Estaba harto. ¿P ara qué esperó diez años que esa estúpida rana se acordara de su relación y de todo lo que sucedió? ¡Era un príncipe, por el amor del dios en el que no cree!
Belphegor, el sucesor en la corona, después de esperar unos largos 10 años para que el que fue su amante se acordase de lo que fue una vez su futuro, se cansó de esperar y marchó rumbo a quien sabe dónde, para encerrarlo y hacerle recordar por las malas.
Fue sencillo encontrarle; tan solo tuvo que amenazar al décimo e ir a Francia, donde se lo encontró viviendo como un muchacho más en la casa de su abuela ya fallecida.
-shishishi… ahora me voy a vengar por todos estos años de espera, ranucha.- como es el príncipe, le pegó una patada a la puerta y entrar al hogar como si fuera suyo.- ¡Ranucha!
- ¿se puede saber quien te crees para reventar mi puerta y entrar a mi casa?- preguntó con su típica inexpresividad mientras se asomaba por la puerta.
- pues es obvio que el mismísimo príncipe, ranucha. Shishishishi…
- para mí que es un príncipe falso. Bueno, eso a mí me da igual. Lárgate de mi casa. Fu fu.- dijo mientras hacía un gesto como si de un perro se tratara.
La paciencia no es justamente uno de los puntos fuertes de Bel, por lo que, empezó una pelea con el menor, que para su suerte, cayó K.O. el anterior mencionado.
-shishishishi… espero que esta casa de plebeyos tenga como mínimo un sótano, por que me las vas a pagar por haberme herido y hecho esperar.- se reía psicópatamente mientras se lamía una de las heridas de su brazo y llevaba al otro como un saco de patatas hacia la oscura habitación aislada del mundo exterior, arrebatándole las pocas probabilidades de que alguien le salvara.
Tras unas horas, se despertaba agotado, a oscuras, hambriento, sediento y con los músculos entumecidos por las cuerdas que evitaban el paso de la sangre. La cabeza le daba vueltas y se encontraba realmente mal.
-shishishishi… al fin despiertas.
Sintió como si le hubieran clavado una estaca en la cabeza.- Fran… dime que me amas… Fran...
“¿Qué le diga que le ame? Está loco. Necesito ayuda, me siento demasiado débil como para crear una ilusión…”
-aunque lo diga… dudo que alguien tan imbécil como tú me fuese a soltar…- un desgarrante dolor de su vientre lo obligó a gritar, mientras escuchaba al rubio chupar la sangre de su cuchillo.- psicópata…
- shishishishi… será mejor que escuches mis reales órdenes o si no…- lentamente, fue haciendo presión en la herida.- tendré que castigarte más duramente.
Solo una pequeña parte de Fran, una muy pequeña, tenía deseos de llorar, no por el sufrimiento, por potra razón la cual en ese momento no le encontraba palabras para nombrarla.
Belphegor fue lamiendo, mordiendo, haciendo chupetones, cortándole e hiriendo cada centímetro de su piel, con placer, con parsimonia, con lujuria y pasión. Lo violaba brutalmente, lo golpeaba con todas sus fuerzas y luego sorbía su bisa por sus labios. No podía ver nada más que el tembloroso y herido cuerpo de Fran, oír sus quejidos y grito desgarradores, oler la metálica sangre mezclada con el del sudor, reír victorioso y hacer sufrir a la persona que más amaba por la impaciencia, por sus sentimientos unilaterales, por la desesperación…
Pasó el tiempo, Bel había encerrado al chico en su habitación, Fran había logrado recordar todo, pero nadie vino a salvarlo. Su cuerpo estaba tan dañado que era apenas podía hablar por los constantes gritos que hacían sufrir a las cuerdas vocales, no podía sentir apenas el dolor por el imparable sufrimiento, ni ver por el prolongado tiempo en la oscuridad.
La puerta se abrió, y se escuchó, como siempre, la psicópata risa del rubio.
-¿sabes? Hubo un tiempo en el que te amaba como un completo imbécil, pero ahora te odio como si no hubiera un mañana.- apenas logró decir.
-shishishishi… me da igual.- tomó al menor del cuello, que se encontraba atado en el suelo, e hizo fuerza sobre él y lo dirigió en dirección de su cabeza.- Fran… tu eres mío, solo mío, ¿entiendes? Me da igual lo que sientas, porque sólo me perteneces a mí, shishishishi…
- eso es lo que me repites una y otra vez, pero, ¿en algún momento te dije que yo era como un arma de doble filo?- Dicho eso, Fran se desató con uno de los cuchillos que tenía escondidos con su cuerpo y tiró a bel al suelo, situándose encima de él, pero entonces bel sacó otros miles de cuchillos que lo rodearon.- Te odio tanto como te amo, te amo tanto como te odio, por eso ámame, ódiame, tómame, márcame como tuyo, porque soy tuyo, sólo tuyo para toda la vida. Soy una arma de doble filo; si te amo demasiado tu me amarás más aún, volviéndote loco y enloqueciéndome de mi amor, de tu odio… soy tuyo bel, pero tú también eres sólo mío y yo también tengo deseos de marcarte. Te odio, te odio con toda mi alma, pero te amo de la misma manera.
-shishishishishi… mi estúpido y nada mono kouhai…- dicho eso, dejó que todos los cuchillos cayeran encima suya, perforando todos sus órganos, sacrificando su vida para acabar con la de su amado.- te… odio.