Él esta aquí como siempre cada semana, esperando su nuevo traje, y yo soy el que los confecciona, soy un humilde sastre.
Mi cliente frecuente es un importante hombre de negocios, y cada semana viene por su traje nuevo ¿Porqué me busca a mi para hacerlos y no se va a una de esas grandes empresas comerciales o directamente con un famoso diseñador? Pues la respuesta es, porque nadie sabe quien fabrica esos fabulosos diseños y claro, él, como el importante hombre que es no quiere que su ropa sea duplicada y usada por alguien más, sí, mis diseños son de su exclusividad, él se asombra cada vez que le digo el precio a pagar, porque claro, es en exceso barato para él, pero para mi, es lo justo, él siempre intenta pagarme más de la cuenta o darme regalos exuberantes y caros, pero nunca lo permito, es decir, me encanta mi trabajo, y más que hacerlo por dinero lo hago por el gusto de ver a ese hombre tan impresionante con un buen traje a la medida, no podría hacerlo para alguien más, todos y cada uno de esos diseños son pensados exclusivamente para él, y eso es algo que debo guardarme, porque a pesar que ya pasaron más de dos años que trabajo para él sigue impresionandome lo atrayente que puede ser, y eso lo confirmo con cada nueva noticia que sale en los periódico acerca de él, siempre esta con una dama diferente, es abrumador y yo empiezo a sentir tantas.cosas por ese chico, pero por razones que ni yo mismo entiendo no puedo hablar al respecto.
Ha pasado un año más de trabajar para él y una semana desde la última vez que estuvo aquí, y sin falta allí viene entrando como siempre como si fuera su casa y es que, con ahora tres años de conocernos ya se ha formdo una buena amistad, sin embargo yo siento algo más que no me atrevo a decírselo ni en sueños.
- El nuevo traje esta listo- Le digo dirigiendome directo a enseñárselo - Pruébatelo- y sin más se quita la ropa y empieza a cambiarse, como siempre yo solo trato de no verlo.
-Y.... ¿Cómo me queda?- su clásica pregunta...
- Bien, excelente como siempre- este día es diferente, pues no solo viene por su acostumbrado traje, también viene a recoger el que será de su futuro esposo, él me lo dijo, y lo doloroso fue, que me usó a mi como el modelo alegando que su futuro esposo es de mi talla - Y... ¿Qué quieres que haga con el otro?- pregunto nada animado.
-Pues... Póntelo, quiero ver como quedó- sin hacer mayor esfuerzo por negarme lo hago y salgo del probador para que él vea el trabajo ya terminado. - Sabía que no me defraudarías, es perfecto, y... No me equivoqué, en mi futuro esposo se ve genial...- me descoloca lo que dice y no me queda más que parpadear con total confusión.
- ¿Qué?...- es lo único que alcanzo a decir, mi mente esta completamente en blanco.
- Ésta es la parte donde te arrodillas y me pides que sea tu esposo, Rogers...- ahora sí, no me queda duda, o tal vez un poco...
-¿Te quieres casar conmigo?- pregunto aún incrédulo.
-Pensé que nunca me lo pedirías...- me responde antes de darme un muy, muy esperado beso -Te tardaste 3 años, Steve Rogers...- me dice a penas nos separamos, Yo solo sonrio.
Soy un humilde sastre pero ahora soy también el esposo de Anthony Edward Stark... Rogers.