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El canto del ave cóndor por PanquequeS

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Notas del fanfic:

Disclaimer:

 
Ninguno 
de los hechos acaecidos en este relato ha ocurrido en la realidad; todo es puro y completamente ficticio.
La autora de este relato no posee ninguna clase de derecho ni propiedad sobre los artistas citados en él, ni está vinculada en modo alguno con ellos, sino que utiliza sus nombres sin su consentimiento explícito. Con su trabajo, no pretendeofenderlos o causarles perjuicio alguno, sino, simplemente, crear una forma de entretenimiento para ella y quien quiera disfrutarla, sin obtener beneficio económico de ninguna clase.

 

Notas del capitulo:

Bueno, comenzaré diciendo que este oneshot me tomó varios días sacarlo por muchas razones, pero aquí esta finalmente. Segundo, este chanbaek esta dedicado para Xochitl que fue su cumpleaños el pasado 16 de Diciembre. Xo, lamento mucho la tardanza, pero aquí esta. Espero que te guste mucho. En fin, espero que les guste a ustedes también y feliz navidad a todos mis lectores. Enjoy!!


Pd: Texto sin betear.


 


 


PORTADA

El canto del ave cóndor

 

 

La familia Park, una de las familias más reconocidas en todo Seúl, habían sido recatados y con buena educación. Una familia sin escrúpulos en los negocios y, si era necesario, usaba métodos poco ortodoxos para lograr sus objetivos. Una familia con dinero y demasiado poder. Los hijos de los Park; Yoora y Chanyeol, habían asistido a los colegios más prestigiados de todo el mundo, su educación había sido la más rigurosa por pertenecer a esa familia porque los Park tenían que ser perfectos para los ojos de los demás.

Yoora, la hija mayor, tenía alrededor de tres años que se había graduado de la universidad y, un año después, con veintiocho años iba a casarse con Choi Siwon. La familia Choi iba incluido en la jerarquía de las familias con más influencia y poder, al igual que los Park. Se habían conocido en la universidad y, desde ese momento, habían comenzado una relación hasta que, siete años después, decidieron comprometerse y con ocho años de relación, finalmente, iban a contraer matrimonio.

Mientras tanto, el hijo menor, Chanyeol continuaba en la universidad de Estados Unidos, pero ahora con las vacaciones regresaba a su país natal después un tiempo desde que había sido enviado a otro país a estudiar. Chanyeol había recibido de su hermana meses atrás, contándole que iba a casarse y él se había sentido tan feliz por su hermana. Yoora se escuchaba feliz y eso, por supuesto, lo hacía feliz a él también.

Yoora y él nunca habían tenido una vida que los hiciera realmente feliz. Habían vivido sin amor de sus padres y, a lo largo de su vida, se la pasaban con instructores reconocidos y lejos de casa. Habían vivido sin afecto y amor por culpa del apellido que llevaban. Tenían que ser perfectos, como sus padres. A Chanyeol nunca le había gustado llevar sobre sus hombros esa gran carga por ser parte de la familia Park. Tenía que ser recatado y no podía equivocarse, sus padres no se lo perdonarían. Por la ambición y prestigio que pavoneaban sus padres, él estaba viviendo en Estados Unidos porque el hijo menor de los Park estudia es Harvard. Siendo completamente sincero, Chanyeol odiaba ser un Park. Era infeliz y tenía que aparentar algo que, en primer lugar, no era y, en segundo lugar, no le gustaba. Su vida se había basado en mentiras desde el primer momento que nació con el apellido Park.

Las personas alrededor de sus padres, de su hermana y de él eran personas llenas de hipocresías y falsedades. Todo era un engaño más. Chanyeol nunca deseó ser parte de esa familia rota y sin esperanza. Él quería ser libre como un ave. Extender sus alas y volar lejos de toda la falsedad que ha vivido durante muchos años.  Quería irse lejos y jamás volver.

Yoora, desde siempre, había sido la fiel compañera de Chanyeol y que, además, compartía el mismo sentir que el alto. Ambos estaban cansados de las mentiras, de las personas, de sus padres y, sobre todo, de llevar el apellido que los habían condenado a la infelicidad. Y ahora, después de todo, Chanyeol sabía que su hermana mayor había alcanzado, finalmente, la felicidad que siempre había deseado.

El día de la boda sería en un par de días, por eso había tomado un vuelo rápidamente y ahora, después de una temporada, estaba otra vez en Seúl. No había notificado de su llega a sus padres, de todas formas, no les iba a interesar, a menos que fuese algo que les interesara, ni tampoco a Yoora. Le daría una sorpresa a su hermana.

Sabía que su hermana estaría muy ocupada por la boda, por lo que nadie estaría en el departamento que Yoora se había comprado con sus ahorros. Era un buen lugar para ir y descansar un rato, quizás varios días, después de todo no quería estar en la casa de sus padres.

Arrastró consigo el carrito con todo su equipaje, atravesando a las personas de su alrededor y con el gorro de su sudadera en su cabeza. Lo que menos quería era que alguien lo viera y se le acercara, tampoco deseaba que sus padres fueran avisados de su inesperada llegada a Corea. Ese no era su plan. Diciembre estaba en su apogeo y la blanca nieva cayendo por la ciudad.

Chanyeol nunca fue feliz en dichas fechas en realidad, pero al contrario de él, Yoora amaba con locura ese mes y por ello es que su boda se llevaría acaba en invierno. Cada cosa que repelaba con furor Chanyeol, llevaba una historia escrita en ella junto con las heridas provocadas de un dolor.

Había un sinfín de cosas que a Chanyeol le desagradaban por culpa de recuerdos que habían quedado clavados en lo más profundo de su ser y por ello, más que nada, libre quería ser.

Apreció con una sonrisa pintada en sus labios las calles cubiertas de nieve y las personas. Más que nada, había resentido mucho la ausencia de su hermana, pero ahora debía acostumbrarse a estar sin ella, al menos una gran parte de su tiempo, ahora que iba a casarse.

—Oye —alguien llamó —. Oye, te hablo a ti gigante.

Chanyeol se detuvo y, lentamente, se giró. Sus ojos recorrieron de los pies a la cabeza de aquel muchacho que estaba frente a él.

—¿Sí? —pregunto, inmerso en la profundidad de esos ojos. El delineador le va bien, pensó Chanyeol.

—Creo que hay un error —comenzó —, pero una maleta de todo tu equipaje no es tuya, sino mía, gigante.

Chanyeol frunció sus cejas. ¿Gigante y maletas equivocadas?

—Estoy seguro que todo lo que llevo es mío —aclaró —. Tal vez te has confundido con alguien más.

El más muchacho más bajo negó.

—No, no hay ningún error —aseguró —. Revisa tu equipaje, de todas las maletas una lleva un colgante de un osito. Además, he revisado la maleta y toda la ropa que está dentro es demasiado grande para mí.

Chanyeol rodó los ojos, pero bajó del carrito la maleta que era señalada por su acompañante. Era grande y pesada con el puto osito que había mencionado el más bajito. Abrió el zipper, dándose cuenta que toda la ropa dentro de esa maleta, al igual que la de él, era de marca y, además, muy pequeñas. Bien, debía darle la razón al chico después de todo.

—Eh —murmuró Chanyeol —. Creo que has tenido la razón —admitió.

—Te lo he dicho, gigante tonto —chistó —. Ahora devuélvemela, estoy llegando tarde por este error.

—Bueno, niño —dijo con sorna —¸no eres el único que esté llegando tarde, ¿sabes?

—¿A quién le estás llamando niño, ser subnormal de tamaño? Dios, de todas formas, ¿por qué carajo estoy discutiendo esto contigo? —interrogó y luego arrebató la maleta de las manos del otro, yéndose por donde había llegado.

Chanyeol lo miró hasta que ya no lo vio más y una pequeña sonrisita surcó sus labios. Ese chico tenía aires de hacer lo que se le viniese en gana, sin mencionar que, por lo visto, era de dinero. Chanyeol casi podía asegurar que el chico que recién había conocido era del mismo estatus social que él, pero la diferencia de ambos es que aquel chico podía, aunque fuese rico y de apellido de renombre, hacer todo lo que se le venga en gana, mientras que Chanyeol no.

 

**

 

Había estado viendo la televisión desde que había terminado de colocar sus cosas en la habitación de invitados del departamento de Yoora, se había preparado algo de comer y esperó una hora por su hermana, pero tres horas más habían pasado y Chanyeol llegó a la conclusión de que su hermana llegaría tarde. Por eso se había decidido utilizar su tiempo libre viendo alguna serie a través de Netflix.

En algún momento se había quedado dormido, al menos estaba en la cama y no en el incómodo sillón. Cuando se quitó el sueño de encima, salió de la habitación, yendo directamente a la cocina puesto que su estómago estaba pidiendo por un poco de comida. Con un emparedado de queso parmesano con jamón de pavo salió de la cocina y, en ese instante, la puerta principal se abrió, dejando a la vista a la hija mayor de los Park.

—¿Chanyeol? —cuestiono incrédula —. ¡Chanyeolie! —gritó una vez que había caído en cuenta que de verdad su hermano menor estaba ahí.

El alto abrazó a su hermana cuando esta corrió hacía sus brazos. Los hermanos Park, a pesar de todas las carencias sentimentales que habían tenido, se tenían el uno y el otro. Eso, definitivamente, era lo más importante que ambos hermanos habían tenido durante toda su vida.

—Sorpresa —sonrió Chanyeol.

Ambos continuaron abrazándose durante algunos minutos más, antes que la mayor de los Park jalara a su hermano hacía los mullidos sillones. Chanyeol sabía que al igual que él, Yoora estaría igual de emocionada por verlo después de un tiempo. No se había equivocado.

Yoora le había preguntado acerca de la universidad, de si tenía alguna relación, del porque no le había avisado de su llegada a Seúl y la razón de llegar tan tarde a su departamento. Algo había mencionado de un primo de su prometido el cual había llegado precisamente hoy de Inglaterra y que no lo encontraban por ningún lado hasta que apareció. También tuvieron que ayudarlo acomodar sus pertenecías en un departamento que Siwon tenía y terminó tomando más horas de lo planeado.

Chanyeol, después de todo, no la podía culpar. Esto había sido así debido a su inesperada llegada. Yoora, si lo hubiese sabido desde el principio, le hubiese hecho su comida favorita porque ella sabe que su hermanito estaría con esa mirada llena de felicidad. Chanyeol, al contrario de ella, simplemente era feliz estando a su lado, no le importaba en lo más absoluto si le había preparado o no un gran banquete. Estar con Yoora le era más que suficiente.

—¿Cuánto tiempo planeas quedarte en Seúl? —cuestionó.

—Bueno, recién han terminado las clases, pero no estoy seguro cuanto tiempo me quedé. En realidad, eche de menos mi país.

—Supondré que te quedarás un par de semanas, ¿no?

Chanyeol se encogió de hombros.

—Por cierto, ¿cuándo es la boda? —el alto miró la enorme y radiante sonrisa de su hermana. Ella realmente iba ser muy feliz a lado de Siwon.

—Un par de días —sonrió —. Para ser más exactos, el próximo fin de semana, Yeol.

—¿Y cuándo se supone que me enviarías la invitación? —curioseó.

—Precisamente iba hacer hoy, pero ya sabes en que si me ha ido el tiempo. No planeaba casarme si tú no ibas a estar en mi boda —aseguró.

Chanyeol asintió y abrazó, una vez más, a su hermana. Sí, él lo sabía. Yoora iba a ser lo imposible para que estuviese en su boda. Los minutos a lado de su hermana se convirtieron en horas y cuando se vinieron a dar cuento el reloj marcaba la media noche. Yoora le había dicho algo parecido a debo dormir si quiero mantener un cutis perfecto y él había sonreído, dándole la razón. Minutos después, Chanyeol se había quedado dormido.

 

**

 

Si pensó que Yoora lo dejaría solo, Chanyeol estaba completamente equivocado con eso. Sabía que su hermana iba estar demasiado ocupada y él iba a darle el espacio necesario, pero cada uno de sus pensamientos fueron erróneos. Su reloj marcaba la siete de la mañana cuando su hermana llegó y se tiró encima de él para así despertarlo. Claro, Yoora luchó durante quince minutos para que así, finalmente, Chanyeol despertara.

—¿Qué sucede? —preguntó adormitado —. ¿Ocurre algo, Yoora?

—Nope —canturreó —. Todo está bien, sólo que es hora de levantarse.

—Yoora, son la siete con quince —murmuró.

—No pienso, por nada del mundo, dejarte aquí solo durante varias horas. Con todo esto de la boda apenas piso el departamento, Yeol. También, a veces, suelo encontrarme con mamá por pequeños detallitos, ya sabes cómo es ella.

—Nuestros padres no saben que estoy contigo, ni siquiera se imaginan que estoy en Seúl —un pequeño silencio cayó en la habitación, pero rápidamente se evaporó.

Oh

—Sí, —respondió —. Mi plan es que ellos me vean hasta el día de la boda. No necesito ni quiero que estén controlándome todo el tiempo.

—Bien —asintió —. Ahora arréglate, nos vamos en veinte —informó antes de levantarse y salir de la habitación del más alto.

Minutos después, Chanyeol terminaba de arreglarse el cabello antes de salir de la habitación, para luego encontrarse en la sala a su hermana que, por alguna razón, estaba sentada con su bolso sobre sus rodillas. Lo extraño de eso es que Yoora movía incesantemente su pie derecho.

—¿Qué es? —interrogó cuando se colocó tras el sillón en donde se encontraba Yoora.

—¿Eh? ¿Qué dices? —rio sin ganas —. No pasa nada.

Chanyeol arqueó una de sus cejas y luego bajó la mirada hacia el pie de su hermana. Yoora, inmediatamente, siguió la mirada de su hermano, dándose cuenta del frenético movimiento de su pie.

—Bien —admitió —, estoy nerviosa.

—¿Sobre qué?

—¿Cuándo fue la última vez que viste a Siwon? —preguntó la mayor de los Park.

Ah, con que eso era. Chanyeol sonrió cuando lo entendió.

—No lo sé —dijo —. Creo que la última vez que lo vi fue antes que tomará un avión a Estados Unidos, ¿qué con eso?

—Bueno, será diferente ahora.

Chanyeol asintió.

—¿Y eso qué?

—Va ser mi esposo en un par de días y ya no mi novio.

—Bueno, sí lo que te preocupa es que me ponga serio con él, como aquella vez hace unos años cuando recién habían comenzado su relación, no lo dudes. Siwon y yo tendremos una plática, de hombre a hombre.

—Yeol —gimoteó.

—Soy tu hermano y como tal debo dejar bien claro las cosas con Siwon —dijo con calma, acariciando el cabello de su hermana.

—Correcto —murmuró —, pero no será hoy, ¿me estás escuchando Park Chanyeol?

—Seguro que sí, Choi Yoora —sonrió —. Andando, tenemos que ir a donde sea que tengas que ir.

Yoora se puso de pie y fue hasta su lado para que así, finalmente, salieran del edificio departamental de la mayor de los Park. Sí Chanyeol hubiese sabido que iba a estar de un lado a otro viendo pequeñas cosas que hacían falta para la boda, la prueba número veinte del vestido, enviar las invitaciones faltantes y comprar, para su vergüenza, lencería con su hermana, él, definitivamente, hubiese optado por huir a cualquier parte, pero lejos de su hermana y tiendas de lencerías.

Él no necesitaba saber ese tipo de cosas de su hermana, gracias. Cuando el reloj marcaba las cinco con treinta, se encontraron con Siwon en un restaurante italiano. Chanyeol, en lo personal, prefería comida de los puestos callejeros antes de restaurantes elegantes porque, después de todo, quería estar lejos de todo aquello que tuviera relación con sus padres y su estúpido entorno materialista. Pero él sabe que, por más libre que desee ser, la influencia, educación, poder y entorno de sus padres lo perseguirían para toda su vida.

Era algo de lo que, por más que quisiese, nunca podría olvidar. Su apellido lo seguiría por mucho tiempo, no había escapatoria. Era como un ave que había quedado encerrado y sin poder cantar.

La tarde, después del mal trago de ser reconocido por los dueños del restaurante, transcurrió con tranquilidad y sin miradas que, literalmente, gritaran <oh, son los hermanos Park junto al hijo de los Choi>. En algún punto de la tarde, Chanyeol consiguió tener la plática con su futuro cuñado, sin que su hermana se enterara que, de hecho, había ignorado por completo la advertencia que había recibido antes de salir del departamento.

Minutos después de esa platica y con la presencia de Yoora, la conversación giró en torno al primo desconocido de Siwon. Según lo que oía salir de los labios de su cuñado era que su primito, como le suele llamar todo el tiempo Siwon, era un total y perdida causa para sus tíos, pero que, a pesar de eso, era su primo favorito. Hace tiempo que sus tíos habían dejado de luchar para controlar a su rebelde hijo. Era una persona como él; tenía dinero, poder, prestigio y con un apellido reconocido, pero eran totalmente distintos. Mientras que él seguía bajo el poder e influencia de sus padres, el primo de Siwon era como un ave libre.

Chanyeol sintió envidia en ese instante. Él quería cantar alegremente, como un ave, pero era obligado a estar encerrado en una jaula de oro, sin poder cantar ni volar. Chanyeol era como el ave cóndor; majestuosa y gigante, sus alas son enormes y de alguna forma se corona como una especie de rey sobre las demás aves. este Él era como el ave cóndor, pero no era libre ni podía cantar como los demás.

Chanyeol en sus siguientes días después de su llegada, había decidido comenzar a jugar un videojuego y ni siquiera su hermana pudo despegarlo de ahí, no cuando tenía World of Final Fantasy. Así que Yoora se cansó y simplemente decidió dejarlo por la paz. Chanyeol no había tomado el almuerzo y pasaba más de las seis de la tarde, por lo que tocaba, también, su cena. En la cocina buscó algo que pudiese comer, pero se percató de que no había nada para comer y, entonces, recordó que su hermana le había dicho que fuese por las compras al supermercado.

Dando un largo suspiro, se encaminó hacia el perchero y cogió su chaqueta antes de salir. No tenía ganas para ir hacer las compras, así que buscaría algún puesto para poder cenar. Había una gran variedad de comida, pero su estómago rugió en el momento que olió el reconocido aroma del Tteokbokki. Si su hermana no se lo pudo cocinar el día de su llega, al menos lo compraría. Su abuela siempre se lo preparaba. El Tteokbokki tenía sabor a nostalgia y los pocos buenos recuerdos de su niñez. Sonrió tan ampliamente y disfrutó otro bocado más, más, más y más.

Cuando finalmente se sintió satisfecho y estaba a punto de retirarse, algo totalmente extraño sucedió. No sabe cómo pasó, pero en cuestión de segundos su boca se vio ocupada por otros ajenos. El beso era lento y suave, como si quisiera que fuese eterno. Chanyeol debió alejarlo, pero la sorpresa había sido tan grande que ni siquiera pudo reaccionar, simplemente se dejó besar.

Sintió unos dedos entrelazarse en las hebras de sus cabellos y el cuerpo ajeno apretándose más al suyo. Chanyeol sintió el beso eterno, pero en realidad había sido escasos minutos antes de que ambas bocas se alejaran la una de la otra.

—Sabes a Tteokbokki —murmuró.

Chanyeol habría esperado todo, menos mirar aquellos castaños ojos que había visto días atrás. Era el chico de la maleta con la cual había confundido la suya y acababan de besarse.

—Tú.

La mirada del otro chico estuvo llena de confusión hasta que cambió.

—Vaya, vaya, vaya —sonrió —. Pero si eres tú, gigante.

—¿Debo tomarme eso como algo bueno?

—Te acabo de besar, eso es algo bueno.

Chanyeol no se había dado cuenta que, en realidad, el chico aún sostenía hebras de su cabello. Y no sabe sí era aún por el beso, pero simplemente no podía quitarle la mirada al más bajo.

—¿Y eso por qué fue? —curioseó.

—Meh —se encogió de hombros —, no tienes por qué saberlo.

—Creo que merezco una explicación —refutó Chanyeol.

—Sí te sirve de consuelo, me alegro haberte besado a ti y no alguien más —susurró cerca de sus labios —. Gracias, gigante.

Y comenzó alejarse, poco a poco. Chanyeol no sabe porque lo hizo, pero puede llamarlos un lapsus de estupidez o no, jaló al más bajito y lo besó otra vez. Se sintió libre y capaz. Era simplemente él y no Park Chanyeol, el hijo de los reconocidos Park, una figura que debe ser perfecta. No, aquí y ahora, sólo era un chico besándose con otro por simple gusto.

—Me llamo Chanyeol —dijo sobre los labios ajenos, rozándolos lentamente —, y si es posible, me gustaría que me llamaras por mi nombre.

No consiguió respuesta verbal, pero si otro beso antes de ser separado y alejado.

—Eso fue bueno mientras duro, Chanyeol —saboreó cada una de las letras del nombre del alto —, pero ahora debo marcharme.

—¿Cuál es tu nombre? —preguntó, sosteniéndola de su pequeña mano.

—El mejor sueño de tu vida, ¿qué te parece ese?

Chanyeol sonrió.

—No me satisface —dijo con sorno.

—Es lo que hay —se soltó del agarre de Chanyeol —. Por ahora, claro está.

 

**

 Y, finalmente, ahí estaba él trajeado en la iglesia. Podía sentir las miradas reprobatorias de sus padres al verlo ahí sin siquiera haberles avisado que estaba en Seúl. Seguramente los Park estarían gritándole más tarde porque no les había avisado absolutamente nada, que habían quedado en vergüenza porque su hijo menor no asistiría a la boda, pero resultó que sí había asistido y podía esperar muchas palabras hirientes por llegar.

Pero ni eso podía detener la enorme sonrisa que se formó cuando vio a los recién casados sonreír cuando ambos habían dado el acepto. El sentimiento de felicidad por ver a su hermana sonreír de esa manera era inigualable. Chanyeol podía estar tranquilo a partir de ahora porque su hermana tendría a alguien que lo cuidaría para toda su vida.

Durante varias horas Chanyeol tuvo que soportar a sus padres decirle todo lo que, según sus padres, había hecho mal y él quiso tratar de evitar eso porque no quería estar de mal humor durante toda la noche. Porque ese día era únicamente de su hermana. Cuando la paciencia de Chanyeol se agotó se paró de la mesa donde estaba sentado con sus padres y se marchó lejos de ahí.

Lo único que lograban sus padres era alejarlo más y más de ellos. Y él no podía sentirse libre en ningún momento, no cuando la cadena la llevaba como su apellido, arrastrándolo. Caminó por el salón, evitando a las personas que conocían a sus padres, que para desgracia era la mayoría, y tomó una copa de vino. Tenía que distraerse de alguna maldita forma, no quería saber de estas personas. Chanyeol se sentía asfixiado con tanta falsedad en la que desde muy pequeño siempre había vivido.

—Chanyeol.

El agarre de Yoora detuvo la caminata desesperada de Chanyeol y haciéndole volver a la realidad.

—¿Qué sucede, Yoora? —interrogó

—No, ¿qué te sucede a ti? —demandó —. Sé que no lo has tenido fácil con nuestros padres, pero te veías tan perdido hace poco.

—Lo siento —murmuró —. Sólo quería que te la pasaras bien esta noche, sin necesidad de preocuparte por mí, pero siempre te das cuenta —rio sin ganas.

—Es porque eres mi lindo hermanito —acarició con parsimonia la mano de Chanyeol, regándole esa sonrisa que decía todo estará bien.

Chanyeol sabía que nada había estado bien desde hace mucho tiempo. El poder que sus padres habían conseguido a lo largo de sus vidas volverlos inhumanos. Chanyeol creció en una cuna de oro sin amor ni cariño por parte de sus padres.

—Hola —una tercera voz interrumpió.

Ambos hermanos se giraron para encontrarse con Siwon, quien les sonría ambos.

—¿Qué sucede, amor? —preguntó Yoora.

—Los estaba buscando —comenzó —, ¿recuerdan a mi pequeño primo del que les había hablado?, bueno aquí está, su nombre es Byun Baekhyun.

Chanyeol abrió sus ojos al darse cuenta quien era el dichoso primo de su cuñado. Él ya lo había visto, dos veces. Era el chico que desde el primer momento había revolucionado cosas dentro de Chanyeol y, además, ya habían compartido besos.

Baekhyun también lo observó durante todo el intercambio de palabras de todos los presentes ahí. Chanyeol lo miró sonreír después de que los recién casados fueron interrumpidos por otros invitados. Baekhyun comenzaba alejarse y él seguía ahí, esperando que su hermana terminara de hablar, pero, entonces, el más bajito comenzó a llamarlo y, como si todo Chanyeol reaccionara por Baekhyun, lo siguió.

El jardín del salón era inmenso, flores por aquí y por allá, verde en todo su alrededor y, simplemente, era hermoso. Chanyeol se distrajo observando la imagen que era el jardín, pero unos delgados dedos se posaron en su muñeca, llamando su atención.

—Así, Park Chanyeol —susurró Baekhyun.

Chanyeol sonrió.

—Byun Baekhyun —saboreó el nombre del otro —. ¿Quién lo hubiese imaginado que eres hijo de los Byun?

—Nadie, a menos que me hayan visto en esas estúpidas fiestas —contestó —. Me desligo completamente de mi familia y todo lo que tenga relación con ella. No me gustan las mentiras y todo ahí es una gran falsedad. Me gusta ser yo mismo y no ser otra persona que no soy.

Si antes Chanyeol había pensado que estaba amarrado por completo a su familia, las palabras de Baekhyun le hicieron volver a pensar en ello. ¿Tenía que desligarse definitivamente de su familia? ¿Ahora antes de que todo se desmorone más?

—Es fácil decirlo.

—Y hacerlo también, Chanyeol.

—¿Cómo lo hiciste? ¿Ni siquiera te importó dejar a tu familia? —exigió saber —. ¿Ni siquiera te importó lo que ellos sintieron?

—Ellos no sintieron nada, ese el problema —sonrió sin ganas —. Era el hijo no deseado, ¿sabes? —se encogió de hombros —. Nunca les he importado, Chanyeol y yo necesitaba vivir mi propia vida, lejos de personas que sólo estaban contaminándome.

Puede que su caso sea diferentes, pero era el mismo resultado. Sus padres estaban más interesados en su estatus social antes que sus propios hijos, creyendo que toda la fortuna que tienen los haría feliz, pero estaban totalmente equivocados. Chanyeol e incluso Yoora necesitaban a sus padres, no el dinero de ellos. Y eso nunca lograron comprenderlo los padres de Chanyeol.

—Amo a mis padres, Baekhyun, pero quiero comenzar a ser libre.

—Entonces, ¿por qué no despliegas esas alas conmigo? —cuestionó Baekhyun —. Abre tus alas, volemos juntos este viaje por recorrer.

Y Chanyeol sabía que nunca iba arrepentirse de haber tomado la decisión de ser libre junto a Baekhyun. Había sido un ave cóndor encerrado en una jaula de oro, pero ahora era un ave libre que podía cantar. 


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