Las clases pasaban con normalidad en el Instituto de Seirin, los alumnos contaban los minutos para salir de clases ya que hoy al fin era viernes, otros tantos se preparaban para comenzar las actividades en sus respectivos clubes.
— Kuroko ¿Hoy tienes algo que hacer? – Pregunto Kagami mientras caminaban al gimnasio.
— Si, y tú también Kagami-kun.
— ¿Eh?
— Debemos ir a las practicas o la entrenadora se enojara – Explico como si fuera lo más normal, pero por dentro los nervios lo comían vivo, al estar cerca del pelirrojo lo ponía realmente nervioso ¿Acaso ese tigre no se daba cuenta de lo que era capaz de causarle?, bueno la verdad era que el no demostraba mucho las emociones así que lo más probable es que no lo notara en lo más mínimo.
— Me refiero a después…eh…bueno…
— Kagami-kun debes ser claro o no entenderé – “¿Por qué actuó así Kagami-kun solo está siendo amable?” Pensó el chico mientras seguía su camino.
El tigre iba a replicar, pero el celular de Kuroko comenzó a sonar en ese momento, la sombra al ver de quien se trataba contesto inmediatamente.
— Habla Kuroko, ¿Qué sucede entrenadora?...está bien yo le digo…si se encuentra a mi lado… hasta el lunes - Al despedirse volvio a guardar su celular en su bolsillo.
— ¿Qué sucedió?
— La entrenadora dice que se suspenden las prácticas hasta del lunes, así que supongo que estamos libres ¿Qué es lo que querías hacer Kagami-kun?
— Veras…aprovechando de que es viernes…mmm… ¿Quieres quedarte a dormir en mi casa hoy?
— Está bien, siempre y cuando me prepares un batido de vainilla.
— No tienes remedio, pero acepto – El tigre revolvió los cabellos de su sombra.
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Un par de horas después Kuroko se encontraba en la puerta de la casa de Kagami intentando mantenerse calmado como siempre, pero cada vez era más difícil, debía admitir que el chico pelirrojo se había vuelto 100% su luz en todos los sentidos.
Cuando estaba pensando en finalmente tocar la puerta se abrió.
— ¿Cuánto llevas ahí? ¿Por qué no tocaste? – Pregunto la luz saliendo del asombro.
— Recién llegue ¿Para donde ibas?
— A buscarte, pensé que te habías perdido has tardado mucho – Le arrebato la mochila que tenía colgada en el hombro – Vamos pasa - Ingreso al lugar nuevamente dejando la puerta abierta para que el pequeño entrara.
— Perdón por el retraso, pero que pienses que me puedo perder me ofende – el peliceleste comenzó a caminar por el living que tan familiar se le hacía, notando que el tigre se perdía en los pasillos que se dirigían a su habitación para dejar el equipaje, también se dio cuenta que SU pelirrojo había comenzado a hacer la comida puesto que los ingredientes se encontraban a medio hacer en la cocina “O no, ¿Desde cuándo Kagami le pertenecía?”- Pensó preocupado, debía sacarse eso de la cabeza.
— Bueno yo hare la comida mientras tu espera.
— ¿Acaso no confías en mi arte culinario?
— Solo digamos que hoy no tengo apetito de huevos duros.
— … - La sombra solo lo miro unos segundos molesto antes de dirigirse al living y sentarse – Nee, Kagami-kun ¿Qué son esas cajas?
En un rincón de la casa habian unas cajas amontonadas, que no encajaban con el pulcro lugar que siempre había visto.
— No lo sé aun no las veo, mi padre las envió ¿Me ayudas a ordenarlas?
No fue necesario decir más, la sombra se acercó y comenzó a ordenar, la verdad es que esperaba que fueran cosas vergonzosas para molestarlo, pero lo único que encontró fueron un montón de revistas de basket, algunas películas, un poco de ropa y en la última encontró algo que hizo que su mirada se iluminara, era una consola de videojuegos, no pudo evitar recordar cuando iba a las recreativas con los Kiseki.
— ¿Después de cenar podemos jugar?
— ¿Eh? ¿A qué te refieres?
— Esto… ¿Podemos? – Le mostro la caja con su contenido, al hacerlo ladeo un poquito la cabeza haciendo que se viera realmente adorable a los ojos de la luz.
— ¿Te gustan los juegos? Vaya eso es nuevo…pero no estaría mal si quieres conéctalo mientras.
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¿Cómo demonios habían terminado en aquella posición? ¿Qué rayos había pasado para que esto sucediera? La verdad es que ninguno se lo explicaba, pero les gustaba a pesar de que ambos sentían que su corazón se saldría de su pecho en cualquier momento y rogaban al cielo que el otro no pudiera sentirlo, pero eso era algo realmente difícil, puesto que Kuroko se encontraba sentado entre las piernas de Kagami mientras este lo “abrazaba” al menos eso era lo que quería pensar, pero la realidad es que Kuroko estaba dándoselas de instructor. Las manos de él y Kagami se encontraban unidas por el control de la consola, intentaban vencer a uno de los jefes y el peliceleste al darse cuenta que el pelirrojo estaba perdiendo los estribos decidió ayudar, ¿Porque habian elegido aquella posicion? Ninguno lo sabia pero era comoda.
— Mira Kagami-kun cuando haga ese movimiento debes hacer esto – Hablaba mientras apretaba algunos botones.
— Oh~
— En esta parte debes… Por favor pon atención o te volverá a derrotar.
Ya en este punto el tigre estaba prestando la mínima atención de lo que la sombra le explicaba, solo podía sentir el exquisito aroma que emanaba de aquel pequeño y pálido cuerpo, la razón se había ido a dar una vuelta bien lejos, y en un acto que ni el mismo se explicó mordió el cuello del chico el cual en algún momento se le hizo apetecible, un pequeño gemido se escuchó salir de los labios del menor.
— Kuroko lo siento yo…no sé qué sucedió - Se apartó lo que más pudo recobrando parte de su razón, pero aun en la misma posición, ya que el pequeño no se apartó.
— ¿Kagami-kun yo te gusto? – Pregunto desde su lugar con la mirada en el piso.
— …
— Si yo dijera que me gustas ¿Me odiarías?
— ¿Qué significa eso?
— …Los siento…olvida lo que dije…será mejor que me vaya…- El pequeño se dispuso a marcharse, pero Kagami lo detuvo tomándolo del brazo.
— No te vayas.
— Debo parecerte asqueroso, confesándome a un hombre.
El pelirrojo se levantó y cobijo a Kuroko en sus brazos, el rostro del fantasma de Seirin se encontraba oculto en el pecho del mayor, estuvieron unos cuantos minutos en silencio, hasta que Kagami bajo hasta el oído del peliceleste.
— Veamos… no soy bueno en estas cosas…pero… yo también te quiero – Susurro – No creo que seas tan tonto como para no notar como palpita mi corazón en estos momentos - ¿Kuroko quieres ser mi novio?
— Kagami-kun es un romántico – Levanto la vista y las miradas rubí y zafiro se encontraron causando un pequeño estremecimiento en ambos.
No era una mirada de compañeros, mucho menos de amigos, esa mirada reflejaba deseo, era la mirada de dos jóvenes enamorados, el pelirrojo tomo el mentón del menor y sin esperar respuesta, ya que la sabía de antemano depósito un beso lleno de ternura, sabía que este sería el comienzo de un bello romance.