Se dirigían a Denver, en el iceberg, la mayoría dormía, a excepción de Jorge, que estaba pilotando y Thomas, que se había despertado al notar a Newt moviéndose. Lo observó por unos minutos. Sudaba, fruncía el ceño, apretaba los puños y susurraba palabras incomprensibles. Estaba teniendo una pesadilla.
Thomas decidió que lo mejor era despertarlo, para que no lo atormentara más aquello con lo que estuviese soñando. Colocó el brazo en su hombro y lo movió de lado a lado. Newt gruñó y luego entreabrió los ojos, tomando una gran bocanada de aire. Miró a Thomas y luego el suelo, tratando de normalizar su respiración.
—¿Con qué estabas soñando?—preguntó en un susurro, para no despertar a Minho ni a Brenda.
Newt no contestó, solo se pasó una mano por el pelo y se encogió de hombros. Probablemente estaba soñando con relacionado con el Destello, o con eso o algo sobre aquellas personas que habían dejado atrás: Chuck, Alby, Fritanga, Ben y el resto de clarianos.
—Todo esto… me atormenta—susurró el rubio—. Voy a volverme loco, voy a ser un fuco raro. Y no… no quiero que ni Minho, ni tú, ni ninguno de los inmunes me vea cuando este… ocurriendo.
—Newt...—musitó—. Eres nuestro amigo y si… si te va a pasar algo, prefiero que estés con nosotros.
—¡No!—vociferó y por un micro-segundo, Thomas vio la locura a través de los ojos de Newt.
—Baja la voz, los despertarás—pidió Thomas.
Él se mordió el labio levemente, apartó su mirada de la del chico y suspiró, volviendo a la cordura.
—A eso es a lo que me refiero—dijo—. Cada segundo que pasa, me voy volviendo más loco. ¿Crees que podría perdonármelo si os hiciera algo?—él mismo se respondió a su pregunta—No. Soy un fuco raro.
—Newt—lo llamó.
—Mañana os largaréis y me dejaréis aquí, no quiero que volváis a buscarme. No quiero que me volváis a ver.
—Pero...—él lo interrumpió.
—Haréis eso si no quieres que te parta tu bonita cara—soltó apretando más los puños, pero luego se tranquilizó.
—Newt, no...—volvió a interrumpirlo.
—Por favor, Tommy. No lo hagáis, tenéis que joder a los gilipullos de CRUEL, por todo lo que nos han hecho pasar ellos. Hazlo. Hazlo también por mí.
—Pero… te necesitamos con nosotros, Newt—musitó Thomas.
—No sabes por lo que estoy pasando, Tommy. Me estoy volviendo un raro, un fuco raro. En cualquier momento se me podría ir la olla y podría coger un lanzagranadas o una pistola y dispararos, ¿crees que podría permitir eso? No quiero ser un paso atrás en todo este rollo, no me jodas más con toda esa historia de que vaya con vosotros, porque no lo haré. No puedo hacerlo.
Thomas se quedó en silencio. Se sentía mal consigo mismo por no poder hacer nada por él. Por no poder salvarlo. Odiaba eso. Odiaba el Destello y todo lo que CRUEL les había hecho. Observó a Newt otra vez y soltó un suspiro. Como odiaba esa enfermedad.
—Tommy—susurró—Perdóname por lo que voy a hacer.
Thomas frunció el ceño, confundido, pero no pudo reaccionar a lo que Newt hizo a continuación. Sus secos y agrietados labios sobre los propios. Newt le había besado.
Thomas tragó saliva y trató de decir algo pero no le salían las palabras.
—Lo siento. Sé que estás enamorado de ésta—señaló a Brenda con la cabeza— pero… tenía que hacerlo. Antes de que me vuelva loco.
Le dio la espalda y se acurrucó arropándose con la manta.
Thomas no sabía qué hacer, y mucho menos qué decir. En su cabeza solo había una frase: Newt le había besado.
Supuestamente, todo había acabado. Con CRUEL nunca podían fiarse. Thomas se había encerrado en una habitación, después de todo aquello, necesitaba unos minutos para sí mismo. No podía soportar todos aquellos recuerdos que lo carcomían por dentro, las muertes de sus compañeros. Todo aquello para salvar a la fuca raza humana.
—Newt…
—¡Hazlo antes de que me convierta en uno de ellos!
—Yo…
—¡MÁTAME!—y entonces los ojos de Newt se despejaron como si hubiera recuperado un último momento de cordura y la voz se le suavizó—. Por favor, Tommy. Por favor.
Con su corazón cayendo en un negro abismo, Thomas apretó el gatillo.
Aquellas imágenes eran imposibles de borrar. No podía hacer nada por evitar recordarlo. Sentía como si su corazón se hubiese roto en pedazos por cada una de aquellas muertes, pero sobre todo por Newt. Rompió a llorar sin poder evitarlo, apretando los puños con fuerza. Lo hacía en voz baja, para que nadie le oyese, todo aquello había sido una jodida tortura.
Debía esforzarse en hacer lo posible con quien tenía, con quien le importaba. Conservaba a Minho, a Fritanga, a Brenda, pero había alguien que se le había quedado pegado para la eternidad. Newt.