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Segundo al Mando por Miss Eun

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Notas del fanfic:

De momento amo mucho este oneshot y a Chan lobo, no me odien (?)

***

 

La maldita y desquiciada melodía del móvil sonando le estaba tocando los cojones a ChanYeol, quien se removía exasperadamente por entre las sábanas blancas y el grueso edredón negro de su cama. El gilipollas que llamaba insistentemente pareció rendirse luego de quince minutos que fueron similares al infierno para el peligris, quien agradeció al dios en turno porque la mierda se callara.

 

Sin embargo, la tranquilidad y serenidad del gigante solo duró escasos segundos porque un idiota empezó a tocar su puerta fuertemente y sin cesar, casi podría jurar que el hijo de puta no botó la puerta porque su fuerza no era la suficiente como para poder lograrlo.

 

—¡Ábreme, hijo de puta! —gritó el tipo al otro lado de la puerta e inmediatamente supo de quién se trataba y joder, no tenía las ganas ni la paciencia para tratar con el gilipollas de JongDae. —¡Sé que estás ahí, bastardo, escuché tu puto móvil!

 

ChanYeol rodó los ojos antes de levantarse de mala gana, porque sabía que el maldito no iba a parar hasta conseguir lo que quería. Se dirigió hasta la puerta refunfuñando y gruñendo, encontrándose con la amplia sonrisa felina de JongDae al abrir, como una cruel burla. El tipo entró a su apartamento sin esperar a ser invitado, haciendo que el alto bufara incrédulo mientras observaba al tipo con su ridículo suéter verde y vaqueros rasgados, caminando directamente hacia su cocina.

 

—¿Qué coño haces aquí JongDae? —cuestionó apoyándose sobre el arco que dividía a la cocina del salón de estar y presionándose el puente de la nariz con los dedos, exasperado.

 

—Vine a visitarte, bastardo. —contestó frescamente mientras abría la puerta del refrigerador.

 

—¿Visitarme es sinónimo de saquear mi refrigerador? —alzó una ceja, observando con severidad al tipo. —Me duele la puta cabeza, dime a qué viniste de una vez. —exigió hoscamente.

 

—Me ofendes, Yeollie. —exclamó llevándose una mano hacia el pecho, dramatizando la situación. —Deberías estar agradecido de ser yo quien haya venido y no JunMyeon. —chasqueó.

 

ChanYeol bufó nuevamente, estaba hasta las pelotas de tocar nuevamente aquel tema que al parecer, a JunMyeon le gustaba demasiado sacar cada vez que podía. Al alto no le emocionaba en absoluto ser el líder de la manada y siempre se lo había hecho saber a su padre, sin embargo, el hombre no cambió su postura y al morir dejó al mayor de los Kim como el encargado de guiar a ChanYeol para ser un buen líder.

 

Y JunMyeon se había tomado demasiado en serio su rol.

 

El peligris había tenido una noche de mierda, tuvo que separar a dos imbéciles que se estaban peleando por ver quién tenía la polla más grande o algo por el estilo, ChanYeol se les acercó amablemente, insistiendo que conocerían a su puño si no dejaban aquella mierda porque estaban ahuyentado a sus preciados clientes y no les soportaría más.

 

La verdad era que tenía que mantener la reputación de su establecimiento, el Two Moons, que si bien servía como una distracción entre los cambiaformas, era el principal punto de reunión de su clan. Además ayudaba a pagar las deudas y francamente, ChanYeol no vivía para nada mal.

 

—Esos imbéciles se lo merecían. —gruñó.

 

—A mi no me lo digas. —se encogió de hombros, mostrando ambas manos. —El ‘jefe’ te quiere ahí en una hora. —comentó divertido, tomando un sorbo del zumo de naranja que había sacado de la nevera.

 

A ChanYeol le llevó media hora en arreglarse, vistiendo completamente de negro con una camiseta simple, vaqueros rasgados y una cazadora a juego. Le tomó otro tanto en llegar al local, aparcándose frente a éste mientras aguantaba las gilipolleces de JongDae y tratando de no saltar por la ventana de su coche en el trayecto preguntándose más de una vez en por qué era amigo de ese idiota bastardo.

 

Había tenido una semana de mierda y cada día iba de mal en peor. Todo había empezado el viernes por la noche, cuando algo llamó su atención de la nada, posando su profunda mirada al otro lado de la barra, pasando por la pista de baile haciendo a su lobo gruñir fuertemente y rasguñar su interior en un impulso estúpido que reprimió adrede y desde entonces, todas las jodidas noches eran iguales.

 

La campanilla de la entrada sonó cuando cruzaron la puerta de cristal, MinSeok se encontraba limpiando la barra, acomodando los diferentes vasos de cristal por debajo de ésta. Al fondo del local, en las mesas más alejadas, estaba JunMyeon, leyendo el periódico mientras le daba un sorbo a su taza de café.

 

—Buenos días, ChanYeol. —saludó JunMyeon con tono neutral mientras pasaba de página.

 

—No tan buenos, al parecer. —bufó tomando asiento en la mesa. El castaño alzó una ceja, despegando por un segundo la mirada de su lectura. —¿Querías verme?

 

—Sí. —respondió guardando silencio unos segundos. —Te has estado comportando como un capullo los últimos días. —comentó sinceramente, haciendo que ChanYeol frunciera el ceño. —Trata de estar en armonía con tu lobo.

 

—Estoy en armonía con mi lobo. —afirmó ofendido.

 

—Solo diré que deberías escucharlo.

 

A ChanYeol se le hizo muy difícil no pensar en el tema por el resto del día y al llegar a la noche su humor había empeorado. Ayudaba a MinSeok con el bar, atendiendo y sirviendo tragos y pasabocas a los clientes mientras que el mayor era acosado por JongDae, como todas las noches y el alto se esforzó mucho en no darle un puñetazo porque tanto a él como a MinSeok, les estaba tocando las pelotas.

 

Su cuerpo se tensó al mismo tiempo que su lobo gruñía haciendo que derramara el whisky que se encontraba sirviendo en aquel momento, maldiciendo por lo bajo mientras se disculpaba patéticamente con el tipo al que atendía. Su mirada se posó al otro lado de la barra luego de servir el trago nuevamente, posándose automáticamente al pequeño hombre que platicaba abiertamente con otros tipos.

 

El pequeño sujeto de cabello rubio vestía esa noche una camiseta gris en cuello v por debajo de aquella chaqueta de cuero negro, pantalones entubados a juego y joder, el tipo era caliente. ChanYeol trató de controlarse en una pelea interna con su lobo de la cual solamente él era testigo, o al menos eso creía.

 

Sus sentidos estaban alerta y se maldecía por no poder despegar la mirada del rubio y que su olor fuera tan jodidamente intenso, haciéndolo querer oler más de él. Era su pareja, lo había descubierto la segunda noche y desde entonces trataba de mantenerse alejado del pequeño hombre de bonito trasero porque emparejarse significaría tomar todas las responsabilidades de ser el líder de la manada y nuevamente, esa mierda le tocaba las narices.

 

No obstante su lobo soltó un chillido cuando observó a uno de los tipos abofetear al más bajo, haciéndolo gruñir furiosamente y ChanYeol mando su autocontrol a la mierda. Saltó por encima de la barra, acercándose a zancadas decididamente. Su puño se encontró rápidamente con el rostro de uno de los hombres fornidos que amenazaban al rubio, haciéndolo caer bruscamente sobre el suelo.

 

Creyó escuchar al más bajo gruñir al momento de situarse por delante de él, sirviéndole como escudo y observando al otro maldito que seguía de pie. Todos estaba expectantes de la situación con el ambiente jodidamente tenso, haciendo que ChanYeol apretara los puños fuertemente y pusiera su cuerpo en alerta, en espera de alguna amenaza.

 

—No te metas donde no te llaman, bastardo. —amenazó el tipo fornido que seguía de pie frente a él, con sus puños apretados de la misma manera.

 

—Todo lo que tenga que ver con él, me incumbe. —contestó en un sonido más animal que humano, señalando al hombre con su cabeza.

 

—¿Qué? ¿Eres su protector? —gruñó burlonamente. —¿Ahora necesitas a alguien que te cuide, Byun? —espetó con estruendosas carcajadas.

 

Y a ChanYeol le hubiese encantado seguir con la amena charla que sostenían, sin embargo, su puño estaba impaciente y sinceramente, el tipo le estaba tocando los cojones. El más bajo seguía por detrás de él, gruñendo furiosamente y su aroma empezaba a inundar las fosas nasales del gigante y joder, debía protegerlo. No iba a dejar que nadie le pusiera la mano encima, era suyo.

 

Tumbó al tipo en el suelo junto con su compañero en menos de un minuto, su lobo arañando la superficie y a punto de salir. Hubiera salido por completo de no ser porque sintió la delicada mano del más bajo sobre su hombro, ardiéndole al tacto y luego encontrarse con el ceño fruncido de JunMyeon por detrás de la barra, cruzado de brazos. ChanYeol bufó.

 

JongDae y MinSeok se terminaron de encargar de los dos bravucones que yacían noqueados sobre el pulcro y limpio suelo del Two Moons. ChanYeol se giró hacía el rubio, aún con su respiración acelerada, posando sus intensos ojos sobre él y joder, el tipo era más atractivo de cerca; su tez clara, mirada castaña y finas facciones.

 

—Tu nombre. —gruñó.

 

—Loco bastardo. —resopló frunciendo el entrecejo.

 

ChanYeol volvió a gruñir, empujando al chico por los hombros y acorralándolo entre la pared y su cuerpo, aprisionándolo mientras se dejaba extasiar nuevamente por el aroma que desprendía, dejándose controlar por su lobo. El contrario chilló mientras forcejeaba con el gigante.

 

—Tu nombre. —repitió con voz grave y profunda.

 

—BaekHyun. —gruñó de mala gana. —Ya déjame, imbécil. —forcejeó nuevamente.

 

—Mira, BaekHyun… —dijo tratando de modular su voz, regresando a tener el control por encima del lobo. —He tenido una semana de mierda y ésta noche no es la excepción. Deja de comportarte como un crío y agradece que salvé tu culo.

 

—No recuerdo haber pedido tu ayuda, idiota engreído.

 

ChanYeol enarcó una ceja, observando al pequeño bocazas frente a él. No era de la manada, lo sabía porque nunca antes lo había visto, de lo contrario, su encuentro hubiera sucedido con anterioridad y seguramente, hubiese sido más agradable. BaekHyun tampoco estaba feliz con la situación que los involucraba a ambos, el peligris podía percibirlo abiertamente y aunque quisiera decir que no le afectaba, sí que lo hacía. Le había golpeado en su puto orgullo de alfa.

 

—No hubieras podido con aquel par de bastardos, te doblaban una cabeza. —se burló. —Tengo un nombre BaekHyun. —susurró inclinándose al oído del rubio, con la voz una octava más bajo de lo normal. —Park ChanYeol. Utilízalo.

 

No pudo evitar morder el lóbulo de BaekHyun, así como no pudo evitar soltar una risa antes de deshacer el agarre en el que mantenía sometido al más bajo, quien se sacudió su camisa bruscamente, resoplando de furia. ChanYeol le observó una última vez antes de girarse sobre sí y dirigirse de nuevo a la barra, con las curiosas miradas de los ahí presentes sobre él y el serio semblante de JunMyeon.

 

***

 

—Cambia esa cara, me vas a joder el desayuno. —se quejó KyungSoo. El rubio refunfuñó en respuesta.

 

BaekHyun se levantó del asiento que ocupaba en la mesa del pelinegro, dispuesto a fregar el plato en el que había comido. Seguía molesto por el gilipollas que le había defendido la noche anterior de aquellos dos imbéciles que se le habían acercado en el club. No esperaba que lo encontraran tan rápido, mucho menos esperaba que el tipo alto y caliente del bar saliera a su defensa.

 

Sabía que era su pareja porque el olor que desprendía el de cabello plateado era jodidamente intenso y a él le afectaba como la mierda. Era por eso que había entrado la primera noche al Two Moons, esperando pasar desapercibido. ChanYeol, como descubrió que se llamaba el gigante, era jodidamente atractivo, alto, musculoso y joder, BaekHyun en el fondo quería tocarlo.

 

Pero era un alfa, extremadamente posesivo y prepotente, su aura lo decía a gritos y los tipos así le tocaban los cojones, seguramente porque él no era muy diferente al estereotipo alfa aún a pesar de ser un omega.

 

—¿Ya me vas a decir porque tienes ese humor de mierda? —cuestionó tomando la taza de café entre sus manos. BaekHyun murmuró algo que solamente pudo entender y KyungSoo bufó irritado. —Deja de ser gilipollas. —reprochó. —Suéltalo.

 

—Me encontraron dos tipos de la manada de Busán. —murmuró.

 

—¿Te hicieron algo? —preguntó alarmándose un poco. BaekHyun chistó restándole importancia.

 

—No me hicieron nada. —el pelinegro alzó la ceja izquierda, confundido. —Ese gilipollas del Two Moons se interpuso… —gruñó. —¡Ese gigante idiota!

 

KyungSoo lo juzgó con la mirada, entrecerrando lo ojos. Algunas veces no era capaz de entender las acciones y comportamientos tan extraños de BaekHyun, y esa era una de esas.

 

—Te salvó el culo. No sé por qué te molesta.

 

BaekHyun resopló. Por más que quisiera negarlo, sí, ChanYeol le había salvado el culo pero también lo había expuesto frente a todos, reclamándolo indirectamente como suyo y joder, sí era su pareja predestinada pero el hijo de puta aún no lo había marcado ni nada por el estilo. El de cabello rubio había ido a parar al piso de KyungSoo como una medida de escape, tratando de ocultarse de su antigua manada.

 

El omega se pasaba las jerarquías por el culo y eso nunca le agradó a todos los chupapollas de su manada. Las cosas empeoraron cuando los alfas y los beta empezaron a discutir entre ellos, recurriendo a los omega, quienes parecían generar alguna clase de armonía entre ellos, hasta el punto de necesitarlos para cada puñetera cosa. BaekHyun era un alma libre y no le apetecía estar en mierdas burocráticas por lo que se escapó de su manada, convirtiéndose en un lobo solitario, según él.

 

Quizás la situación no sería tan seria si él no fuera el hijo menor del líder de la manada, pero tampoco entendía completamente esa mierda, porque su hermano mayor era quien sería el líder cuando su padre falleciera. Sabía que lo iban a buscar tarde o temprano y él profundamente esperaba que fuera más tarde que temprano.

 

—Nadie le pidió que me ayudara. —refunfuñó. —¡Ni que me reclamara frente a todo el jodido mundo ahí presente!

 

—¿Te reclamó? —exclamó sorprendido. —¿Ese tipo es tu pareja?

 

BaekHyun gruñó nuevamente.

 

—¿Por eso vas todas las noches al Two Moons? —rió sonoramente, haciendo resoplar a BaekHyun.

 

El rubio conoció a KyungSoo en Busán, cuando eran unos críos y habían crecido juntos hasta que el de ojos saltones tuvo que mudarse debido al trabajo de su padre. Los Do se unieron a la manada de Seúl, siendo recibidos con hospitalidad por parte del líder, o al menos era lo que siempre comentaba el padre de KyungSoo cuando iba a visitar a los Byun.

 

BaekHyun no se quería emparejar, no aún. Lo habían forzado tanto para que encontrara a su pareja que estaba hasta la mierda de todo eso, quería disfrutar su vida sin ataduras. Quería explorar nuevos lugares, aspirar nuevos aires y sentir la adrenalina de lo que fuese a pasar después. La verdad era que tenía miedo de que su pareja fuera un hijo de puta que siguiera las jerarquías al pie de la letra, justo como lo hacía su padre, atándolo nuevamente a aquello que odiaba.

 

—¿Sabes su nombre? —preguntó luego que sus carcajada cesaran, tomando un sorbo de su café. BaekHyun asintió.

 

—Park ChanYeol.

 

***

 

ChanYeol se tumbó sobre el sofá bermellón de la estancia, importándole una mierda si molestaba o no a alguien, seguía enfadado. JunMyeon se sentó frente al robusto escritorio de madera, manteniendo siempre su elegante postura, revisando unos papeles que que al de cabello plateado lo tenían sin cuidado. El mayor se aclaró la garganta, posando su mirada sobre el gigante.

 

—ChanYeol. —le llamó con tono neutro. El mencionado gruñó.

 

—En mi defensa, se lo tenían merecido. Otra vez.

 

—Merecido o no, tienes que mantener cierta postura, ChanYeol. —reprendió con tono neutro. —Serás el líder de la manada algún día. —El alto chasqueó molesto.

 

—Te he dicho que no quiero ser el líder, hyung. —replicó. —Tú ya eres buen líder.

 

JunMyeon rió divertido ante el argumento del alfa.

 

—Me lo has dicho, sí. —comentó asintiendo lentamente. —Pero a mi no me corresponde ese lugar.

 

—Puedo ser tu segundo al mando, no me molesta. —movió la muñeca, restándole importancia al asunto.

 

—Ya hemos hablado de eso, ChanYeol. —sentenció. —No te he llamado para hablar sobre lo anoche, de todas maneras. —comunicó tranquilamente mientras le señalaba con la mano, una de las sillas que yacían frente al escritorio, en una silenciosa invitación a que se acercara.

 

No pudo evitar fruncir el ceño, tomando asiento sobre la silla de terciopelo en el mismo tono del sofá. Observó al mayor detenidamente, en busca de algún indicio que le dijera por qué JunMyeon le había convocado tan temprano en la mañana. El mayor de los Kim era solo un año mayor que él, pero jodidamente centrado en todos los asuntos de la manada. JunMyeon, JongDae y él prácticamente habían crecido juntos, eran casi como hermanos y  el castaño se había ganado la confianza y cariño de su padre, dándole el puesto de segundo al mando al llegar a sus veinte años.

 

—¿Estás en armonía con tu lobo? —preguntó seriamente. El alto frunció aún más su entrecejo.

 

—Te lo he dicho ayer. Lo estoy. —aseguró roncamente tratando de no sonar ofendido, pero joder, lo hizo.

 

—No es un juego, ChanYeol. —reprendió más severamente que las veces anteriores. —Necesitas estar en armonía con el lobo y no lo estarás si sigues tratando de evitar a tu pareja.

 

ChanYeol le observó con el desconcierto en su mirada, estupefacto ante la información que manejaba JunMyeon, porque nunca se le escapaba nada y en parte, eso le retorcía las pelotas, ya que tampoco era capaz de ocultarle nada. Sabía de BaekHyun, quizás había sido demasiado obvio la noche anterior pero joder, el tipo era caliente con sus pantalones ajustados y su estúpido delineador.

 

Además, también lo abofetearon y su lobo no iba a permitir que alguien le pusiera la mano encima a lo que sabía que le pertenecía. ChanYeol se maldijo por lo bajo al darse cuenta de sus pensamientos posesivos para con el más bajo, porque él era el que se negaba a aceptar su destino y BaekHyun había pasado de su culo de igual manera.

 

Ahí estaba, debatiéndose nuevamente entre sus convicciones humanas y los instintos animales de su lobo.

 

—Bien. Cuando encuentre a mi pareja, no la evitaré. —gruñó.

 

JunMyeon golpeó estruendosamente la superficie del escritorio con ambos puños, exaltándose y tomando por sorpresa a ChanYeol. El castaño pocas veces perdía los estribos y cuando lo hacía era por una razón de suma importancia, más grande que él. El peligris lo divisó con sus oscuros ojos, analizandolo y mierda, el tipo respiraba con dificultad, sus amenazantes ojos rojos, dominado más por el lobo que por el humano. Tragó grueso.

 

JunMyeon no dijo nada y tardó unos minutos en recomponerse. El alto lo seguía viendo, anonadado.

 

—ChanYeol, el tipo de anoche es tu pareja y lo sabes. —refunfuñó. —Deja ya de ser gilipollas, sabes mejor que nadie que no todos tienen la puñetera suerte de encontrar a su pareja. —escupió con cierto desdén.

 

Sí, estaba siendo gilipollas por el simple hecho que le acojonaba convertirse en el líder de la manada. Cumplía con los deberes que le exigían, sin embargo, lo único que lo movía realmente para hacerlo era su padre y el hombre ya había fallecido. A nadie parecía importarle lo que quisiera o deseara, estaba condenado a seguir la jerarquía de mierda y si a ChanYeol le preguntasen, se la podían meter por el culo.

 

***

 

BaekHyun pisó el pulcro suelo de concreto del Two Moons, mientras se preguntaba qué cojones hacía ahí en realidad. De alguna manera sus pies siempre lo llevaban a aquel lugar y se maldecía por hacerle caso a su lobo. Él tampoco estaba de mejor humor que en la mañana, le dolía la jodida cabeza de manera exorbitante, y a pesar de todo, había salido de casa de KyungSoo.

 

Sí, era idiota.

 

Era una hora más temprano de lo que solía llegar y no sintió el aroma de ChanYeol, y no quiso hacerlo, pero parte de él se desilusionó al no poder sentir a su pareja. Otra parte de él se maldijo por siquiera desear que el loco bastardo que le rebasaba dos cabezas, estuviera ahí. Se acercó a la barra, sentándose sobre uno de los taburetes de madera pulida, llamando al bartender con una mano.

 

MinSeok se le acercó con una sonrisa que podría haberle contagiado si no se sintiera tan apaleado moralmente. Ni siquiera él se soportaba a sí mismo en aquel momento.

 

—Un whisky. —pidió en un gruñido.

 

—A la orden. —se limitó a decir mientras alzaba una ceja.

 

MinSeok tomó uno de los vasos de cristal que tenía en el gabinete junto con una botella de líquido amarillo y lo sirvió, luego lo deslizó hacia BaekHyun, quien lo tomó agilmente. El rubio agradeció silenciosamente con una leve inclinación de su rostro, tomó el vaso entre sus manos por un momento, acariciando el cristal de éste mientras recorría el lugar con la mirada.

 

El Two Moons, era un establecimiento bastante amplio con una pista de baile lo suficientemente grande como para que cupieran ciento cincuenta personas sin problema. El suelo era de concreto pulido y paredes en tonos café y crema. Habían diversas mesas de madera repartidas a un lado de la pista de baile, la barra dónde él se encontraba yacía al lado contrario. Era de buen gusto y un tanto rústico y desde el primer día, BaekHyun no tardó mucho en darse cuenta que el lugar también era una especie de guarida para la manada de ese lugar. Especialmente porque la de Bunsán no era muy diferente a esa.

 

Finalmente llevó el vaso hacía sus labios, en un delicado roce con el cristal disfrutando del suave y sobrio sabor ahumado de su bebida, mientras la sustancia bajaba por su esófago, ardiéndole en su trayecto pero aún así, dándole un poco de tranquilidad.

 

Sus piel se erizó de un segundo a otro y no pudo evitar olfatear aquel aroma que lo había llevado por primera vez a aquel lugar, sí, ChanYeol estaba cerca y su lobo lo sentía en carne viva, inquietándose y gruñendo por no estar cerca del otro. BaekHyun trataba de ignorarlo, sin embargo el lobo no se daba por vencido, estaba cansado de ser ignorado.

 

El olor se hacía cada vez más intenso, torturándolo por no tenerlo más cerca y el de mirada castaña prácticamente había enterrado sus uñas sobre la superficie de la barra, se le dificultaba regular su respiración y su mente empezaba a nublarse, joder.

 

—Veo que regresaste, BaekHyun. —susurró la grave y profunda voz de ChanYeol sobre su oído y el más bajo creía estar perdiendo los estribos porque la deliciosa fragancia del peligris le estaba inundando la nariz, y mierda, estaría mintiendo si dijera que su voz no le afectó.

 

—Veo que sigues siendo gilipollas, ChanYeol. —se giró por encima del taburete, quedándo de frente al gigante. No esperaba encontrarse con la mirada caliente que ChanYeol le estaba dando en aquel momento, tan profunda y brillante y joder, odiaba al tipo por hacerle replantearse la mierda de emparejarse.

 

Esa noche el alto vestía completamente de negro, con vaqueros ajustados y rasgados por la rodilla, camisa de cuello alto por debajo de la cazadora de cuero. Su cabello plateado estaba perfectamente peinado hacia atrás, haciéndolo ver más atractivo. BaekHyun tragó gruesamente porque el destino le estaba tocando los cojones descaradamente.

 

ChanYeol bufó divertido, acortando un poco la distancia entre ellos, BaekHyun detuvo la respiración por un segundo al mismo tiempo que su lobo soltaba un pequeño gemido.

 

—Yo también quería verte, bebé. —susurró roncamente, rozando levemente los labios del más bajo.

 

BaekHyun no pudo evitar humedecerse los labios sugestivamente, haciendo que ChanYeol desviara su brillante mirada hacia esa zona. No pudo detenerlo y sinceramente, no le apetecía hacerlo en ese momento. Sus labios se unieron con los de ChanYeol en un exigente beso, extasiandose mientras entreabría su boca, permitiendo que el alto profundizara más en él, explorando su cavidad y gimiendo cuando sus lenguas se encontraron, saboreándose la una a la otra e importándoles una mierda las personas alrededor.

 

ChanYeol mordió el labio inferior del más bajo antes de separarse, recibiendo un gruñido como respuesta. Ambos jadeantes ante la falta de oxígeno, sin despegar sus frentes por completo y joder, había sido el beso más excitante que le habían dado a BaekHyun en su vida y sí, estaba jodido por el gigante caliente.

 

El carraspeo de alguien ajeno a ellos los sacó del juego de miradas intensas y calientes que habían empezado sin siquiera enterarse, MinSeok los miraba con el entrecejo fruncido y sus brazos cruzado, juzgandolos descaradamente. BaekHyun no pudo evitar sonrojarse un poco, porque claro, era consciente de la pequeña escena que acababan de montar. ChanYeol ladeó una sonrisa antes de sujetarlo por una de sus muñecas, haciéndolo bajar del taburete bruscamente mientras los sacaba a zancadas del establecimiento.

 

—¿Adónde vamos? —se atrevió a cuestionar cuando finalmente salieron del Two Moons.

 

—Eres mi pareja. —gruñó.

 

—Lo sé. —afirmó  deshaciendo el agarre que el alto mantenía sobre él. —Sin embargo, eso no te da ningún poder sobre mí.

 

—Sé que no tengo poder sobre tí, BaekHyun. —comentó francamente. —incluso después de emparejarnos, no pretendo que me rindas cuentas. —BaekHyun no pudo evitar sorprenderse ante sus palabras, porque sinceramente no se lo esperaba del bastardo posesivo que ChanYeol le había demostrado ser. —Ahora, ven… —susurró apoderándose de las caderas de BaekHyun, acercándolo a él. —quiero marcarte. —concluyó inclinándose sobre el oído del más bajo, su voz una octava por debajo de lo normal, haciendo estremecer al rubio.

 

—¿Quién dijo que íbamos a emparejarnos? —arqueó una ceja, recomponiendose mientras reprimía sus instintos animales de tirarsele encima a ChanYeol, a merced de éste mientras lo marcaba como su lobo deseaba que lo hiciera.

 

El rostro de ChanYeol era un verdadero poema, escéptico, anonadado y sorprendido, incluso un poco molesto ante las palabras del rubio. BaekHyun esbozó una sonrisa de hijo de puta mientras observaba al peligris formar puños con sus manos, aprétandolos fuertemente en un intento fallido por controlar a la bestia dentro de él. A ese punto, BaekHyun ya había aceptado a ser la pareja del gigante porque joder, el tipo lo ponía caliente y lo había besado como nadie nunca lo había hecho en su puta vida, pero quería saber hasta dónde era capaz de llegar.

 

—No juegues conmigo, BaekHyun. —gruñó.

 

—Necesito saber con quién estoy enredándome, ChanYeol —dijo con fingida inocencia, encogiéndose de hombros.

 

—No me jodas. —bufó incrédulo en un sonido más animal que persona.

 

—Hablo en serio.

 

***

 

¿Qué si le había tocado las pelotas cuando BaekHyun se negó a seguirlo aquella noche? Sí, lo había hecho y mucho. Finalmente se había decidido a aceptar el puto destino que la vida le había preparado y recibía aquello como respuesta. ChanYeol sinceramente no supo cómo logró controlarse porque joder, quería clavar sus dientes sobre el níveo y delicioso cuello de BaekHyun y decirle a todo el jodido mundo que el tipo de hermoso trasero era suyo y si se atrevían a ponerle un dedo encima, él mismo se encargaría de hacerlos sufrir.

 

Habían estado saliendo desde hacía dos semana y ChanYeol había descubierto muchas cosas sobre BaekHyun, cómo su amor por la fotografía y lo mucho que le emocionaba la idea de viajar. El alto cada vez se impresionaba más con el rubio, porque tenían más cosas en común de lo que hubiera imaginado, le agradaba pasar tiempo con BaekHyun. Eso sin mencionar los besos calientes que intercambiaban de vez en cuando, haciendo a su lobo rasguñar su interior y joder, por más que quisiera controlarse, estaba a punto de perder el control.

 

Se iba a encontrar con el más bajo en el Two Moons en punto de las cuatro de la tarde. ChanYeol le había pedido la noche libre a JunMyeon y el mayor no demoró mucho en ceder a su petición. Llevaría a BaekHyun a cenar, seguramente charlarían sobre cualquier mierda que se les cruzara por la mente, como solían hacer y terminarían riéndo de camino al complejo de apartamentos en el que residía el más bajo.

 

Estaba en su piso cuando recibió un texto de JunMyeon en el móvil, el cual iba a ignorar adrede de no ser porque el aparatejo no dejaba de vibrar sobre la superficie de la mesa de su comedor. Bufó exasperado mientras abría los diversos mensajes recibidos, quería que llegara al club lo más rápido posible y joder, sabía que era importante si el tipo se lo pedía de un momento a otro.

 

No tardó mucho en llegar de su elegante piso hasta el Two Moons, yendo directamente hasta el despacho del líder en el piso superior del establecimiento. No se detuvo llamar por la puerta, entró como si nada, encontrándose con el mayor de los Kim sentado frente al escritorio. JunMyeon lo observó al escuchar la puerta cerrarse, su corbata estaba descompuesta y su cabello revuelto, las marcas de cansancio eran demasiado notables y ChanYeol supo que algo no estaba bien.

 

—¿Qué sucede? —no se molestó en saludar, exigió saber qué mierda de situación se encontraba para tener aquel estado. JunMyeon suspiró, sin embargo no se detuvo a discutir con él.

 

—¿Te comenté acerca del hijo menor del líder de la manada de Busán? —ChanYeol negó frunciendo el entrecejo.

 

El castaño le explicó la situación en la que se encontraba el clan hermano, la guerra entre los alfa y los beta se hacía cada vez más intensa, propagándose como una plaga entre los miembros de la manada. Al parecer la presencia de los omega no era suficiente, especialmente porque todo el desastre yacía en un revoltoso lobo que había perdido los estribos, encargándose de poner a unos contra otros dentro de Busán.

 

—El chico es un omega, pero escapó. —ChanYeol enarcó una ceja. —Su hermano, BaekBoom, cree que la razón de eso es porque se hartó de la jerarquía.

 

Y ChanYeol no lo culpaba, a él también le resultaba un dolor de culo la maldita jerarquía a la que parecía estar atado desde antes de nacer.

 

—Eso sigue sin explicarme la razón por la que te ves como la mierda. —cuestionó hosco. Y a pesar de todo, JunMyeon resopló divertido ante el comentario.

 

—Debemos mandar a nuestros cazadores como grupo de apoyo, ellos ya nos ayudaron una vez. ¿Recuerdas? —ChanYeol gruñó.

 

—Lo recuerdo, hace tres años cuando aquel grupo de rebeldes emboscaron los campos de entrenamiento.

 

—Exacto. —respondió asintiendo. —Sabes lo que eso significa ¿Cierto?

 

ChanYeol apretó los puños que no sabía que había formado con sus manos, hasta el punto que sus nudillos palidecieron debido a la fuerza que ejercía sobre ellos. Sabía lo que significaba, debía ir con ellos, no solo por ser el segundo al mando si no también por ser un alfa sobresaliente en cacería, conviertiéndose en uno de los líderes cuando salían a entrenar a campo abierto con los nuevos integrantes del equipo, que solían ser críos tocapelotas que creían que podían pasarse de listos.

 

—¿Cuándo salimos? —replicó en respuesta.

 

—Ésta noche, llegaremos de sorpresa.

 

ChanYeol gruñó nuevamente porque debía cancelarle a BaekHyun y joder, realmente ansiaba ver al rubio esa noche.

 

—ChanYeol… —Lo llamó JunMyeon antes que alcanzara la puerta. El mencionado se detuvo mirándole por encima del hombro. —Trae a BaekHyun contigo.

 

***

 

ChanYeol fulminaba con la mirada a todo aquel que se atrevía a estar cerca de BaekHyun por menos de un metro, joder, esa situación de mierda no se le estaba haciendo fácil. El alto se enteró que sin duda su pareja era el hijo del líder de la manada de Busán y más que molestarse, se alegró que se escapara porque él hubiera hecho lo mismo si no fuera que él era el único jodido heredero y JunMyeon lo tenía vigilado de cierta manera.

 

BaekHyun también era bueno cazando y ahí fue cuando el peligris se dio cuenta de por qué también el tipo era un bocazas capaz de refutarle todo lo que él dijera, porque era bueno para todo menos para ser un jodido omega sumiso. Aunque si era sincero, que BaekHyun fuera capaz de responderle y ordenarle cosas, lo ponía caliente, muy por encima de su orgullo de alfa.

 

Llegaron a Busán luego de cuatro horas de exhaustivo viaje, tratando de pasar desapercibidos por los demás territorios. En todo el trayecto, ChanYeol no había soltado al pequeño hombre del agarre que mantenía sobre su cadera. BaekHyun estaba nervioso, podía sentirlo por la manera en la que sus piernas se agitaban sin cesar y el peligris trató de transmitirle toda la seguridad que le fuese posible, le arrancaría la cabeza a todo aquel que tratara de alejarlo del de cabellos rubios.

 

Vio como BaekHyun quedó paralizado al sentir el camión detenerse, nunca lo había visto en aquel estado y se estaba empezando a preocupar por la integridad mental de su pareja. Tomó entre sus manos el rostro del más bajo, alzando su barbilla en un movimiento rápido, fundiendo sus labios con los de BaekHyun en un suave beso que lo único que buscaba era distraerlo. ChanYeol se forzó a separarse del rubio antes de perder el control.

 

—Tranquilo. —susurró sobre sus labios justo antes de tomar su muñeca. —No me alejaré de tí.

 

Y BaekHyun sonrió por la seguridad que le transmitía el estúpido gigante.

 

***

 

BaekHyun los había acompañado para ayudarles a infiltrarse en la guarida de Busán, diciéndoles por dónde entrar y qué camino tomar por entre los túneles subterráneos que solían ser un dolor de huevos para aquellos que no los conociesen, los antepasados habían sido astutos al diseñarlo como una especie de laberinto en forma de hexágono que rodeaba toda la jodida ciudad.

 

El rubio los conocía como la palma de su mano, los usaba en su adolescencia para escaparse a fiestas nocturnas o con algún tipo que le hubiera llamado la atención, saber esa información no le hizo gracia al gigante quien se limitó a gruñir al escucharle decir eso abiertamente. También había usado el sistema de túneles para escaparse la última vez, yendo a parar al piso de KyungSoo.

 

Entraron sin mucho problema, especialmente porque sabían quién era el revoltoso. JongHyun era un alfa, tres años mayor que ChanYeol y quien, según BaekHyun, tenía ciertos problemas de poder. El hijo de puta quería controlarlo todo, sin importar a costa de qué o quién lo hiciera. Haría lo posible por lograr su cometido. BaekHyun siempre había creído que era un bastardo que solamente buscaba llamar la atención.

 

Sin embargo el tipo de cabello blanco había logrado hacerse de un grupo de rebeldes, cegados por el hambre de poder que les había prometido JongHyun. Llegaron hasta las mazmorras, dónde se encontraban los miembros de la manada que se habían mantenido leales, JunMyeon se encontró con BaekBoom y rápidamente se pusieron de acuerdo en la táctica a implementar.

 

Los grupos de cazadores de ambas manadas se unieron contra un único objetivo. Subieron hasta la planta principal de la guarida, a través de las gradas de concreto que yacían en la parte trasera de uno de los túneles, pues ese lado no estaba cubierto por los hombres de JongHyun. Los tomaron por sorpresa, y aunque trataron de poner resistencia, resultaba patético y lamentable pues ellos les doblaban el número en hombre y también en agilidad.

 

BaekHyun sabía que en su manada el combate cuerpo a cuerpo no se les daba tan bien como a la otra. ChanYeol se encargó de romper varias narices y dislocar diversos hombros con llaves y derechazos que dejaban tumbados hasta al más grandulón de los rebeldes. El peligris sabía leerlos, tenía una agilidad envidiable y bien desarrollados sus sentidos caninos.

 

—Baek, bebé, regresaste. —exclamó una melodiosa voz que no dejaba de sonar burlesca, haciéndose sonar por encima de todo el bullicio que generaban los quejidos de pelea. ChanYeol soltó un gruñido furioso al tipo que bajaba por la escalerilla del segundo piso.

 

BaekHyun se tensó al ver al tipo, lo conocía. Se crispó totalmente, poniéndose a la defensiva mientras soltaba sonoros gruñidos, sus ojos se habían tornado amarillos, siendo dominado por el lobo. Odiaba al tipo que se le acercaba petulantemente hacía él, soberbio y arrogante.

 

El rubio se sentía amenazado ante el tipo frente a él y no dudaría en transformarse si JongHyun se atrevía a dar otro paso más hacía a él. Formó puños con sus manos, apretándolos con firmeza, preparándose para lo que sea que el bastardo estuviera dispuesto a hacerle.

 

BaekHyun no sabe en qué momento sucedió, solamente vio un hermoso pelaje plateado posarse frente a él, gruñendo cual fiera y completamente encrespado, dispuesto a atacar a JongHyun. El bastardo se limitó a reír amargamente, convirtiéndose él también en lobo, soltando un grito capaz de dejar helado a cualquiera en el proceso. El pelaje de JongHyun era meramente blanco, a excepción del parche negro que resaltaba sobre su ojo derecho.

 

Los lobos iniciaron una guerra de quién gruñe más alto y fuerte o al menos eso creyó BaekHyun cuando ninguno de los dos se atrevía a atacar primero. Sin embargo, fue JongHyun el primero en atacar, tratando de morder el cuello de ChanYeol, quien lo esquivó ágilmente en menos de dos segundos. Giraban defensivamente, cuidando los movimientos del otro y ésta vez ChanYeol fue quien atacó, logró atrapar el cuello del lobo blanco con su hocico mientras que el sometido chillaba agudamente hasta que logró deshacer el agarre.

 

JongHyun estaba débil luego de diez minutos de extenuante pelea y ChanYeol también lo estaba, BaekHyun había escuchado a su pareja jadear. El de pelaje blanco embistió al lobo plateado, impactándolo contra la pared y BaekHyun soltó un chillido ahogado al unísono con su lobo. Con dificultad, ChanYeol logró ponerse de pie, gruñendo sonoramente en señal que estaba harto de aquella mierda. Se abalanzó sobre JongHyun sin dudarlo ni premeditarlo, tomando nuevamente su cuello pero ésta vez, lo derribó hacia el suelo, sometiéndolo a su poder hasta que el bastardo ya no pudo más y cayó rendido entre chillidos.

 

Los vítores no se hicieron esperar, alzándose por lo alto por todo el lugar y BaekHyun solo pensó en correr hacia ChanYeol con la angustia plasmada en su rostro. Fue seguido por dos de los subordinados del gigante, quien ya había regresado a su forma humana y yacía tumbado sobre el suelo. Joder, estaba lleno de golpes, con una que otra gota de sangre manchaba su rostro y el rubio no pudo evitar sentirse impotente por no poder hacer nada al respecto.

 

—Con que alguien te vuelva a decir bebé, se encontrará con mi puño en su boca. —alcanzó a decir cuando BaekHyun llegó hacia él.

 

—Idiota, mira como estás. —trató de reprenderle. —¿Es en lo único que puedes pensar?

 

—Eres mio, BaekHyun.

 

***

 

ChanYeol observaba a BaekHyun moverse ágilmente a través de la cocina de su piso, había pasado una semana desde que KyungSoo lo había mandado a reposar a su casa debido a las contusiones que había recibido en la pelea con el hijo de puta de JongHyun. Desde entonces BaekHyun había aparecido en los aposentos del gigante para cuidarlo a diario, el rubio hacía comida para ambos y luego de limpiar se acurrucaban a ver alguna película o hablar banalidades.

 

El peligris se acercó por detrás de BaekHyun luego de que terminaron de limpiar las sobras del ramen, sujetándolo firmemente por la cintura. El más bajo se giró, observándolo por debajo de las pestañas mientras deslizaba sus manos hasta el cuello del gigante, adueñándose por completo de éste. ChanYeol no lo pensó dos veces antes de tumbar sus labios sobre los de BaekHyun, quien se sorprendió al recibir aquel beso exigente y lleno de lasciva el cual no dudó en profundizar, haciendo que sus lenguas chocaran entre ellas en un juego por ver quien lideraba.

 

Se separaron cuando la falta de aire se hizo jodidamente necesaria y el lobo de ChanYeol gimió de deseo. Sus ojos centelleaban reflejando los deseos de su lobo, y sintió estremecer a BaekHyun ante su mirada a la vez que humedecía sus labios inconscientemente, cosa que se le antojó extremadamente sensual al peligris y joder, ya no podía esperar más.

 

—Baek, necesito marcarte. —pronunció con su voz un tono más bajo de lo normal, haciendo que BaekHyun tragara gruesamente.

 

—Sigues lastimado. —replicó.

 

—A la mierda con eso.

 

Fue lo último que dijo antes de volver a fundirse con el más bajo, alzándolo desesperadamente hasta su habitación, cosa que hizo a BaekHyun reír levemente, especialmente cuando ChanYeol lo tumbó sobre su cama, sonriéndole descaradamente mientras lo recorría con la mirada y el alto alzó una ceja sugerentemente. El peligris no lo pensó dos veces antes de deshacerse de su camisa, provocando que BaekHyun mordiera su labio inferior ésta vez.

 

Se tumbó encima de BaekHyun, apoderándose de su cuello, extasiandose de su aroma mientras besaba, lamía y succionaba cada centímetro de él, escuchando sus gemidos que no hacían nada más que ponerlo aún más caliente. El rubio recorría el abdomen desnudo de ChanYeol, deslizando sus manos ágilmente sobre éste.

 

El alto se despojó a BaekHyun de su camisa cuando empezó a estorbarle, apoderándose nuevamente de su boca y joder, gimió cuando sintió cómo el rubio empezaba a mover su pelvis por debajo de él, creando una deliciosa fricción sobre la semi-erección de ChanYeol, que comenzaba a ser un dolor en su entrepierna que definitivamente necesitaba atención.

 

—Joder, BaekHyun.

 

Maldijo entre jadeos cuando sintió la delicada mano de BaekHyun rozando su pelvis, buscando deshacerse de sus pantalones, desabrochándolos rápidamente y acariciando su erección por encima de sus bóxers.

 

—Levántate, Yeol.

 

El mencionado pudo fruncir el entrecejo, quejarse o molestarse de no ser por el tono extremadamente erótico en la voz del más bajo, quién ágilmente se puso por encima del gigante cuando éste se elevó ligeramente. BaekHyun bajó rápidamente hasta la entrepierna de ChanYeol, despojándolo de sus bóxers y bajando por completo su pantalón con éstos. El peligris maldijo entre jadeos en cuanto sintió la mano de BaekHyun rodea la base de su polla, empezando a crear un exquisito compás de sube y baja que lo hacía gemir aún más.

 

La perdición de ChanYeol fue cuando sintió la traviesa lengua del rubio recorrer lentamente la longitud de su falo, dando pequeños y delicados mordiscos, llegando a su glande, delineándolo con parsimonia y  provocando que el preseminal hiciera acto de presencia, lubricandolo. ChanYeol lo observaba por debajo de las pestañas, sorprendiéndose porque no se percató en qué momento BaekHyun se había deshecho de sus pantalones y bóxers.

 

El más bajo tomó su propio pene con la mano libre, masturbandose a sí mismo influenciado por los fuertes y roncos gemidos del gigante a la vez que introducía la polla de ChanYeol en su boca, chupándola casi por completo. La sacó en un chasquido obsceno cuando su propio preseminal salió y escuchó al gigante gruñir un quejido completamente animal por detenerse.

 

—No me jodas, BaekHyun.

 

El mencionado rió, acercándose al oído de ChanYeol a horcadas.

 

—Tranquilo, gigante.

 

Y joder, ChanYeol no pudo evitar pensar que era sensual, especialmente cuando su oreja estaba siendo atacada por la boca de BaekHyun, mordiendo su lóbulo y rozandolo con su lengua habilidosamente.

 

El rubio tomó su polla, a la vez que tomaba la de ChanYeol, masturbandolos a ambos al mismo tiempo y compás en aquella fricción deliciosa y mierda, el alto creía estar en el mismo infierno mientras soltaba sonoros gemidos junto con BaekHyun. No tardaron mucho en correrse, provocando que gotas de semen cayera sobre el abdomen de ambos y el de mirada castaña no tardó mucho en limpiar el abdomen de ChanYeol con su lengua, provocándolo nuevamente.

 

BaekHyun lo observaba con una sonrisa autosuficiente, orgulloso del trabajo que acababa de realizar. ChanYeol atrajo al rubio, fundiéndose en más besos desesperados y llenos de deseo, especialmente porque todavía no había logrado su cometido.

 

—Todavía quiero marcarte, BaekHyun. —gruñó al separarse de sus labios.

 

—¿Quién te detiene? —ladeó una sonrisa.

 

ChanYeol cambió nuevamente de posiciones en un solo movimiento, tumbando al más bajo por debajo de él. Recorriendo sus torso desnudo con su lengua y limpiando los restos de su liberación sobre él a la vez que introducía un dígito sobre la estrecha cavidad de BaekHyun, preparándolo.

 

Se autolubricó en cuanto un tercer dígito yacía dentro de BaekHyun, procedió a penetrarlo con su pene, quedándose inmóvil por unos momentos y dejar que el rubio se acostumbrara a su tamaño. BaekHyun rodeó las caderas del gigante con sus piernas, y ChanYeol procedió a embestirlo suavemente cuando sintió al más bajo mover las caderas. Empezó lentamente, aumentando la velocidad de éstas cada vez más haciendo que BaekHyum empezara a gemir por lo alto, inundando la estancia con sus calientes gemidos que para ChanYeol eran como una melodía de la cual nunca se cansaría de escuchar. Buscó la mejor inclinación hasta encontrar la próstata de BaekHyun, haciéndolo gruñir su nombre y joder, nunca se había escuchado tan bien.

 

Dirigió las estocadas hacia ese punto sensible de BaekHyun hasta hacerlo llegar al orgasmo, aprovechando para insertar sus dientes sobre el cuello del rubio al mismo tiempo que él se corría dentro de él. BaekHyun mordió su hombro y una mezcla de dolor y excitación lo inundó.

 

Se dejó caer sobre BaekHyun, aún anudados logró acomodarse mientras acariciaba la espalda desnuda del más bajo y tratando de hundir su nariz en el hueco de su cuello.

 

—Eres mio, BaekHyun. —afirmó sobre su oído con la respiración ya regulada.

 

BaekHyun sonrió torpemente sin poder evitarlo.

 

—Lo soy. —afirmó. —Ahora JunMyeon no dejará de perseguirte para que te hagas cargo de la manada.  —ChanYeol chasqueó la lengua, sacando su rostro del cuello de BaekHyun para poder ver su rostro.

 

—No me interesa ser el líder. —afirmó entrelazando su mano con la de BaekHyun. —Seguiré siendo el segundo al mando, muy a su pesar.


BaekHyun volvió a sonreír, porque eso sonaba de puta madre.

 

***

Notas finales:

Gracias por leer.

 

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