Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

DIRECTO AL CORAZON por Butterflyblue

[Reviews - 308]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola, por aqui estoy a pesar de que tengo un gripon enorme jejejejeje, pero por aqui les dejo el capi, espero les guste. Un abrazo grande y gracias por leer, no se olviden de dejar un mensajito siempre son necesarios los animos.

Letras con tinta de sangre

 

— ¿Aún estas mirando eso?

 

Misaki suspiró con fastidio al ver como Ijuuin le sonreía sosteniendo entre sus manos la ecografía que le habían hecho el día anterior.

 

—Me gusta, es increíble que esa manchita sea un bebé.

 

Misaki lo miró fijamente, no era mentira su entusiasmo, así como tampoco lo era el amor que le profesaba. En Ijuuin no había una gota de falsedad y eso lo asustaba.

 

Hacía dos días que lo había llevado casi a rastras a la consulta con el médico. Todo el rato fue él quien hizo preguntas y se asesoró con todo lo concerniente al embarazo. Él había sido quien miró emocionado la imagen del bebé, mientras Misaki solo había mantenido los ojos cerrados, ajeno a aquello que no quería aceptar.

 

Las cosas habían mejorado después de la incómoda consulta. Un romántico paseo por los templos de Gion, una deliciosa cena en un hermoso restaurant y una apasionada noche de sexo que se repitió hasta entrada la mañana.

 

Misaki no encontraba por qué quejarse, llevada tres días encandilado y adormecido en aquel hermoso amor.

 

—A mí me parecen puras manchas sin sentido. —Dijo con indiferencia, alejándose de Ijuuin que estaba recostado de la baranda en la terraza de su espaciosa suite.

 

Sintió entonces los cálidos brazos de Ijuuin rodeándolo y su dulce voz susurrándole al oído.

 

— ¿Puedo hacer algo para aliviar su mal humor, Misaki san?

 

Misaki sonrió, era imposible estar molesto con aquel hombre que lo amaba con tan genuinos sentimientos.

 

Se giró y sus labios se encontraron en un apasionado beso. Pero el fuego que incendiaba el corazón de Misaki se apagó casi inmediatamente cuando pensamientos inevitables llenaron su mente.

 

Ijuuin sintió la rigidez en el cuerpo de su amor y muy a su pesar dejó de besarlo para mirarlo de forma inquisidora.

 

Misaki suspiró cansado. Acarició despacio el atractivo rostro y le habló con tristeza.

 

—Debemos regresar Kyo. Esto. —murmuró señalando la espaciosa habitación. —Esto no es real.

 

Kyo le sonrió, tomó su mano y la colocó en su pecho, en donde su corazón palpitaba salvajemente.

 

—Esto es real, Misaki. —susurró conmovido. —Este dolor, este miedo que llena mi corazón cuando te niegas a ver la verdad.

 

— ¿Cuál es esa verdad, Kyo?

 

—Que yo te amo, que estoy dispuesto a hacer lo que sea por ti. —le espetó Ijuuin con vehemencia, besando sus labios suavemente. — La verdad es, Misaki, que sin ti, sin este amor yo no soy más que un hombre hueco, vacío, muerto.

 

Misaki tragó el nudo que atenazaba su garganta, pues eso era él sin el amor de Ijuuin, sin el valor que este le infundía, sin sus besos, sin su pasión. Un ser vacío, muerto.

 

— ¿Qué vamos a hacer? —preguntó en un susurro apenas audible.

 

Ijuuin le sonrió con confianza y besó delicadamente su fina nariz.

 

—Amarnos mi amor, enfrentarnos a todo y a todos.

 

Misaki sonrió enternecido.

 

—Haces que me sienta como una princesa en apuros y tú…tú eres el príncipe apuesto que pelea con dragones.

 

Misaki cerró los ojos y rio con ironía.

 

—Contigo ya no sé quién soy.

 

—Eres el hermano valiente que defiende lo que ama y el niño maravilloso que vive oculto en su caparazón. —Le dijo Kyo envolviéndolo entre sus brazos y hundiendo su rostro en el perfumado cabello. —Eres el joven atrevido y sexy que trastorna los sentidos. Eres el hombre fuerte que asusta con su fría mirada y eres el chico dulce que me mira con desamparo y que hace que cada día lo ame un poco más.

 

—Soy un caso de personalidades múltiples entonces. —murmuró Misaki entre risas aferrado al pecho cálido de Ijuuin.

 

—Y yo los amo a todos. —Aseguró Ijuuin cargándolo y llevándolo entre besos a la revuelta habitación que había conocido de su pasión en aquellos largos y decadentes días.

 

Misaki sintió las suaves sabanas en su espalda. Miró con intensidad como Kyo se desvestía lentamente y acarició con descaro su pene semi erecto provocando a aquel que lo miraba con puro deseo.

 

— ¿Quieres esto en tu culo? —murmuró Ijuuin con descaro, acariciando su enorme erección.

 

Misaki le sonrió lascivamente.

 

—Después de que metas esto en tu boca y me hagas ver estrellas.

 

Ijuuin no lo pensó dos veces para lanzarse en la cama y cubrir con sus tibios labios el pene de Misaki que ya estaba totalmente despierto y húmedo.

 

Misaki rio con picardía y arqueó su espalda gimiendo lánguidamente cuando Kyo comenzó a torturarlo con intensas lamidas.

 

Un largo rato después. Ijuuin yacía dormido sobre las desordenadas sabanas. Parecía un dios pagano, erótico, sensual, perfecto. Su cabello en desorden cubría el rostro varonil, pero Misaki que lo miraba sentado en el alfeizar de la ventana, se lo sabía de memoria.

 

A Misaki le encantaba su mirada profunda y sensual, sus labios llenos y cálidos. Le gustaba su sonrisa y la sinceridad que había en sus gestos.

 

Cerró los ojos y sacudió la cabeza, se puso de pie y caminó hasta la terraza. Anochecía y se podía sentir el frio de la noche. Se abrigó mejor con el albornoz que lo cobijaba y miró el paisaje sin apenas notarlo.

 

— ¿Cómo quedarme a tu lado? ¿Cómo alejarme de ti? —susurró al vacío.

 

Estaba ante una decisión trascendental en su vida, pues si se quedaba con Kyo, su vida daría un cambio drástico. No solo tendría que renunciar al odio y la venganza que lo habían acompañado por diez años, si no que tendría que aprender a reconectarse con aquel que había dejado de ser.

 

Por otro lado, si se alejaba de Kyo, seria como perder lo más hermoso que tenía. Una parte de sí mismo moriría con esa pérdida, se hundiría en más dolor, en más pena. Kyo le daba estabilidad, paz, amor, pasión y todo eso se iría con él.

 

¿Qué quedaría de él entonces?

 

¿En que se convertiría cuando ya no tuviera dentro de sí el único sentimiento que le daba humanidad?

 

—Me convertiré en un monstruo. —se respondió. Miró sus manos y sonrió maliciosamente. —Pero, acaso no es eso lo que he sido siempre, estas manos que se ven tan limpias, están tan llenas de sangre, tan sucias.

 

Sus manos temblorosas se posaron en el barandal de la terraza, mientras Misaki siguió con la mirada perdida en el vacío, pensado en cómo irse o en como quedarse en el corazón de Ijuuin.

 

******

 

— ¡Hiro kun corre… corre, no dejes que Shinobu shin te atrape!

 

Shinoda estaba parado frente a la ventana del estudio, mirando a su novio jugar con su hija y el nuevo niñero.

 

Sonrió cuando la niña se abalanzó hacia Hiroki y ambos cayeron muertos de risa sobre el césped del patio.

 

Hiroki había hecho buenas migas con el chico y este se veía muy comedido y educado.

 

—Lo último que investigue del niño ese, está sobre el escritorio del Kumicho. No hay nada que diga que puede ser peligroso.

 

Shinoda desvió su atención hacia Miyagi que en ese momento lo esperaba para darle unos informes.

 

— ¿Te cae mal el chico, Miyagi? —preguntó con picardía.

 

Miyagi hizo un gesto de desdén.

 

—No tiene por qué caerme ni bien ni mal, solo es…es…molesto.

 

Shinoda rio abiertamente, lo que relajó la postura de Miyagi.

 

—Me sigue como un perrito faldero cuando vengo a la mansión. —Se quejó Miyagi.

 

—Y ahora que vendrás más seguido a tratar los asuntos del clan, tendrás que aguantártelo. —le informó Shinoda con maligna satisfacción.

 

Miyagi lo miró perplejo y se dejó caer derrotado en uno de los sillones, no había pensado en aquel detalle. Hasta ahora no había tenido que aguantárselo sino las pocas veces que había ido a la mansión. Pero solo faltaba un día para ser nombrado como sustituto temporal de Hiroki y a partir de allí tendría que ir todos los días a la mansión para tratar los asuntos del clan.

 

—Tendré que usar toda mi paciencia para no encerrarlo en algún desván.

 

Shinoda sonrió, muy lejos del desagrado que Miyagi decía sentir por el chico, había algo en él que decía lo contrario.

 

—Es…lindo. —Dijo Shinoda volviendo su atención a los que jugaban. —Un poco rubio y joven para mi gusto pero…lindo.

 

—Espero que el Kumicho jamás te oiga referirte así, del niñero de su hija. —pronunció Miyagi con malicia, tratando de vengarse de las bromas que le estaba jugando Shinoda.

 

—Dile algo a Hiroki y te pondré al lindo rubio de asistente y lo dejaré completamente a tu cargo.

 

El tiro le salió por la culata a Miyagi con aquella amenaza. Miró a Shinoda con resentimiento y se puso furioso cuando este rio complacido sentándose en el escritorio para comenzar a trabajar.

 

Unos minutos después, estaban enfrascados en el trabajo cuando alguien tocó la puerta.

 

—Adelante.

 

—Shinoda sama. —dijo el mayordomo al entrar con un sobre en las manos. —Llegó esto para Hiroki sama, como me dijo que no le entregara nada sin antes revisarlo usted, se lo traigo.

 

—Gracias Tanaka, puedes retirarte.

 

Tanto Miyagi como Shinoda miraron extrañados el sobre. Tenían una fuerte vigilancia en la correspondencia que se recibía en la casa ¿Cómo había llegado eso allí?

 

Shinoda rompió el sobre y sacó la pequeña nota.

 

“No sé si esto vaya a llegarte, la verdad espero que sí. Quisiera que me concedieras la oportunidad de hablar con mi hija. Si no lo permites no solo me estás haciendo daño a mí, se lo haces a ella. Por favor, déjame verte, sé que me odias pero hay una parte de la historia que tú no conoces y que debes saber. Hazlo por ella, sé que la amas y no deseas lastimarla.

 

Nowaki.”

 

—Maldito bastardo, lo voy a matar. —gruñó Shinoda arrugando el papel entre sus manos. —pretende manipularlo con la niña, ese miserable.

 

Miyagi que había permanecido en silencio, finalmente habló.

 

—Solo tienes que ordenarlo y yo infiltraré a mis hombres en la cárcel, en cuestión de horas esa basura estará muerta, Shinoda.

 

La oferta era tentadora y Shinoda se encontró pensándolo seriamente, pero desafortunadamente no podía. Hiroki era el único que podía tomar esa decisión y no lo haría porque sabía que con aquello destruiría todas las oportunidades con su hija. No, la vida de Nowaki estaba comprada y a salvo mientras Hanari estuviera de por medio.

 

—No creas que no me gustaría matarlo con mis propias manos, pero no voy a hacer nada que perjudique a Hiroki.

 

Shinoda dijo aquello con los dientes apretados por la furia y la impotencia. Se dirigió al escritorio y antes de comenzar a hacer algunas llamadas le dio una orden tajante a Miyagi.

 

—Averigua como llegó esto aquí y elimina a quien sea que haya sido cómplice. Miyagi, que no queden rastros ni aliados de esa gente que puedan dañar a Hiroki o a la niña.

 

Miyagi asintió y salió de la oficina rápidamente.

 

Unos minutos después, entró Hiroki sonrojado y un poco despeinado al estudio.

 

— ¿Qué le pasó a Miyagi que salió como alma que lleva el diablo de la casa? — preguntó sonreído. —El pobre Shinobu no pudo ni saludarlo.

 

Hiroki también había notado el interés del chico por Miyagi y como el fuerte y mal encarado hombre le huía despavorido, eso le causaba gracia.

 

Shinoda cortó la llamada que estaba haciendo y le sonrió a su novio, pero este pudo notar su tensión.

 

— ¿Qué pasa? ¿Hay problemas? ¿Le pasó algo a Misaki?

 

Hiroki se acercó hasta Shinoda angustiado. Su novio lo envolvió en un abrazo y le dijo con suavidad.

 

—No pasa nada mi amor ¿te divertiste con la pequeña damita?

 

Hiroki se relajó de inmediato. Shinoda tenía ese efecto en él.

 

—Tiene mucha energía mi niña. — le respondió risueño. —La dejé jugando con Shinobu porque yo la verdad ya no podía más.

 

Shinoda lo besó largamente, tratando de olvidar que la carta que quemaba en su bolsillo trasero era el presagio de muchos problemas.

 

—Qué te parece si esta noche. — le dijo entre besos. — después que la damita se duerma, nos escapamos a la casita del bosque.

 

Hiroki sonrió complacido.

 

—Me parece una maravillosa idea. Mientras, voy a darme un baño para ir a comer con mi princesa.

 

Shinoda recibió de aquellos dulces labios un último beso y cuando Hiroki se marchó con su rostro iluminado y lleno de felicidad, Shinoda sintió que el mundo se le venía encima. No podía ocultarle por mucho tiempo aquella carta, no podría seguirlo manteniendo en aquella burbuja feliz por mucho tiempo. Sus enemigos los estaban acechando y Shinoda en aquellas líneas había descubierto que no eran tan débiles como ellos pensaban, tenían un arma peligrosa, una que podría destruir a Hiroki.

 

Hanari sin saberlo podría significar la libertad para su padre y el fin para Hiroki.

 

—Primero te mato, desgraciado. —murmuró Shinoda, seguro de que no dejaría a Nowaki salirse con la suya.

 

La felicidad se terminó para Hiroki cuando al salir del baño luego de una relajante ducha recibió una llamada de su hermano.

 

—¿Cómo que no vas a venir a la reunión del clan?

 

Misaki suspiró y apartó un poco el celular de su oído mientras Hiroki le gritaba. No había tomado una decisión concreta con respecto a Ijuuin, pero tampoco quería volver aún a la realidad.

 

—Me gusta Kioto y me quedaré unos días más. Shinoda está contigo, Miyagi también y el protagonista eres tú, no te hace falta mi presencia.

 

Misaki no supo cómo aquellas palabras lastimaron a su hermano.

 

—Tú siempre me haces falta. —susurró Hiroki con tristeza. —Eres mi hermano, tu presencia siempre es necesaria para mí.

 

Misaki chistó con molestia, había herido a su hermano y eso no era lo que él deseaba.

 

—No es eso lo que quería decir, Hiroki, lo siento.

 

—Dime una cosa Misaki, pero dime la verdad ¿Kyo Ijuuin está contigo?

 

La pregunta de Hiroki lo tomó por sorpresa, pero no se decían mentiras entre ellos, nunca lo hacían y no iban a comenzar ahora.

 

—Sí.

 

—¿Va a cancelar el compromiso con Ishi kun?

 

—No lo sé Hiroki… no lo sé.

 

— ¿Lo amas?

 

Misaki suspiró ante aquella inesperada pregunta.

 

—Si…no…no lo sé. —Misaki se asomó aún con el teléfono en su oído y miró en la habitación al que aún dormía con total desamparo. —Soy diferente cuando estoy con él, es como si fuera yo, de nuevo. Pero tengo miedo de hacerle daño con mi egoísmo. Él me ama de una forma, Hiroki, de esa forma en la que Makoto te amaba, en la que Shinoda te ama. Temo perderlo, pero también temo dañarlo y todo eso me tiene muy confundido ¿Me entiendes hermano? ¿Entiendes porque no puedo regresar aun?

 

Hiroki suspiró, claro que lo entendía y le dolía no estar allí para apoyarlo.

 

—Tómate el tiempo que quieras y Misaki, yo estoy aquí, siempre, soy tu hermano ¿recuerdas?

 

Misaki sonrió.

 

—Sí, claro que lo recuerdo, eres mi hermano mayor y… lo haré, te llamaré Hiroki, lo prometo, solo que ahora… ahora no se…

 

—Sí, te entiendo, te entiendo Misaki. Te amo.

 

—Y yo a ti.

 

Hiroki colgó la llamada y se sentó en la cama, pensando en su hermano y las decisiones difíciles que debía tomar. Así lo encontró Shinoda cuando entró a la habitación.

 

— ¿Misaki? —preguntó sentándose a su lado.

 

Hiroki sonrió, Shinoda lo conocía tan bien, lo amaba, lo consentía, lo protegía ¿acaso no merecía eso también su hermano?

 

— Kyo Ijuuin está enamorado de Misaki. — le dijo a su novio recostándose en su fuerte pecho. —Y creo estar seguro de que mi hermano también lo ama.

 

Shinoda suspiró y abrazó a su novio cariñosamente.

 

—Entonces mañana solo habrá un anuncio de boda. — dijo con simpleza.

 

Hiroki asintió resignado, si su hermano era feliz al lado de Ijuuin, al diablo los demás, ya él había sufrido mucho, merecía ser feliz.

 

—Supongo que Kyo san hablará con su padre esta noche o se aparecerá mañana para cancelar la boda, no sé nada aun. Pero sea lo que sea apoyare a mi hermano.

 

—Todos lo apoyaremos mi amor, todo saldrá bien, ya verás.

 

Shinoda besó los cabellos hermosos de su novio, después del regaño que le había dado Yashiro, cuando le llamó para pedirle consejo, había ido a decirle a Hiroki sobre la nota de Nowaki.

 

“No cometas el error de Makoto, no sobreprotejas a Hiroki hasta el punto de no enterarlo del mal que lo rodea. Hiroki es un joven de corazón fuerte y superará cualquier prueba que se le presente. Que no se te olvide que sobrevivió al horror que vivió en aquel burdel. Esos dos muchachos son unos guerreros y están preparados para dar la batalla, Shinoda, no los subestimes.”

 

Con las palabras de Yashiro aun frescas en su mente, Shinoda se sentía entre la espada y la pared. Hiroki tenía ahora un nuevo problema que enfrentar ¿Por qué cargarlo con más? La nota se quedó en su bolsillo y el optó por el silencio, ya le diría a Hiroki, pero no ahora, aun no.

 

******

 

—Este vestido esta hermoso Hana. —decía Shinobu entusiasmado mientras acomodaba la ropa que vestiría la niña. —Eres muy afortunada, tu tío te compró muchas cosas lindas y es una persona tan dulce tan increíble.

 

Hanari salió del baño envuelta en una tolla y le sonrió con emoción a Shinobu.

 

— ¿Verdad que si Shinobu shin? Hiro kun es increíble y yo siento…siento que lo conozco desde hace mucho, siento que lo quiero demasiado.

 

Shinobu sonrió y le dio el hermoso vestido, esta lo tomó y corrió a vestirse tras un biombo mientras le relataba a su mejor amigo una idea que había rondado por días su mente.

 

—Sabes Shinobu shin, estoy loca porque venga papi. Se me ocurrió un plan.

 

Shinobu hizo una mueca de descontento, cuando a Hana se le ocurría un plan él temblaba, la niña llegaba a ser muy persistente y también muy alocada en sus planes.

 

—Que conste que no voy a ser tu cómplice. — se quejó enfurruñado. —Cada vez que se te ocurre algo, el perjudicado termino siendo yo y me gusta este trabajo.

 

Hana salió riendo del biombo y se miró en el espejo admirando el precioso vestido.

 

—No es nada malo, tonto. —tranquilizó a Shinobu mientras se sentaba para que este la peinara.

 

—A ver, cuéntame entonces que pasa por esa cabecita loca tuya. —le dijo Shinobu mientras trenzaba su hermoso cabello. —A veces parece que tuvieras más edad de los once que vas a cumplir.

 

Hana rio y lo miró a través del espejo.

 

—Estaba pensado hacer que mi papi y Hiro kun se enamoren.

 

Shinobu frunció el ceño.

 

—No me mires así, es ideal. Papi me ama y Hiro kun también. Además Hiro kun es como tu Shinobu, puede tener bebés ¿te imaginas? Podré tener el hermano o la hermanita que siempre deseé.

 

Hana se puso de pie y caminó hasta la cómoda donde la foto de la que creía su madre, descansaba.

 

—Podré tener la familia que siempre he querido. —murmuró acariciando la ajada fotografía que ella no sabía, contenía una mentira.

 

Shinobu se paró a su lado y la miró con ternura.

 

—Eso suena bonito mi niña, pero y que pasa si ellos no son compatibles. —Él le sonrió cuando ella lo miró con duda. —Además yo creo que tu tío tiene algo con el señor ese que lo acompaña a todos lados.

 

—Ese hombre es solo su guardaespaldas, es solo un sirviente. Hiro kun no tendría algo con alguien así. —Espetó Hana con desdén.

 

Shinobu hizo un respingo de dolor, finalmente él también era un sirviente y el desprecio con el que ella habló, le dolió.

 

—Lo siento Shinobu shin, no quise decir eso. —murmuró apenada tomando la mano de su amigo. —Es solo que…no quiero perder a Hiro kun y cuando papi regrese y me lleve con él, no lo veré tan seguido, pero si…si ellos se enamoran. Shinobu shin yo solo quiero ver a mi papi feliz y Hiro kun puede darnos esa felicidad, esa familia que queremos.

 

Shinobu le sonrió abrazándola con ternura. Ella podía ser muy madura para algunas cosas, pero no dejaba de ser una niña y como tal podía llegar a ser muy egoísta y caprichosa. Shinobu estaba seguro que muy pronto olvidaría esa idea.

 

Solo que Hana no tenía la misma opinión y desde ya estaba planeando todo lo que podía hacer para que las dos personas que más quería se enamoran haciendo realidad su preciado sueño.

 

No sabía que con ese empeño iba en camino a destrozar el corazón del único que la había amado genuinamente.

 

******

 

—El no vendrá.

 

Akihiko se puso de pie y se recostó de la pared del pequeño cuarto donde le permitían reunirse con su abogado.

 

—Ten calma Akihiko, solo han pasado unos días desde que hable con él. —intento calmarle Keiichi parándose a su lado y aferrando su mano con cariño. —Estoy seguro que me llamará pronto para fijar una cita y yo lo convenceré para que venga.

 

Akihiko suspiró y lo miró, no estaba para nada convencido.

 

—No vendrá Keiichi, Misaki me odia. —Se cubrió el rostro con las manos y suspiró cansado. —Todo esto parece una pesadilla. El viejo infeliz ese, acusándome de cosas que yo…Nos van a trasladar a una cárcel de máxima seguridad en unos días y ni siquiera podré ver a mi hijo nacer.

 

Keiichi conmovido lo abrazó despacio. Akihiko se recostó de su hombro murmurando apesadumbrado.

 

—Mi vida se fue al infierno Keiichi y no puedo hacer nada para salir de allí.

 

—Se terminó el tiempo. —espetó un guardia que entró de improvisto al pequeño salón.

 

—Voy a ayudarte Akihiko, te juro que conseguiré sacarte de todo este lio. —le prometió Keiichi cuando el policía lo esposó, llevándoselo.

 

En el pasillo, Akihiko se cruzó con Nowaki que era llevado al mismo salón para entrevistarse con Keiichi.

 

Tenían días sin verse y Akihiko tampoco tenía muchos deseos de ver a nadie de aquella familia.

 

—Akihiko…

 

—Vete al diablo, Nowaki, vete al diablo. —murmuró Akihiko con furia apartando la mirada y alejándose rápidamente del que hasta hace poco había considerado como su hermano.

 

Nowaki suspiró derrotado. Keiichi ya le esperaba y cuando el policía le quitó las esposas, Nowaki se sentó frente al abogado diciéndole con vehemencia.

 

—Quiero hablar con mi hija, tengo derechos, por favor ayúdame a conseguir que hable con ella.

 

******

 

Misaki despertó muy tarde aquella mañana. Se extrañó de no sentir el calor de Ijuuin en su espalda y de él solo encontró una nota.

 

“Salí muy temprano, quería despertarte para que me dieras un beso de buena suerte pero estabas tan dormido que no quise molestarte.

Te amo, no lo olvides, tampoco olvides que haré todo lo que sea necesario para que estemos siempre juntos. Por eso me fui hoy, para arreglar las cosas con mi familia y cuando regrese ya no habrá ningún obstáculo para que estemos juntos.

Te amo, por favor no lo olvides y no tengas miedo, ni dudas, no lo pienses, porque te haré olvidar cada temor y cada duda esta noche cuando te haga el amor.

 

K.”

 

—Te odio, idiota. —murmuró Misaki apretando la nota a su pecho, mientras sonreía.

 

Ya era casi medio día, la reunión del clan debía estar comenzando. Misaki se puso de pie y se dio un largo baño. Una hora después tenía los nervios de punta cuando su teléfono comenzó a sonar, salió a la terraza con el teléfono apretado en su mano. No quería atender esa llamada.

 

Cerró los puños con fuerza mientras admiraba el paisaje y el teléfono seguía sonando sobre el barandal de la terraza.

 

Si contestaba aquella llamada, su futuro estaría decidido, ya no habría vuelta atrás. No habría valido nada el sacrificio que haría Kyo renunciando a su familia esa mañana, porque Misaki sabía que eso pasaría, la familia Ijuuin era muy recta, no tomarían muy bien que Kyo cancelara el matrimonio con el niño mimado de los Ishi.

 

Quizás aún no era tarde, podría llamar a Kyo y evitar que cometiera un enorme error.

 

Misaki corrió hasta el interior de la habitación y trató de llamar desde el teléfono de esta, pero nada, no consiguió comunicarse, seguro ya era tarde.

 

Caminó desesperado por el interior de la suite que ahora lo estaba asfixiando y salió de nuevo a la terraza.

 

El teléfono volvió a sonar, Misaki extendió la mano para tomarlo. Ya era tarde, tenía que responder esa llamada. Le diría al abogado de Akihiko que iría a la cita acordada, sacaría el dinero de la fianza que Akihiko necesitaba para salir en libertad mientras lo investigaban y seguiría con el plan original.

 

Misaki tomó el teléfono, después de todo ya era la una de la tarde, si Kyo no había regresado aún, si no podía comunicarse con él, quizás era porque lo había pensado mejor. Quizás todo aquel amor si era de mentira. Debía seguir adelante con su plan, debía destruir a Akihiko Usami, no sin antes usarlo para acabar de una vez por todas con su familia entera.

 

Cuando iba a contestar la llamada un cuerpo suave y cálido cubrió su espalda. El teléfono cayó al suelo haciéndose pedazos.

 

—Estoy de regreso mi amor.

 

“Ya es tarde, ya es muy tarde”

 

Pensó Misaki con dolor, cuando Ijuuin le dio la vuelta y lo besó con tanta dulzura que Misaki quiso llorar.

 

******

 

—Kumicho estamos muy contentos con el trabajo que ha realizado.

 

—Kumicho estamos seguros que Miyagi fue la mejor decisión para suplirlo en su ausencia.

 

—Gracias Kumicho por el trabajo que ha hecho con la organización.

 

Hiroki estaba harto de felicitaciones y conversaciones de negocios, solo quería regresar a casa y estar con su hija.

 

Afortunadamente todo había salido casi bien. La ausencia de los Ishi y los Ijuuin en la reunión había sido notoria. Pero el anuncio de la fusión de los Asahina y los Isaka con una boda que se había esperado mucho, ayudó a calmar los ánimos.

 

Hiroki levantó su copa y saludó a Ryu que estaba al lado de su prometido sonriendo y conversando con miembros prominentes del clan.

 

—A pesar de todo, las cosas no salieron tan mal.

 

Sonrió al escuchar la voz de su novio.

 

—Sí, puedo decir que me espera una reunión con los Ijuuin y los Ishi cuando se sepa que es por Misaki que Ijuuin san rompió el compromiso.

 

Hiroki suspiró cansado, Shinoda tomó su mano y la apretó disimuladamente.

 

—Deja que Miyagi se encargue de eso, después de todo será el nuevo líder por un tiempo.

 

—Es de mi hermano de quien estamos hablando. — se quejó Hiroki molesto.

 

Shinoda le sonrió con seguridad. Con su rostro sereno señaló el enorme salón lleno de gente.

 

—Esto no es más que un asunto de negocios. Es verdad que Kaoru san y Ryu se casan por amor, pero no siempre es así y tú lo sabes. El matrimonio Ishi-Ijuuin era un pacto comercial y eso era sabido por todos, si no hay sentimientos de por medio deja que sea Miyagi el que se encargue, tú estarás más ocupado tratando de que Misaki acepte lo que siente o lo que hizo Ijuuin no habrá valido la pena.

 

Hiroki lo miró con duda.

 

— ¿Lo que hizo Ijuuin? ¿Qué tanto sabes tú de todo esto?

 

Shinoda le sonrió con petulancia.

 

—Yo siempre tengo que saber todo aquello que pueda afectarte mi amor, tengo ojos y oídos en todos lados.

 

Hiroki chistó con fastidio.

 

—Ahora mismo vas a decirme todo lo que sabes. —le pidió con un tono brusco y altisonante que hizo girar algunas cabezas.

 

—Te cuento en casa. — le dijo Shinoda alejándose de él con paso calmo y dejándolo confundido y sumamente molesto.

 

Cuando se disponía a seguirlo sin importar que algunas personas lo estuvieran mirando con interés, su celular sonó.

 

Keiichi se cansó de llamar al celular de Misaki, se dijo que al día siguiente lo intentaría y lo haría todos los días hasta lograr que el joven le respondiera, se lo debía a Akihiko por lo menos intentarlo.

 

Pero la llamada que haría ahora era mucho más ambiciosa, le había costado mucho dinero y cobrar muchos favores obtener el teléfono que ahora marcaba, rogaba a todos los cielos que esa llamada si fuera respondida.

 

—Shinojara Hiroki.

 

Keiichi casi brincó de alegría al escuchar al joven responder, se calmó y optó por su tono más profesional.

 

—Buenas tardes Shinojara sama, le habla el abogado de Nowaki Usami, quisiera saber si puedo fijar una cita con usted, entre otras cosas para hablar de las demandas de mi defendido que no han sido atendidas, como su derecho a hablar con su hija.

 

De pronto todo se volvió confuso, Hiroki caminó por entre las personas, estas le hablaban pero él no escuchaba, ni siquiera estaba viendo el camino que seguían por inercia sus pies.

 

El calor de la tarde golpeó sus sentidos, estaba en el estacionamiento del hotel donde se llevaba a cabo la reunión del clan. El teléfono seguía en sus manos, pero ya no había nadie allí, hacía mucho que Keiichi había desistido y había colgado la llamada.

 

Hiroki se arrodilló en el suelo rustico y vomitó.

 

Había estado envuelto en una burbuja de felicidad y en un segundo se había roto. Tenía que enfrentar la realidad, Nowaki iba a hablar con su niña, ella iba a saber que el jamás volvería, ella sabría que él estaba preso y porque lo estaba.

 

Desde un principio sabía que eso iba a pasar, pero después de pasar tiempo con su hija de ver lo mucho que amaba a su padre. No podía, no podía hacerle eso.

 

¿Entonces que iba a hacer? ¿Iba a dejar que Nowaki quedara libre? ¿Qué no pagara por sus pecados?

 

Shinoda estaba como loco buscándolo en el salón. Cuando alguien le dijo a donde se había dirigido su novio, corrió al lugar seguido por Miyagi y varios guardias.

 

Le habían dicho que Hiroki se encontraba mal ¿Qué podría haber pasado, acaso alguien había llegado hasta él? ¿le habrían dicho algo de la nota? ¿Habrían logrado los hombres de Usami infiltrar a alguien en aquella reunión a pesar de toda la enorme vigilancia?

 

“No podrás mantenerlo vigilado la vida entera, siempre habrá un segundo de soledad y entonces los malos aprovecharan para acercarse y si él no está preparado, lo perderás”

 

Shinoda no había querido aceptar aquellas palabras de Yashiro, así como Makoto tampoco las había aceptado cuando este también se las había dicho.

 

—Así que tú eres Hiroki, no eres tan temible cuando no estas con todos tus guardias.

 

Hiroki levantó la cabeza y se encontró con la mirada fiera de un hombre. Miró a su alrededor, no había un alma en el lugar solo automóviles y silencio.

 

—¿Quién eres? —preguntó sereno.

 

—Eso no te importa imbécil, me encomendaron entregarte solo la nota, pero ya que estas aquí tan solo e indefenso, puedo hacerte pagar por hacernos perder tanto dinero.

 

El tipo tiró la nota sobre Hiroki que seguía de rodillas en el suelo.

 

— Allí está la nota, la podrás leer después de que te de tu merecido, unos cuantos golpes estarán bien.

 

Hiroki iba a tomar la nota cuando el tipo lanzo el primer golpe. Cayó con el labio partido al rustico suelo.

 

El hombre rio con desdén.

 

—Eres presa fácil muñequita. —murmuró con desprecio.

 

Cuando el hombre iba a lanzar otro golpe, Hiroki se movió ágilmente lanzando una patada. Le sacó el aire con el certero golpe a su estómago y lo derribó.

 

—¡Hiroki!

 

Al girar la mirada vio como Shinoda se acercaba a él en una frenética carrera. Aprovechó el desconcierto del hombre para sacar su pistola de la espalda y golpearlo con la cacha, ya Shindoa se encargaría de sacarle información. Tomó la nota y se recostó de una pared para leerla.

 

“Así como esta nota llego a ti, habrán muchas otras y alguna podría llegar hasta tu preciada hija. Tengo muchos aliados pequeño puto, no podrás cazarlos a todos y tu preciosa hija sabrá la verdad de la peor manera. Mi hijo quiere verte y será mejor que aceptes o puede que no sea solo una nota lo que llegue la próxima vez.

 

¿Quieres llorar sobre el cadáver de tu hija?”

 

Hiroki se cubrió la boca aguantando las náuseas, Shinoda le quitó la nota de las manos y la leyó rápidamente.

 

—Maldita sea. —gruñó molesto. —Miyagi encárgate de esto, yo me llevo a Hiroki para la casa.

 

Hiroki apenas logró llegar hasta el auto, de pronto todas sus pesadillas se estaban haciendo realidad.

 

¿Es que esa maldita familia no lo iba a dejar nunca en paz?

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).