nada de lo que Kid ahora conocía como vida y una que en realidad deseaba continuar.

Por un parpadeo se quedó inmóvil, luego su fiereza característica despertó de golpe.

— ¡No señor! —refunfuñó al iniciar a acercarse firmemente hacia él. —Claro que no permitiré que te alejes así como así, ¿Acaso crees que me gusta aceptar que existen fantasmas? —Declaraba quitando a Sachi y ocupando su lugar, — ¿Crees que me gusta que me digan qué hacer a cada rato? —insistía oprimiendo con sus propias manos el pecho del medico — ¿Crees que permitiré que te vayas después de que me enseñaste a quererte?

Kid detuvo las compresiones y miró el lívido rostro de Law. — ¿Crees que me quedaré tranquilo sin ti? —dijo acariciándolo con sumo cuidado, más del que tuvo cuando suturó su propio labio. — ¿Crees que seré capaz de querer a alguien mas? — Dijo casi susurrando al momento de inclinarse hasta rozar los agrietados labios de Law, — ¿Crees que viviré sin ti?

Sachi se quedó parado mirando atónito esa escena, Kid besó con ternura encarnada y con demasiado cuidado la porción lacerada de Law, tratando de no lastimarlo, pero insistiendo en que sintiera sus sentimientos, ese que él mismo (como lo acababa de decir) le enseñó a ver.

Pero el monitor no cambiaba, ni el de la línea ni mucho menos el que marcaba el ritmo del corazón del moreno.

— ¡Vamos! ¡Despierta maldita sea! ¡Despierta! —Insistía el pelirrojo zarandeándolo con tosquedad por los hombros.

No hubo respuesta, Law continuaba sin movimientos al igual que ese monitor detrás de él; la fortaleza del pelirrojo se notaba a flor de piel de eso  no había duda alguna, pero, ahora sentado en la camilla, abrazando con fuerza el cuerpo del medico sentía desquebrajarse por completo, tanto que unas cuantas gotas de agua brotaron de su ser. Tan puras, cristalinas y sobre todo, señales de su amor por el moreno rodaron por su rostro hasta llegar al del medico y recorrerlo lento, marcando un trayecto desapareciendo luego en esa tez morena.

Kureha entró y observó tan triste cuadro, siendo sincera, para ella no era nada más que algo del día a día sin embargo declarar oficialmente la muerte de su allegado más valioso, no era común.

—Lo siento mucho joven, pero… tengo que pedirle que… lo suelte.

Kid se negaba a soltarlo, no permitiría que lo separaran de él de ningún modo; Sachi trató de hacerlo entender, pero con un movimiento brusco con el hombro alejó la mano del enfermero.

—Es… necesario, lo siento en verdad pero…

Repentinamente, el anhelo que todos deseaban, la segunda oportunidad que a pocos se les otorga se presentó: Un tic se escuchó fuera de ritmo y en la línea horizontal se marcó un ángulo; Kid despegó levemente el cuerpo del medico y lo miró a los ojos.

Aunque enfermos, cansados y sin poder enfocar bien, Law lo miraba, perdido pero, con vida.

—Déjame revisarlo. —Pidió la anciana.

Kid lo recostó con extremoso celo de nuevo en la camilla, se alejó unos pasos  y esperó. La doctora examinó con lujo de detalles.

—No te puedo quitar el respirador, sabes que hay una rutina que cumplir. —hablaba la anciana, pero el medico parpadeaba pesadamente, estaba agotado.

—En seguida vuelvo. —Kureha salió a toda prisa.

Kid se acercó lentamente, sin dejar de verlo.

— ¿Trafalgar? —preguntó curioso.

Law negaba en lo que trataba de verlo.

—No te esfuerces, —interfería Sachi —… estarás bien.

Law parpadeaba extenuada y acentuadamente, en lo que Sachi le abrazaba con cuidado.

Kid se limitó a mirar de lejos, brindándoles el espacio necesario.

Salió de la habitación y por un leve momento, en el elevador se le a figuro ver a Hawkins, sonriendo y jugando con su baraja, pero, instantes después, el otro ascensor se abría mostrando a Killer y Penguin saliendo de él, el enfermero pasó de largo, corriendo al interior de la habitación dejándolo fuera junto con Killer.

— ¿Estas bien?

—Si.

Killer le apretaba el hombro con toda la confianza del mundo, sonriéndole plena y alegremente; Kid tomaba aire profundo en lo que asentía.

—Has cambiado, mucho. —agregaba Killer.

— ¿Tu crees?

—Claro que si, esa fuerza destructiva ahora esta controlada, eso me alegra.

—Estas demasiado sentimental, creo que ese chico es una buena... no, es la persona indicada para ti, te hace feliz, te sientes bien… es un honor tenerlo en la familia.

—Tu fantasma te hablando al punto de parecer carne para asar —dijo Killer —Pero espero que ya con su cuerpo, no cambie y no deje de ser tú fantasma.

— ¡Que no  lo es! ¡Maldición contigo! ¿Eres sordo?

“Shhh” se escuchó en el piso, el personal que distribuido en el nivel efectuaba su trabajo, les pedía el silencio que los pacientes requerían para recuperarse.

—Kid… —Sachi aparecía en la puerta. —Quiere verte.

Entró tranquilo, caminando con su habitual ritmo, apenas si lo hizo, Penguin salió. Ese enfermero le ponía las cosas demasiado difíciles, pero no podía culparlo después de todo él marco así la secuencia con su cuñado.

—No te esfuerces. —le dijo antes de cualquier ocurrencia por parte de Law.

Law intentaba sonreír, pero simplemente no podía. Ese artilucho estorbaba y aparte, por estar unido a él le dolía; Kid sufría junto con el medico, pero trataba de mantenerse confiado. Kureha entró con una bandeja plateada llena de instrumental y pidió que los dejara; claro que el pelirrojo se iría, sin embargo el moreno pensaba distinto. Sujetó con fuerza una presilla del pantalón de Kid y se negó a soltarlo.

— ¿Quieres que se quede? —pregunto la doctora ajustándose los guantes. —A mí no me importa.

—Ni a mí —respondió muy seguro el pelirrojo.

—Bueno, iniciemos. —mencionó la anciana apagando el respirador artificial.

Si previo aviso el suministro de aire para Law se terminó, por omentos el pánico en sus ojos era visible incluso para Kid y Sachi, quienes aspiraron violentamente, pero cuando el pecho del medico se inflo, ellos respiraron confiados y la doctora sonrió triunfante.

—Bueno, si puedes respirar, ahora si, saquemos esto, pero sabes que dolerá.

Law únicamente parpadeó y mordió un poco su labio; Kid se quedó parado esperando. El impacto fue demasiado al ver como cortaba unos puntos que sujetaban el tubo a la piel de Law, incluso se molestó al ver su sangre recorrerle el cuello, pero lo que lo doblegó fue observar como sacó sin consideración el tubo ya casi adherido al medico. Pensando que debía arrancarle la mano a esa maldita bruja, se contuvo cuando el enorme agujero en la garganta del medico inició a sangrar escandalosamente. Sachi comenzó a brindarle lo que la medico pedía y el trabajo de sutura culminó casi diez minutos luego de haber iniciado todo el proceso.

—Sabes que no lograrás hablar por el momento y, la cicatriz, bueno, esa quedara igual que las demás, no te preocupes, no creo que a tu novio le importe.

Ahora era ella quién les guiñaba poniéndoles nerviosos, Kid se convenció de que en realidad era una maldita bruja que encontraba placer en molestar a los demás, pero, le agradaba de ese modo, así que, sonrió de lado y la vio partir. Un apretón muy sutil a su mano le regresó la vista a Law quien trataba de tragar saliva resultándole demasiado doloroso, y hasta cierto punto, para él, vergonzoso ya que la misma resbalaba por las comisuras de su boca y se deslizaba por su mentón.

Kid limpiaba con cuidado y de un modo muy atento negándole. —No lo hagas, ella dijo que no podrías, no por ahora.

Sin embargo el medico mostró ese lado terco que Kid ya conocía, jalo aire profundo y vociferó en un tono muy bajo y entrecortado:

—Penguin es… —su voz era cansada y rasposa, nada a lo que en fantasma expresaba. —caprichoso, pero es buena persona… tenle paciencia.

—Si conviví con un fantasma por más de un año… creo que lograr que tu hermano me acepte, será simple.

Law tosió. Y en sus movimientos el dolor era el participe protagonista.

—Oye… voy por la doctora.

Intento salir, pero el medico no quería quedarse solo, trataba con gran esfuerzo tomarle el brazo, menos mal que un rozón leve detuvo la carrera de Kid.

—Es normal…no…

—No me iré.

Kid se sentó a un costado. —Puedes descansar lo qué quieras, aquí estaré cuando despiertes. —dijo antes de que al moreno le ganara la pesadez.

El volver del reino de los muertos no es labor fácil ni mucho menos simple, el cansancio extremo que queda después es lo difícil. Además, él tenía más del año de estar inmóvil, todos sus músculos estaban atrofiados y le esperaba un largo camino para la recuperación…

Eso les comentaba la doctora Kureha.

—Entonces, ¿Cuándo lo podremos llevar a casa? —preguntó curioso el pelirrojo.

—Mañana. — Le respondió — Ya pasó una semana completa desde qué despertó y sus órganos principales funcionan bien, una recuperación milagrosa diría yo, pero todo reside en él, es un mocoso demasiado fuerte.

Se quedaron en silencio. —Si me disculpan tengo más pacientes que atender.

Kureha se marchó y los dejo a los cuatro pensando.

—Con los turnos que tenemos, creo que pediré permiso, aunque con tantas faltas acumuladas… —declaraba Sachi con el pesar demasiado marcado en su rostro.

—No hace falta, yo pedí un año sabático en la universidad y no hubo nada en contra, me haré cargo de él.

— ¡Claro que no! —Penguin marcaba el rechazo a esa idea. — ¿Por qué tendría que confiarte a mi hermano? Digo después de todo, no eres de confianza…

Por fin el enfermero lo tomaba en cuenta, claro en el peor de los momentos. Su mirada fiera finalmente atravesaba ese manto oscuro, donde se resguardaba gracias a su gorrita, Kid logró observar el completo aborrecimiento destellante en sus  ojos y todo el sentimiento era dedicado a él.

—Oye, si esperas a que acepte el error previo, estas cometiendo una equivocación… ya te di una parte vital de mi vida ¡¿Qué más quieres?!— se defendía el pelirrojo.

Sachi y Killer hicieron lo único recomendable, guardar silencio.

—Que desaparezcas, no puedo creerte que ahora te intereses por Law, ¿Qué no querías a Killer y por eso te rehusabas a aceptarme? ¿Crees que soy tonto y que no me daría cuenta de ello? Y ahora, de la nada insistes en que ese sentimiento es para Law, ¡No me tomes por tonto! Ese sentimiento no se pasa de un instante a otro.

— ¡Escucha mocoso! —Kid dejó salir parte de su ira y lo sujetó con fuerza del uniforme, arrugándolo. —Lo que siento por Killer rebaza la frontera que tú conoces, pero… lo que siento por tu hermano es diferente, me ha enseñado muchas cosas, he descubierto demasiado de mi mismo gracias a él, he aprendido a esconder detalles de mi mismo … tengo conociéndolo mas de ocho meses ya… —Kid resolló y soltó al enfermero —Era un dolor de cabeza, pero luego estuvo ahí cuando mas lo necesité  y puedo decirte que, por Killer mataría, pero, por  tu hermano, moriría.

—Es agradecimiento lo que sientes, una persona egoísta como tú nunca sentirá el verdadero amor.

“Amor”… Kid alzó la vista y parpadeo en un par de ocasiones, ¡Era verdad! Estaba enamorado y gracias al enfermero lo supo ver.

—Basta Penguin, Eustass ha cuidado bien de nuestro hermano,  no por ocho meses como él dice, pero ha demostrado conocerlo bien, si no quieres confiar en él, confía en mí… —Sachi apretó el hombro del pelirrojo —Yo confiaré en ti por los tres.

—No necesito de la confianza de ninguno, —le respondió el pelirrojo quitando con su mano, la de Sachi— Él es quien decidirá, después de todo, no miento y Law lo sabe.

Resollando profundamente salió del piso primero, luego del hospital, dirigiéndose a la tienda veinticuatro horas, necesitaba cafeína o algo que lo distrajera.

Al entrar, algo en su interior le guió hasta una de las mesas, en donde estaba sentado cierta persona, disfrutando de una bebida y unos dulces: Basil Hawkins.

Se acercó hasta él y sin decirle nada, tomó asiento en frente.

—Así que hace una semana sí vi bien cuando estabas en el elevador, ¿Qué hacías ahí? —preguntó destapando un refresco embotellado.

—Veo que has recuperado tu corazón, —contestó el rubio tomando uno de los pequeños chocolates— Eso es bueno… sólo vine a darte un empujón, es todo, el resto depende de ti.

Miraba con atención a ese hombre y no lograba comprender como conocía tanto de ellos y sobre todo, el porque Basil lograra ver a Law cuando el resto del mundo ni siquiera lo sentía rondaba en su mente. Pensaba en preguntárselo directamente, pero decidió que no era el mejor momento, terminaron sus aperitivos, Kid pagó la cuenta y juntos abandonaron la tienda, en la esquina cada uno tomó su camino, no sin antes que el pelirrojo mostrara su agradecimiento.

—Oye, rarito… —dijo deteniendo el andar del rubio — Fue una suerte el encontrarte.

—No fue suerte, fue el universo, cuídate y cuídalo, —respondió Basil mirándolo, escondiendo sus manos en su larga gabardina negra— No agradezcas no eres bueno en eso. —agregó.

—Jódete. —siseó Kid mostrándole el dedo medio.

Sin más, se alejaron uno del otro.

 Kid volvió a la habitación de Law ahí estaba Sachi, aguardando paciente en el sillón. No hizo ruido alguno, en lugar de eso,  se quedó parado mirando, memorizando el rostro tranquilo del medico.

—Oh, Kid, te esperaba para ir a mi guardia. —mencionó Sachi atrayendo su atención.

—Perdona, había mucha gente en la tienda.

—Si, siempre tiene muchos clientes, es la única cerca del hospital. — aclaraba Sachi cubriendo gentilmente el cuerpo de su hermano.

—Yo me encargo, pierde cuidado.

—Gracias.

Luego, el silencio propio de las habitaciones del hospital le ayudaron en sus pensamientos; Kid planeaba el futuro próximo a perpetuidad con Law, en verdad que se percató del fuerte sentimiento que desarrolló con el paso del tiempo y, que, sin dejar de amar a Killer inició a sentir algo demasiado similar pero muy diferente por el ojeroso.

—Estas tan serio que das miedo. —le dijo el medico, su voz ya casi  sonaba a lo que era.

—Bueno, cuando menos te causo algo, ¿No?

—No quiero molestarte, pero… —Law se enderezó con mucho dolor y esfuerzo hasta donde su cuerpo le permitió, marcando un ángulo de cuarenta y cinco grados entre su espalda y la cama, se apoyó en sus codos y lo miró. — ¿Me ayudarías a levantarme?—estaba demasiado agitado.

— ¿Te sientes mal? ¿Quieres que llame a Sachi? —Preguntó el pelirrojo, asistiéndolo de inmediato, deslizando su brazo por la nuca del moreno, sosteniéndolo.

—No hace falta, es sólo… que quiero ver por la ventana.

— ¿Ya estas ansioso por salir de aquí, verdad? —Kid  lo sujetaba, ayudándole a que sus pies colgaran de la cama.

Claro que no sería nada fácil, el estar inmóvil por casi un año le traía por consecuencia la rigidez y perdida de fuerza en todos sus músculos y en un gemido ahogado lo demostraba; según Kureha y Tony le tomaría cuando menos seis meses recobrar algo de su fuerza física.

—Con cuidado… despacio. —Mencionaba Kid tomándolo por la cintura y sujetando todo el peso (que no era mucho) del medico.

—Esta frio el piso. —sonrió Law al sentir lo helado del mismo.

Sus piernas le fallaban por completo, temblaban como si un terremoto estuviese sacudiendo la ciudad en ese preciso momento, sus manos tampoco eran tan fiables, ya que, se tardaban una eternidad en acatar la orden de sujetarse con fuerza.

—No temas, no te dejare caer. —argumentaba Kid sosteniéndolo con mas fuerza.

Para Kid sostener al medico de esa manera representaba un tentación insoportable, anhelaba besarlo de nueva cuenta, pero esta vez, necesitaba sentir que le correspondiera, ansiaba probar de nuevo sus labios y sentir su calor, ya que la primera vez, únicamente logró degustar el amargo sabor de la muerte.

El destino de nuevo se ponía a su merced. Law se tambaleó y quedó recargado en el amplio pecho del pelirrojo; era verdad que como fantasma cientos de veces se imaginó de tal modo, pero ahora, con su cuerpo se sentía tan fuera de si que sólo atinó a sonreír y alzar la cara.

Kid no titubeo ni un sólo instante, lo sujetó con firmeza por la cintura y lo apegó a él; no era nada tímido sin embargo, debía ser cuidadoso, frotó la delgada espalda con una mano y con la otra, por la nuca, tomó la cabeza del medico atrayéndola hasta la propia.

Law sintió un cosquilleo recorrerle el cuerpo, en especial su rostro, ver los labios que poco a poco reducían la distancia entre ellos le intimidada, pero eso era lo que estaba añorando, entonces ¿Por qué temer? Sonrió un poco y se dejó llevar por el momento cuando,  de nueva cuenta Kid lo besó, con pasión y demostrándole el sentimiento que ahora se desbordaba dentro de él.

Law se sintió en la gloria, ni el mismo paraíso le ofrecía semejante placer y paz como lo hacia ahora el pelirrojo; todo el pasado lleno de soledad y tristeza se desvanecía para sustituirse con uno lleno de felicidad, no seria fácil de eso no les quedaba duda, pero en realidad se amaban y algo les insistía en que, estaban hechos el uno para el otro.

Besándose pensaron en todo por delante sin recatos, ni arrepentimientos.

En una carta de tarot, un caballero sin armadura, con el escudo tirado a un lado y la espada al otro abrazándolo con ternura, se veía cubierto por las enormes alas de un dragón rojo, fiero y salvaje que ahora resguardaba a su amor, a  su vida en su regazo.

—Es así como debe ser. —Basil Hawkins guardó esa carta dentro del grueso mazo para luego resguardarlo en una caja antigua de caoba pulida, miró por la ventana al exterior en lo que sorbía de su taza de té, las cosas eran simplemente como debían.

FIN… ???

Notas finales:

Si, se terminó, pero no significa que no sepan mas de mí, muajajaja -->inserte risa loca de demonio de inframundo aquí<-- jajajaja ok ya, nos veremos después con alguna otra ocurrencia...


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