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El genio de los asuntos pendientes por LaMueRtHeSitHa

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Notas del capitulo:

 

Disculpen si hay algún error ortográfico.

Los personajes pertenecen a Masashi Kishimoto.

Alorgasmia: Excitación proveniente de fantasear durante el acto sexual con otra persona que no sea la pareja.

No sé si esto valga como lemon, yo diría que lime, pero alguien una vez me comentó: “Si mencionas “xxxxx” ya es lemon”. Mas depende el contexto y etc., pero es otro tema; así que tuve que poner la advertencia. 

Disfrútenlo!! :D

El genio de los asuntos pendientes


 


Por LaMueRtHeSitHa


 


Naruto se revolvió entre las sábanas de su cama matrimonial. Intentó esconder sus ojos azules de los rayos del sol que atravesaban las persianas entreabiertas de su habitación. Sólo para que poco después empezara a sonar su celular. Trató de buscarlo a tientas, pero no lo encontró, obligándolo a sentarse para buscarlo mejor.


Al contestar dio un flojo “buenos días” mientras se estiraba. Y sonrió un poco al escuchar al otro lado a Sasuke. Comenzaron a platicar cosas triviales, mientras el de marcas en las mejillas recorría su hogar. Un amplio departamento con una hermosa vista a la ciudad, decorado de forma minimalista por decisión del azabache de su novio.


 


—¿Ya hiciste las compras? —le preguntó el de ojos negros desde la otra línea.


—No sé qué hay que comprar. —explicó el rubio mientras veía en el interior del refrigerador.


—Entonces no has hecho la lista de pendientes. —mencionó un poco fastidiado Sasuke.


 


Y es que para el rubio parecía misión imposible acabar con aquella lista. Sasuke era el que se encargaba de acabarla y Naruto el de llenarla más.


 


—Es que no he tenido tiempo, he estado trabajando. —justificó Naruto con tono alegre mientras cerraba la puerta y veía el papel pegado con un imán al refrigerador. Con caligrafía mezclada, una recta y marcada contra una ligeramente torcida y en línea curva, la lista se mostraba.


Y era verdad. Naruto era un pintor que recientemente había ganado popularidad, por lo que debía enfocarse en la exposición que tendría en una reconocida galería de la ciudad. Ya hasta había sido anunciada en muchas revistas gracias a su agente Kakashi.


 


—¿Cuándo vas a regresar? —preguntó Naruto mientras escribía un par de cosas extras en la lista.


—No lo sé. Pero es muy probable que me tenga que quedar una semana más.


—Pero no llegaras a la presentación. —dijo afligido Naruto. Él quería que Sasuke estuviera ahí en su gran noche.


—Lo siento, estoy haciendo lo que puedo para regresar antes. —pero el de ojos azules no respondió nada, estaba absorto viendo la lista. Ahora era él el que estaba enojado. Sasuke soltó un suspiro, debía arreglar la situación. —Pero lo primero que haremos cuando llegue será ir a la galería. —pero no era lo mismo.


—Está bien. —contestó resignado, mientras escribía algo al final de la lista con cierto rencor.


 


Al colgar se fue abatido a cambiarse el piyama por su ropa de trabajo. Unos viejos y rasgados jeans con manchas de pintura, y una camisa naranja con algunos hoyos. A pesar de todo debía terminar su trabajo.


Fue a su taller, una habitación mediana adaptada por el mismo, contrastando con el resto del departamento por su desorden. En él había mesas igual o más manchadas que los jeans del rubio, sobre las cuales descansaban latas llenas de pinceles de distintos tamaño, y regados por distintos rincones cajas de acrílico repletas de pinturas. En las paredes había pinturas incompletas y recortes de imágenes que inspiraban al rubio. Tomó el único banco que había en la habitación y se plantó frente al lienzo en blanco.  


Estaba a 4 días de su fecha límite y le faltaba un cuadro ¡Uno! Y estando pintando casi sin parar, había agotado su cerebro dejándolo como una uva pasa.


Permaneció pensativo frente al cuadro vacío por largos minutos, pero por su mente no pasaba nada. Y se arrepintió de haberle dicho que sí a la petición de Kakashi de hacer 5 pinturas nuevas para la exhibición.


 


—No hay problema, dattebayo. —le había dicho sin pensarlo mucho. Y que estúpido se escuchaba aquello a esas fechas.


 


Por un segundo pensó en pintar cualquier cosa. Tenía talento. Cualquier cosa que pusiera sobre el lienzo se vería bien. Pero se negó a caer ante esa tentación. No debía. Iba en contra de su código de artista. Y tratando de buscar inspiración, dejó su estudio un rato.


Se puso a hacer el quehacer, a regar las plantas, a hacer las compras, salió con sus amigos e incluso se puso al corriente con su serie favorita ¡Y eso que llevaba una temporada completa de atraso! ¡Pero nada! ¡Ninguna imagen se le ocurría!


Estaba sin ideas y ya con su lista de “Cosas pendientes por hacer” terminada. Bueno, casi.



  • Acabar el cuadro

  • Salir con Sasuke


Esas dos pequeñas oraciones tan imposibles de cumplir. Tanto por su inspiración que se había tirado por la ventana y por el azabache que se encontraba en un viaje de negocios. Casi el mismo tiempo en que Naruto se había entrado de lleno a su trabajo, Sasuke había subido al avión.


 


—Por lo menos ya no tendré quien me moleste mientras pinto. —aunque en broma, esas fueron las últimas palabras que le había dicho antes de dejarlo en el aeropuerto.


 


Pero Naruto ya estaba desesperando de no tenerlo cerca dando su veredicto final. Pues nada más terminaba un cuadro, aun teniendo la pintura fresca, buscaba a Sasuke para que le diera su inmediata opinión.


Tan simple que podía ser que le enviara las fotos de sus cuadros terminados, mas el azabache se negaba a darle su crítica. Si Sasuke no veía las pinceladas de textura, no sentía que su opinión fuera la misma.


Y así, sucumbido por la depresión de no ser favorecido por su musa, el de marquitas se fue al sillón blanco de su sala a echarse una siesta. Pero antes de que pudiera entrar en el sueño profundo, alguien tocó a su puerta.


Fue hacia la entrada, preguntándose quién podría ser. Y al abrirla vio a un repartidor pelirrojo con brillantes ojos aguamarina delineados con negro, vistiendo un uniforme rosado de cartero a juego con una gorra que cubría a medias su tatuaje de kanji.


 


—¿Naruto Uzumaki? —preguntó secamente y sin expresión alguna en su rostro. A lo que el rubio sólo asintió, y el repartidor le entregó una caja mediana y ligera. —Necesito que me firmes de recibido. —y le entregó una tablilla con un bolígrafo.


 


Naruto firmó a la vez que veía el gafete del pelirrojo. “¡Hola! ¡Soy GAARA! ¡Estoy para atenderle! :D” lo cual no concordaba con la expresión seria del cartero, quien después de retirarle la tablilla se marchó sin más.


Naruto llevó el paquete hasta la cocina, colocándola sobre la barra y preguntándose qué sería. Pues al no presentar nombre de remitente pensó que tal vez se la habría enviado algún admirador secreto. Pero al tratar de ubicar la dirección se desconcertó. La numeración de las calles llegaba hasta el 38 y la dirección decía 43. Si esa dirección existiera debía estar más allá de la bahía, en el mar.


Un poco desconfiado abrió la caja con un cuchillo y con el mismo revisó el interior lleno de cacahuate de espuma. Mas nada brincó o explotó. Y dejando el cuchillo de lado introdujo sus manos en la caja hasta sentir algo metálico y curvo.


Era una lámpara de aceite, como las de los cuentos de “Las mil y una noches”, de un color dorado opaco por falta de una buena pulida. Entonces notó que tenía un delgado cordón rojo del que colgaba la etiqueta “Frótame”.


¿Qué era eso? ¿Lewis Carroll lo estaba invitando a ser su nueva Alicia en Persia?


Entonces sacudió la lámpara, escuchando algo similar a arena, pero al abrirla estaba vacía. Confundido al principio, decidió no darle importancia tomando un trapo de cocina para limpiarla.


De repente de la boquilla de la lámpara empezó a salir con gran presión un montón de humo color purpura y olor a especias. Naruto, espantado, dejó caer la lámpara, que no chocó contra el suelo, sino que se mantuvo flotando en el aire. Entonces, de forma mágica, todas las persianas se corrieron dejándole a oscuras y el foco que estaba justo sobre de él se encendió. La lámpara inundó la habitación de ese humo, del cual se formó un cumulo en espiral frente a él, provocando que se hiciera hacia atrás un par de pasos.


De esta espiral salió un hombre con un turbante rojo mal puesto, pantalones blancos y bombachos, y con sólo un chaleco negro que dejaba al descubierto su pecho de blanca piel.


Este hombre lo miró inquisitivo con sus pequeños ojos negros, cruzó sus brazos sobre su pecho y se acercó curioso al de ojos azules, quien se alejó más desconfiado ¡¿Qué diablos acababa de suceder?! Y el hombre, al notar el recelo del otro, sonrió con falsedad para darle confianza.


 


—¿Qui-quién eres? —interrogó Naruto con cierto nerviosismos por el reciente show.


—Yo, querido amo, soy Sai, tu genio. —respondió inclinándose en reverencia poniendo su mano sobre su pecho, sin borrar la sonrisa de su rostro.


—¿Genio? ¿Cómo el de los cuentos?


—Algo así. —contestó con simpleza.


—¿Cómo que “algo” así? —dijo Naruto resaltando la palabra, incrédulo por lo que estaba pasando.


—Soy el genio de los asuntos pendientes.


—OK. —dijo de forma pausada. Eso, en definitiva, sonaba muy estúpido para el rubio.


—Yo me encargaré de todos lo que desees, siempre y cuando sirva para hacerte terminar tu lista de “Cosas por Hacer”—prosiguió Sai, para después tronar sus dedos, haciendo que el mencionado papel volara hasta él. La tomó entre sus manos y la leyó. —Mmm… sólo dos. Esto será rápido.


 


Y volviendo a tronar sus dedos hizo aparecer, tras una explosión de humo purpúreo, a un Sasuke de cabellos oscuros y peinados en punta, con su misma mirada recia y oscura, vistiendo un pantalón ejecutivo negro y una camisa blanca manga larga, perfectamente planchados. Tal y cómo lo había dejado Naruto en el aeropuerto. El rubio abrió sus ojos azules con un brillo de admiración en ellos ¡Era él!


Al instante fue hacia él y lo abrazó juntando sus mejillas, comprobando que no era ningún espejismo o ilusión. Incluso el azabache gruño un poco fastidiado, haciendo que fuera más real.


 


—Muy bien. —interrumpió Sai cuando se dio cuenta que su “amo” estaba satisfecho con el deseo. —Ahora, en vez de que se vayan a una cita, pasaran directamente a la cama. —declaró para después tronar sus dedos y hacer aparecer frente a ellos una gran cama redonda con sábanas rojas con negro de brillante satín y almohadas de plumas de ganso.


—¡¿Qué?! ¡Espera! ¿Cómo? —y no es que el rubio no quisiera devorarse a su bombón novio, era sólo que sentía que todo iba muy apresurado.


—Sí, cuando una persona invita a otra a salir en una cita lo hace con el único objetivo de poder tener una sesión de sexo con esa persona. —dijo Sai con seguridad tal y como si lo estuviera leyendo de algún libro de física. Mientras Naruto lo veía absorto.


—Me estas queriendo tomar el pelo, dattebayo. —declaró el rubio sin soltar su amarre del otro.


—Claro que no. Mira. —y Sai mostró sus palmas vacías y se hizo un paso hacia atrás.


—No, a eso no me refiero. —y Naruto soltó un suspiro y giró sus ojos por fastidio. — Quiero decir que esto no puede ser así.


—¿No?


—No. —aseguró el de ojos azules.


—¡Ah! Ya entendí. —dijo con falsa sorpresa el genio, para después acercarse al rubio, indicándole que se acercara también, como queriéndole contar un secreto, a lo que Naruto lo obedeció. —¿Algún fetiche en especial? —preguntó en susurro.


—¡¿Qué?! —contestó sonrojado por la pregunta.


—Sí. —afirmó Sai tronando sus dedos haciendo aparecer con otra columna de humo a otro Sasuke con un traje de cuero negro y un látigo recto en sus manos. Y Naruto se quedó viendo a los Sasukes consternado ¿Dos? ¿Era eso posible? —¿No te agrada este? ¿O mejor —y volvió a tronar sus dedos, haciendo aparecer a un tercer Sasuke con un traje de mayordomo con guantes blanco. —una fantasía? ¿Alorgasmia? —y al tronar por cuarta vez los dedos apareció un Sasuke disfrazado como uno de sus personajes favoritos en “Shippuden”, haciendo que al rubio le brillaran los ojos, para un segundo después negarse con la cabeza.


—No. —se dijo en voz alta.


—¿No? No te preocupes, tengo más ideas. —y aplaudió dos veces haciendo aparecer diez columnas de humo.


 


Pronto el departamento de Naruto se llenó de docenas de Sasukes con distintos disfraces. De felino con un traje de terciopelo, otro con una bata de doctor mostrando su marcado pecho con una jeringa de juguete y un termómetro, otro de marinerito con un remo con “YAOI” pintado en la paleta, un policía que jugaba con sus esposas, incluso había un demonio con cuernos y cola, y un ángel de largas alas blancas con su aureola.


 


—¡Detente! —ordenó Naruto a Sai, pero él seguía apareciendo Sasukes. El rubio apenas podía caminar con dificultad entre todos ellos, quienes trataban de llamar su atención con miradas lujuriosas.


—Claro que no. —declaró Sai mientras recordaba todos los fetiches y disfraces que había visto una vez en un catálogo.


—¡Ay! —se quejó Naruto al recibir una nalgada con el remo del marinero. Y su cara de molestia cambio a una de impresión. Eso le había dolido ¿Entonces eso no era un sueño? Pero esto un segundo después se le olvido. — ¡Alto! —gritó al sentirse ignorado por Sai.


—No hasta que escojas a uno y termines tu pendiente. —dijo el genio encima de una silla señalando la cama redonda.


 


Entonces el rubio tomó con decisión la mano del primer Sasuke que tuvo cerca y se abrió camino entre todos. Pero no se detuvo en la cama, sino que se siguió de largo hasta su habitación. Dejó entrar al Sasuke y cerró la puerta cuidando que no entrara nadie más.


Tratando de recuperar su aliento, el rubio vio al Sasuke que se había traído. Había tomado al Sasuke del cosplay. Se acercó a él lentamente, casi como deslizándose sobre la alfombra, y lo observo a detalle. Tenía la misma camisa blanca de manga larga con el pecho descubierto, el mismo pantalón negro, incluso tenía un Chokuto igual. Y se acercó todavía más, oliendo su cuello. Y en el rostro de Naruto se dibujó una sonrisa. Aun así seguía oliendo a su Sasuke.


De repente Sai tocó la puerta, interrumpiendo su amena atmosfera.


 


—¿Qué quieres? —preguntó molesto Naruto.


—¿Todo va bien? ¿Necesita algo, amo?


—No. —respondió Naruto sin cambiar el tono.


—¿Seguro? ¿No quiere unos condones, chocolate, lubricante…


—¡No! ¡No quiero nada! —sentenció el rubio ya harto. — ¡Sólo quiero que me dejes tranquilo! —y dicho esto, el otro se calló.


 


Naruto soltó un suspiro. Toda aquella situación le había cansado. Pero Sasuke lo alejó de la puerta y se puso frente a él. Naruto, no sabiendo que pasaba, se quedó quieto. El azabache lo tomó del cuello para plantarle un beso en sus labios. El rubio no se opuso, ni deseó separarse.


Cuando el beso comenzó a profundizarse, Sasuke lo detuvo, y antes de que el rubio se quejara, Sasuke lo guio a la cama. El de mirada oscura se sentó sobre las sábanas revueltas y Naruto se puso de piernas abiertas sobre de él, iniciando un ligero vaivén que comenzó a excitar los sexos de ambos.


El rubio deslizó la camisa del azabache mientras besaba y mordisquear su cuello y clavícula. Poco a poco fue empujando al azabache contra la cabecera, y ya ahí fue directo a aflojar el amarre morado que aprisionaba el pantalón.


Pero antes de que pudiera quitarle el pantalón negro, Sasuke sacó su espada y lo amenazó por el cuello. Naruto soltó una risita nerviosa y se hizo hacia atrás. Nunca pensó que Sasuke reaccionaría así.


Sasuke guardó su espada y la colocó a un lado para colocarse sobre el de ojos azules a la altura de su miembro. Y con rapidez desabotonó el pantalón de mezclilla dejándolo sólo con su ropa interior. Miró por un segundo a Naruto con deseo mientras acariciaba la tela que lo separaba del miembro ya duro. Prosiguiendo con lo suyo, llevó su mirada hacia el sur y bajó su ropa interior, liberando al fin el miembro erecto de Naruto.


El rubio sentía las manos de Sasuke frías a comparación de su pene caliente de sexo. Pero pronto se entibiaron por la saliva que derramó el azabache sobre la punta. No iba ni rápido ni lento, subía y bajaba su mano con la velocidad exacta y la presión perfecta. Sintiéndose derretir cuando él jugueteaba con su pulgar el glande y su lengua pasaba por sus testículos.  Mas el de ojos azules se corrigió, eso todavía no era perfecto.


Tomó a Sasuke por sus cabellos y guio su boca para que introdujera su pene en ella. Y al sentir la calidez de su garganta soltó un gemido de placer. Como había extrañado aquella boca llena de trucos.


En ese momento, y para interrumpirlos, comenzó a sonar su celular. Lo buscó con intenciones de aventarlo por la ventana, pero tarde se dio cuenta que al hacerlo se comenzó a despertar de su sueño.


Sobresaltado se sentó en el sillón mientras su teléfono seguía sonando, sólo para que al encontrarlo ver que ya había perdido la llamada de Kakashi. Aventó el aparato contra uno de los cojines y se comenzó a tallar los ojos para espabilar.


El silencio reinaba en el lugar y la sala vestía tonos anaranjados por el atardecer que entraba por los ventanales. Había tomado una larga siesta.


De repente escuchó el sonido de unas llaves en la entrada de su departamento. Y una sonrisa se asomó en sus labios. Sólo había una persona, aparte de él, que tenía la llave. Se levantó más que feliz y comprobó que su amigo también lo estuviera. Esa noche no le daría descanso a Sasuke.


 


xXx Genius xXx


 


La habitación comenzaba a iluminarse con una leve luz índigo por el cielo que anunciaba la próxima salida del sol. Había una pequeña maleta sin desempacar en un rincón, cubierta con una camisa blanca y una corbata azul marino. Y regados sobre el piso alfombrado pantalones, un cinturón negro y un calcetín sin su par.


Llegando a la cama, revueltos con las sábanas, estaban el rubio y el azabache, completamente desnudos y dormidos sin preocupaciones. Naruto dormía con el pecho sobre el de Sasuke, mientras este lo abrazaba.


En esos momentos en que se desconoce si es de madrugada o de mañana, a Naruto le dio sed. Sed que le obligó a levantarse de su lugar especial. Más dormido que despierto se arrastró hasta la jarra de agua, se sirvió un vaso y observó la ciudad que aún se iluminaba compitiendo con el cielo. Y durante esos instantes de somnolencia la musa le acarició sus pensamientos iluminándole de ideas.


De inmediato Naruto tomó su cuaderno de dibujo y a oscuras comenzó a bosquejar, tratando no se le escaparan. Pero eso no era suficiente, debía plasmarlas de inmediato. Y a prisa se puso sus pantalones de trabajo y sin buscar una camisa se fue descalzo hasta su taller.


Pintó con gran entusiasmo, manchando su torso con salpicones de pintura. No deteniéndose ni cuando Sasuke, ya con el sol reinando, entró al taller con dos tazas de café.


 


—Buenos días —le deseó Sasuke dejándole su taza, sin mirar la pintura sin terminar. Una de las reglas de Naruto.


—Buenos días. —contestó con una sonrisa, sin voltear a verlo por concentrarse en el cuadro. —Gracias. —dijo al oler el café.


 


Entonces Sasuke fue hacia los otros cuatro cuadros para admirarlos. Eran buenos. Le agradaban mucho las cosas que el rubio pintaba. Su perspectiva y su pasión al reflejarla en cada mínimo detalle en los cuadros.


 


—¿Ya está listo? —le preguntó cuando notó que el rubio se había alejado del cuadro.


—Ya está listo, dattebayo. —dijo con la felicidad cosquilleando sus labios mientras firmaba su obra. Dejó los pinceles a un lado y tomó la taza.


 


Cuando el de ojos negros vio la pintura se quedó pasmado. Era mucho mejor que los otros cuadros que había pintado en su ausencia. Y se corrigió. Si no era el mejor cuadro que había pintado el rubio, sí era uno de los mejores.


Pero Naruto no tuvo que escucharlo, su sola expresión le había dicho todo. Dejó el café entre sus pinturas y de forma efusiva abrazó al azabache y lo besó, inmiscuyendo su lengua en el proceso. Dejando al otro con los ojos abiertos, para después mostrar una sonrisa. A Sasuke le encantaba esa actitud desenfrenada del rubio.


 


—Llamaré a Kakashi para avisarle que ya están listos los cuadros. —le mencionó Naruto al separarse de él para marcharse por su celular, dejando solo.


 


Sasuke se quedó ahí un momento para apreciar la pintura un poco más. “No cabe duda que el mismo día que la expongan se venderá” pensaba mientras cerraba los tubos de pinturas. Naruto siendo descuidado, siempre dejaba todo abierto, hasta la pasta de dientes. Pero luego le daba risa ver al otro lamentándose cuando se daba cuenta que sus pinturas se habían secado y no tenía el color que quería a altas horas de la noche.


Fue a la cocina a preparar el desayuno y dejó el sartén calentando mientras sacaba unas cosas del refrigerador, notando que Naruto había hecho las compras.


 


—Ya era hora, usuratonkachi. —dijo Sasuke sin intensiones de que el aludido le escuchara pues sabía que seguía hablando con Kakashi.


 


Y al poner las cosas sobre la tabla de cortar, notó un objeto que no había visto antes en casa. Una vieja lámpara de aceite. La tomó entre sus manos inspeccionándola y vio el delgado cordón rojo del que colgaba la etiqueta “Frótame”.

Notas finales:

Feliz Navidad(o lo que celebren), Año Nuevo(atrasado) y Día de Reyes (adelantado y si lo celebran)!!

:D

Espero que les haya gustado el ONE-SHOT tanto como a mí fue hacerlo xD

Esta idea me surgió cuando un día me pasó lo mismo(el bloqueo), por allá por enero-febrero del 2015((aun por el post-trauma del final DD:)se escucha tan lejos y cerca a la vez ;.;). Misma idea que me ayudó a que se me ocurriera otro FanFic que tiene “algo” que ver de lo mismo, pero muy distinto y similar a la vez, ya me entienden xD, que próximamente publicaré, pero al paso que voy siento que será para mediados de 2020 ._.

Por si alguno de mis lectores de Dark Horse está por aquí y se pregunta: “Y para cuando el nuevo capi??!?!?” Quiero pedirles una disculpa, problemas técnicos. En serio disculpen u.u

Ya saben, se les agradece muchísimo sus comentarios de antemano :3

Sin más por el momento, buenos días, tardes, noches o lo que se les antoje ;) y que algún día se les aparezca una lámpara maravillosa que cumpla TODOS sus deseos.

Atte.

La Muertesita

;3


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