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El Pasado Aún Puede Arreglarse por Fernandasnapeblack

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Notas del capitulo:

Segundo capitulo editado, Gracias por seguir aqui, 9 capitulos en un año es una desgracia, asi que espero poder compensarlo aumentando el ritmo una vez que la edicion termine. 

Despertó con un  terrible dolor de cabeza maldiciendo su suerte, no podía abrir los ojos demasiado, no veía nada; seguramente estaría bajo el mandato de Dumbledore de nuevo, definitivamente lo torturaría, o peor, no quería pensar en los métodos que tenía el anciano para hacerlo obedecer, simplemente le daban ganas de vomitar y llorar, no podía, ya no quería que nadie más lo usara de ese modo, perdió la cuenta con los años de todos los que lo lastimaron de ese modo, de las veces que Draco o Snape tuvieron que curar con pociones su destruido trasero y sedarlo con pociones para dormir, las veces que lo detuvieron de suicidarse; inclusive preferiría estar atrapado por Voldemort, estaba seguro que al menos el lo mataría rápido.

Se levanto aun  con los ojos cerrados, mordiéndose la lengua para no maldecir cuando sintió su frente golpear con una dura tabla de madera; abrió los ojos lentamente, confundido y casi cayendo de la cama cuando vio su cuarto de la alacena debajo de las escaleras ante él.

Sus fuerzas se desvanecieron y  su magia  se descontrolo un poco, temeroso volteo a ver su cuerpo ¡Era un niño! ¡Demonios! ¿¡Que había pasado?!

Aquello debía ser toda una maldita broma, se levanto de golpe y fue al roto espejo del cuarto, en donde se reconoció a los 4 o 5 años, no estaba demasiado seguro; abrió los ojos espantado ¿Qué diablos se suponía que iba a pasar entonces? ¿Qué iba a hacer? Intento calmarse cuando sintió su magia exaltarse, de niño jamás había sentido esa cantidad de magia emanar de él,  no al menos que el recordara. Se sentó en la cama algo desesperado y comenzó a pensar con rapidez, no era completamente mal, quizá podía cambiar las cosas y como se habían dado, quizá incluso podría salvar vidas que habían sido arrebatadas en el pasado y conocer parte de esa historia que el anciano habia dicho antes de que apareciera en este lugar de nuevo.

Se medio arreglo con la ropa vieja de Duddley y salió de la alacena; según el reloj del salón eran las 4 de la mañana, fue a la cocina, específicamente al refrigerador solo para ver el calendario, si, tenía 5 años casi recién cumplidos, eso significaba muchas cosas, sobre todo, que los abusos más crueles de Vernon tardarían aun meses en ser, meses que podría utilizar a su favor, aun recordaba todos los conocimientos adquiridos en su vida pasada y a esa edad, podría ser mejor su control sobre su magia; una vez aclarado eso otras dudas llegaron a su cabeza: ¿si él estaba ahí…el futuro se había puesto en pausa? ¿Qué demonios había pasado? ¿Era una carcasa vacía en el futuro o este ya había cambiado por el simple hecho de que él había regresado? Las respuestas a sus preguntas no podrían haber sido contestadas en ese momento (o en alguno cercano) asi que decidió ponerse a trabajar de una vez.

Su comportamiento cambio radicalmente y los Dursley lo notaron de inmediato, habia dejado de retarlos y de contestarles para simplemente apartarse de sus caminos, gracias a eso Petunia habia empezado a alimentarlo un poco mejor, aunque Vernon no veía el tiempo para llevar a cabo sus asquerosos planes, sin embargo tendría que esperar a que su esposa no estuviera, no podía arriesgarse a que lo descubriera, por eso dejo al niño en paz, sin darse cuenta de que le habia dado la oportunidad perfecta para entrenar su magia lo más posible, por lo que Harry podía desaparecerse a voluntad y mover las cosas, era consciente de ella y los conocimientos que había tenido en Hogwarts había conseguido hacer varios hechizos sin varita y por lo mismo indetectables para el ministerio y para Dumbledore, podía incluso desmayar a alguien con su magia sin hacer mucho esfuerzo, si conseguía un campo de entrenamiento adecuado podría mejorar mucho más, pero con eso le bastaba por ahora.

Harry también pasaba mucho tiempo en el jardín por su nueva mascota, una serpiente negra, Harry desconocía su especie, pero solía hablar con ella en leves susurros por las tardes, no creía necesario estar alerta…no hasta una mañana dos meses después, cuando Petunia salió con Duddley al mercado y Vernon regreso temprano del trabajo.

Harry no estaba enterado de esto hasta que escucho su voz y entro para evitar problemas, encontrándose con su tio que tenia una sonrisa malvada en el rostro, eso lo hizo sentir una corriente de miedo recorrerlo e intento apartarse pero el hombre lo tomo de un brazo haciéndole daño, intento controlarse, quizá solo lo golpearía esta vez; sin embargo al escuchar la pesada respiración del hombre supo lo que pasaría, se apanico de inmediato y quizo alejarse pero estaba tan asustado que su magia no respondia como el habría esperado. Vernon lo cargo sin dificultades, aunque Harry intentaba safarse, logrando desesperara al hombre quien lo golpeo, el pequeño niño empezó a llorar, de ira, de impotencia por no poder detener eso y dejar que sucediera de nuevo…ni siquiera supo cuando ya estaba en la cama del hombre y este empezó a desnudarlo hasta que intento quitarle el pantalón, fue entonces cuando la ira de Harry fue mayor y su magia reacciono, haciendo que el hombre volara hacia atrás con fuerza, golpeando la pared, no lo suficiente para que quedara inconsiente, para desgracia del niño, quien vio como de inmediato se levanto dispuesto a hacerle daño, por inercia lo apuntocon su mano.

-       No te me acerques…asqueroso muggle…- su voz sonaba sorprendentemente fría para un niño de esa edad, sin dejar el toque aniñado.

-       Como te atreves maldito mounstro… - Vernon se acerco para intentar tocarlo pero Harry lo volvió a expulsar a la pared, sintiendo algo recorrerlo, una satisfacción nueva al estarle dando su merecido.

Vernon lo miro algo asustado y Harry sonrio de una tétrica manera.

-       Es hora de poner algunas reglas tio- dijo sonriendo infantilmente, cosa que no iba acorde a su voz o a su mirada- para empezar…no volveras a acercarte a mi en tu vida ni le diras nada de esto a Dumbledore, si lo haces lo sabre y entonces si que te ira mal…antes de que el llegue matare a tu querido Dudders frente a ti de un modo no muy pacifico, además, cambiaras mi cuarto por el segundo cuarto de Duddley y tendre tres buenas comidas al dia y permiso de usar el baño cuando me de la gana..creeme…aventarte como una pelota contra la pared es divertido pero no sere tan piadoso la próxima…

-       A mi no me asustas niño…ese raro de Dumble…lo que sea vendrá y te pondrá en tu ligar…

-       Creo que no entendiste…tanta grasa en tu cerebro parece dañina…- sonrió para chasquear sus dedos y ver divertido la mueca del hombre cuando su pierna se partió en dos, conteniendo un grito de dolor- Esta claro ahora?

-       No puedes hacernos daño…el dijo…- susurro jadeante.

-       El dice muchas cosas…como por ejemplo, que no puedo salir demasiado de aquí o vendrá gente mala a matarte ¿cierto? Bueno sorpresa…la gente mala son ustedes aquí, y crearon lo que ustedes denominarían un mounstro…estos meses he sido bueno y he hecho lo que pides pero no pienso volver a hacerlo- volvió a chasquear los dedos y esta vez su otra pierna se rompió, dejando al hombre en el suelo mientras se ponía la camisa sin moverse, solo con magia- Crucio-susurro.

Sabia que al hacer magia sin varita y en esos años, Dumbledore no tenia modo de saber, además las protecciones de la casa (se habia enterado por Sirius) no permitían que el ministerio tuviera idea de que el vivía ahí; Vernon grito durante lo que parecieron años pero fueron solo un par de minutos; cuando decidió soltar la maldición estaba de pie sobre su cabeza.

-       ¿Quedo claro tio?- pregunto con voz inocente.

-       Maldito mocoso…

-       Tomare eso como un si- con otro chasquido sus piernas estaban bien de nuevo, pero el dolor de la maldición y sus residuos seguían ahí- Esto no es lo peor que puedo hacer…espero mi nueva habitación a más tardar mañana- salió de ahí para encerrarse en su alacena.

Fue entonces cuando toda la tensión salió de su pequeño cuerpo, temblando descontrolado, teniendo que sentarse en la cama un par de minutos, habia jugado con fuego, solo esperaba no quemarse…en realidad no tenia idea de cómo no hacer que Vernon contactara a Dumbledore y este tomara represalias, pero sabia que de ser asi podría al menos poner resistencia…quizá era tiempo de un plan de huida de respaldo.

Todas las ordenes de Harry hacia Vernon fueron cumplidas, para extrañeza de Petunia y Duddley, quienes notaron que Vernon a veces temblaba al estar cerca de Harry, quien, por diversión en ocasiones, lo maldecía por lo bajo con obscuros hechizos aprendidos de su tiempo con Draco…y asi, con una nueva calma para el pelinegro que disfrutaba su libertad, paso un mes, se dio cuenta de que Dumbledore no vendría, pero de todos modos debía salir de ahí antes de que las cosas se salieran de control. No sabia lo que el destino le tenia preparado.

Dos meses despues, una malana que había sido completamente normal Vernon miro a Harry.

-       Iremos a ver a Marge, ¿quieres venir?

-       No- dijo Harry-

-       Entonces te quedaras con la Señora Figg- afirmo Petunia-

El niño alzo los hombros.

-       ¿Cuánto tiempo?

-       3 dias- dijo Vernon-

El pelinegro se levanto de la mesa para ir por sus cosas, quizá esa era su oportunidad para salir de ahí de inmediato. Lo que Harry no sabía es que le buscaban y si, en su vida anterior no habían podido llevárselo era porque el se había rehusado; en cuanto salieron de la casa varias nubes negras los rodearon, Harry pudo reconocer la magia de Remus y le busco como loco, aparentando estar asustado, pudo reconocer también la magia de Dumbledore, de pronto alguien lo cargo y cuando giro podía jurar que sus ojos le engañaban ¡era Sirius! Sintió la desaparición y solo pudo aferrarse a su pecho con ganas, cuando dejo de estar mareado abrió los ojos y noto que no estaban en la mansión Malfoy o en la mansión Black.

Esta era aun más luminosa y grande, ahora mismo se encontraban en la reja del jardín que llevaba a un bello sendero que dejaba ver la enorme mansión blanca con detalles grises claros, enormes ventanales y Harry podría jurar haber visto más allá algo parecido a postes de Quidditch detrás sobre saliendo; todo aquello era alucinante, Harry no cabía en si de su asombro e incluso ahogo un gemido de sorpresa cuando entraron, todo parecía tan elegante y nuevo, había varios cuadros que los veían con curiosidad y algunos tenían miradas muy pesadas, lo cual lo hizo esconderse un poco en el cuerpo de aquel hombre, solo entonces lo noto, ese hombre no era Sirius, su magia era diferente, no demasiado por lo que pudo deducir que se trataba de algún Black, algo en el le decía que corriera, pero la magia de ese hombre lo rodeaba de un modo protector que lo hacía sentir tan bien que no lo pensó dos veces y se acomodo, por una vez haría caso a su instinto con las personas, mucho más sabiendo de ante mano en quienes no podía confiar.

El hombre lo llevo hasta una pequeña sala de estar y se sentó con él en un sillón, a Harry se le hizo extraño que el hombre no hablara y alzo su rostro mirándolo con curiosidad, si era muy parecido a Sirius pero no idéntico, los ojos de este hombre eran más claros y tenia el cabello recogido en una coleta, además en su rostro se veía una seriedad digna de un Slytherin, aunque ahora se suavizaban sus facciones con una pequeña sonrisa que lo hizo sentir un calorcillo en su pecho.

-       Hola Harry- susurro el hombre con una voz masculina y tranquila, algo rasposa-

-       H…hola- susurro el desviando su mirada, algunos malos hábitos no se le quitaban de un dia para otro.

-       Tranquilo- dijo haciendo leves círculos con su mano en la espalda del niño-  ¿sabes quién soy?

El negó con la cabeza aún sin mirarlo, era verdad, no tenia ni la menor idea de quien era ese hombre

-       Mi nombre es Regulus Black, soy hermano de Sirius.

El levanto la cabeza de inmediato, tenia que dar una actuación creíble, si era hermano de Sirius quería decir que era bueno, no entendía que era lo que habia cambiado, pero esa era, realmente, una nueva oportunidad para el.

-       ¿Padfoot?- dijo y comenzó a buscar con la mirada.

-       Si, Padfoot- dijo divertido, pero con una sombra de dolor en sus ojos- Pero el no esta aquí ahora.

-       ¿Dónde está Padfoot? ¿Y mi mami? ¿Dónde está papi? ¿Por qué me dejaron con los Dursley?- hizo todas esas preguntas al mismo tiempo  y vio como el rostro de Regulus cambiaba a una mueca divertida.

-       Muchas preguntas al mismo tiempo campeón, no tenemos tiempo para contestar todo, sabes quién soy, así que dime ¿te gustaría quedarte aquí o prefieres ir con los Dursley?

Volvió a negar con la cabeza con fuerza

-       Quiero quedarme y ver a Padfoot… ¿Cuándo llega Padfoot?

El hombre sonrió ampliamente

-       Muy pronto pequeño travieso- dijo acariciando los cabellos de Harry- Bien- el hombre toco un brazalete que usaba en su mano derecha- Rabastan llegara pronto, Luck y Remus tendrán que esperar…

-       ¿Moony?- pregunto curioso mirando al pelinegro-

-       Si, Moony, ahora campeón...seguro tienes hambre, estas demasiado delgado- dijo mirándolo- ¿Quieres algo de comer?

-       Oh...no…- dijo aunque tenía hambre- gracias…

-       Pues a mí se me antojan unas galletas, vamos a la cocina y, ¿me ayudas con un par?- pregunto sonriendo- Será nuestro secreto.

Harry sonrió y asintió, Regulus no lo bajo, lo llevo cargado hasta la cocina y saco un tarro de galletas, Harry estaba sorprendido por la mansión, tenia toques demasiado muggles y no veía por ningún lado a los elfos, miraba todo con sincera curiosidad y no se soltaba de Regulus, por algún motivo lo calmaba demasiado.

Llegaron a la cocina y el mayor sentó a Harry en la barra de una moderna cocina girándose para tomar un jarro lleno de galletas, saco dos, le dio una a Harry quien sonrió y le dio una tímida mordida, descubriendo el delicioso sabor a chocolate de la galleta, Regulus soltó una leve risa por la cara del pequeño que jamás, ni siquiera en su otra vida, habia visto galletas tan enormes.

-       ¿Sabes como saben mejor? Con un enorme vaso de leche.

Camino y saco un vaso y fue al moderno refrigerador para sacar un poco de leche y llenar el vaso, volviendo a acercarse a él, Harry tomo tímidamente el vaso y se lo llevo a los labios, Regulus sonrió cuando se quito el vaso de la boca, tenia bigotes de leche marcados en el rostro.

-       Gracias…esta delicioso- dijo el niño sonriendo sinceramente.

-       No es nada campeón- dijo el hombre acariciando sus cabellos- ahora…como vas a vivir aquí debemos aclarar algunos puntos…

-       Prometo no molestar…hare todo lo que me diga, puedo lavar los pisos y arreglar el jardín, se cocinar, le juro que no quemo el tocino- dijo rápidamente, verdaderamente nervioso de hacer algo mal, no quería por ningún motivo volver con los Dursley.

-       Hey- dijo el hombre acariciando sus cabellos para calmarlo- No tienes que hacer nada, no sé qué tan horribles eran los parientes de Lilian pero aquí tú serás un pequeño príncipe; pero si tenemos algunas reglas, para empezar nunca entres al estudio de Rabastan...

-       ¿No seremos solo nosotros?- pregunto aunque después de la pregunta se hizo pequeño esperando recibir un golpe como solía hacerlo Vernon, aquello encolerizo a Regulus que lo hizo mirarlo- Nadie va a golpearte cariño- dijo bajando con delicadeza los bracitos del niño- y no, no seremos solo los dos, mi marido, Rabastan vive aquí también.

-       ¿Marido?- pregunto confundido-

-       Si cariño- el pelinegro parecía en un dilema sobre como decir lo siguiente-  

-       Pero dos hombres no pueden casarse aunque se quieran..es…anormal.

-       Eso piensan los muggles, nosotros somos más libres, el amor, es amor, no importa de que te enamores, si eres feliz esta bien.

Harry sonrio, definitivamente Regulus era bueno como Sirius, quizá su vida realmente habia dado un cambio tremendo; asintió comenzando a comer de nuevo la galleta, tenia mucha hambre.

-       Bien…el estudio no,  no salgas de los límites de la casa y si quieres algo pídemelo a mí o a Rabastan ¿si? estoy aquí para cuidarte, lo que necesites.

-       ¿Algo así como un nuevo papi?- pregunto inocente Harry, le gustaba poder dejarse guiar por lo que quería decir y hacer, era algo nuevo que pensaba explotar, siempre había sido muy curioso y lo había tenido que reprimir, además como buen Black, Regulus tenia un aura obscura de magia negra que le permitia sentirse seguro y eso le encantaba.

-       S…si- dijo Regulus con mirada soñadora e irradiante de felicidad- solo si tú quieres por supuesto...

-       ¡Si quiero! - dijo el niño sonriendo- ¡Quiero que tú seas mi papi!

Regulus no pudo contenerse y lo abrazo con fuerza besando su cabello, por años él y Rabastan habían intentado tener un pequeño descendiente pero no lo habían logrado, las palabras de Harry representaban para el cumplir el más grande de sus sueños, sintieron como la magia a su alrededor se alteraba un poco y Regulus se separo de Harry, la mansión le avisaba que su marido había llegado y el, contento como estaba quería ir corriendo a abrazarle y besarle, pero se contuvo y cargo a Harry sin mucho esfuerzo.

-          Vamos a conocer a tío Rabastan ¿ok?

-          Si es tu marido entonces es mi papá ¿no?- pregunto Harry con gran lógica-

-          Si…pero primero conócelo, si le dices papá así como así seguro le da algo.

Caminaron por la mansión de regreso a donde se habían aparecido en primer lugar, Harry veía para todos lados ahora, sentía una enorme curiosidad por aquel lugar, cada espacio estaba lleno de magia y lo llamaba a investigar, Regulus sonrió al ver al niño mirando todo, cuando llegaron pudieron ver a un hombre que el niño, en otro momento, habría matado sin pensar, lo había visto muchas veces e incluso había pensado que era espía de Dumbledore, lo veía al salir de la escuela, cuando iba al parque a estar solo un rato, en las salidas a Hogsmeade, en el ministerio; pero ahora lo veía diferente, su rostro era más calmado y tranquilo, incluso una leve sonrisa se veía entre sus labios, su magia rodeo de inmediato a Harry quien se sorprendió, era magia muy parecida a la de Voldemort ¿Qué lazo unía a esos dos? No podía saberlo ahora con certeza, sin embargo sabia que al estar rodeado de esa magia se sentía bien, calmado, sus ojos chocaron con los de aquel hombre, eran de un color verde grisáceo que apenas si podía distinguirse. En cuanto sus miradas se cruzaron ambos sintieron algo en su interior moverse, sus magias se estaban aceptando de un extraño modo, Rabastan sin quererlo había marcado a Harry como su heredero y Harry había recibido sin problema aquella herencia.

-          ¿Todo bien Rab?- pregunto Regulus acercándose lentamente a su marido, el también había sentido aquel intercambio de magia.

-          Todo excelente Reg- dijo el hombre sonriendo un poco más- el anciano no supo ni que lo golpeo…- su voz era arrastrada y profunda, de aquellas que dan escalofríos cada vez que uno los escucha.

Se dieron un leve beso en los labios y después Rabastan miro las verdes esmeraldas de Harry.

-          Así que te quedas con nosotros - el niño instintivamente se escondió un poco en Regulus quien miro con reproche a su marido, Harry se había sorprendido, aquella voz lo había hecho estremecerse de sobre manera y se había dejado llevar por sus instintos…iba a regañarse mentalmente cuando recordó que ahora podía permitirse aquello.

-          Rabastan deja de asustarlo- le riño Regulus, el hombre solo lo miro en disculpa-

-          No era mi intención pequeño- dijo acariciando los cabellos de Harry quien giro un poco la cabeza para poder verlo con uno de sus ojitos- Hola…- su voz se había suavizado-

-          Ho…hola- dijo el niño antes de volver a esconderse en Regulus-

El hombre sonrió y separo al pequeño niño de Regulus con delicadeza, cargándolo él, Harry desviaba su mirada, la magia de ese hombre aunque tranquilizadora lo hacía ponerse alerta, su yo mayor le decía que tenia que salir de ahí pero su magia le pedía quedarse a gritos.

-          Tranquilo- susurro Rabastan y Harry sintió su magia obedeciéndole- No te haré nada querido…- acaricio su espalda, el pequeño giro a verlo y le sonrió tímidamente- Eso está mejor… Merlín…eres igualito a Jamsie…- el niño le sonrió con más ganas- y tus ojos por Morgana… - lo abrazo con cariño- Me alegro de haberte encontrado.

Harry no sabía que decir así que solo lo abrazo de vuelta; era un cuadro tremendamente conmovedor y familiar, el niño que vivió sentía que al fin su vida tenía algo de sentido, se sentía querido y protegido como jamás se había sentido en su otra vida. 

 


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