-Digamos que su hijo posee una extraña enfermedad mental.-
-Y… ¿Que tipo de enfermedad es esa?-
-Su nombre es “Trastorno de Identidad de integridad corporal”, Esta es una de las enfermedades más crueles desde el punto de vista físico. El paciente siente la imperiosa necesidad de amputarse un miembro de su cuerpo. En esta enfermedad, la persona ve a ese miembro que desea amputarse como un elemento extraño a su cuerpo. Puede llegar incluso a desagradar y molestar profundamente, impidiéndole tener una vida feliz.-
-Nunca lo vi intentar sacarse alguna parte de su cuerpo, así que no lo entiendo señor. En serio creo que usted esta exagerando y a de ser otra cosa.-
-Señora Kagami, usted… ¿Jamas vio a su hijo mirarse con desagrado al espejo? ¿Mirando con absoluto cuidado e intensidad un cuchillo o cualquier otro material que contenga filo?-
-Lo del espejeo si, pero yo creo que es completamente normal entre muchachos y muchachas de su edad, no creo que sea este tipo de problema.-
-Señora, creame que la entiendo, pero el que se encontró detrás de esa puerta hablando con el fui yo, y parece que aquí el que verdaderamente esta preocupado, también soy yo, el pequeño necesita un tratamiento urgente, pero si usted no me da su autorización yo no puedo hacer nada.-
-Pues lo siento, yo no creo que mi hijo posea este tipo de enfermedad mental, a de ser otra cosa.-
-Si no quiere escuchar lo que le digo, ¿para que lo trajo?.-
-Su doctora me dijo que encontró unos cortes en los dedos de sus pies y que, cuando le pregunto como se los había echo, el simplemente le contesto que se los hizo porque se encontraba aburrido.-
-¿Y aun así duda del diagnostico que le di?¿Usted me está hablando en serio?.-
-Mi hijo todavía es pequeño y si lo hizo estaba aburrido es porque estaba aburrido y ya, ¿Qué le encuentra de malo usted? Es un niño que posee curiosidad y es nor…-
-Escúcheme bien señora, ¡el ya no es un niño! ¡tiene 14 años, por el amor de Dios! ¿Me explica que curiosidad tiene un tipo de 14 años a menos de que sea sobre mujeres, estudio, carrera o deporte? ¿Hace cuanto que no se preocupa por su hijo? Porque es en lo único que puede pensar en esos momentos, yo no me meto en las vidas de mis pacientes, ¡pero este aso es serio! ¡muy serio! ¿Usted sabe que si no es esta enfermedad puede llegar a ser una peor?-
-¡Usted no tiene ningún derecho a levantarme la voz! Es mi maldito hijo y yo hago lo que se me plazca con el, dígame ¿Que “importante enfermedad” es peor que esta?-
-Podría llegar a ser, lo que nosotros llamamos “Autofagia”, que es parecido a lo que le diagnostique primero, con la gran diferencia de que sientes una increíble atracción por comer esos restos que apuntaste de tu propio cuerpo, algo así como un “zombie”.-
-Sigo sin creerle absolutamente nada, y si me disculpa, iré a buscar a MI HIJO para llevarlo a NUESTRA CASA sin que gente estúpida nos diga cosas estúpidas.-
-Muy bien, como usted guste, yo solo le di mi grato consejo.-
-Sus consejos no me sirven para nada, Taiga, saluda el señor.-
-Adiós.-
-Adiós pequeño, cuidate.-
…=…
7 años después…
Su cuerpo se sentía liviano, ¿Como no hacerlo? Después de todo su brazo izquierdo no se encontraba allí. Fue encontrado por su querido novio Aomine Daiki en el sótano de la pequeña casa en la cual vivían. Ambos, poseíamos extrañas enfermedades mentales, después de todo, lo conocí en este mismo hospital a mis 17 años. El, un paciente del no muy famoso “Síndrome de Stendhal” y yo pues, ni siquiera sabia lo que poseía. O eso me dije el primer día que fui a parar aquí luego de cortarme 3 dedos de la mano izquierda con un hacha vieja y oxidada que encostre en el sótano de mi antigua casa. No los creí necesarios y eran incómodos para mi, así que solo me deshice de ellos. Sabia que estabas angustiado, tu mano apretando fuertemente mi mano derecha me lo aseguraba.
Intente decirle que estábamos bien, que no te preocuparas, que no tenias la culpa, que solo mi brazo me pareció molesto y que no llevaba tanto tiempo tirado en el frio piso de cemento que caracterizaba a nuestro sótano, que te amaba y te amo, que solo me gusta verte triste cuando ves aquellas hermosas obras de arte en aquel pequeño museo que tenemos en el ático, que nosotros somos fuertes, y de parte del pequeño fruto de nuestro amor, ¡pues que se fije! El también se encontraba bien, lo demostraba con todo pequeño movimiento o patadita que daba en mi interior, demostrando que iba a nacer, tan enérgico como tu. Quería sonreírte y mirar tus ojos tan o más azules que el mar, sonreírte y exigirte que me des un beso, pero aquellas señoras con vestidos algo cortos y blancos, te sacaron fuera de aquella habitación.
Los gritos y palabras rápidas de los médicos me mareaban, solo logre entender una conversación:
- “La sangre que perdió es mucha”.-
-“No podremos mantenerlo con vida”.-
-“¿Cuantos meses cumple el feto?”.-
-”El padre del nonato nos dijo que 8 meses”.-
-”Perfecto, en estos momentos la prioridad es la vida del niño”.-
Desde allí no recuerdo nada más, solo el grito que pego el doctor: “SUCCI”N”. Y luego un enorme vació en mi interior, mis ojos pesaban, pero esto ya no era producto de la anestesia, mi respiración me pesaba y hacia doler a mi pecho, sentí lagrimas resbalar por mis mejillas, definitivamente ese no era mi día. ¿Que había echo mal? Solo sentía molesto uno de mis brazos y lo más cercano a mi era esa amoladora, ¡de verdad no entendía lo que había echo mal!, su madre nunca lo juzgo o reto, pero ahora sabia de lo que se perdería
No quería morir de esa forma, de verdad no lo quería, pero estaba feliz de a verse sacado esa molestia, con muy pacas fuerzas gire mi cabeza, encontrándome con el doctor, que, afortunadamente, había detenido el sangrado y se concentraba en coser le herida. Volví a girar mi vista y vi como las enfermeras se encargaban de un pequeño bultito envuelto en una sabanita azul. Mire al frente y sonreí, mi trabajo ya esta echo, me sentía agotado… fui cerrando mis ojos… y con mi ultimo suspiro...
-Aomine…-
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-¡KAGAMI!…-
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