Besándonos
Se encontraba mirando al tigre de Seirin mientras tomaba un descanso, siempre se terminaba preguntando de donde sacaba tanta energía, para seguir practicando, pero gracias a eso podría observar, ver en detalle cada uno de sus movimientos, como se le tensan los músculos de los brazos cuando encesta alguna canasta, mirar con detención aquella sonrisa de logro tras encestar perfectamente. No podía quitar la mirada de aquellos labios, era increíble pensar que una persona como Kagami siendo bruto y con un toque inocente a la vez, lo podía besar de forma tan delicada con aquellos labios.
-Tan concentrado mirando a Kagami, supongo que estás pensando en una un técnica, no? – le hablan con tono suspicaz
-Entrenadora, en de mala educación asustar a las personas – dice en tono calmado aunque su pulso este levemente acelerado
-Tú… – expresa con una marcado tono de estrés – Ya se terminó tu descanso, vete a practicar si no quieres que tu pequeño secreto sea rebela ante Kagami – una amenaza muy clara de la cual Kuroko no tuvo valor de querer refutar, ser descubierto por la entrenadora era una cosa, pero que Kagami se enterara ya era algo vergonzoso.
Todos saben que Kuroko es un buen observador, tiene que serlo para dar los mejores pases, pero cosa distinta es observar al pelirrojo con otras intenciones fuera de la cancha, pero con el pasar del tiempo aquello era más difícil de controlar, varias veces ha perdido la concentración por observarlo sobre todo cuando queda prendado de su rostro y solo se le viene una cosa a la mente;
Besarlo.
-Bien chicos! – el fuerte silbato lo saco de sus pensamientos – Es todo por hoy, descanse adecuadamente aunque no tengamos partidos próximos – dice con su característica pose con sus manos en la cadera – Sobre todo tú Kuroko, deja de andar tan distraído – dejo notar malicia en sus palabras, él solo asiente levemente avergonzado, los demás, excepto Kagami, se miran sin entender a qué iba aquello para sus ojos él estaba igual que siempre.
-Si – es su escueta afirmación tras ser delatado en frente a Kagami y de sus demás compañeros, sin duda la entrenadora era alguien de temer.
-A cambiarse y no demoren! – tras las últimas palabras todos salen en dirección a los camerino de manera rápida, solo quieren cambiarse y llegar pronto a casa.
***
-Nosotros ya no vamos – habla Izuki por los demás
-Esperare a Kuroko, Senpai – responde Kagami sentado en la banca frente al casillero del nombrado
-Bien, no tarde y dejen todo cerrado – es Teppei quien habla ahora con su característica sonrisa y tono de voz – Nos vemos mañana – sale junto a los demás dejando solo a los otros dos.
Kagami espero a no escuchar ni los pasos ni las risas de los que se había ido primero para levantarse en silencio y quedar detrás de Kuroko.
-Así que… – hablo suavemente causando un escalofrió a su compañero – Qué es lo que te tiene tan distraído? - el pulso de más bajo de acelero rápidamente, daba gracias que en su expresión facial no se notara, eso y que estaba de espalda
- … – terminó de abotonar su camisa y arreglarla bajo su pantalón, dio un suspiro antes de voltear y quedar cara a cara – Kagami-kun, si fuera algo de real importancia ya lo hubiese hablado contigo – lo miro a los ojos para que el otro se diera cuenta que no le mentía – Pero aprovechando que estas preocupado por mí, podrías agacharte un poco – sonrió levemente al ver como el otro algo desconcertado le hacía caso igual, llevo una de sus manos hasta la nuca del otro acariciando de paso esos suaves cabellos rojo y jalo hacia adelante.
El pequeño rose de sus labios le mando un corriente eléctrica por todo el cuerpo, ni siquiera habían pasado 12 horas desde la última vez que lo beso y sentía como si fueran días, Kagami rápidamente como pocas veces capto el mensaje, acerco más su rostro dejando a Kuroko besarlo a su antojo, las suaves y pequeñas caricias de sus labios lo volvían loco, quería más y más de esos labios.
Llevo ambas manos al rostro de más bajo para evitar que se alejar al hacer más profundo el beso con su lengua acariciaba la contraria una suavidad mesclada con erotismo que lo dejaba sin aliento, pero quería más, necesitaba mas
-Ka…– trato de hablar buscando algo de oxigeno sin embargo su pareja no daba tregua, con ambas manos lo empuja sin querer apartarlo realmente, solo dándole a entender que necesitaba respirar.
-Es tu culpa – se separa de su boca lamiéndose los labios, respirando agitadamente – Tú comenzaste, habíamos acordado nada de besos entando en la escuela – se excusa mirando como el otro respiraba rápidamente en busca de oxígenos para sus pulmones – No te das cuenta de lo difícil que es controlarme y no haces más que tentarme – besa su mejilla con cariño separándose definitivamente de Kuroko.
-No es mi culpa que besarte se sienta tan bien – descarado como él solo, con el gusto de avergonzar al más alto suelta aquellas palabras
-Serás! – Exclama sonrojado – Vamos a mi casa se está haciendo tarde y… – baja su rostro para susurrarle al oído – Allá podemos seguir besándonos y más, cosa que lo uno que te mantenga distraído sean mis besos y yo.
Kuroko asiente con una sonrisa en los labios, saliendo definitivamente del gimnasio. Las hamburguesas y el batido de vainilla tendrán que esperar hasta mañana luego de semejante invitación.