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Gato y Humano por mistdowner

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Notas del capitulo:

Bien, pues...Tras la pérdida de mi gata, me puse a pensar en un fic meloso y lleno de amor. Para no llorar más :c (?) Y nació esto. Espero les guste, y...No tengo pensado escribir lemon, pero sobre la marcha veré. 

Los personajes aquí nombrados no son de mi propiedad.

Su vida se resumía en muy pocas acciones al día: levantarse, molestar a Conejo, ignorar a Norte, charlar un rato con Tooth, observar a Sandy ir y venir en su pecera… Comer, jugar con los niños y dormir. Era la vida de un gato, justo lo que él era. Un gato blanco de hermosos ojos azules, doméstico, y bastante apegado a su dueño, Jamie. ¿Qué más podía pedir? Su vida era muy fácil, divertida y llena de cariño. Los días pasaban tranquilos, recibía caricias de todas las visitas, una que otra vez se paseaba por los blancos techos de aquella ciudad congelada llamada Burgess… Todo marchaba bien. Hasta que la mudanza se hizo inminente. Al parecer, a su delicado dueño infantil no le caía muy bien el clima tan hostil de la ciudad, por lo cual los padres de este decidieron mudarse a una más cálida. Todos estaban felices: Norte, con su gran pelaje blanco y manchas grises, corría de un lado a otro ladrando y alistando sus preciados juguetes. Conejo alistaba sus curiosos huevos coloridos dentro de su jaula. Tooth revoloteaba de un lado a otro en su jaula, feliz de emprender el viaje… Y Sandy…Pues, el solo se la pasaba estático en su pecera, típico de él siendo un pez dorado. El único que no parecía muy contento con la idea del viaje era Jack. A él le gustaba la ciudad. Amaba el frío en su pelaje (cosa extraña para un gato), los vecinos tan cariñosos, su vida tal cual… ¿Qué haría en otro lado? Le incomodaba de sobremanera tener que marcharse. Por ello, muy molesto, se echó en el sillón principal gruñendo, y moviendo su cola de un lado a otro, demostrando lo enojado que estaba.

-(Vamos Jack, ¡será épico! ) –trataba de animarlo Norte, cada vez que pasaba por delante de sus ojos, olfateando que ningún juguete se le olvidara. Jack solo reviró los ojos.

-(Hm.)- medio asintió, en apenas un gruñido. Sin esperar más, Norte salió corriendo al patio. Al parecer había recordado el lugar donde enterró algún pobre juguete. Los minutos siguieron pasando, y de repente llegaron personas que Jack no conocía al hogar. Los miró extrañado, y luego se dio cuenta de como comenzaban a cargar cajas, para luego depositarlas en un gran camión. No quiso ver más. No sabía que significaba eso, pero a su parecer, nada tenía de bueno. Cerró los ojos, se acurrucó mejor, y dejó que el sueño lo llevara. Tal vez así pronto despertaría de esa pesadilla.

********************

Unas cálidas manos acariciaron su pelaje, arrancándole algunos ronroneos. Se estiró un poco, perezoso, y buscó más de aquellos cariños.

-¡Mamá, aquí está Jack!- escuchó decir a Sophie. Pronto a la sala principal llegaron Jamie y su madre.

-Oh, que susto! Con tanto revuelo, en el lugar donde menos se me ocurrió buscar fue este.- siguió la madre.

-¿Puedo llevarlo con nosotros en el auto? – preguntó Jamie, poniendo una expresión de súplica excepcional. La madre pareció pensarlo un poco, pero luego negó.

-Jamie, cariño, sabes que el debe ir con el resto. Solo podemos llevar a Sandy en el auto.

-Pero…- murmuraron ambos niños.

-Pero nada, además, Norte y Aster no querrán estar solos en el camión de mudanzas.- los chicos parecieron razonar un poco con aquella idea, para luego asentir.

-Es verdad.- Jamie se acercó hacia el hocico de Jack, donde juntó su propia nariz con la del animal.- Jack es muy bueno haciendo compañía.- Unas caricias infantiles recorrieron el lomo del blanco animal, para luego ser tomado cual bebé e introducido en una jaula. Jack se quejó. Pocas veces lo habían metido ahí, y nunca había resultado bien. ¿¡Lo llevarían al veterinario!? Se revolvió asustado, para luego ver con dificultad como aquellos hombres misteriosos cargaban dos jaulas más: una grande, donde seguramente viajaba Norte, y otra más pequeña, donde se imaginaba, iba Conejo. Por lo menos no era el único en esa situación.

-Llévalo al camión.- Jamie asintió, y cargando aquella jaula, caminó hasta el camión, donde dejó su a Jack junto con Norte, Conejo y Tooth.

-Solo serán unas horas de viaje.- comentó el niño sonriente, para luego bajar con ayuda de aquellos hombres, la gran persiana de metal.

-(Esto apesta)- se quejó el gato.

-(Cállate, intento dormir).- le gruñó Conejo.

-(Vamos Jack, de seguro en el nuevo barrio habrán muchos chicos nuevos)- trató de animarlo Tooth, haciendo que Jack resoplara por lo bajo.

-(Quiero quedarme aquí).- volvió a repetir.

-(Siento algo en…)- comenzó Norte.

-(¿Tu panza?)- terminó Conejo. – (Siempre tienes un presentimiento en tu panza. Solo duerme y ya)

-(Pero es un presentimiento malo. ¡Mi panza lo advierte!)

-(Oh, por favor, no asusten más a Jack de lo que está…) – interfirió Tooth.

-(No estoy asustado.) – contestó con pequeños maúllos Jack.- (Solo que no me gusta todo esto)

Unos sonidos más se escucharon afuera, y de pronto algo de vibración y movimiento se sintió bajo sus patas. Norte se hecho en el suelo de su gran encierro. Tooth nuevamente remontó su vuelo feliz, emitiendo unos dulces canturreos por su pico, y Conejo…Solo se removió nervioso en el lugar.

-(¿¡Qué pasa!?) – Se alarmó Conejo.

-(Nos estamos moviendo, genio. Es como el auto, pero más grande y ruidoso)- Con estas palabras dichas, Conejo se calmó un poco, no sin antes mandarle una agria mirada a Jack por su comentario.

-(Ya lo sabía)

El viaje se dio de una manera bastante tranquila. Las horas pasaban, y de apoco todos iban quedándose dormidos. El único que no podía pegar un ojo era Jack. A pesar de estar en una perfecta posición para dormir, la intranquilidad lo llenaba. Solo quería llegar de una vez, y acurrucarse al lado de Jamie, hasta que de a poco se acostumbrara a su nuevo hogar. Todo dentro estaba demasiado oscuro, por lo que deducía, afuera ya debía ser de noche. Seguía sintiendo algo de frío entrar por una pequeña abertura de la gran cortina metálica.  De repente se sintió un gran frenazo, que hizo que sus jaulas se movieran hacia delante con brusquedad.

-(¿¡Y ahora!?)- se molestó Conejo.

-(¿Estas bien, Tooth?)- Preguntó Norte. La pequeña pajarita multicolor asintió con un pitido débil.- (¿Y tú Jack?)

-(Bien…¿Qué rayos les pasa? ¡Somos frágiles!)- gruñó Jack, para luego aspirar aire asustado al ver como la Jaula de Norte se le venía encima por el súbito cambio de velocidad del vehículo. –(¡Ah!)- se quejó, yendo a chocar contra la persiana de metal.

-(¡Lo siento, no fue mi intención!)- se disculpó Norte.

-(Como agradezco estar en una jaula)- ironizó Jack, pensando de que, si no fuera por aquella protección de plástico y metal, ahora seguramente sería picadillo.

-(¿N-no sienten cierta brisa helada?)- preguntó preocupada Tooth. Fue en ese momento que Jack se dio cuenta de que, por el golpe recibido, la puerta parecía haberse abierto dejando entrar el gélido aire.

-(Se abrió esta cosa)- refunfuñó Jack.

-(¿¡Qué!? ¡Aléjate de ahí, idiota, puedes caer!)- Se apresuró a despertarse Conejo, tratando de ver en que podía ayudar. Norte trató de quitarse de encima de Jack, pero las vueltas que pegaba el camión eran tan bruscas, que poco y nada podía hacer más que dejarse llevar. Ya estaba a punto de vomitar.

-(¡Oh, Dios, Jack, sal de ahí!) – Comenzó a desesperarse Tooth, viendo como de apoco la puerta cedía ante los golpes que recibía. Fue solo cuestión de un giro repentino para que la puerta se abriera, dejando caer la primera jaula más cercana: la de Jack.

-(¡Jack!) – fue lo último que escuchó de sus compañeros animales, para luego solo ver como el mundo giraba y giraba cuesta abajo, golpeándolo contra las duras paredes de su jaula. Cuando todo se detuvo, para suerte suya, el cerrojo hacía cedido, dejándolo libre. Se levantó adolorido, y casi cojeando, salió de su encierro. Miró para todos lados, pero no reconocía donde estaba. Se desesperó. Eso tenía que ser un mal chiste. Un horrible chiste. Corrió hasta donde le parecía, había estado anteriormente en el camión, pero no vio más que un camino solitario, sin rastros que seguir. No, no. Ya, tenía que ser una pesadilla. De seguro seguía durmiendo en el sofá de la antigua casa de Jamie. Pronto Sophie vendría a acariciarlo y… Lo meterían a su jaula y…

-(¿Perdido, gatito?) – escuchó un sonido encima suyo. Un perro negro  y atemorizante lo miraba con diversión.

-(Piérdete.)- le respondió Jack, mostrándole los colmillos y esponjando su pelaje.

-(Oye, oye, no quiero hacerte daño… Solo venía a advertirte, las mascotas perdidas no sobreviven mucho tiempo aquí.)

-(No estoy perdido)- mintió, alzando altivo su cola y comenzando a marchar.

-(¿Adónde vas?)

-( No te incumbe.)

***************************

A pesar de que había dicho con algo de seguridad que no estaba perdido, sí que lo estaba. Las calles, los olores… Los sonidos… Todo le parecía nuevo. Lo único familiar era el frío. Al parecer no habían dejado por completo Burgess, pero… Lo más seguro es que estaba a millares de kilómetros de su antiguo hogar. Algo de desesperación lo invadió. Nunca había estado en tal situación, y por ende, no sabía que hacer. No quería admitirlo, pero la charla que había tenido con ese tonto perro negro lo había impactado un poco. Miedo. ¡No quería tener miedo! Pero en su mente ya comenzaba a maquinar la idea de que no podría encontrar a Jamie de nuevo. Ya se veía solo, cazando ratas para poder vivir. ¡No, no, no! Tenía que alejar esos pensamientos de su mente, y pensar en positivo. Seguía siendo de noche, por lo cual, lo que mejor le pareció fue acurrucarse en la ventana de alguna vivienda, y dormir al resguardo de la nieve. Por mucho que le gustara, no era tonto, sabía que podía enfermarse por andar mucho en ella. Esperaría hasta el amanecer, y saldría en busca de alguna pista para reencontrarse con su dueño. Sí, era lo mejor que podía hacer.

Pasaron unas cuantas horas más para que el sol comenzara débil a hacer su aparición. Jack se estiró un poco, bostezando para luego acicalarse. No había dormido muy bien, pero no se quejaba. Bajó de un salto de su improvisada cama dura, y observó los alrededores. Ahora que había algo de luz, las calles y casas no daban tanto miedo. Se paseó un poco por las calles, con cuidado de no ser pillado por algún perro o peor, y buscó con la mirada  algún lugar que se le hiciera conocido. Así pasó el resto del día. Caminando, frustrándose, y recibiendo comida, de vez en cuando, de alguna señora de buen corazón. Al finalizar el día, se encontraba realmente cansado, con frío, y enojado consigo mismo. ¿Y si volvía por donde el camión lo había traído? Le pareció lo más lógico, por lo cual, retomando el camino guiado de su mapa mental, llego ya al anochecer a la gran ruta.  Todo estaba muy tranquilo. Pero no había ni pistas de que hubieran regresado a buscarlo. Eso lo desanimó un poco, pero no se dejó estar así por mucho. Tenía un viaje a pie que enfrentar. Como no sabía adonde iba, pero si de donde venía, comenzó a caminar. Pero ni bien dio dos pasos, el sonido de unas pisadas lo alertó.

-(Oh, de nuevo tú, gatito?)- ese entrometido perro negro hacía acto de presencia, de nuevo.

-(¿Qué parte de que te perdieras, no entendiste?)- le comentó molesto Jack, encarándolo y haciendo que el imponente perro sonriera.

-(Solo aquella en la que te robas la comida de mi gente.)- gruñó, avanzando intimidantemente.

-(¿Qué?)

-(A ver, ¿cómo te explico, bola de pelo?... Aquí hay animales que no tienen dueño. Perros como yo que fueron desechados y obligados a mendigar comida. Comida que tú, estorbo, has aprovechado sin ningún derecho. Te dije que los perdidos como tu no sobreviven mucho tiempo aquí.)- a medida el perro decía todo eso, Jack se vio poco a poco rodeado de otros canes furiosos, mostrando los dientes y mirándolo con odio.- (No me malinterpretes, es la supervivencia del más apto…)- y con una sonrisa, el feroz perro se lanzó a morder a Jack, quien asustado, salió corriendo lo más rápido que pudo, pasando entre las piernas de uno de sus compañeros caninos. Pronto toda una jauría lo perseguía. Quiso subirse a un tejado o árbol, pero notó por el rabillo del ojo que no tendría tiempo suficiente para saltar a ningún lado, dado que los animales le iban pisando la cola. Corrió, corrió como nunca antes lo había hecho, todo esponjado y agitado, tratando de no escuchar los miles de ladridos en su espalda. Fue cuestión de no fijarse por donde iba, cuando se hundió de repente en un agujero. No lo había visto bien, puesto que una fina capa de hielo cubría esa trampa mortal a vista de todos. Y justo él fue a parar en ella. El agua no se tardó nada en mojarlo completo, accionando en él, el completo desespero por salir. Ya se estaba quedando inconsciente, cuando unos dientes sobre su lomo lo sacaron del agua.

-(¿Qué hacemos con el, Pitch?)- escuchó gruñir a algún perro.

-(Démosle una lección, no sobrevivirá la noche.).- y así fue como sintió dolor. Tironeaban de sus orejas, lo pisaban…E incluso un maldito le mordió con mucha fuerza la pata, haciéndolo soltar un alarido enorme. No quería rendirse. Recordó a Jamie, y Sophie…Su familia, Norte, Tooth, Conejo…Sandy… ¿Así iba a terminar? ¿Asesinado por unos perros? … Poco a poco se fue quedando dormido. Al parecer, tenía hipotermia, porque ya no sentía frío,  ni temblaba…

**********************

No muy lejos de ahí, un joven de cabellos castaños volvía de pasear a su perro, un labrador negro de ojos verdes y la particularidad de la falta de una de sus piernas. Debido a que la noche ya estaba sobre sus cabezas, ambos marchaban apurados por las calles, queriendo resguardarse del frío.

-Ugh, es la última vez que nos quedamos a jugar tanto tiempo en el parque.- habló el joven a su perro, el cual solo lo miró un segundo, para luego ignorarlo.- ¿Me estas escuchando, Toothless?

Nuevo silencio. De repente el perro se había quedado quieto, alzando sus orejas y mirando hacia la nada, temblando ligeramente. Su dueño lo miró extrañado, tratando de entender que le sucedía a su perro. Ya estaba por tirar de la correa para seguir avanzando, cuando escucharon un quejido animal. Eso fue el detonante para que Toothless saliera despedido en una loca carrera a una dirección desconocida, tomando por sorpresa al joven y arrancándole la correa de las manos.

-¡Toothless, espera!- le gritó el castaño, pero ya era tarde. Solo le quedaba seguirlo ciegamente, corriendo como un loco por la calle.

 Ya había recorrido un buen tramo, cuando por fin alcanzó a divisar el motivo de tanto revuelo: perros, sangre, ¿un gato? Y su fiel amigo peleándose con otro perro negro y enorme. El corazón casi se le para. No esperó mucho para actuar. Ahuyentó a los perros lo más rápido que pudo, y se acercó a verificar de que su mascota no tuviera heridas de gravedad.- Amigo, me has dado un susto de muerte ¿Qué rayos pasa contigo?- lo reprendió, pronto recibiendo de respuesta un tenue lloriqueo. Al parecer, su perro estaba preocupado por el gato.- Oh, Toothless…No creo que sobreviva…- la pena en sus palabras era obvia. Se pasó una mano por los cabellos, y nuevamente miró al animal lastimado: su blanco pelaje estaba todo manchado de tierra y sangre, además de estar mojado y helado… Y, al parecer, una de sus patas había sufrido mucho daño. Definitivamente, ese gato no podría pasar la noche. Cualquiera solo lo habría dejado en ese estado, pero el no. Simplemente la pena lo inundó. Nadie merecía morir solo y lastimado. Por ello se quitó el abrigo, se arrodilló, y con toda la delicadeza del mundo cogió al animal entre sus brazos.- Esperemos que sobreviva.

**********************
Cálido. En definitiva así se sentía. Quería despertar, pero simplemente sus ojos no obedecían a sus órdenes. Era mejor quedarse echado, completamente mecido por la tranquilidad de… ¿Un hogar? Los recuerdos pronto comenzaron a llegar a su mente, provocando su sobresalto. Diablos. ¿¡Donde estaba!? Lo último que recordaba era que unos malditos perros lo habían hecho morder el polvo. ¿Estaría muerto? ¿Y si todo había sido un sueño? Trató de moverse, y en solo un segundo, un gran y profundo dolor llegó a una de sus patas. Si estuviera muerto, no tendría dolor.

-(¿D-dónde…?)

-(¡Ah, despertó! ¡Hiccup, despertó, despertó!)- Jack solo pudo escuchar unos ladridos y lloriqueos perrunos. Luego el sonido de pisadas, y la voz de un hombre.

-Es un alivio. Está viva.- siguió escuchando. Sintió unas leves caricias en su pelaje, y luego sintió como era acomodado de mejor manera sobre alguna superficie blanda y acogedora. Fue entonces que pudo abrir los ojos, y los primero que vio fueron aquellos cabellos castaños. De algún modo le recordaron a Jamie.- Pensé que no pasarías la noche, amiguita.

-(¿Eres hembra?)- preguntó ladeando la cabeza el perro. Jack estaba tan aturdido que no hizo más que ignorar la  pregunta. Ya de nuevo en aquel lecho tan agradable, se enfrascó en tratar de ver al rostro a quien lo manipulaba como un muñeco de trapo. Era un hombre, claro estaba…Pero uno no tan viejo. Tenía ojos verdes, y una de esas cosas que usan los humanos para ver mejor. ¿Cómo se llamaban? Ah, bueno, daba igual. Sus manos si que eran buenas dando caricias. Eran mucho más grandes que las de Jamie, y aunque no quisiera aceptarlo, sí que estaba disfrutando de la atención. Tal vez hubiera sido un poco más permisivo si no fuera porque le dolía a horrores su pata.

-Tranquilo, pronto vendrá mi madre y te revisará. – fue lo último que escuchó. Hubiera preferido quedarse despierto observando todo, pero el cansancio, sumado con los mimos tan delicados y cálidos que recibía terminaron por vencerlo.

****************************

-Que tome mucha agua.

-Sí.

-Y que coma, es importante. Los medicamentos que le di son fuertes.

-Claro.

-No debe moverse, podría arruinar todo.

-¿Es muy grave?

-No tengo manera de saber exactamente de qué tamaño es la fractura, pero al juzgar por la apariencia, no es muy grave. Pero si doloroso.  Cuando mejore y pueda moverse por propia cuenta, lo llevaremos a mi consultorio.

-¿Lo? ¿Es macho?

-¿Eh? Sí… ¿Es que no has visto esa placa que lleva atada al cuello? Está perdido, pobre.

-Pues, uhm…No. No me preocupé en examinarle el cuello, jaja… ¿Crees que su familia lo esté buscando?

-Probablemente. Está bien cuidado. Te mantendré informado.

-Claro, gracias por venir, madre.

-Oh, hijo, sabes que haría cualquier cosa por  los animales.

El inconfundible sonido de la puerta cerrándose fue algo así como un estimulante para la curiosidad de Jack. Ya no sentía tanto dolor, pero moría de hambre y sed. Levantó la cabeza de su descanso, y miró todo con detenimiento. Se encontraba en uno de esos lugares donde los humanos guardaban libros. Estaba rodeado de ellos, pero todos estaban bien ordenados, al contrario de lo que sucedía en casa de Jamie… Vio una ventana, y notó que nevaba. Comenzaba a ser de noche, de nuevo. ¿Cuánto tiempo había dormido?

-(¿Te encuentras mejor?)- con algo de pesadez guio su mirada hacia el nuevo presente en la sala.

-(Algo)- contestó cortante. No quería confiar en ese perro, no lo conocía… Y nada bueno había sacado hablando con desconocidos.

-(Bien. Hiccup no ha parado de decir que le preocupabas.)

-(¿Tu humano?)

-(Sí, él y yo vivimos aquí. Somos muy felices.)

-(Me alegro)- gruñó un poco, y volvió a recostarse en aquella mullida cucha. No tenía ganas de escuchar sobre la feliz relación que llevaba con su humano aquel perro. Comenzaba a deprimirse lejos de Jamie.

-(¿De donde eres? Tu olor no se me hace conocido)

-(Déjame en paz).- El perro hubiera seguido insistiendo con algo de charla, sin embargo pronto apareció el tal Hiccup por la puerta. Enseguida el perro se levantó y le dio espacio a su dueño para que pudiera ver mejor al gato.

-Veo que estas mejor.- comentó alegre, estirando su mano para tocar a Jack. Sin embargo no pudo. Éste solo se retrajo y movió la cola desconfiado. –Oh, veo que eres arisco. Bueno, no importa, entiendo que estés enojado y confundido luego de tantos problemas. Eh… Me llamo Hiccup, y este es mi perro Toothless. Y sí…Estoy algo loco como para hablarte así… No creo que me entiendas, verdad amigo?- el perro ladró un poco, haciendo que Jack moviera con más fuerza su cola. Este par comenzaba a sacarlo de quicio. – Y tu eres… A ver.- sin previo aviso, notó como las manos del castaño se mecían por su cuello, buscando su placa.- J…Jack. –Y lo soltó tan rápido como lo había tomado.- Bien Jack, no te desesperes. Encontraremos a tu familia y te pondrás mejor. – todo lo que ese humano decía le sonaba  muy confuso. Seguía algo cansado, y realmente no quería escucharlo, por lo cual solo cerró los ojos, fingiendo dormir. Alcanzó a escuchar algunos balbuceos más, y el sonido metálico de algo en el piso, para luego tensarse un poco. “Hiccup” lo estaba acariciando de nuevo.

-(Grrr….)- gruñó, alejándose con esfuerzo y notando como el insolente humano se reía.

-Descansa.

*****************************

Se despertó unas horas más tarde. Diablos, la sed lo estaba matando, y por algún motivo, se sentía algo perdido. Tal vez solo era la sensación de despertar. Levantó la cabeza, y lo primero que notó fueron aquellos dos platillos: uno con leche y el otro con alimento. No pudo resistirse. Se impulsó con sus dos patas delanteras para acercarse  a la leche, sin embargo su cuerpo falló torpemente.

-(Diablos.)- se quejó. Trató de levantarse de nuevo, pero ahora ya no podía coordinar sus movimientos. ¿¡Qué rayos!? Ya comenzaba a asustarse, cuando notó algo de movimiento no muy lejos de él. Al parecer el humano dueño de la casa se había quedado leyendo algo ahí, y ahora que había notado que estaba en problemas, iba a socorrerlo. Ugh, no. ¡Podía solo! De nuevo trató de incorporarse, pero no salió como esperaba. Sin quererlo, su cara terminó estampada contra el suelo.

-Déjame ayudarte.- lo escuchó decir. Al segundo las manos de aquel castaño lo tomaron, posicionándolo de nuevo en su lugar. – Al parecer los calmantes comienzan a hacer efecto… Tienes sed, no? Espera, iré a ver si tengo algo con que darte de tomar en la boca.

Así vio su figura perderse en la oscuridad, apenas siendo visible por la tenue luz que provenía ajena al lugar donde se encontraba. ¿Tendrían una chimenea? Eso explicaría la luz y lo cálido del ambiente… pasaron unos segundos, y Jack pudo observar como el castaño volvía, con algo pequeño en sus manos. Se sentó a su lado, y lo miró preocupado.

-Escucha, esto no hace nada es solo…- pero Hiccup no pudo terminar de hablar, dado que Jack se erizó, queriendo salir corriendo. Ya antes había visto esa cosa en el veterinario. No sabía muy bien que era, pero sí sabía lo que hacía. Causaba dolor. Y él no quería dolor. - ¡Oye, tranquilo, es solo una jeringa! ¡No hace nada!

Sus palabras caían en oídos sordos. Jack solo quería levantarse de ahí y correr por toda la casa hasta encontrar un hueco por el cual huir. Claro que entre el querer y poder había una gran brecha. Aun se sentía muy extraño y adormecido... Por ello, no le costó nada a Hiccup hacerse con él. Se revolvió un poco entre sus brazos, pero no consiguió nada. Ahora era cargado como un bebé, y por la posición fue que pudo darse cuenta de que tenía una de sus patas traseras vendada con algo. Algo duro y… No podía ver bien. Pero le molestaba. Bueno, no le molestaba, porque no sentía la pata…¡Pero si odiaba tener eso encima!

-Te dije que te calmaras. Esto no hace nada.- el gato estaba muy cansado como para tratar de alejarse de lo que el humano trataba de acercarle. Solo se dejó hacer. Si mal no recordaba, era solo un pinchazo, no? Un horrible pinchazo doloroso. Se tensó, y esperó, pero nada pasó. Simplemente fue acomodado de mejor manera entre los brazos ajenos.-Vaya si que eres un miedoso.- de nuevo esas caricias. ¿Acaso el tonto no podía pasar un minuto sin tocarlo? No se resistió, apenas mirando con molestia a quien lo sostenía.- Oye, no me mires así. Trato de ayudarte, sabes?- al fin fue devuelto a su lugar tan cálido. Se dedicó a ver como “Hiccup” tomaba esa cosa de plástico, y la llenaba con leche. ¿Acaso le iba a inyectar leche? Bueno, no sonaba mal pero… ¡No quería el maldito pinchazo!  Ya volvía a gruñir y mover la cola, cuando el sabor llegó a su boca. El castaño lo estaba alimentando como un bebé. Al principio se agitó un poco, no queriendo beber, pero no tuvo más opción que aceptar su suerte al verse adormilado por las caricias del humano. Además, sí que tenía hambre.- ¿Mejor? Descansa… Jack. 

Notas finales:

Nos leemos ~


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