Yo no quería enamorarme.
Pero el...
El tenia algo que me llamaba bastante la atención.
Su pelo rubio, suave y largo que brillaba bajo el sol.
Sus ojos claros...Tan claros como el agua.
Su sonrisa...Todo. Todo en el era perfecto.
Solo tenia una pequeña imperfección.
El amaba con todo su alma a mi sobrino.
¿Quien no amaría a ese azabache prodigio?
El era un encanto. Toda la familia lo amaba, incluyéndome.
Todos lo adorábamos.
Pero yo... Yo necesitaba al rubio.
Lo necesitaba como un drogadicto necesitaba su droga.
Mi doctora una vez me dijo que soy mental mente inestable.
¿Y saben que?
Tiene razón.
Era el décimo segundo cumpleaños de mi pequeño sobrino Sasuke.
Todos asistimos, hasta el mejor amigo del cumpleañero, que casualmente era el hermano menor de mi amado.
Eran como dos gotas de agua solo que el menor tenia pelo corto.
Se podía notar desde lejos que ellos dos sentían algo.
También fue el. Mi amado doncel.
Su sonrisa era cada vez mas encantadora.
Lo necesitaba.
Necesitaba que me sonriera a mi. Solo a mi.
-Familia, Debo darles una gran noticia.- Anuncio el azabache, dueño (por ahora) de los pensamientos de mi amado.-Deidara y yo estamos esperando un bebe.
Necesitaba hacer algo...y rápido.
Esa misma noche arme un plan.
Ya tenia todo preparado.
Y pagado.
Cuando ser sirvió el desayuno a la mañana siguiente, hablamos de trivialidades hasta que el plan empezó.
Itachi se levanto de golpe escupiendo, tosiendo sangre.
Todos nos preocupamos; no me costo tanto actuar. Rápido lo llevamos al hospital, donde el doctor que nos atendió me reconoció.
Note en su mirada que iba a ayudarme.
Deidara estaba tan triste, era tan fácil en ese momento manipularlo.
Y mas después de que el doctor salio de urgencias y confirmo las sospechas de todos y de que mi plan había funcionado.
El joven Uchiha había fallecido de un "infarto."
Amaba a mi sobrino, pero amaba mas a mi rubio.
Me ofrecí voluntariamente a llevarme a Deidara a la casa donde iba a pasar la eternidad con su difunto esposo.
Al principio no quiso, quería despedirse de Itachi. Y Así fue, no quería aparentar desesperado.
También a mi me dolía, pero no tenia otra opción.
Al final, todos aceptaron que yo me lo llevase por el bien del bebe.
Lo acosté en la cama donde le di de beber jugo de fruta con un toque mágico.
El rubio empezó a sudar y a sentir demasiado calor. Y aunque me dijera que era algo del embarazo y el extres por el que paso, yo sabia perfectamente lo que era.
El afrodisíaco había empezado a dar efectos.
Me coloque encima de el delicadamente, no quería hacerle daño a mi futuro hijo.
Por que de algo estoy seguro. Yo seré el padre del bebe, yo lo cuidare. A el y a los que vengan.
-No..esto esta mal.-dijo el ojicielo.-No podemos hacer esto..Itachi murió hoy.
-No lo niegues mas, Deidara. Tanto tu como yo queremos esto. Tan solo mírate.-D dije cerca de su oído acariciando el bulto de su pantalón.- ya estas excitado.
-Mmm No... por favor..no...Itachi...el no se merece esto..
-El esta muerto, Deidara. Y no podrás arreglar esto tu solo.
-Pero...
-Prometo ser gentil. Dei-chan, prometo cuidarte ahora que Itachi no esta. Por favor, déjame cuidarte.
El rojo de su rostro lo hacia ver mas angelicalmente. y como tenia una gran dosis de afrodisíaco, ya no pudo evitarlo.
Levanto sus brazos rodeándolos por mi cuello apegando me a el.
-No te permitiré, que me abandones, ¿Escuchaste?
-Si, Dei-chan
Acaricie sus piernas mientras nuestros labios bailaban.
Tan suaves y húmedos. Besar lo era como besar a un ángel. Estar en el Edén.
De a poco fuimos desvistiéndonos, y ciertamente, Deidara parecía un ángel en carne viva.
Tan majestuoso.
Mis manos recorrieron cada centímetro de su suave y frágil piel.
Su bóxer rojo estaba completamente mojado.
Y no tuve la necesidad de prepararlo, su propio anillo se tragaba el pre semen que salia de su pene.
Sus manos se entretenían acariciando mi corto pelo y mi pálida espalda.
Tome mi pene con una mano mientras que con la otra tomaba su cintura elevándolo unos centímetros, facilitándome la entrada.
-Haz..lo...hazlo, por favor...O mmm hazlo, ya no aguanto mas
-A sus ordenes, Dei-chan.-dije metiendo de una todo mi miembro.
-¡¡Aaahh!!-grito el rubio rodeando mi cintura con sus largas piernas.
-¡Me voy a mover, Dei-chan!
El rubio asintió mirándome a los ojos.
-Solo recuerda...yo no soy Itachi.
Mi cintura tuvo vida propia, se movía rápido agregándole fuerza en algunas estocadas, Mientras los gritos y jadeos de Deidara se intensificaban.
-¡¡Mas!!¡¡Por favor!!
Mi mano derecha se encargo de darle placer por adelante mientras que la izquierda se entretenía pellizcando sus pezones.
Tan rosados e hinchados. No pude evitar meter uno en mi boca, lamer lo, mordisquearlo. Todo, con tal de escuchar lo gritar, rogar.
-¡¡¡Siii!!!¡¡Maaas!!!
Las estocadas eran mas continuas, mas rápidas y mas fuertes.
-Mi amor, no sabia que te gustaba lo fuerte. ¿Acaso eres masoquista?
Susurre pellizcando el pezón y el glande.
-¡¡AAaahah!!me..me voy a..me voy a correr..
-¿Si?Bueno, apurémonos entonces.
Tome ambas piernas separando las mas apoyándome de las rodillas penetrando mas adentro con fuerza y rapidez, tal y como le gustaba a mi amado.
Su entrada cada segundo se apretaba mas, dándole placer a mi pene.
Un par de penetradas mas y ambos nos corrimos.
Acaricie nuestros pechos manchados por su semen lamiendo cada centímetro.
-No hagas eso, es asqueroso.
-No lo es, es delicioso.-Trague todo lo que quedaba en su pecho sin dejar de acariciarlo.
Me acerque a su rostro besando le los labios delicadamente dejando que probara un poco de si mismo.-¿Ves? No sabe tan mal.
Suspiro derrotado abrazándome con brazos y piernas.
-Lo de antes,¿Era verdad?
-¿Lo de cuidarte?
-Aja
-Si, Dei-chan. Estaré a tu lado todo el tiempo. No me separare de ti. Te cuidare a ti y al bebe como si fuera mio.
-Gracias..no se que iba a hacer..Sin ti y sin Itachi.. No sabría que hubiese echo.
-No importa Dei-chan, yo estaré a tu lado. Siempre.
-Gracias...Te quiero, Obito.
-Te amo, Deidara.