Trató de serenarse mentalmente. No podía enfrentarlo ni decirle todo lo que había estado pensando segundos antes en el baño, cuando Daehyun poseía su ropa íntima en su dedo mientras le sonreía feliz. Feliz y algo más. Evitó sobresaltarse, evitó gritarle por la vergüenza, evitó cualquier reacción que lo alterara. Permaneció en silencio mirando la ropa balancearse de lado a lado, era increíble que estuviese haciendo eso con algo tan propio. Movió su vista al mayor y suspiró como si aquello no lo afectara.
Pero sí lo hacía.
Se sentía tan contrariado en sus pensamientos que pensaba que estaba enfermando. ¿Resfrío, gripe, alucinaciones tal vez? ¿Cómo pudo haber sido tan inútil como olvidar algo como eso? ¿Y más teniendo al otro chico en una actitud más que sospechosa para con él.
– De-dejate de juegos.
Trató de hablar limpiamente sin titubeos, pero su voz lo traicionó de entrada. Ante el sorpresivo comentario, Youngjae se tensó en el lugar y su expresión serena atrás quedó, ahora cubría su rostro un par de ojos bien abiertos. Adiós a su porte rígido, Daehyun rió al notar su desestabilidad.
– ¿Crees que estoy jugando? –Daehyun balanceó con más ímpetu la ropa entre sus dedos mientras le sonreía y alejaba la prenda.
– ¿Y-y cómo le llamarías a esto?
– Jae... –dijo Daehyun paseando su mirada por la anatomía entera del menor. Youngjae se limitó a esperar lo que diría.
Su piel se veía mucho más blanca de lo que era, el agua había hecho su trabajo y la camiseta no alcanzaba a cubrirle los brazos por completo. Era una lástima, para él, que vistiera ese pantalón corto en lugar de una toalla, la cual podría quitarle de un solo tirón. Tras ese pensamiento, notó la toalla en las manos contrarias que colgaban por su delante, desde la cintura de donde la tenía sujeta hasta alcanzarle las rodillas. 'No me digas que intentas cubrirte', pensó soltando otra risa.
– ¿Qué? –Youngjae llamó su atención con la voz en alto. Ya le estaba cansando ser observado por el mayor, no quiso pensar en las cosas que le estaría cruzando por la mente. Era... imposible.
– Jae, ¿por qué tiemblas tanto cuando estás cerca de mí?
– ¿Q-QUÉ?
Youngjae pegó un grito, asustado e intimidado por la declaración -camuflada en pregunta- de Daehyun. A sí mismo no podía mentirse, temblaba y lo estaba haciendo justamente enfrente de él, el mayor le provocaba eso, tiritar por quién sabe qué razón. Se sentía bien por momentos, como si le cosquilleara el cuerpo entero, como cuando subes a un juego mecánico de altura y sientes la adrenalina invadir tu cuerpo, y por el otro, se sentía como si tuviera una sauna interna, caliente. Raro, muy raro.
– Si supieras lo adorable que te ves precisamente en este momento. –Youngjae escuchó las palabras fluir de la boca de Daehyun con tanta sinceridad y ninguna expresión de burla que lo asustó.
– ¡Yah! –Gritó– Hace frío. –Dijo agitando los brazos– Y si no quieres ser el responsable de que mañana despierte enfermo, será mejor que me devuelvas mi ropa.
Youngjae intentó tomarla confiándose en que Daehyun no se opondría, después de todo si se hacía responsable, Yongguk se enfadaría con él. Grave error. En cuanto su brazo se estiró para querer agarrar la prenda, el mayor se apartó hacia atrás escondiéndolo detrás de su espalda y sonriendo como si en verdad fuese un juego. Con su mano libre capturó el mismo brazo que había querido tomar la prenda y se acercó hasta asegurarse que su susurro sería escuchado. En un tono lascivo y lento, murmuró:
– Podríamos buscar otras formas de calentar tu cuerpo.
Youngjae zafó del agarre y sin replicar se volvió a encerrar en el baño. Procurando cerrar la puerta con seguro, pegó su espalda a la pared azulejada y cubrió su cara con ambas manos dejando caer la toalla a sus pies. A pesar de haberse duchado, y del aire ya frío en esa pequeña habitación, su rostro ardía.
‘…Otras formas de calentar tu cuerpo’.
Apoyó sus manos en el borde del lavabo y miró su reflejo en el espejo. Sus mejillas estaban coloreadas, y no sólo estas, el rubor amenazaba con expandirse hasta alcanzar su cuello. Abrió el grifo y se mojó con agua fría sin importarle si se resfriaba.
Debía calmarse, debía tranquilizarse. Daehyun lo alteraba, y claramente él era consciente de ello. ¿Por qué lo hacía? ¿Le gustaba jugar con él? ¿Tenerlo a su merced? ¿Provocar esas reacciones que aseguraba, eran adorables?
¿Cómo saberlo? Youngjae sentía algo más por su compañero, pero no sabía si era amor fraternal, o un afecto especial más fuerte que el de una amistad.
– No puedes encerrarte de por vida aquí, Yoo Youngjae, tienes que salir. –Se dijo a sí mismo palmeando ambas mejillas mojadas–.
Recuperó la toalla del suelo y salió decidido a dejar de jugar. No haría nada ni le diría nada, no era inteligente, sólo se dormiría así por más incómodo que le resultara, y despertaría más temprano que Daehyun para tomar su ropa interior y vestirse, para luego regresar a su antigua habitación y prepararse para el nuevo día. Esa sí era una decisión inteligente. Sin embargo, se encontró con su compañero arrojado en su cama con el celular en sus manos revisando algo, y la dichosa prenda de la discordia sobre su estómago.
– ¿Puedes darme lugar? –Preguntó Jae.
– Hmm –pareció pensar el chico acostado– no.
– Vamos Daehyun, tenemos que des… –pero fue interrumpido.
– Aún me debes mi favor.
¿De qué favor le estaba hablando? No le debía nada.
– Te presté la ducha, y sabes que tienes que devolver el favor.
– ¡Pero no te interrumpí el sueño! –Youngjae se quejó en su lugar, sin darse cuenta de que se dejó en evidencia.
– Entonces era cierto, cambiaste de habitación porque querías bañarte.
– N-no, no no. –Negó rápidamente.
– No mientras, Jae, lo sé.
Daehyun se levantó de la cama y le extendió su celular con una conversación abierta, justamente con su ex compañero de habitación, Jongup.
– Jonguppie me habló porque no dejabas de murmurar en el baño y de abrir y cerrar el agua de la ducha. Lo despertaste y nos quedamos hablando unos minutos. Me contó que no hay agua caliente en su dormitorio, y sé muy bien cuánto detestas dormir sin ducharte primero, así que verte aquí no me pareció extraño. –Youngjae se preocupó al ver el texto escrito en la pantalla del móvil, lo que temía se estaba por cumplir. En los mensajes, Jongup le contaba casi con detalle lo que él había dicho encerrado en el cuarto de baño. Aprendería de esa manera a cerrar bien las puertas– ¿Y sabes cuál es el favor a devolver? No quiero que uses tus manos hasta que nos durmamos. Así que, creo que tendré que cambiarte y prepararte para dormir, Jae. Seré tu ayuda por esta noche.
Youngjae tragó con tanta dificultad que el sonido de su garganta pudo haber sido escuchado fácilmente.
¿Por qué siempre terminaba en sus manos?