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Conquistando al humano cabezón por Angel Tomate

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Notas del capitulo:

Mis más sinceras disculpas, pero es que la inspiración se quedo con mis vacaciones y parecía nunca volver...

Por cierto, una amiga me contó que he cambiado mucho mi forma de escribir, así que espero no haber confundido a nadie con esta historia...Por ahora, disfruten su lectura.

Ambos sintieron un cosquilleo en sus labios y se separaron lentamente; había sido apenas un roce, una simple caricia, pero era suficiente para transmitir los sentimientos de ambos mientras lentamente levantaban la mirada y sonreían torpemente. El latido de Dib se podía escuchar tan claro, que pensó que tal vez tendría que visitar un doctor después de esto; Zim aprovecho el silencio cómodo de entre los dos para escuchar atento ese hermoso sonido que venia del interior de Dib...se acerco lentamente y trato de alcanzar el lugar de donde provenía ese tranquilizador ritmo, poniendo un poco incomodo al portador. Dib tomo la pequeña mano verde y la acerco a su corazón, tratando de ocultar (aunque sea un poco) sus rojizas mejillas y su agitada respiración.

El oji-ambar acerco su mano en el lugar del sonido, y de inmediato volteo a ver al ojinegro, el cual volteaba su mirada; se alegro de que no tenia puestos esos vidrios molestos que cubrían sus hermosos ojos, los cuales tenían un brillo especial que solo iba dirigido a Zim...

Pasaron minutos antes de que uno e los dos hablara, pero ambos sabían que no estaba bien quedarse la noche fuera y Dib fue el primero que lo menciono -Zim...- tomo aire para “evitar” que su nerviosismo estallara en su rostro -...de-deberíamos-, se detuvo antes de que el tartamudeo lo traicionara; daba igual que dijera algo, ya que el extraterrestre comenzó a caminar, buscando un lugar de refugio para el ojinegro.

-Dib...los irkens no necesitamos descansar...- le contesto con simpleza Zim mientras dejaba su saco en el suelo y lo acomodaba como manta. El pelinegro recordó que en todas sus investigaciones al alienígena, en ninguna de ellas lo había notado dormir, y que probablemente cuando lo llevo a su casa ni siquiera durmiera...¡¿entonces que habría estado haciendo toda la noche?!.

-Zim- lo llamo sin tener en claro lo que le iba a preguntar y se quedo un largo rato en silencio; su cerebro no estaba preparado para esto, principalmente por recordar que cuan despertó el oji-ambar estaba en su recamara, en su cama...encima de el. Comenzó a balbucear algo que parecía un rito satánico.

Zim lo miro como si se hubiera vuelto loco (aunque en parte era cierto) e inconscientemente toco sus labios, sin retirar la mirada del pelinegro; tomo aire y trato de tranquilizar a Dib, con las palabras mas dulces que pudo encontrar: -Dib-apestoso...Zim no te odia “mucho”-. Sorpresivamente, esa frase fue suficiente para dejar boquiabierto al amante de lo paranormal.

Dib se sentía como una damisela salvada por un extraño y no tan caballeroso príncipe; se río hasta que le dolió el estomago, dejando a Zim extrañado.

-¿Qué es gracioso, Dib?- pregunto, un poco indignado, pero como respuesta le tomaron del brazo y comenzaron a caminar en una dirección desconocida para Zim.

-Dib-larva, Zim quiere saber a donde lo llevas- el pelinegro solo sonrío y siguió caminando; el oji-ambar pensó que era un poco difícil para él, ya que sus lentes se habían quedado junto con su disfraz; Zim le dijo que mejor regresaran por sus cosas, pero parecía que Dib se sabia el camino de memoria, ya que esquivaba hasta las rocas del suelo mas pequeñas.

Después de unos minutos, llegaron aun lugar bastante oculto de civilización. El ojinegro corrió un poco al centro de este lugar, quedando enfrente de una roca o algo por el estilo; enfrente de ella habían unas flores un poco marchitas, que daban un poco de color a esa roca descuidada.

Dib se hinco frente a ella y con la manga de el saco comenzó a limpiar el polvo encima de ella, acariciando un poco las ahora inentendibles palabras grabadas en aquella lapida...hace unas cuantas semanas había venido con Gaz para limpiarla, a pesar de haberse perdido el especial de Pie Grande “lo que ya sabes, pero ,mas extenso”, todo lo valía por visitar la tumba de su madre. Zim miro a la “tumba” y comenzó a hacerle un gran interrogatorio que parecía nunca acabar, pero a Dib le pareció bastante lindo que el alienígena se interesara por algo tan especial para el.

-Zim...gracias- susurro, sentándose cerca de la tumba; Zim se acomodo cerca de el, esperando ser el soporte para que Dib pudiera dormir un poco mas cómodo. El ojinegro se recargo en su hombro y no paso mucho tiempo para que quedara dormido, lo cual agrado un poco al oji-ambar, ya que se notaba muy cansado. Ambos se quedaron juntos esa noche.



Mientras, en el hogar de los Membrana, una chica de cabello violeta trataba de recuperarse de aquellos recuerdos que tenia antes de llegar a su cama; no sabia exactamente que había hecho, pero sabia que ese pequeño robot ya estaba en su lista negra. Unos ruidos que venían de el sótano la hicieron bajar con mucho cuidado...pensaba que su padre habría vuelto a trabajar, ignorando por completo todo lo que sucedió en la cena y la discusión que tuvo con Dib, haciendo que se enojara; estuvo a punto de llamarlo, cuando noto que tenia algo entre sus manos...parecía una foto muy vieja, que ella no reconocía.

-Gaz...ven aquí- llamo su padre, haciendo que la joven se asustara un poco *pensé que no me había notado*. Se acerco un poco incomoda, ya que no se sentía muy feliz con su padre después de esa cena...entonces miro la foto con mas detenimiento: era una joven bastante linda; era delgada, de tez pálida y ojos negros, pero lo que mas llamaba la atención era su cabello violeta.

-Es tu madre- contesto Membrana a sus pensamientos, mientras ella miraba un poco extrañada la foto; ella no conoció a su madre, falleció justo después de cumplir 3 años...solo tiene un pequeño recuerdo de ella, que es el collar que tenia puesto ahora mismo *debía admitir que su madre tenia buen gusto*. Una pequeña sonrisa se asomo por sus labios, ya que no estaba acostumbrada a mostrar sus sentimientos, y no se sentía segura de mostrarlos ahora.

En cambio, el profesor Membrana se quito sus anteojos, y le sonrío a la foto; Gaz miro como su padre trataba de aguantar sus lágrimas, pero no comprendía el significado de ellas. -¿Por que lloras ahora, papá?- pregunto, tratando de sonar lo menos insensible posible...-Ella hace mucho tiempo que se fue...no tiene mucho sentido...- sabia que probablemente se estaba vengando por dejarlos en aquel restaurante, y en cuanto sintió los brazos de su padre abrazarla fuertemente, se arrepintió de lo que dijo.

-A ella le encantaba la ciencia...- comenzó a decir, soltando a la oji-avellana poco a poco. -Pero también le apasionaban las “cosas paranormales”- río un poco al recordar que tan feliz se ponía cuando hablaba de ese tipo de cosas, pero repentinamente se quedo serio, mientras miraba la foto. -Sin embargo...- tomo la foto con mucho cuidado -lo paranormal la llevo a su muerte-. Gaz se sorprendió por esto, no sabia que decir.

-Hubo una expedición especial para los creyentes de lo paranormal en un pequeño bosque, no muy lejos de aquí...- Gaz escuchaba atentamente la historia, sentía un nudo en la garganta -ella me dijo muy emocionada que era una de las mayores oportunidades de su vida, y que esperaba que fuéramos todos juntos, pero...- el profesor dejo la foto, queriendo olvidar ese recuerdo -el trabajo me mantuvo ocupado, así que prefirió ir sola; pero algo en esa expedición fallo-.

-“Ella fue la primera en llegar al lugar pactado, pero no sabia que en ese lugar existían demasiados peligros, y aun así camino sin gua...cuando los demás del grupo llegaron al lugar, la encontraron herida de gravedad; y cuando llegaron al hospital, fue demasiado tarde...fui lo mas rápido que pude, pero...”- *si tan solo hubiera dejado mis experimentos...si tan solo la hubiera cuidado mas* pensó mientras se sentaba en el sofá, tratando de no llorar por aquel recuerdo.

Entonces Gaz comprendió todo...No quiere que esto se vuelva a repetir, y Dib estaba siguiendo los mismos pasos que su madre; -Pero Dib no es un idiota, el sabe cuidarse solo y...- su padre la miro preocupado: lo primero que no quería era que se expusiera al peligro, y el lo deja con Zim...

-Debo ir por Dib, antes de que haga alguna tontería- dijo mientras tomaba las llaves de su auto, parecia muy serio en esos momentos; tanto que no escucho como Gaz le gritaba que ya no se encontraban en el restaurante, y que probablemente ya estén muy lejos de la ciudad...en donde nadie los criticara.

Notas finales:

Gracias por leer.


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