-¿Por qué Itachi debe dormir en otra habitación? –le preguntaba Sasuke a su madre quien acariciaba su espalda mientras él, sentado en el diván al lado de su balcón, lloraba abrazando sus piernas- ¿ya no me quiere?-.
El pequeño Sasuke atravesaba por los difíciles ocho años, la edad más horrenda de la vida según él. Nunca antes había tenido tantas complicaciones, nunca antes brincar en la cama le había ocasionado reprimendas por parte de su padre, o perseguir a su primo Sai por los pasillos de la casa hasta darle alcance y darle después uno que otro puntapié cuando este lo llama enano (siendo que siempre tuvieron la misma estatura), ahora hasta preparar galletas con su madre le causaba pesar pues su tía, la madre de Sai le obligaba a usar un feo delantal rosado y floreados guantes de cocina para que no fuera a maltratar las bellas manos con las que tocaba el piano. Y no es que odiara a su tía, pero esas ideas que comenzaba a meter en la cabeza de sus padres no le gustaban para nada. “Sasuke debe empezar a comportarse como el doncel que es, no puede seguir con esos juegos salvajes con los niños”. Ya eran varios meses en los que debía escuchar los sermones de su tía bien sentado, apretando los nudillos contra sus piernas porque no le parecía que le prohibieran jugar a los piratas con Sai e Itachi. Varios meses en los que su padre había cambiado sus elegantes camisas de manga corta por blusas de seda con holanes. Pero esto ya era el colmo; que le prohibiera a Itachi dormir con él ya no podía soportarlo, y es que él no entendía que a pesar de jugar con él y contarle cuentos, su hermano mayor ya era un hombre y no era bien visto que un pequeño doncel en crecimiento compartiera la habitación con un joven de dieciocho años.
-Por supuesto que Itachi te quiere cariño, es solo que ya es mayor, y debe tener su propio espacio.
-Pero siempre le he dado espacio, ni siquiera me muevo cuando dormimos.
-Lo sé mi cielo –Mikoto abrazó a su niño para consolarlo, entendía que sería difícil para él apartarse aun mas de su hermano pues después varios años de entrenamiento, ahora que había cumplido los dieciocho años, había logrado conseguir un puesto en el banco de su padre y eso lo alejaba de casa la mayor parte del día dejando a Sasuke solo por las tardes cuando volvía del instituto. –Ve el lado positivo de esto…tú también tendrás un poco más de espacio para ti y pronto tendrás un escritorio nuevo para practicar tu escritura.
Sasuke hizo como que la noticia de un nuevo escritorio lo animaba un poco, pues como todo lo que había pasado a arruinar su feliz infancia, había sido idea de su tía.
-Pero vendrá a contarme cuentos por la noche ¿verdad? Aunque…no duerma conmigo…
-Por supuesto Capitán Susano, su primer oficial siempre estará puntual a la hora de dormir para contarle un cuento –Itachi apareció en la puerta de su habitación con el elegante traje que usaba para ir al banco. Sasuke de inmediato se compuso de su tristeza al oír la voz de su hermano y corrió a abrazarlo ante la atenta mirada de Mikoto a quien ver contento a su pequeño ángel le hacía muy feliz.
Itachi se inclinó a recibir a su hermanito, valla que lo extrañaba. Esa noche, oficialmente dejarían de dormir en la misma habitación. Por orden de su padre cada día desde que Sasuke había cumplido ocho años él tendría que retirar un objeto suyo de la habitación y pasarlo a otra hasta que todas sus pertenencias fueran acomodadas en el que sería ahora su dormitorio. Intentó retrasar el proceso, para darle un poco más de tiempo al pequeño para hacerse a la idea hasta ese día, ya que el único que faltaba en ocupar el nuevo dormitorio era él. Aunque le doliera, Itachi también apoyaba la idea de que Sasuke debía empezar a volverse un doncelito refinado y desafortunadamente su padre había pedido específicamente que fuera su tía quien se encargara de instruir a Sasuke, ella, por supuesto, aceptó encantada, e Itachi, como hermano mayor, debía cooperar haciéndole ver a su hermanito que estaba en buen momento de empezar con una buena educación que le permitiera formar su propia familia cuando fuera mayor, aunque también creía que un poco de juegos eran permitidos.
De pronto Sasuke se separó rompiendo el abrazo que tanto había esperado ese día pues recordó que su tía decía que no debía tomar tan a la ligera los abrazos con un joven ahora que estaba creciendo y entonces reparó en el largo camisón violeta que llevaba puesto y se avergonzó de que su primer oficial lo mirara vestido de esa forma. Aun no se acostumbraba muy bien a los atuendos nuevos que su madre escogía para él.
-No creo que le venga mal su nuevo atuendo capitán, al contrario, me parece que le sienta de maravilla- Itachi tomó su sombrero e hizo una reverencia mientras le guiñaba el ojo dando inicio a los juegos que su tía tanto se había empeñado en erradicar de la vida de Sasuke sin darse cuenta de que aparte de ser doncel, él aún seguía siendo un niño.
-No creas que los cumplidos compensarán tus faltas de estos días maestre Uchiha- caminó hacia su cama con las manos detrás de la espalda para sujetar una espada de madera y de un movimiento apuntó al cuello de su hermano –has descuidado tus tareas y el castigo por eso es…la plancha.
-No…por favor- Itachi se arrodilló con las manos juntas suplicando piedad pero se levantó al escuchar las risas de su madre.
-Al parecer no tengo lugar en este barco- Mikoto se dirigió a la salida después de besar la frente de sus hijos –solo un rato más y después el capitán Susano debe dormir. Itachi y Sasuke asintieron para después volver a olvidarse de su alrededor y seguir con sus juegos tal como eran cuando Sasuke aún no debía preocuparse por lugar en la sociedad.
Sonó la primera campanada de las nueve, el señor Uchiha subiría a dar las buenas noches a su hijo menor para después llevarse a su primogénito para discutir sobre el día de trabajo, pero para eso, la regla era que Sasuke ya debía estar en la cama esperando por él, tal cual lo estaba ahora después de su increíble aventura contra los indios Picaninny*, estaba realmente agotado, y ahora ue escuchaba las campanas del reloj, su semblante se volvía triste.
-No pongas esa cara, mañana volveré después del trabajo y podremos continuar con el juego- Itachi se sentó a su lado y acarició sus cabellos. Eso no lo animó, sin embargo sonrió levemente.
-¿Puedo contarte un secreto? –Itachi lo miró seriamente. Sasuke hizo un puchero, no le gustaba que lo mirara de esa forma. –No puede decirle a nadie…o si no el capitán Susano te cortará la lengua y se la arrojará a la bestia –Itachi no pudo evitar sonreír dándole a entender que guardaría su secreto. –Hoy …me reprendieron en el instituto- el pequeño concentró su mirada en sus manos con notable vergüenza-
-Sasuke…
-Había terminado los deberes y me aburrí, entonces…la profesora me sorprendió dibujando- con un poco de temor sacó de debajo de su almohada un sobre y se lo entregó a su hermano –dijo que debía firmarlo papá.-En pocas palabras, su hermanito le pedía compasión. No sabía que tan grave era el asunto como para que hubiera llegado con una carta del instituto, pero sabía que encubrir sus errores solo sería peor para ambos.
-Hablaré con él para que no sea muy duro contigo- Itachi se levantó y escondió el sobre en su bolsillo al escuchar a su padre entrar a la habitación. Fugaku no tardó en despedirse del pequeño, un beso en la frente de su pequeño doncel y un firme “descansa hijo” eran suficiente para demostrarle lo mucho que lo quería, y sin olvidarse de cerra la ventana salía de la habitación seguido de un serio Itachi dejando a Sasuke a solas para que pudiera dormir, esta vez sin un cuento pues su falta le había quitado el derecho esa noche.
La mañana siguiente Itachi esperó la hora en que Sasuke iba al instituto, definitivamente no quería que estuviera en casa cuando reunió a sus padres para leer la carta que el Instituto había mandado por su falta. Era una nota que expresaba cierto enfado por las ideas indecentes que había plasmado en su dibujo en horas de clase y pedían a los señores Uchiha que hicieran un mayor esfuerzo por educar a su hijo.
Fugaku frunció el ceño al ver la evidencia de la indecencia de su hijo menor; un dibujo en trazos irregulares y manchones de borrador de Sasuke recostado en su cama y flotando sobre él, un niño rubio de ojos azules...Hizo la nota y el dibujo a un lado y miró a su hijo con dureza.
-Así que sigues contándole esas historias.
-A él le gusta escucharlas padre…
-¿Ves lo que están creándole tus cuentos a Sasuke en la cabeza? Estoy tratando de que se comporte como debe hacerlo un doncel decente, y él ahora piensa que está bien que un muchacho este sobre él…
-Es solo un niño padre, no creo que hay pensado lo que tu imaginas en este momento…
-Tardé demasiado en educarlo, nunca debí consentir que durmieran juntos, ojalá que tener su propia habitación lo componga un poco.
-Era necesario querido- esta vez fue Mikoto quien habló intentando tranquilizar a su marido- Itachi cuidaba bien de Sasuke mientras no estábamos
Fugaku guardó silencio. Cada vez se convencía más de que su hermana tenía razón, la conducta de Sasuke debía mejorar y solo ella podría volverlo un doncel respetable. -Hablaré con mi hermana para que se quede con nosotros una temporada, Sasuke necesita empezar con su educación-se levantó del sillón- en cuanto a ti, ya eres un hombre, no puedes seguir consintiendo esa conducta en tu hermano, ai que te prohíbo que sigas alentándolo con esas historias- Fugaku salió de la sala de estar dando por finalizada la discusión dejando a su esposa decepcionada por su decisión pues sabía que lastimaría mucho a su pequeño y dejando a Itachi confundido, debatiéndose entre seguir siendo el hermano mayor que Sasuke adoraba o el adulto responsable que su padre deseaba que fuera, sea cual fuera su decisión, no podría complacer a los dos, o al menos eso creía.