Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Una vez más. por Ddai

[Reviews - 15]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

 Renuncia: Todo le pertenece a ONE, este fic no se realizó con fines de lucro, fue solo por hobby (en serio xD)

Muchas gracias por su apoyo, gracias por leer y espero que este capítulo sea de su agrado.

 

 Renuncia: Todo le pertenece a ONE, este fic no se realizó con fines de lucro, fue solo por hobby (en serio xD)

 

VII

Confesión

Las llamas eran tan altas que parecía que llegarían a tocar las nubes. Genos y Saitama se acercaron de inmediato, sintiendo como le calor aumentaba varios grados a cada paso. Una persona normal nunca sobreviviría a algo así, Kuseno y Genus eran normales, su gran intelecto no contaba al momento de sobrevivir a este tipo de situaciones.

O tal vez sí… Saitama miró a su alrededor mientras Genos trataba de buscar una entrada al laboratorio mientras éste ardía como si fuese una sede del infierno. Ahí, a lo lejos, había algo moviéndose, sonaba como un objeto metálico, parecía ser pesado también. Al acercarse un poco pudo comprobar que sólo se trataba de una cápsula metálica cuya forma parecía la de una bala.

—¡Oi! ¡Genos!— Saitama gritó hacia el joven, tratando de llamar su atención —¡Creo que ya encontré al científico!— al menos estaba casi seguro de ello.

—¿Qué?— el chico corrió hacia su maestro, llegando en cuestión de segundos junto a él —Parece una cápsula de escape— dijo para sí mismo, respirando un poco más aliviado —¡Doctor Kuseno!—gritó, apurándose a abrir la puerta por la fuerza, por fortuna sus brazos no eran orgánicos o podría habérselos quemado seriamente —¡Doctor Kuseno!—

—Estoy bien muchacho— el viejo científico salió de la capsula, seguido de Genus y el gorila, no era una cápsula tan pequeña como parecía —Todos estamos bien—

—Al menos eso parece— Genus miró el portafolio que cargaba con mucho cuidado, apenas tendría unas horas para poner sus muestras en un ambiente adecuado, eso si no se habían dañado desde luego —Necesitamos un laboratorio nuevo a la brevedad posible—

—Tal vez podamos resolver eso pronto— Kuseno dijo mientras miraba las llamas, él tenía un par más de laboratorios en condiciones aceptables, para casos de emergencia —No obstante… Nada garantiza que lo que pasó aquí no se repetirá— y las otras instalaciones no tenían cápsulas de escape como esta, porque era algo nuevo, incorporado por Genus. 

—Ciertamente— el otro científico se ajustó las gafas con su mano libre —También hemos perdido la espina cultivaba para King— dijo, con frialdad, ya que era necesario hacerles saber —Este incidente no puede repetirse si queremos llegar a algún lado con ese proyecto.

—Es verdad— Saitama comentó, asintiendo mientras parecía estar desconcertado, iba a ser difícil para King saber de las malas noticias.

—Entiendo— Genos se giró hacia el doctor que lo salvó —¿Qué fue lo que pasó?— eso difícilmente era un accidente, no había nada tan volátil en el laboratorio que pudiera causar esas enormes flamas.

—Fuimos atacados por un ciborg— Kuseno murmuró, sin dejar de mirar las llamas —Uno parecido al Mad Ciborg de hace años…— él sabía que esa noticia no podía caerle bien al joven rubio.

—¿Qué?— Genos dejó de respirar, como si hubiera olvidado que ahora era algo necesario para él de nuevo —Dice que fue…—

—Uno muy parecido— Kuseno repitió, mirando al chico ahora —No sabemos de dónde vino, todo lo que hizo fue hacer estallar el laboratorio y se retiró, ocurrió muy rápido— cerró los ojos con pesar —De no haber sido por Genus posiblemente ni siquiera nos hubieras enterado de qué fue lo que ocurrió.

Genos salió corriendo en ese momento, ante la mirada confundida de Saitama, quien no tenía ni idea de lo que estaba pasando ahora. Kuseno procedió a explicarle brevemente cuál era su situación y como se relacionaba con lo ocurrido esa noche. Genus simplemente esperó pacientemente, no tenía caso poner a resguardo las muestras en un lugar en dónde sólo iba a perderlas, tendrían que pensar en algo más duradero y rápido.

Saitama miró hacia dónde Genos estaba, lo que Kuseno le había contado explicaba algunas cosas, como el hecho de que ese muchacho imprudente corriera siempre hacia el peligro sin importarle los daños que podía llegar a recibir o su frialdad inicial hacia las personas, era notorio que Genos no se llevaba bien con nadie que no conociera durante un tiempo. También explicaba, perfectamente, su deseo de ser más y más poderoso cada vez. Él se arrepentía de no haber prestado más atención la primera vez que conoció esa historia.

Genos volvió apenas unos minutos después, para decirles que no había nada a su alrededor, el ciborg se había marchado sin dejar rastro, ahora solo debían de poner a los tres sobrevivientes a salvo y buscar un nuevo laboratorio.

Cuando llegó el amanecer ya estaban todos en el dojo de Bang, explicándole al viejo maestro lo que había pasado, tendría que buscar una manera de proteger a esos dos científicos y la espina de King, al menos el tiempo que tardaran en hacer una nueva para el ex héroe.

 Pasaron un par de días en relativa paz, Genos se las había arreglado para excavar la montaña en la que estaba el Dojo de Bang, lo había reforzado con metal e incluso había traído ya varias máquinas de otros laboratorios, en esencia había construido un laboratorio debajo del dojo del viejo maestro sin que este se enterara al principio. Bang no estaba molesto cuando se dio cuenta, simplemente no era lo que estaba esperando que pasara cuando le dijeron que se mudarían a su dojo “temporalmente”, por otro lado eso les daba una ventaja para atender a King, si su nueva espalda se hacía mientras sus “invitados” vivieran debajo del dojo entonces no perderían tiempo innecesariamente o eso es lo que el anciano quería pensar. A la semana el nuevo laboratorio estuvo listo, con la dirección de Kuseno y Genus por supuesto.

Saitama estaba en su casa, preparando el almuerzo mientras su alumno estaba en ciudad T, una amenaza nivel dragón había aparecido, no recordaba muy bien que es lo que Genos había dicho que era, aunque le aseguró que no se trataba de algo tan serio como lo había hecho parecer la asociación de héroes. El calvo no estaba muy seguro de que estuviera bien dejarlo irse solo, pero se recordó que no podía estarlo siguiendo a cada paso, él ya no era un héroe y no tenía ninguna razón para presentarse en cada batalla del chico rubio; eso no significaba que no se preocupara cada vez que salía a combatir, especialmente desde el ataque al laboratorio.

Kuseno le había platicado del pasado de Genos y sobre ese “mad ciborg”. El ataque al laboratorio había sido efectuado por un ciborg muy similar, según el par de científicos, por lo que Genos había comenzado a investigar de nuevo al respecto y eso era lo que más le preocupaba. Sin importar la forma en la que se sentía todo lo que podía hacer ahora era esperar y ver que su almuerzo no se quemara, como hacía un par de días, él debía creer que Genos estaba bien y que no haría nada imprudente.

Genos ya estaba en su camino de vuelta, corriendo a toda velocidad, pero su mente estaba ocupada por pensamientos dispersos. El doctor Kuseno le había comentado, en un momento en el que nadie más estaba escuchando, que le había dicho a Saitama sobre “Mad Ciborg”, pero la versión “oficial” del hecho, por lo tanto su maestro no sabía la verdad. Era algo tortuoso pensar en ello, nunca fue su intensión mentirle de esa manera pero no sabía si debería decirle o no.

Ya le había arrebatado sus sueños de ser un héroe, ya había interpuesto un muro invisible ente ellos al pretender que sus sentimientos hacia él no existían, ahora estaba construyendo una barricada entre los dos al no decirle la verdad, pero…

¿Qué pensaría Saitama sensei si supiera que el “mad Ciborg” que devastó su pueblo y mato a miles de personas había sido el propio Genos?

Sí, el rubio estaba consciente de que no había sido su intención, sabía que él no era exactamente el Genocide 0-0114K que había causado esa devastación, pero seguía siendo él el único responsable. Debió deberse a un problema en su conversión o algo así, realmente no lo sabía con certeza, pero la sangre en sus manos no se lavaba con una simple disculpa y un “no fue mi intención, yo no lo sabía”. Ser un héroe ya no se trataba de un trabajo o de una convicción, era su responsabilidad, una manera de pagar por las muertes en su pasado.

Pero no era suficiente, tenía que encontrar al responsable y hacerlo pagar por todo. Él no recordaba por qué motivo lo habían convertido en un ciborg, no sabía nada de la situación que lo llevó a ese estado. ¿Quién le aseguraba que no fue forzado? ¿Quién le aseguraba que no pasaría de nuevo? Eso si es que no había sucedido ya. Sea como sea ahora que otro Genoside había aparecido tenía que averiguar en dónde estaba y sacarle la mayor cantidad de información posible.

Genos miró al cielo, sus pensamientos realmente estaban más allá de la culpa por la muertes de tantas personas hacía siete años, había superado el trauma de ello cuando se enteró y lo aceptó como una realidad. Su problema ahora era el cómo ratificar que su maestro no fuera un héroe.

¿Qué podía hacer para convencerlo de volver a usar su traje amarillo? Pedírselo no iba a funcionar, ya había tratado eso y el maestro se había enojado bastante. Trató de involucrarlo en una pelea contra un monstruo pulpo, el cual se habían comido hacía un par de días y del que no le comentaron a nadie de su procedencia o vomitarían justo después de saber que se estaban almorzando a un monstruo que ni siquiera sobrepasó la amenaza demonio, pero por supuesto que su maestro no se tragó el anzuelo y al final todo lo que hizo fue sentarse a mirar atentamente su listado de cupones.

También trató de hacerle saber de los beneficios de pertenecer a la Asociación de Héroes de nuevo, pero el ex héroe pretendió que no estaba escuchando. Genos lo dejó por la paz justo después de eso. De cualquier forma hacerlo volver no sería algo sencillo, tendría que cambiar sus esfuerzos hacia métodos más efectivos y quizás más sutiles. Genus había hecho un par de sugerencias que prefería no considerar ahora, o mejor nunca para todo caso, el tipo era un completo lunático, aunque eso no restaba que fuera un genio en el campo de la genética.

El ciborg llegó a casa, tratando de no pensar en nada de lo que le comió la cabeza durante el camino, pero era casi imposible, cada vez que veía a su maestro la culpa lo carcomía, no podría soportarlo por mucho tiempo. Saitama se giró hacia él y sonrió, realmente sonrió al verlo, no se trataba de una sonrisa gigante en lo absoluto, era solo una suave curva de sus labios, sus ojos oscuros parecían calmados y no mostraban ese vacío aburrido que siempre los cubría.

El corazón de Genos dio un golpe fuerte en se momento, haciéndolo resoplar de sorpresa, no era la primera vez que sucedía pero siempre se sentía como si lo fuera, era por esos pequeños momentos que sentía que podía seguir adelante, en ese justo instante una “carga de alegría” estallaba en su interior y el mundo estaba en paz, podía dejar que los remordimientos lo comieran después, ahora solo se concentraría en disfrutar su almuerzo junto a él.

No muy lejos de ciudad Z un ninja muy enojado estaba entrenando, una vez más. Sonic no podía creer que después de entrenar sin descanso por dos años no hubiera hecho ningún progreso. Sin duda cosas habían pasado, lo sabía bien, ese rubiecito supuestamente había muerto y ahora había vuelto de la tumba o lo que sea, nunca supo la versión oficial y mucho menos se enteró de la versión extra oficial. No es que fuera importante para él, pero quizás la razón por la cual no había podido derrotar a Saitama era porque no lo no conocía, no sabía nada de sus motivaciones o sus aspiraciones. ¿Qué demonios lo había vuelto tan monstruosamente fuerte? Porque estaba completamente seguro que, sea lo que sea, no era algo normal.

—*Realmente no tiene sentido*— él había terminado su entrenamiento del día y se dirigía a darse un baño en la cascada mientras meditaba —*Debe tener algún secreto detrás de todo ese poder*— ahora que lo recordaba ese rubio siempre andaba detrás de Saitama para aprender el secreto de su poder. Tal vez él debería realizar un pequeño estudio de su rival y averiguar más cosas sobre él.

De esa manera Sonic se dirigió a ciudad Z cuando estaba anocheciendo, había decidido que iniciaría su espionaje esa misma noche, solo tendría que tomar algunas cosas de su casa y luego ir a casa de Saitama, claro que tendría que hacerlo como una persona normal y en calma, le parecía recordar que ese chico que se hacía llamar “alumno” del calvo podía detectarlo cuando estaba utilizando su velocidad. Maldito mocoso molesto, si tan solo él no estuviera ahí… Oh, eso le había dado una idea, definitivamente no era su estilo pero esto era un “bien mayor”. Ahora tendría que alejarse un poco conseguir las cosas que iba a necesitar para que su plan funcionara.

Sonrió malignamente, quizás este pequeño juego que acababa de planificar pudiese ponerse muy interesante.

Genos y Saitama ya habían puesto los futones en el piso, estaba mirando en la televisión una película histórica que narraba las aventuras de un samurái que debía de salvar a una chica que tenía dos hermanitas y un primo pequeño, de una banda de delincuentes que se querían apoderar de la pequeña panadería que ella poseía y que era su única manera de sobrevivir, la película en realidad era una comedia, nada del otro mundo pero era entretenida.

Genos no le estaba prestando mucha atención al filme, lo ocurrido hacia una semana en el laboratorio le había recordado su pasado y había decidido esa misma tarde, después del almuerzo, que si quería comenzar bien su camino a la “redención” entonces tenía que derribar los muros que había puesto entre su maestro y él. Lo que quería decir que tenía que ser honesto y decirle la verdad.

No importaba si su maestro lo odiaba por eso, él debía tener fe en que Saitama sensei lo perdonaría algún día y tal vez, cuando ese día llegara, podría volver a confesarle sus sentimientos, aun si solo era para ser rechazado.

—Sensei— Genos estaba mirando a su maestro seriamente pero el calvo seguía mirando la película —El doctor Kuseno me dijo que le contó lo ocurrido con “Mad Ciborg” hace siete años— debía tener cuidado para que cada oración que dijera no estuviera llena de palabrería que su maestro no escucharía, tenía que ser conciso —Pero creo que tengo que decirte que la información que el doctor Kuseno te dio no es correcta del todo— Saitama seguía mirando la película como si fuera la cosa más interesante del mundo pero sin duda lo seguía escuchando, tal vez era mejor así, Genos no quería ver el odio en su mirada —Ciertamente hubo un ciborg que destruyó mi ciudad y mató a miles de personas, pero el doctor Kuseno no te dijo que sí sabe quién lo hizo y en dónde está— eso llamó la atención de Saitama, quien se giró para ver a su alumno.

—¿Quieres decir que el científico siempre ha sabido en donde esta ese ciborg? ¿Por qué no te lo había dicho entonces?— de verdad qué él no podía entenderlo, cuando la gente guardaba ese tipo de secretos cosas malas pasaban, pero Genos lo estaba haciendo ver como que él ya sabía quién había destruido su ciudad y en donde encontrarlo ¿Acaso ya se habría vengado por ello? Pero no tenía cara de alguien feliz en ese momento, más bien parecía triste.

—Él me lo dijo y…— podía arrepentirse ahora, quedarse callado y no decirle nada.

La decisión de decirle o no fue tomada de él por alguien más, su celular comenzó a sonar. Genos sólo respiró profundamente con disimulo, era la asociación de héroes. Quería gritarle a la persona que le estuviera marcando en ese momento y de sr posible le daría un golpe. Tal vez era lo mejor, quizás eso era una señal para que no le dijera nada a su maestro, posiblemente lo mejor era solo contestar el maldito teléfono de una vez.

—Discúlpame, sensei, tengo que atender— vio el asentimiento de su maestro y apenas logró escuchar su “está bien”, ese corazón orgánico que le habían dado latía tan fuerte en ese momento que ensordecía el resto de los sonidos a su alrededor. Él se levantó y caminó a otra pieza para atender mejor la llamada —Habla Genos— solo lo dijo por decir, era obvio que la sociedad de héroes sabía que se trataba de él.

—#Genos#— esa era la voz del hombre de barba, en ese momento el rubio no recordaba su nombre —#Hemos recibido reportes de que ciudad Z está bajo ataque por un monstruo desconocido#— el hombre se escuchaba un poco tenso —#Nadie ha visto al monstruo pero, considerando los destrozos y las cantidad de heridos, la Asociación ha clasificado esto como como una emergencia nivel Demonio#

—Entiendo— lo que menos necesitaba era estar dando vueltas para buscar a un monstruo desconocido —¿No hay otra persona que pueda encargarse de esto? Estoy ocupado— lo que, técnicamente, no era mentira.

#Silver Fang no está disponible en este momento y no hay ningún héroe Rango A o superior en las cercanías#— Genos no necesitaba saber la lista de las personas a las cuales habían llamado ya —#Nuestra preocupación principal es que este monstruo está atacando lugares vulnerables, ya destruyó dos escuelas y parte del hospital central de ciudad Z, además de causar daños en muchos casas y negocios#—

—Iré de inmediato entonces— entendía que la población en general estaba vulnerable al ataque de los monstruos, pero atacar un hospital era un asunto muy serio, no podía pasarlo por alto.

Él salió de la cocina y le explicó a su maestro lo que estaba pasando antes de salir, ninguno dijo palabra al respecto pero esa plática iba a quedarse pendiente.

La noche había avanzado, aunque aún no era tan tarde, en la prisión la mayoría de los reos ya se encontraba tratando de descansar y algunos pocos estaban mirando atentamente el “espectáculo” que tenían algunas noches en el lugar. Garou y Prisioner estaban teniendo un combate de práctica, era lo que se podría considerar ligero, ligero entre ellos por supuesto. Esa recreativa manera de pasar las noches había comenzado unos pocos meses atrás, cuando Garou practicaba sus catas y posiciones, él prefería hacerlo en la noche cuando todos dormían ya que hacían menos escándalo y había más espacio para moverse; de todas formas él bien hubiera podido hacerse del espacio suficiente para entrenar durante el día si hubiera querido, pero su ciclo de sueño estaba bastante trastornado desde hacía mucho tiempo por lo que dejó que sus entrenamientos se quedaran nocturnos.

Prisioner se estaba tomando un momento para respirar y preparar su siguiente ataque, él sabía que había mejorado un poco en esos últimos meses pero también estaba consciente de que, en realidad, no era rival para ese chico, con solo veinte años Garou representaba una amenaza que pocos podían detener, como Metal Bat o Genos, por supuesto estaba ese tipo calvo, Saitama, del que todos tipo extraño estaba hablando, por supuesto con eso se refería a Sonic; ¿Sería tan sexy para otros una cabeza brillante y sin rastro de cabellos? No podía saberlo pero ese calvo sin duda tenía su pegue si chicos lindos como Sonic y Genos, porque hasta él sabía sobre el enamoramiento de Genos en el calvo, se babeaban por él. Bueno, era momento de concentrarse en lo que estaba haciendo en lugar de pensar en los niños lindos que perseguían calvos.

—¡¡Aquí voy!!— Prisioner corrió hacia Garou, preparando su golpe diestro a la mitad de toda su fuerza, tampoco se trataba de destrozar ese lugar.

—Lento— Garou dijo con una sonrisa, desviando el golpe y pegándole a Prisioner en las costillas, haciéndolo retroceder —Aún tienes que mejorar esa velocidad, por no mencionar que es muy obvio por dónde vas a atacarme— él no tenía obligación alguna de ayudarlo pero tenía una insana satisfacción al señalarle sus errores. No es que estuviera listo para ser maestro de nadie pero reconocía que estar ahí tenía su punto divertido —Si tu contrincante es más lento que tú no tendría importancia, pero cuando éste te supera en velocidad se trata de algo crucial— señaló sin dejar de sonreír, burlándose del grandulón, pero Prisioner no se lo tomaba a mal, nunca.

Garou jamás iba a reconocerlo frente a nadie pero ese tipo, Prisioner, lo había ayudado a reflexionar sobre algunas cosas y sus sentimientos en conflicto respecto a su maestro. Esas breves sesiones de “entrenamiento” no le aportaban gran cosa para mejorar, pero le recordaba todas esas tardes que había asistido al Dojo de Bang, cuando sólo había sido un escuálido estudiante de secundaria, su principal motivación había sido llegar a ser lo suficientemente fuerte para que los otros alumnos lo dejaran en paz y después continuó para convertirse en lo que deseaba ser, un monstruo. Si Bang había notado sus intenciones nunca dio muestra de ello, pero todos los días lo corregía, lo hacía practicar más posturas y le señalaba todos sus errores.

Ahora que lo podía ver en retrospectiva, se daba cuenta de que Bang no lo había hecho con la intención de presionarlo ni de molestarlo, el anciano había notado su potencial antes de que él mismo se diera cuenta de la facilidad que tenía para leer los ataques de otros y de aprender de ellos. Su maestro lo estaba entrenando más que al resto porque sabía que llegaría más lejos, sabía que con el tiempo dejaría atrás a sus compañeros. Nunca se lo agradeció y quizás Bang no quería saber nada de él ahora, pero eso no importaba, estaría muy agradecido con él el resto de su vida.

Garou salió de su ensoñación al ver a Prisioner levantarse, al parecer bastante cabreado, y  lo peor fue que se había desnudado justo después de gritar “Angel Style”. ¿Por qué ese tipo no podía mantenerse con la ropa puesta? ¡Definitivamente no era un regalo para vista! ¿Iba a tener que golpearlo para que aprendiera? No, ni hablar, ni siquiera le daban ganas de estar cerca de él en ese momento, a pesar de ser homosexual nunca se vio atraído por todo tipo de hombres, tenía un gusto específico por tipos fuertes, sí, pero con carácter agresivo y… Bueno, para resumirlo, Metal Bat era el chico idóneo para él. Como le gustaría que el que estuviera dando brincos sin prenda alguna fuera ese chico y, si fuera posible, con el bate en las manos, en esa pose amenazante.

Genos había vuelto a casa aproximadamente a las cuatro de la mañana, había recorrido por completo todos los lugares afectados, había hablado con varias personas para indagar sobre el monstruo que había causado los destrozos, sin resultado alguno, e incluso había ayudado a evacuar pare del hospital central antes de que el techo del edificio oriente se derrumbara; pero la criatura no había aparecido de nuevo. Había sido una total pérdida de tiempo.

Saitama estaba despierto cuando el rubio llegó y parecía tan aburrido como siempre, se encontraba tomando té, lo cual llamó la atención de Genos por que, hasta donde él recordaba, su maestro no acostumbraba beber té a esas horas. Eso era extraño y más aún lo era ese agujero en la pared, el rubio estaba seguro de que no había ese hueco cuando se fue.

—¿Sucedió algo, sensei?— no era un agujero grande, podría repararlo ya mismo si no fuera porque su maestro seguramente todavía no se había ido a dormir.

—Nada— él miró a su alumno sin cambiar la expresión de su rostro —Acabo de hacer el té —lo cual no era cierto, pero Genos no tenía por qué saber —¿Quieres una taza?— y aún tenían esa plática pendiente, él no solía presionar pero estaba intrigado por saber qué es lo que Genos estaba pro decirle, parecía algo muy importante.

—Sí, gracias— él se sentó, sin dejar de mirar el hueco en la pared, mientras Saitama le servía el té.

—Sobre lo que estabas diciendo antes de irte… ¿Era importante, cierto?— no, nada de sutilezas, con Genos era necesario ser bastante directo o el chico se iba por las ramas de una manera que no era posible volver al punto de partida en una plática.

—…Sí— se le quedó mirando a su maestro al tiempo que su corazón comenzaba a latir rápidamente ¡Malditas partes orgánicas! ¡Estaba seguro que no se acostumbraría a eso nunca!

—Dijiste que el científico te dijo quién es ese ciborg que destruyó tu ciudad— aunque fue una declaración en realidad había sonado como una pregunta —Pero creo que eso no tiene mucho ¿Pudiste hallarlo entonces?—

—…— tomó una breve pausa porque lo necesitaba, aún podía retroceder y no decirle nada, dejar las cosas tal como estaban —El doctor Kuseno no me lo había dicho antes porque no quería hacerme daño, posiblemente él no pensaba decirme nunca sobre ello y sólo puedo suponer que tomó esa decisión porque pensó que era por mi propio bien—

—¿Qué quieres decir?— ahora eso había sonado más complicado de lo que debería, tal vez Genos conocía al ciborg, pero de ser el caso con más razón el científico debió decirle.

—Quiero decir que el ciborg que destruyó mi ciudad… Fui yo sensei—lo había dicho y no había forma de tomar sus palabras de vuelta.

Saitama se le quedó mirando, fijamente, sin demostrar ninguna emoción en su rostro.

Notas finales:

No tengo nada más que decir por ahora, nos vemos pronto!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).