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Notas del fanfic:

Otro mas para el KS Day...

En su defecto, lo que podrííííía haber es lime ligero :3

No me pateen despues OTL

Notas del capitulo:

No le hagan caso al tag de lemon, es solo lime xD



Kyungsoo no entendía como llegó a parar en aquello.

En ese momento estaba hecho sandwinch entre un alto estante de libros y un cuerpo macizo que lo mantenía anclado allí, mientras por encima del hombro veía la cara morbosa y excitada de una de las pervertidas chicas frikis que solían acosarlo cada vez que lo veían solo en la facultad. Osea, casi siempre.

Pero aquello no venía a cuento ahora. El punto era que en ese mismo momento estaba empotrado casi dolorosamente, con una de sus piernas sujetada y rodeando las caderas ajenas y la otra yendo también por ese mismo camino, un libro bastante pesado que le estaba jodiendo la muñeca derecha y la otra atrapada por la mano del asaltante; medio aplastado entre el librero y el cuerpo de infarto de su bibliotecario, y para colmo de males, estaba siendo filmado por una de esas morbosas mientras el bibliotecario le metía mano -y lengua, ¡Alah!- por lugares donde no era correcto meter mano a un estudiante que va a buscar libros en la biblioteca para hacer sus deberes.

Y, Alah, Buda, Zeus, Ra, Dios, Osiris, Mahoma, Cristo, ¡Satán!, eso que se amenazaba con perforar su culo aun por encima de la ropa no podía ser el cuerno de Satanás que tenía el bibliotecario entre las piernas. Y Cristo, sí lo era y pobre del estudiante como al desgraciado se le ocurriera empujar hacia arriba porque iba a ser empalado de todas formas a ese paso, y oh mierda, porque se suponía que este día no iba a terminar así porque aquello era un jodido caos y no estaba preparado para ser lanzado al mundo como un porn star que hace escenas de violaciones en la biblioteca donde el violado era él mismo y, Dios, necesitaba un respiro o iba a volverse loco porque aquel no era su maldito plan en un miserable día de San Valentín.

Porque si solo había estado huyendo de las mariconadas rositas de San Valentín y buscó refugio en su biblioteca favorita -la única- pero le salió jodidamente mal y mejor se regresaba a casa a escuchar a sus vecinos coger o ver las comedias románticas de la tele que le provocaran querer rellenarle de palomitas el cerebro a la estúpida protagonista ñoña que seguro lo llevaría hasta los cojones pero no, ahí estaba, con un obturador de celular apuntándolo y clavado contra un librero.

Ahora bien, pensándolo mejor, debía repasar a la velocidad de la luz cómo carajos llegó allí, y cómo y por qué tenia una erección bajo su trasero a punto de empalarlo aun vestido y una filmación ilícita, aparte de las grabaciones de las cámaras de seguridad de la biblioteca.

Aleluya, ¿que más faltaba?

*

El primer motivo por el que Kyungsoo elegía ir a la biblioteca en vez de salir con sus amigos era porque no los tenía, o al menos no amigos que entraran en los estándares sociales considerados amistades más o menos normales, porque Park ChanYeol, con quien compartía el rasgo de ser morboso, Kim JongDae, con el que compartía lo malhablado, y Wu YiFan, con quien compartía lo huraño, no contaban como amigos normales de ninguna manera. Era un asocial casi rayando a lo antisocial, huraño, malhablado y morboso. Bonita combinación que solía ahuyentar a todo inocente y crédulo ser que se acercara seducido por su bonito rostro aniñado.

¿La segunda razón? Kyungsoo estaba colado por el bibliotecario. El hombre llamaba su atención, y su desinterés por todo le era realmente interesante a Kyungsoo, aparte de que era casi ridículamente guapo, extraño, hermético, silencioso y brutalmente franco. Y aquello combinado con su piel morena, su cuerpo alto y esbelto, pelo casi blanco alborotado, mandíbula delineada, ojos adormilados, nariz perfecta y aquellos labios gruesos que una vez vio curvarse en una sonrisa torcida, perversa y maliciosa. Osea, agradezcan a los dioses romanos, atlantes, griegos, egipcios y modernos que Kyungsoo no cayera ante sus tendencias delictivas y acabara drogando al hombre y manteniéndolo atado a su cama por y para siempre. O, en su defecto, hasta que llegara la policía. Ha-ha-há.

Otro motivo era sus ruidosos vecinos. Un par de vecinos a cada lado de su departamento. Al parecer, o Kyungsoo tenía la peor suerte del mundo o es que los vecinos tenían el instinto de los conejos, y las paredes parecían volverse de papel cada vez que empezaban a copular con un salvajismo que a veces llegaba a horrorizar al mismo Kyungsoo. Y si no copulaban los vecinos de la derecha, copulaban los de la izquierda. Y eso se traducía a ahogar sus oídos con sus audífonos o ir a hacer deberes a la biblioteca. Aunque, bueno, había que darle el crédito a sus vecinos de la izquierda, porque al menos intentaban ser discretos. Misión en la que fallaban miserablemente, por desgracia.

Y precisamente ese último motivo fue el que lo movió a salir huyendo de su departamento cuando la sinfonía de gemidos, gritos, gruñidos y golpeteos empezó como celebración de San Valentín apenas el sol empezó a ocultarse para sus vecinos de la derecha. Y aun faltaba que empezaran los de la izquierda. Dulce Jesús, iba a envenenarlos a todos.

Kyungsoo tomó su mochila, sus llaves y sus cosas, y enfiló a la biblioteca, deseando con todo su corazón que estuviese abierta. Y su ruego fue escuchado cuando llegó. El lugar estaba prácticamente desierto y el bibliotecario lo miró intensamente como siempre, pero desprovisto de emoción distinguible, saludándole con un movimiento de cabeza cuando Kyungsoo saludó con un murmullo y entregó su carnet, llenando una de las fichas.

Se dirigió a las estanterías, buscando el libro de Geografía que necesitaba y se dirigió a una de las mesas más alejadas, sacando sus cosas y empezando a trabajar en ellas. El tiempo pasó con rapidez, y Kyungsoo sólo se levantó para buscar otro libro.

En una de las altas estanterías estaba el libro que necesitaba, casi demasiado alto para su alcance, y a juzgar por su grosor, Kyungsoo temía por el bienestar de su muñeca, porque debía mantenerse de puntillas para alcanzarlo y usar la otra mano como apoyo para alcanzarlo y no caer.

Con una floritura y un complicado movimiento con saltito y traspiés incluido, Kyungsoo sonrió triunfal cuando lo tuvo en su mano, y se giró, victorioso, con el pesado tomo alzado e ignorando las quejas de su delgada muñeca que no estaba acostumbrada a soportar ese tipo de peso ni a efectuar aquella complicada maniobra de rescate cuando el tomo amenazó con escaparse de entre sus dedos.

Pero no tuvo tiempo de saborear la victoria de haber bajado el libro de allí, porque no se esperaba tener la anatomía del bibliotecario cerniéndose sobre él con aquella sonrisa torcida en su rostro que solo había visto una vez y fue suficiente para causarle escalofríos y una muy inoportuna erección cuando lo imaginó en otro tipo de escenario. Pero eso no venía al caso. Sus ojos se abrieron más de lo normal cuando intentaba procesar velozmente lo que ocurría allí, pero ya era tarde, porque el bibliotecario le había presionado contra la estantería con su cuerpo y le había inmovilizado parcialmente, tomando posesión de los bonitos y acorazonados labios del universitario entreabiertos por la sorpresa y la confusión en una pregunta muda y quizás una maldición por costumbre.

Parpadeó rápidamente asimilando lo que pasaba porque esa lengua que exploraba su boca no era suya y su muñeca dolía y no podía continuar sosteniendo el pesado tomo y aquel agarre en su pierna alzada ahora se hacía más apretado y la mirada de esa chica eran demasiado para su confuso estado.

El libro cayó ruidosamente al suelo cuando mandó todo al cuerno y se aferró a aquella anatomía que tanto deseaba tocar y respondía al demandante beso con todo lo que tenía, olvidándose de San Valentín, de sus deberes, de la chica allí, de sus ruidosos vecinos y de los por qués de muchas cosas.

-La biblioteca esta cerrada por hoy. Cierra la puerta al salir. -gruñó el bibliotecario al entusiasta público de una sola persona y alzó los muslos del chico para enredarlos firmemente a sus caderas, y como pudieron se perdieron entre estanterías, empotrándose contra los estantes de libros hasta alcanzar la oficina del bibliotecario.

Kyungsoo fue azotado contra una pared mientras la puerta fue cerrada de una descuidada patada y el bibliotecario literalmente devoraba a besos hambrientos y mordiscos al estudiante.

-Tu nombre. -jadeó Kyungsoo como pudo, ayudándolo a deshacerse de su ropa con urgencia.

-Kim Jongin, un placer. Literalmente. -respondió el otro como pudo, arrancando la ropa del menor con fiereza.

Ninguno se detuvo a pensar en San Valentín, porque con ellos, el romanticismo y las presentaciones dulces no servían. Follar como conejos resultaba una mejor idea. Y probablemente aquello no quedaría allí.

Pero posibilidades y diálogos después.



Notas finales:

Nos leemos~


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