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Fue en un café por Dashi Schwarzung

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Notas del fanfic:

Como el resumen lo dice, este fic participa en la convocatoria #AoKaHappyWishes del grupo AoKaga 5x10,  en Facebook.

Dedicado con mucho cariño para Ievelia Lázaro, espero que te guste este fanfic de último momento c: y espero haber cumplido las expectativas con este fic corto.

También aprovecho para agradecer la participación de las chicas del grupo en ésta segunda convocatoria, la cual fue muy linda!! Gracias por el apoyo!!

 

N/A fic no beteado, así que me disculpo por cualquier falta ortográfica o similar que pudieran encontrar.

..::Fue en un café::..

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Kagami Taiga era un chico que había egresado de la Universidad, con una Licenciatura en Gastronomía y siendo uno de los mejores de su clase; por lo cual un hotel-restaurante muy reconocido en Tokio lo contrató… ¿y cómo decir que no a una oferta tan tentadora como esa? Después de todo él era un recién egresado, y sabía que encontrar un trabajo con su inexperiencia laboral sería muy difícil.

El horario que manejaba dicho hotel-restaurante era muy atractivo, pues trabajaría de lunes a viernes de 4 de la tarde a 9 de la noche.

Al principio, le pareció un horario estupendo, pero conforme los días avanzaban, y notaba el enorme tiempo libre que tenía en la mañana, se sintió con aquellas ganas de obtener un segundo trabajo que ocupara su tiempo durante las mañanas. No le caería nada mal tener dinero extra.

 

Fue así que, buscando varias ofertas laborales, se encontró en el periódico un anuncio interesante, en el que un nuevo local de café abría sus puertas. “¿Qué tan difícil es preparar café?” se cuestionó  mentalmente, pues él conocía el método de preparación de cualquier bebida con cafeína.

 

No le fue tan difícil conseguir el trabajo, pues la chica que lo había entrevistado para el trabajo, durante todo el rato que duró dicha entrevista, le mandó varias miradas insinuantes. En definitiva había dejado buena impresión en aquella chica, quien no quiso entrevistar a más candidatos y de inmediato le dio a Taiga el trabajo.

Así, el pelirrojo sería barista de día, chef por la noche. Y a su cartera por supuesto que le encantaba la idea.

La única diferencia con sus dos trabajos era que en el restaurante trabajaría de lunes a viernes, y en el café de lunes a sábado, lo cual no le molestaba en la absoluto.

..::..

.:.

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Las mañanas transcurrían lentas.
Muchos estudiantes de las escuelas aledañas, antes de sus clases, iban al café para pedir algo que pudiera levantarles los ánimos en las mañanas.
Kagami había aprendido, que la mayoría de esos estudiantes pedían cafés lattes o capucchinos, y él, por experiencia propia, podría decir que para un universitario, esos dos tipos de bebidas eran las ideales para empezar un día.

 

Por otra parte estaban los ejecutivos, quienes solían llegar después de los estudiantes y casi todos ellos pedían cafés americanos, pues sus cuerpos requerían de más cafeína para estar al 100% en sus largas jornadas laborales.

Por último estaban las personas que, los fines de semana solían pasar un buen rato en ese café, comiendo pays, pasteles y té. A Kagami le encantaban los fines de semana, pues aquellas personas parecían tener un buen momento, disfrutando de aquellos postres que el pelirrojo preparaba.

Y en más de una ocasión los clientes se habían acercado a él, alabando sus habilidades culinarias.

 

No tenía objeto decirlo, pero Kagami notaba que… desde que él había obtenido el trabajo de barista, los clientes poco a poco iban acrecentando en número, por una u otra razón, más y más personas se acercaban a ese lugar a gastar su dinero. Y la dependienta estaba feliz por ese incremento en las ventas.

 

~*~

 

—¡Este pay de fresa está delicioso, Kagami! — Una de las comensales que frecuentaba mucho el lugar habló, acaparando la atención del pelirrojo.

—Es cierto, tus postres son tan ricos. — La acompañante también le hizo saber al pelirrojo que la comida era muy buena.

En el lugar no había muchos clientes, por lo cual las dos chicas se habían animado a hablar en voz alta, haciendo que en los labios de Taiga se formara una sonrisa.

—Me alegra que les guste. — Y es que para Kagami, no había mayor placer que escuchar de labios de sus comensales lo deliciosos que estaban los postres.

 

—Yo tomaré un latte, Kagami-kun. — Sonó una voz cerca de Kagami, haciendo que éste diera un pequeño salto ante el susto que había recibido.

—¡¡Kuroko!! ¡Deja de hacer eso! ¿A qué hora llegaste?

—Estoy aquí desde hace unos minutos.

Kagami debía estar agradecido por ese chico peliceleste que desde la secundaria había sido su mejor amigo, y aunque no habían estudiado en la misma preparatoria, ni mucho menos en la misma universidad, seguían frecuentándose.

Kuroko Tetsuya podía fácilmente decir que no había encontrado alguien igual a Kagami, pues aunque él había sido su segunda luz, también era su mejor amigo.

 

Kuroko había optado por estudiar una Licenciatura en Educación Preescolar, pues fue hasta la preparatoria en donde supo que quería ser el primer maestro de un pequeño niño. Además de que adoraba a los infantes, aunado a ello tenía una gran tolerancia… en definitiva Tetsuya sabía que sería un buen maestro, y aunque aún seguía estudiando su larga carrera, seguía con esa motivación para terminar sus estudios y poder trabajar.

 

Kagami, desde la barra de pedidos atendió a Kuroko y le dio su café latte que tanto le gustaba al peliceleste, claro… después de la malteada de vainilla.

—Sabes… creo que me iré a sentar allí y terminaré mi tarea de la universidad. — Informó Kuroko, regalándole a su luz una sonrisa pequeña, a lo que el pelirrojo asintió con la misma sonrisa en sus labios.

Aquello era muy común en Kuroko: llegaba al local, pedía un café, se iba a sentar a una mesa para dos y empezaba a hacer sus labores de de la Universidad. Muchas veces Kagami no entendía cómo el bullicio del lugar y de la calle no desconcentraban a su amigo peliceleste, pero éste parecía estar muy cómodo y contento en ese lugar.

 

Estaba limpiando su lugar de trabajo, cuando escuchó la pequeña campana de la puerta sonar, señal de que alguien había entrado, y antes de saludar a la persona, sus ojos carmesí se fijaron en la figura que había traspasado el lugar.

Un chico de piel exótica, con un bello uniforme azul de policía, y un sombrero de policía en mano había entrado, y al reconocer a aquella persona, Kagami dio media vuelta, dando la espalda al recién llegado.

 

Kagami escuchó cómo los pasos de aquella persona se hacían más fuertes, hasta estar cerca del mostrador.

—Hey, dame un expresso doble. — Pidió el recién llegado, sin siquiera saludar, simplemente haciendo su pedido de la manera más informal posible.

—En…en seguida… — Apenas pudo murmurar Kagami, apresurándose a hacer el café que el otro chico había pedido.

Estaba muy nervioso, tanto que podría jurar que sus manos temblaban.

No pensó que ese momento llegaría… pero debía armarse de valor y girarse para entregar el café.

Cómo ansiaba en ese momento tener una bolsa de papel en la cabeza, así podría ocultarse a la perfección.

 

—Aquí tiene…— Habló, poniendo el café sobre la barra, sin hacer contacto visual.

Un pequeño silencio surgió, un silencio que para Taiga fue eterno, hasta que el otro chico habló por fin.

—Vaya, no pensé encontrarte en un local de café… Kagami…

El nombrado finalmente miró aquellos orbes zafiros de su cliente, y aunque no tenía ánimos de conversar, debía mostrar su cortesía, como el empleado de un buen  lugar que era.

—El mundo es muy pequeño, Aomine.

—Jamás imaginé que ahora serías… barista en un café…

Kagami no pudo saber si Aomine hablaba en serio o su tono había mostrado indicios de burla; y por supuesto que no contestó a ese comentario. Para él era obvio que Aomine trabajaba como policía, pues su traje singular lo delataba, pero no quería entrar en detalles… no después de no haber visto a aquel chico moreno por 4 largos años.

—Bien, parece que sólo te dejaré hacer tu trabajo. — Dijo, y prosiguió a dejar un billete en el mostrador. —Quédate con el cambio. — Finalizó, dando media vuelta y saliendo del lugar, sorbiendo un poco de su café.

 

Kagami por fin suspiró aliviado al ver que el peliazul se retiraba lentamente, sin siquiera voltear a mirarlo; aquel reencuentro no había sido tan malo después de todo.

—Así que… Aomine-kun…— Kuroko mencionó, junto a la barra, haciendo saltar a Kagami por segunda vez. —No me sorprende que se notara tan calmado…

—Es sólo un cínico. — Kagami agradeció porque esa campana volviera a sonar y que dos personas entraran al establecimiento, pues no quería tener aquella charla con su mejor amigo. Él ya había enterrado todo en el pasado, y hablar con Kuroko sobre ello sólo le abriría viejas heridas.

 

El chico de cabellos celestes miró cómo su amigo le daba la bienvenida a las dos personas recién llegadas y esbozaba una sonrisa típica, para seguir con su trabajo.

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Kagami, al día siguiente había olvidado sobre el pequeño encuentro con su ex novio, esa misma tarde del día anterior había ido a trabajar al restaurante, y había tenido tanto trabajo que había olvidado por completo al chico moreno.

 

Y ahora se encontraba allí, atendiendo los pedidos de 7 chicas que habían salido temprano de su última clase y habían decidido ir al café.

Kuroko no le tomó atención a las chicas, y siguió haciendo sus labores escolares.

 

Pero Kagami, tras haber atendido a aquel grupo de chicas, notó una silueta conocida que  entraba al establecimiento, y es que no esperaba ver de nuevo a Aomine Daiki, quien,  al entrar, se quitaba aquellas gafas negras que portaba.

Y el pelirrojo deseó que la tierra se lo tragara en ese momento.

 

—Hey, Taigaaa~ —  Saludó Aomine, con un tono de broma en su voz, algo que provocó que Kagami se sintiera muy molesto y que no contestara a aquel saludo.

—¿Qué puedo ofrecerle? — Habló más serio de lo que podría hablarle a sus clientes, pues aquel tipo moreno, a su parecer, no merecía un buen trato.

—Vamos, no te pongas así… dime… ¿Me extrañaste durante estos años?

El pelirrojo estaba a punto de golpear al moreno por su estúpida pregunta, cuando un par de clientes más entraron al lugar, obligando a Aomine a hacer su pedido rápido.

—un expresso… como el de ayer. — Dijo finalmente, vislumbrando cómo el pelirrojo asentía y ponía manos a la obra.

 

Pero esta vez, tras recibir su café, Aomine no se fue, sino que tomó lugar en una de las mesas que estaba desocupada y miró al pelirrojo trabajar.

Y por supuesto que Kagami no estaba nada feliz con sentir la mirada penetrante de aquellos zafiros sobre él. No era porque lo ponía nervioso… ¡Por supuesto que no! Era por el hecho de que el tipo no le quitaba la mirada de encima… ¿A quién no incomodaría una mirada penetrante?

 

De pronto, Aomine notó cómo alguien conocido se acercaba a la barra de pedidos.

¡Era Kuroko! ¿De dónde había salido el peliceleste? ¿Había escuchado la pequeña conversación que había tenido con el pelirrojo?

Notó cómo parecía que Tetsuya se despedía de Kagami, y éste último le mostraba una pequeña sonrisa, luego el de más baja altura daba media vuelta y salía del lugar, no sin antes dedicarle al moreno una mirada que gritaba ‘Te acercas a mi amigo y juro que te mato’.
Incluso Aomine tembló por los escalofríos que aquella mirada le había provocado.

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Al tercer día, Aomine también fue al café, esta vez había mucha gente en el lugar, y el pelirrojo corría por todos lados para atender a sus clientes. De igual forma prefirió pedir su expresso doble y sentarse a observar a Kagami desde la distancia.

Esperó allí hasta que los clientes fueron yéndose uno por uno y el lugar quedó sólo con unas cuantas personas sentadas.

Giró el rostro hacia otro lado y notó a Kuroko allí sentado, leyendo un libro y luego escribiendo en sus cuadernos. Desde que su relación con Kagami había terminado, Kuroko había también terminado la amistad que tenía con el moreno; así que acercarse a Kagami en presencia de Kuroko podría no ser tan bueno, aun así se arriesgaría.

 

Se levantó de su asiento y fue directo hacia el mostrador, sintiendo repentinamente esa mirada matadora de Kuroko sobre él, haciéndolo sudar frío, pero no se detendría.

—Hey… —Habló, acaparando la atención de Kagami, quien hacía lo posible por ignorarlo, pero era un cliente después de todo.

—¿Otro expresso? —Cuestionó, tomando un vaso, creyendo que era lo que el moreno quería.

—No… es decir… quise traerte esto…— El peliazul puso sobre la barra una bolsa con un claro logotipo de Maji Burger, notando cómo las facciones de Kagami cambiaban a sorpresa. —Hoy no tuve mucha hambre, así que pensé que a ti te gustarían.

Kagami no supo qué decir al momento, quería aceptar aquellas hamburguesas, pues eran la comida que más amaba, pero… sabía que si las aceptaba aquello sería como una tregua entre ambos, y no estaba seguro de dejar que Aomine sea cercara a él de nuevo.

—Escucha, las dejaré aquí, si las quieres, tómalas… si no, puedes tirarlas o… dárselas a alguien más… — El moreno no esperó ninguna respuesta de vuelta, cuando giró sobre su lugar y salió a paso rápido de allí.

 

Kagami quedó pensativo, sin quitarle la mirada a aquellas hamburguesas que yacían sobre el mostrador. No sabía qué hacer.

 

Aomine no había dado muchos pasos cuando escuchó su nombre en un tono de voz que conocía perfectamente.

—Tetsu… — Musitó más para sí mismo, mirando cómo el peliceleste se acercaba a pasos rápidos a él.

—¿Qué crees que estás planeando, Aomine-kun? — Inquirió el de menor altura, con una mirada de molestia y un tono de voz no tan grato.

—No sé a qué te refieres.

—No soy un tonto. ¿Qué pretendes con tratar de acercarte nuevamente a Kagami-kun? ¡No dejaré que vuelvas a dañarlo! — Dijo esa última oración más en un grito, haciendo que una punzada de dolor se instalara en el pecho del moreno.

 

Permaneció allí, mirando el rostro de enojo de Kuroko, sabiendo que él tenía toda la razón, pero no podía evitarlo… su corazón había latido como loco aquella vez en la que vio a Kagami como barista, después de 4 años de no haber sabido nada de él. Se dio cuenta de que su corazón latía por aquel estúpido pelirrojo amante de las hamburguesas.

Sin saber qué decir, asintió tontamente a las palabras de su antigua sombra y siguió caminando por la acera.

 

Por supuesto que Kuroko no dejaría que Aomine dañara a su mejor amigo… no ésta vez ¡No lo dejaría!

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Pero Aomine no se rindió, siguió yendo al local de café, sin saber qué esperar de ello. Lo único que quería era ver a su ex novio, y parecía que a éste estaba dejando de importarle el que Aomine fuera sólo para verlo.

Y el pelirrojo supo que estaba acabado cuando en una ocasión…

—Yo no pedí pay. — Aomine miró el un plato con un postre sobre la mesa.

—Esto corre por cuenta de la casa. —Kagami respondió sin mirar a Daiki, y la pequeña sonrisa que se había formado en los labios del moreno.

 

Lo primero que quiso hacer Taiga, tras regresar a su lugar de trabajo fue golpear su cabeza contra la máquina de café… ¿Cómo había sido tan estúpido para hacer eso? Y ahora podía observar la tonta sonrisa que Aomine formaba en su rostro… esa bella sonrisa de la que sólo él había sido el culpable.

 

Kuroko, sentado del otro lado del lugar suspiró resignado a las acciones de su luz; parecía que no debía meterse en esos asuntos, pues su amigo había dado un gran paso y el involucrarse o meterle ideas raras a Kagami no estaba en su lista de cosas por hacer.

Sin que Kagami lo notara, el peliceleste tomó sus libros y libretas y salió del lugar, haciendo uso de su estupenda falta de presencia para no ser notado por su mejor amigo.

 

~*~

 

Los días fueron pasando, y Aomine cada vez se acercaba a Kagami, sin que ninguno se diera cuenta realmente de lo que estaba pasando.

Cuando los clientes escaseaban en el establecimiento, Aomine se levantaba de su asiento y caminaba hasta la barra de pedidos y pasaba un buen rato conversando con Kagami, sobre las cosas que había hecho durante esos 4 años.

 

Fue así como Kagami supo que Aomine, en efecto, era policía y que trabajaba durante el turno de la noche, saliendo a las 7 de la mañana a descansar, lo cual, obviamente no hacía, pues después de que su ronda nocturna terminaba, se dirigía hacia el establecimiento de café, a pasar un buen momento, mirando a Kagami, sin que éste lo supiera.

 

Por su parte, Aomine había escuchado la historia de Kagami, en la que le confesaba que había estudiado la universidad, se había graduado con honores y ahora trabajaba en ese café y por las noches trabajaba en el hotel-restaurante. Aomine, de alguna forma se sentía muy orgulloso de Kagami, por querer aprovechar su tiempo trabajando y ganando dinero.

Ninguno de los dos quería preguntar “¿Tienes pareja”, pues Aomine sentía pavor al saber la respuesta, y Kagami, simplemente no quería salir herido por segunda vez.

 

Pero alguien tenía que dar el primer paso, y Aomine estaba totalmente seguro de que ese no sería Kagami.

 

~*~

 

Daiki sabía lo que sentía por Kagami, después de tantos años, su corazón aún latía por ese chico pelirrojo.

Sabía que a Taiga le encantaban las sorpresas, así que esa noche, mientras estaba trabajando, Daiki le daría una gran sorpresa al pelirrojo.

 

Faltaban unos minutos para las 9 de la noche, y Aomine había estacionado su patrulla en un callejón cercano al lugar de trabajo de Kagami, desde el lugar donde estaba podía ver perfectamente el momento en el que Kagami saliera por la puerta trasera del hotel, para ir a casa.

 

Miraba su reloj, pidiendo al tiempo que corriera más deprisa; aquellos minutos se le estaban haciendo interminables; hasta que por fin vio aquella mata de cabello rojo… Kagami había salido del hotel, pero no se dirigía hacia la acera, parecía estar esperando a alguien…

Repentinamente el moreno vio cómo el chef mostraba una amplia sonrisa, acto seguido: una chica de cabello negro salía del hotel, para correr hacia Taiga y prácticamente colgarse de su brazo, en una acción juguetona.

 

Aomine pensó que había sido una enorme equivocación haber ido a ese lugar a tratar de acercarse más a una persona que ya tenía a alguien más. ¡Qué tonto fue! ¿¡Cómo pudo pensar que alguien tan extraordinario como Kagami podía seguir soltero después de esos 4 años!?

 

Kagami caminaba hacia la acera, escuchando las palabras de su acompañante, cuando notó aquella patrulla que se encontraba junto a un faro que emanaba una buena luz. Como por instinto entrecerró los ojos para ver al oficial a bordo del auto, y su sorpresa apareció al reconocer el lindo perfil de Aomine.

 

—¡Aomine! — Gritó, haciendo que el nombrado girara el rostro y lo mirara. Pero Daiki, siendo el hombre adulto y maduro que era, hizo lo primero que le llegó a la mente: Encender el auto y tratar de huir de allí.

Kagami escuchó el sonido característico del auto encendiéndose; sin escuchar las preguntas de la chica y sin querer darle oportunidad al moreno de alejarse, se acercó a él, pero Aomine arrancó el auto, escapando como era su costumbre.

—¡Maldito bastardo! — Gritó, mostrando los dientes y como estúpido corriendo detrás de la patrulla de policía.

—¿¿Qué demonios con éste idiota?? — Se dijo Aomine, ajustando el espejo retrovisor, mirando cómo Kagami no dejaba de correr detrás de él… hasta que miró cómo Kagami se tropezaba y caía de cara sobre el asfalto. Fue en ese momento en el que detuvo el auto de golpe, con el sonido de las llantas rechinando en el piso, y bajó de éste… ésta vez encarando a Kagami, quien se sobaba la cara ante el golpe.

 

—Por si no lo notaste, estaba tratando de huir de ti. — Aomine habló en voz alta, acercándose cada vez más hacia Kagami.

—Idiota… Deja de huír.

Ante las palabras, Daiki guardó silencio, pues no tenía ningún comentario para contrarrestar esas palabras.

 

Cuando el moreno llegó por fin hasta donde el chef, se puso de rodillas, imitando la posición en la que Kagami estaba, sobre la carretera.

—Dejaste a tu novia allí, sola… — el peliazul habló, con la molestia en sus palabras ante su propio comentario.

—tonto… ella no es mi novia. Sólo la acompaño todas las noches a casa porque la han asaltado varias veces, y está aterrada.

El moreno mostró incredulidad en sus facciones, y es que se sentía tan tonto por haber pensado que aquella chica era la novia de Taiga… jamás se imaginó que el pelirrojo, por poseer un corazón grande, podría hacer algo como eso.

—Lo siento. — Se disculpó, mirando los pequeños daños en el rostro del pelirrojo.

 

Kagami no debía ser tan tonto como para preguntar “¿Por qué estás aquí?”,  cuando era tan obvio que el moreno había ido a buscarlo.

—Perdóname…— Se disculpó de nueva cuenta el moreno, pero ésta vez no se disculpaba porque por su culpa Kagami se había lastimado… se disculpaba por algo más profundo. —No te he podido olvidar en estos 4 años que llevamos separados.

El corazón de Taiga latió como loco ante las palabras, él estaba seguro de haber dejado esos mismos sentimientos por Aomine encerrados en un cajón, pero… tras verlo cada día en el café, supo que esos sentimientos se estaban apoderando de nueva cuenta de él.

—No puedo… — confesó, bajando su rostro, y los recuerdos empezaron a llegar a su mente.

 

Flashback:…

Kagami y Aomine se habían hecho novios en el primer año de la preparatoria, una relación que muchos envidiaban, y aunque eran chicos del mismo sexo, poco les importaba lo que los demás pudieran decir… los juzgones no tenían cabida en sus vidas.

Fue en el primer año de Universidad en el que toda aquella linda relación fue deteriorándose.

 

Kagami comenzó a portarse muy inseguro de sí mismo y de su novio, y aunque hasta ese momento Daiki no le había dado ninguna razón para dudar de él… las inseguridades eran muy fuertes.

Decidió poner empezó a sus estudios y dejar dichas inseguridades a un lado, sin darse cuenta de que también estaba alejando lentamente a Aomine de él.

Y claro que Aomine también necesitaba de algunas atenciones que sólo su novio podía proveerle, pero por más que se lo había hecho saber… Kagami no entendía el problema.

 

Fue en un fin de semana, en el que Kagami se había quedado en casa estudiando, cuando le llegó un mensaje de un número desconocido.

Debes venir a la fiesta y ver en qué lío está metido tu novio” , especificaba el mensaje, además de que en dicho mensaje también se detallaba una dirección a la cual debía acudir.

Y con mucha inseguridad y curiosidad, hizo caso a ese mensaje; tomó un taxi y en cuestión de minutos llegó a la casa señalada, donde muchas personas se encontraban en el patio, bebiendo todo tipo de bebidas alcohólicas, y la música era tan fuerte que seguro molestaba a los vecinos.

 

Sin tratar de reconocer ningún rostro en esa fiesta, pasó a través de un mar de personas ebrias, muchos que incluso estaban bailando, hasta que un compañero del campus cortó su camino.

—Hey, Kagami. ¿Estás buscando a tu novio? Pues creo que te agradará saber lo que encontrarás.

—¿A qué demonios te refieres? — Cuestionó con furia en su voz por los acertijos que el tipo estaba usando. Aquel chico no dijo nada, sólo señaló una puerta que se encontraba en el segundo piso, y el pelirrojo no dudó en averiguar a qué se refería ese compañero.

 

Tras subir las escaleras, evitando a todas las personas ebrias que obstruía su camino, se encontró por fin frente a la puerta de madera tallada, tomó rápidamente el picaporte y la abrió.

Lo que sus ojos vieron hizo que su corazón se rompiera en miles de pedazos: Aomine yacía con la espalda sobre el colchón, con una rubia sobre él. La chica tenía sólo su ropa interior y Daiki sólo portaba su pantalón y también la ropa interior.

—Hey, estamos ocupados. Así que si no te importa… ¿Podrías cerrar la puerta? — La chica habló, haciendo que Aomine mirara hacia la puerta, reconociendo de inmediato a su novio allí parado.

—¡Kagami! — gritó con su voz de ebrio, casi aventando a la chica, quien cayó a un lado de él, sobre el colchón.

 

Taiga, más que mostrar enojo, mostró decepción, y Aomine juró ver una lágrima que se deslizaba por las mejillas de su novio.

No esperó más tiempo y dio media vuelta, cerrando la puerta a su paso; mientras Aomine trataba de seguirlo.

 

Fin Flashback::..

 

Kagami no debía siquiera recordar todos los pleitos que habían surgido de eso… no valía la pena recordar todas las palabras que se dijeron, ni mucho menos cómo terminó su relación, y por ello no estaba seguro de querer que Aomine regresar a su vida como alguien importante.

 

—No pude olvidarte…— Habló nuevamente el moreno, trayendo de vuelta a Kagami a la realidad. Y estaba diciendo la verdad, Daiki había sufrido durante esos 4 años sin su persona más amada. Había entendido que tratar de estar con alguien más de un modo íntimo no servía de nada… él sólo quería a Kagami, y el pelirrojo era el único que podía satisfacerlo completamente.

Pero no estaba allí por la satisfacción, sino porque amaba a Kagami, porque su vida sin su pelirrojo había sido un infierno, y porque incluso se había resignado a permanecer solo el resto de su vida pues… ¿Cómo estar con alguien más, cuando Taiga no podía salir de su mente?

 

Si Kagami podía ser sincero, podía decir que ya había perdonado a Aomine, pues había entendido que vivir con ese rencor provocaba muchas cosas negativas en él. Sin embargo… ¿Regresar con él? No estaba seguro e eso…

—Déjame enamorarte de nuevo… déjame demostrarte que nadie puede ocupar tu lugar… — Rogó el peliazul, aventurándose a tomar las manos de piel bronceada, sin que Kagami se negara.

Esas palabras habían provocado algo fuerte en él… Taiga tampoco se había olvidado de Aomine, después de todo, con él tuvo sus primeras veces: la primera vez que se enamoró, la primera vez en que alguien le hizo el amor, la primera vez que alguien le rompió el corazón….

Tal vez no debía pensar mucho, y en lugar de eso, debía darse la oportunidad de intentar volver a ser feliz, porque parecía que esa felicidad sólo estaba al lado de Aomine Daiki.

 

—Tendrás que enamorarme de nuevo… — Musitó, sin hacer contacto visual con el moreno, pero sí sintiendo cómo las manos que lo sujetaban ahora lo hacían más fuerte. —Y tendrás que hacerme entender que esta vez no me fallarás…

—Lo juro…— Respondió de inmediato Aomine, notando cómo aquellos bellos ojos rubí por fin lo miraban.

Una sonrisa ahora se apareció en los labios de Kagami.

¿Por qué no intentarlo? ¿Por qué no dar una segunda oportunidad? ¿Por qué no intentar enamorarse de nuevo? ¿Por qué no intentar confiar de nueva cuenta?

 

 

Notas finales:

Bueno, qué les pareció?? Fue un fanfic express, lo empecé a escribir hoy, y lo terminé hoy :v gracias a las admins del grupo quienes me ayudaron con la idea.

Espero que les haya gustado, normalmente no me gusta dejar fanfics sin un final concreto, pero ésta vez me animé porque quería entregarlo hoy y no dejar pasar más tiempo.
Gracias por leer y por sus geniales comentarios!!!
Nos leeremos en el próximo fic c:


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