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Dije de Cervatillo. por AveryReynell

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Notas del fanfic:

Pueden leer mis otras historias y pasarse por mi blog. En mi perfil está. 

Estoy muy emocionada porque lo vean porque de verdad me gusta. 

Severus odiaba cómo Sirius presumía su nueva cadenita con dije de cervatillo que había recibido para navidad, a diferencia de él, que desenvolvió un par de media blancas para después ir a la cama. Sirius había sacado a relucir su collar apenas habían bajado del tren después de víspera de navidad, cuando todos regresaban a la escuela. Severus ya odiaba a Sirius antes de tener que volver a casa para festejar las fiestas, a él y a sus tontos amigos, pero descubrió que lo odiaría más cuando lo escuchó decir en uno de los pasillos más angostos: “Yo quiero ser un perro, un gran perro de esos que llevan a cazar los muggles. Cuando sea grande cazaré un cervatillo igual al de mi dije”. Severus lo imaginó sosteniendo en alto al cervatillo de plata –como lo hacía siempre-, revolviendo oscuros cabellos y presumiendo su altura para sus once años. Severus amaba los cervatillos, porque eran tranquilos, elegantes y muy lindos.

No podía permitir que Sirius Black cazara a uno.

Entonces, un día se decidió a enfrentarlo, se enderezó frente a Sirius y alzó la mirada para observarlo mejor. Ya que los tontos amigos de Sirius no estaban ahí, y éste le juró que si llegaban a aparecer Black no les permitiría interferir. Severus se preparó juntando los pies y pestañeando por última vez en ojos negros brillantes antes de hablar:

-Quiero que me des tu collar –dijo, firme.

Estaba de verdad harto de que presumiera del collar, y de que dijera que era capaz de cazar a un lindo ciervo. Él, como amante de los  cervatillos no lo permitiría, además él se merecía el colgante más que cualquier otro.

-¡No!

Pronto después del grito una ronda de gente se armó alrededor de los dos chicos de primer año, en la cual no estaba ni uno de los amigos de Sirius. Nadie decía nada, sólo miraban a ver si algo interesante pasaba.

-Dámelo, no puedes cazar a un cervatillo.

-¿Por qué no? –Preguntó enojado, ya que Sirius sí quería cazar un cervatillo porque creía que eran especiales y bonitos. Además eran muy tranquilos y se le ocurrió que lo haría jugar con él cuando cazara uno.- ¿Por qué no? Si yo quiero uno.

-¡Pues porque no! ¿Para qué lo quieres?

-Porque yo seré un perro y querré uno porque son lindos. Seré un perro de caza y tendré uno.

-No puedes tenerlo así. No puedes cazarlo por eso –dijo confundido, jugando con sus zapatos-. Tiene que haber otra razón.

Sirius estaba asustado, porque quizás Severus tuviera razón y terminara llevándose su colgante que tanto le gustaba. Se enredó un perfecto y negro rulo en el dedo y gritó fuerte para que todos oyeran cuán desesperado estaba:

-¡Para comerlo! Quiero comer un cervatillo.

Severus al escucharlo cerró los ojos con fuerza, intentando no llorar. Pero fue imposible, él amaba mucho a los cervatillos y no quería que Black se los comiera.  Con sus pálidas y delgadas manos tapó sus ojos para que nadie viera sus lágrimas. Estaba llorando porque tenía miedo de no poder detener a Black.

-No –ahogó en llanto-. No te los comas, por favor, no quiero que mueran.

Sirius tuvo que hacer mucha fuerza para no llorar como Snape. Cerró con fuerza el puño alrededor del dije, quería protegerlo.   

-Pero quiero comer uno…

-¡No! Ellos son lindos, por eso no quiero que los comas, tampoco quiero que los caces, si vas a hacer eso dame el collar…

-¡No! –Gritó.

Asustó con su grito a más de uno en la ronda que tenían viéndolos, y también a Severus.

Sirius protegió más el colgante.

-Yo amo los cervatillos –explicó Snape volviendo a llorar.

Black ladeó la cabeza rendido, no quería que Snape llorara, además Severus quería mucho a los cervatillos, y él quería que Severus lo cuidara y lo tuviera por mucho tiempo. Ató la cadenita tras el cuello de Snape, teniendo antes que correrle el cabellos negro y suave. Luego, tiró del dije un poco hacia adelante para que cayera sobre el pecho de Severus. Sirius suspiró y sonrió como si estuviera fastidiado.

-Te lo doy, pero no te lo quites –Snape asintió-. Ahora me tienes que dar algo a cambio.

Severus revolvió entre sus bolsillos.

-No tengo nada –se lamentó en un tembloroso hilo de voz. Sirius besó la mejilla de Severus con mucha suavidad, casi en un roce inexistente único y delicado. Pero para la edad de ambos fue mágico como un beso de adultos.

-Pero el beso me lo diste tú –gimió preocupado ante la posibilidad de perder el collar.

-Creo que es lo mismo. De todos modos si lo aceptas te dejo el collar. Y prometo que no cazaré ni comeré a un cervatillo nunca –juró con la frente y el pecho en alto. Severus asintió.

 

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-Quiero comerte –susurró Sirius en el oído de Severus.

Los dos se veían exactamente igual que hace cuatro años, cuando Sirius le regaló un lindo collar con dije de cervatillo a Severus. Solo que ambos estaban un poco mucho más altos, y Severus tenía los ojos más oscuros y más brillosos.

-Cállate. Estamos en la escuela y me haces cosquillas en el cuello.

-Hoy me levanté con ganas de ir de caza –respondió Sirius.

Sirius abrazaba a Severus por detrás, asegurándose sonriente de haber pegado el cuerpo de Severus lo más que se podía físicamente al suyo. Así absorbía el calor de Snape al mismo tiempo que le daba del suyo.

-No me importa. Eres un pulgoso sinvergüenza…

Sirius extendió su mano abierta hasta la entrepierna del otro, que ahogó un gemido para caer contra la pared al sentir cómo Sirius apretaba el agarre contra su bulto ya muy pronunciado.

-Mi lindo Cervatillo –canturreó llevando a Snape fuera de la pared, y apoyándolo con mucho cuidado sobre el escritorio del salón vacio.

-Mi apestoso Costal de Pulgas…

Snape sintió un poco de pudor al voltearse hacia el rostro de Sirius, girándose sobre sus talones y tomando la expresión de su amado entre cariñosas y pequeñas manos.

-Te amo –susurró feliz Severus.

-Y yo –sonrió-. Por eso diré adiós a mi vieja promesa, hoy cenaré un lindo y único cervatillo.

Sirius tomó el dije del collar colgando de Severus entre sus manos, el ciervo de plata, y cerró el puño con fuerza y amor, con ademán de protección antes de morder el cuello de Severus. 

Notas finales:

Gracias por leer. Y dejen lindos comentarios. Ya para el día del niño escribiré otro más largo. 


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