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El príncipe ciervo por Gaeyang

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Notas del capitulo:

Ser bueenos conmigo. :*

 

Disfrutarlo <3

Rodeó la cara del más bajo acariciando sus mejillas con los pulgares. Sus labios amoldándose a los otros en un ritmo suave.

 

Lamió el labio del más bajo pidiendo permiso para entrar. El otro se lo dio algo reticente, abriendo sus labios un poco para dejar pasar a la lengua del chico. Recorrió toda la cavidad del rubio y se enfrascó con este en una danza sensual por el dominio del beso.

 

Se separaron unos minutos después, juntando sus frentes tratando de recuperar sus respiraciones. Las manos del alto ahora en su cadera, manteniéndolo cerca.

 

Pasaron unos segundos antes de que abrieran los ojos, sus miradas encontrándose. Todo a su alrededor desapareció. Sehun no entendía cómo podía haber tantos sentimientos entremezclados entre los dos cuando apenas se conocían de una media hora.

 

-Sehun… No estás obligado a esto, no hace falta que- Lo cayó con un beso dulce, un simple roce.

 

-Shh... Deja de decir eso- otro beso- Sé que no estoy obligado- otro beso- pero quiero hacerlo. ¿O es que tu no quieres?- se separó un poco del bajito en la última parte, mirándolo directamente a los ojos.

 

-No es… no es eso…Yo… yo, si quiero. Llevo esperándote mucho tiempo Sehun…

 

Dicho esto, el bajo aparto la mirada centrándose en el pecho del chico que tenía delante, sus mejillas rojas de la vergüenza. Él le cogió la barbilla con una mano, haciendo que lo mirara a los ojos.

 

-Entonces dime que es- sus pulgares acariciando la suave piel de sus mejillas- ¿Hay algo más en la leyenda que yo no sepa aún?

 

-No, la leyenda se acaba en cuanto tu y yo… bueno, tu y yo nos emparejamos – El alto sonrió un poco por el sonrojo tan adorable de su hyung- Lo que pasa es que no quiero que te emparejes conmigo para después arrepentirte. Quiero que estés completamente seguro de que quieres esto.

 

-Pero lo quiero, de verdad Luhan. No tengo dudas sobre esto- intentó trasmitirle seguridad al otro con su mirada.

 

-No, Sehun, es enserio- apartó al chico de él, retirando las manos de sus mejillas- ¿Qué pasa si de repente un día decides que ya no te intereso y que te arrepientes de tu decisión? Tú lo has dicho, nos acabamos de conocer, no sabemos prácticamente nada del otro.

 

El mayor lo dijo todo abrazado a sí mismo, evitándolo. Sus ojos ligeramente llorosos, Sehun pensó que por imaginarse lo que podría pasar si lo abandonaba. ¿Pero dónde se había quedado el príncipe seguro de sí mismo?

 

Rio por lo adorable que era el mayor mientras se acercaba y lo rodeaba con sus brazos. Besó sus labios una vez más, y aunque el rubio se resistió un poco al principio, acabó relajándose.

 

-Así que estás preocupado porque no nos conocemos mucho- afirmó después de separarse - Bien, eso tiene fácil solución, mi pequeño ciervito.

 

Se separó de él, besando su nariz. Se puso su camiseta olvidada en el suelo y sus zapatos, bajo la atenta mirada del bajo. Cuando se acabó de vestir cogió su mano y lo guió hasta llegar a la sombra de un árbol grande.

 

Se sentaron frente a frente, el menor apoyado en la corteza y el mayor en una roca que había delante.

 

-Bien Luhannie, vamos a jugar a un juego- le dijo sonriendo- Yo te haré una pregunta y tú la contestarás. No se vale mentir, eh. Después tú me harás una a mí y así hasta que sepas tantas cosas de mí que te arrepentirás de haber comenzado el juego.

 

El rubio rio por la cara del otro al intenta guiñar un ojo y asintió, preparándose.

 

-De acuerdo, empezaré yo ¿vale?- otro asentimiento del rubio- ¿Cuántos años tienes?

 

-Bueno…- el bajo parecía pensarse bien su respuesta y por la sonrisa que le dedicó, Sehun supo que no se lo iba a dejar fácil-Parece que no ha pasado el tiempo para mí mientras estaba convertido en ciervo, ya que tengo el mismo cuerpo que cuando me hechizó la bruja. Pero en aquella época tenía unos 23, así que supongo que esa es mi edad ahora.

 

-Hmmm  ¿Y cuánto tiempo hace de aquello?- le preguntó curioso.

 

-Hun, eso son dos preguntas- el otro hizo un puchero y él le saco la lengua- me toca a mí.

 

Se quedó un poco pensando que preguntarle, realmente él sabía casi todo lo que había que saber del chico. Su abuela había estado yendo a verlo y contándole sobre su nieto.

 

-Vale, ya tengo una ¿Por qué has venido hoy solo al bosque?

 

-Bueno… ahora que lo pienso supongo que mi abuela me la ha tramado un poco para que llegara hasta aquí- le contestó, rascándose la nuca y sonriendo en modo de disculpa- Me ha echado de casa porque decía que llevaba mucho tiempo tumbado en el sofá y que ya era de que fuera a que me diera el aire. Y aquí he acabado.

 

-Sí, veo a Nana capaz de eso

 

Los dos rieron ya que de hecho la vieja Nana era una mujer de armas tomar a la que nadie podía decir que no. Sehun la amaba con todo su corazón y podía ver que también era especial para el chico que tenía delante.

 

*-*-*-*-*

 

El chico podía notar como cada momento que pasaba se sentía más atraído hacia el rubio delante suya. Su risa, la manera de apartarse el pelo de la frente cuando le molestaba o como agachaba la cabeza cuando algo lo avergonzaba.

 

Sehun sabía que no había vuelta atrás y que por mucho que el otro lo obligara a pensárselo bien, él ya lo tenía claro. Estaba enamorado de él y quería que fuera suyo para siempre.

 

No se dieron cuenta de la hora hasta que se encontraron completamente a oscuras, la luna brillando encima de sus cabezas.

 

-Mierda, es tardísimo- el alto miró la hora dándose cuenta de lo tarde que era- tengo que volver  a casa, mi abuela debe de estar preocupadísima.

 

El alto se levantó dispuesto a irse, siendo parado por el bajo que lo cogió de la muñeca.

 

-Espera Sehun- le dijo - ¿Por qué no te quedas esta noche aquí?

 

-No sé si es buena idea, creo q…- calló al ver la cara que le ponía el otro, como si le hubieran robado la ilusión- Creo que tal vez sí que deba quedarme.

 

Aquella tarde había descubierto que era completamente débil ante esa mirada. No podía decirle que no a nada si le miraba con esos ojos de ciervito.

 

El bajo sonrió y rodeó su cintura abrazándolo fuertemente.

 

-Gracias- dijo aún con la cara enterrada en el hueco de su cuello- De verdad no quería pasar la noche solo.

 

- No es nada, todo por mi pequeño príncipe- rodeó el cuerpo del más bajo con sus brazos y besó su cabeza.

 

-Vamos- le dijo el rubio después de separarse de él- debes estar cansado.

 

Antes de que pudiera decir nada, el mayor ya lo estaba arrastrando de la muñeca bosque adentro.

 

Caminaron por unos cinco minutos antes de pararse delante de un gran árbol que parecía tener más años que todos los habitantes del pueblo juntos. No entendía porque el mayor lo había llevado hasta allí, ¿sería que vivía dentro del árbol?

 

El rubio lo miró divertido, adivinando sus pensamientos, y le dijo que mirara hacia arriba.

 

Cuando lo hizo casi cayó de espaldas.

 

El bajo sí que vivía en el árbol, pero no dentro, si no en la enorme casa del árbol que se alzaba entre las gruesas ramas de aquel centenario.  Bueno, si a aquello se le podía llamar casa.

 

-Esto es el palacio verde.-le explicó- Ha pertenecido a mi familia desde generaciones. Es bonito  ¿no?

 

-Es precioso-susurró.

 

Y lo era. Pequeños farolillos colgados de las ramas iluminaban toda la estructura. Se podía ver que tenía varios pisos y se componía de casetas unidas por puentes colgantes. Parecía la casa de un hada.

 

-Es la primera noche en cincuenta años que voy a dormir aquí.- Le dijo, sacándolo de su ensoñamiento- Gracias por quedarte, realmente significa mucho para mí.

 

El chico negó y lo besó dulcemente, demostrándole que de verdad todo estaba bien.  

 

-¿Subimos?

 

El alto asintió y ambos subieron por una escalera que rodeaba todo el tronco hasta llegar a lo más alto. El rubio sacó una llave escondida entre las ramas y abrió la puerta.

 

Los recibió una habitación sencilla y cuadrada, con las paredes y suelos de madera. Una  enorme cama de dosel blanco posada en la pared de enfrente de la puerta. 

 

-Sé que no es mucho, pero se duerme bien. O bueno, eso es lo que recuerdo.

 

-Mientras esté contigo cualquier cosa está bien- le dijo al oído mientras lo abrazaba por detrás.

 

El bajito se sonrojó pero no dijo nada, dejando que el otro lo guiara dentro de la habitación aún sin soltarlo.

 

Ambos sabían lo que venía a continuación. Llevaban toda la tarde posponiéndolo, pero ya no había motivos para hacerlo. Los dos lo querían, lo necesitaban y aquel era el momento perfecto. 

 

El alto repartió besos de mariposa por todo el cuello del ciervito, notando como se estremecía y se movía para darle mejor acceso. Deslizaba sus manos arriba y debajo de su costado ganándose suspiros pesados que salían de su boca sin parar.

 

Besó el lóbulo de la oreja derecha del mayor, mordiéndolo ligeramente,  para luego bajar poco a poco hasta su hombro, repartiendo besos y lamidas suaves por toda su piel. Apartó la tela que cubría la piel de sus clavículas cuando le molestó y siguió besando su piel.

 

Repitió el proceso en el otrolado, provocando que la túnica cayera al suelo, dejando al rubio completamente expuesto ante su mirada. No se resistió y dio la vuelta hasta tenerlo de frente quedándose enamorado por lo que tenía delante.

 

Sehun lo recorrió con la mirada, la nívea piel del bajo brillando por la luz de la luna que se filtraba por las finas cortinas blancas. Llevó su mirada des de sus clavículas hasta sus largas piernas, pasando por su torso y sus estrechas caderas.

 

Dejó caer su mirada en el miembro semi-erecto del bajo, orgulloso entre sus muslos, antes de volver la mirada a los ojos avellana del otro. Si el rubio tenía vergüenza, no lo demostró. Se quedó de pie, quieto, dejando que el chico lo admirara, sin apartar la mirada ni un momento.

 

No se resistió más y se acercó de nuevo, besándolo, esta vez directo en sus labios. Fue un beso diferente a los que habían compartido antes. Aunque fuera un beso dulce, también iba cargado de lujuria.

 

Sus lenguas se encontraron, danzando entre ellas. El menor dominando la danza casi al instante, dejando al rubio enredar sus dedos en el pelo de su nuca. Lo cogió de la cintura, acercándolo hasta pegar sus pechos.

 

Se separó y comenzó a besar de nuevo su cuello, ganándose un gemido de parte del mayor al succionar un punto en específico. Sonrió al oírlo y se apartó, mirando la marca roja que había dejado al morder la suave piel ajena. Se quitó la camiseta que llevaba, mostrándose delante del mayor.

 

Se quitó la camiseta y los zapatos antes de cogerlo de la muñeca y guiarlo hasta la cama. Hizo que se tumbar en medio de la cama y se colocó encima de él, apoyándose en sus codos para no aplastarlo. Recorrió su mejilla con los labios antes de volver a besarlo, sintiendo como el otro enredaba sus manos en el pelo de su nuca.

 

Separó sus labios y bajó por su cuello, besando también sus clavículas hasta llegar al pecho del mayor. Metió uno de sus pezones en la boca, rodeándolo con la lengua y tirando de él suavemente. Acarició el otro con la punta de sus dedos, notando como se iba endureciendo por su toque.

 

El bajo era un lio de gemidos en ese momento, sus dedos enredados en el pelo del menor mientras su espalda se arqueaba por las sensaciones. Al alto le encantaba lo vocal que era el mayor, no reteniendo ningún sonido.

 

Soltó su pezón y bajó por su estómago dejando un reguero de besos húmedos a su paso. Besó su piel hasta llegar al miembro del mayor. Besó en un punto bajo de su ombligo y lo miró a los ojos antes de darle una lamida lenta a la punta.

 

-Mierda Sehun- gimió el otro entrecerrando sus ojos.

 

Sehun sonrió y se metió la cabeza en la boca, succionando ligeramente. El mayor maldijo y le estiró del pelo en una súplica silenciosa. Sonrió por la acción del bajo y no lo hizo esperar más. Se lo metió por fin en la boca, subiendo y bajando lentamente, enloqueciendo al mayor.

 

Sonrió aun con el miembro del otro en la boca al ver al mayor echar la cabeza hacia atrás, gimiendo alto por la sensación.

 

Tomando casi al completo al bajo en su boca comenzó a moverse más rápido. Este tiró de su pelo y él lo dejó marcar el ritmo, sintiendo al rubio mover sus caderas.

 

-Seh…Sehun.. voy  a.. - le avisó minutos después para que se separara.

 

Aun así el menor no dejó su movimiento, haciendo que el rubio se corriera en su boca. Tragó  toda la esencia del bajo y lo sacó de su boca con un chasquido obsceno.

 

Lo miró en ese momento, sus mejillas coloradas y su pecho subiendo y bajando intentando recuperar el aliento. No pudo con la visión delante suya, el mayor era hermoso, y ahí tumbado lo era aún más.

 

Subió hasta colocarse encima suya de nuevo y lo besó, compartiendo el sabor del bajo.

 

Se separó cuando les hizo falta respirar y juntó sus frentes, mirándolo a los ojos.

 

-Luhan, ¿Estás seguro de que esto es lo que quieres?- le preguntó sin separar sus miradas

 

-Sí-lo besó en los labios- nunca he estado tan seguro de querer algo- le respondió, capturando sus labios una vez más.

 

Al chico no le hizo falta nada más. Llevó tres de sus dedos a la boca del bajo que entendió el mensaje y los metió en su boca, lubricándolos.

 

Sehun mentiría si dijera que no le puso caliente la manera en que el otro lo miraba mientras pasaba la lengua por entre sus dedos, llenándolos de su saliva.

 

Decidió que ya estaban bastante lubricados cuando el bajo le mordió uno de ellos, succionándolo ligeramente después. Los sacó de su boca dándole un último pico y le indicó que se diera la vuelta. El bajo lo hizo, quedando con el cuerpo apoyado en las almohadas y el culo en alto, expuesto ante el chico detrás de él.

 

Acarició su espalda baja con la otra mano, sintiéndolo temblar ligeramente. Llevó su mano por la curva de su espalda y le separó las nalgas, mostrando la entrada del mayor. La acarició con su dedo corazón, lubricándola, antes de empujarlo ligeramente.

 

No quería lastimar al mayor, sabía que esta iba a ser su primera vez y quería que fuera especial para ambos. Fue metiendo el dedo lentamente, sintiendo como el otro se tensaba por la intromisión.

 

-Relájate pequeño- Lo intentó calmar repartiendo besos por su espalda baja y sus muslos.

 

Sacó un poco el dedo y lo volvió a meter lentamente, oyendo un pequeño gemido del otro que lo hizo sonreír. Repitió el proceso hasta que el bajo lo tomaba sin problema. Metió otro y, cuando se hubo acostumbrado a este, metió el tercero.

 

El bajo soltó un quejido de dolor y él buscó su pene entre su abdomen y el colchón. Le dio un apretón y comenzó un lento vaivén, intentado que el bajo se olvidara de los dedos abriéndose camino en su entrada.

 

Unos minutos después el mayor era un lio de gemidos que afectaban directamente al miembro encerrado del alto, que hacía tiempo que pedía atención. Sacó los dedos del interior del otro cuando ya no pudo soportarlo más. El otro se quejó por la pérdida pero se dejó dar la vuelta, yaciendo sobre su espalda.

 

Se quitó los pantalones y la ropa interior bajo la atenta mirada del mayor, que se había colocado sobre sus codos para poder mirarlo mejor. Vio como el bajo se mordía el labio mientras lo miraba masturbarse hasta sacar el preseminal.  Sehun podía jurar que no había visto nunca nada tan sexy.

 

Cuando pensó que ya los había hecho esperar suficiente a ambos se colocó encima del mayor, cogiendo sus piernas y colocándolas en sus hombros, dejando a la vista la rosada entrada.

 

- Luhan, voy a entrar. ¿Vale?

 

El rubio asintió, mordiéndose el labio en un gesto nervioso. El menor lo besó una vez más transmitiéndole toda la seguridad que podía.

 

Cogió su miembro por la base y lo digirió a la entrada del otro, colocándose. Empujó sus caderas poco a poco, sintiendo como atravesaba el apretado anillo de músculos. Paró cuando estuvo dentro del todo y se esperó a que el rubio estuviera preparado.

 

El mayor tenía los ojos cerrados y respiraba pesadamente, intentando acostumbrarse a la intromisión. Subió sus manos y quitó la lágrima que recorría su mejilla, basando sus labios  después. No quería meterle prisa al bajo, pero el calor que lo rodeaba lo estaba volviendo loco.

 

Sintió al bajo mover sus caderas ligeramente y entendió que esa era la señal para moverse. Salió casi por completo, dejando dentro solo la punta, y volvió a entrar de golpe, haciendo que los dos gimieran fuerte por la sensación. Cogió las manos del bajo y entrelazó sus dedos, buscando el ritmo de sus caderas.

 

La habitación se llenó de los agudos gemidos del bajo y el sonido del choque entre pieles que calentaba más al alto, si es que aquello era posible. Besó el cuello del más bajo queriendo dejar todas las marcas posibles y que el mundo supiera que aquel príncipe era suyo.

 

En una de las embestidas dio en un punto en especial, provocando que el rubio arqueara la espalda, cerrando fuertemente los ojos, clavándole las uñas en los hombros.

 

-Lo encontré- le dijo sonriendo orgulloso por lo que estaba provocando en el bajo.

 

Siguió dirigiendo sus embestidas al mismo punto, haciendo que el rubio fuera hacia las nubes y bajara a la tierra cada vez. La uñas del otro dejando caminos furiosos por su espalda pero no podía importarle menos. Nunca había experimentado nada igual, tan mágico, tan perfecto.

 

Lo besó de nuevo cuando sintió que se contraía alrededor suyo. Un beso con dientes y lenguas jugando entre ellas, ahogando los gemidos del bajo y sus propios gruñidos.

 

Sabiendo que iba a terminar pronto aumentó la velocidad de sus embestidas, abusando del punto dulce del bajo cada vez. Volvió a entrelazar sus dedos, sus caderas moviéndose en un ritmo errático. Notó como se formaba el nudo en su abdomen, el nudo que lo uniría con el bajo para siempre.

 

Durante mucho tiempo había pensado le daría miedo el tener que emparejarse con alguien, aún si este fuera su pareja predestinada. Pero para el menor no podía haber un momento más perfecto que aquel. Si tenía que pasar la vida entera con alguien, él quería que fuera con el precioso rubio que tenía bajo suya.

 

-Hazlo, córrete para mi pequeño- le dijo al oído, mordiendo su lóbulo después.

Y Luhan no podía negarse a tal petición por parte del alto. Arqueando su espalda se corrió entre los pechos de ambos, el nombre del alto en su boca al hacerlo. Notó como el otro lo aprisionaba con sus paredes y aumentó más la velocidad de sus embestidas.

 

Sintió como el nudo se hacía más grueso hasta que ya no pudo resistirlo más y se corrió, llenando al bajo con su semen caliente. Bajó las piernas del otro de sus hombros y se quedó mirando los ojos contrarios, intentando recuperar su respiración.

 

El rubio acerco sus labios y se fundieron en un beso dulce y tranquilo. No tenían prisa, ese momento era de ellos dos, sus cuerpos aún unidos por el nudo en la base del miembro del alto.

 

No pudiendo separarse, el alto los dio la vuelta a ambos, quedando el rubio encima suya, su cabeza encima de su pecho. Besó su cabeza y lo acercó más a su cuerpo, tapándolos a ambos con las sabanas.

 

-Luhan, está bien, puedes dormirte- le dijo cuando notó como el bajo luchaba para mantener sus ojos abiertos.

 

El bajo cerró sus ojos, abrazándose más a la cintura del alto, notando el calor del otro. Besó su pecho cariñosamente, haciendo que el alto sonriera.

 

-No sé cómo ha pasado esto, como ha ocurrido tan rápido, pero te amo Luhan. Te amo mucho- le dijo, sintiendo su respiración tranquila al dormir.

 

-Sehun- dijo el príncipe sonriendo contra la piel del otro.

 

El rubio sonrió aún más al notar al alto tensarse. Seguramente pensaba que dormía y por eso lo había dicho.

 

-Dime- le respondió, destensándose al notar al bajo besar su pecho de nuevo.

 

-Yo también te amo.

 

Y el chico alto y apuesto se sonrojó, dejándose dormir al lado del que a partir de ese momento sería su pareja para siempre.

 

Al lado de su príncipe ciervo. 

Notas finales:

<3


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