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Una vez más. por Ddai

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Notas del capitulo:

Renuncia: Todo le pertenece a ONE, este fic no se realizó con fines de lucro, fue solo por hobby (en serio xD)

Ahora es momento de saber cómo es que Genos sobrevivió o quizás revivió.

Aclaro que hay un pedazo de este capítulo que es un poco redundante (estamos hablando de Genos) y que es un poco largo, pero lo compensé haciendo el capítulo más largo también. Honestamente fue un poco tedioso de escribir, pero la personalidad de Genos es así, yo no lo estoy inventando ( =P )

II

Colisión

Cuando la alerta había subido a “Nivel Dragón” prácticamente una cuarta parte de ciudad K había desaparecido, el ciborg loco se había identificado como parte de la “organización”, nombre clave  G-6. Genos  se dio cuenta a los pocos minutos que no tenía la fuerza para detenerlo.

El G-6 no era tan veloz, posiblemente sacrificaron su velocidad a favor de hacerlo tan poderoso, por lo que Genos lo sorprendió por la espalda, tal vez no podría destruirlo pero podía intentar desactivarlo o al menos retrasarlo. El joven héroe había estado estudiando sobre mecatrónica para poder aprender más sobre su propio cuerpo y las reparaciones avanzadas, al menos en la teoría,  por eso fue que se quedó sorprendido cuando observó al ciborg más cerca.

Genos se las arregló para abrir uno de los paneles posteriores del G-6, sus esquemas interiores eran muy parecidos a los propios y eso lo tomó con la guardia baja, las implicaciones sobre lo que miraba le estaban dando pruebas de algo en lo que no quería pensar y tampoco tenía tiempo para hacerlo, ciudad K y las colindantes corrían peligro.

Lo que estaba haciendo era una estupidez, estaba muy consciente de ello, pero no tenía otras opciones, no si quería salvar a las personas que estaban cerca de ese lugar.

Pudo establecer una conexión básica pero fuerte sobre el G-6, uniendo parte del cableado de su sistema principal, aunque había comprometido la seguridad de su cuerpo y programación, también perdió la mitad inferior de su cuerpo a favor de no perder la conexión. La información viajó a su cerebro más rápido de lo que podía llegar a comprenderla y tampoco fue como que tuviera la oportunidad de ponerse a analizarla, no obstante se las arregló para aprender algunas cosas importantes.

G-6 era solo el nombre corto que identificaba a ese ciborg, su código real era Genocide 06, en su cuarta prueba. El G-6 era una de las versiones posteriores del Genocide 0-0114K, el prototipo primario. Pero Genos decidió que no seguiría profundizando en los archivos, G-6 había iniciado la secuencia de autodestrucción cuando Genos había forzado su conciencia sobre su programación básica y banco de datos, solo era cuestión de tiempo para todo ese lugar no fuera más que una extensión de tierra  ardiendo, su única oportunidad sería retrasar la detonación o cancelar la autodestrucción…

Ahí fue cando Saitama llegó, poniendo fin a la amenaza en cuestión de segundos y también la última vez que Genos vio a su maestro, cuando estuvo seguro de que su muerte era inminente no se sintió enojado ni culpable, tal vez no había logrado concluir el propósito de su vida, su venganza ya no podría ser, pero su último deseo antes de morir había sido realizado, su última visión fue la del hombre más poderoso sobre la tierra mirándolo, sus últimos momentos fueron para decirle sobre sus sentimientos y aunque ya no podría seguir viviendo a su lado recibió a la muerte en los brazos de quien amaba.

Fue cómo si el tiempo se hubiese detenido, Saitama estaba seguro que algo estaba mal, tal vez ese científico loco había creado un robot idéntico a Genos, en aspecto y personalidad, era por eso que ese robot se creía que era el verdadero Genos… Tal vez se había quedado dormido y ahora tenía una  “especia de mal sueño”.

—     Ha pasado mucho tiempo, sensei — él sonrió como si no hubiera escuchado que su maestro hubiese dicho que estaba muerto.

—     ¿Cómo te atreves? — Saitama usó su velocidad sobrehumana para sujetar al robot por el cuello de su sudadera y empujarlo varios metros hasta que chocaron contra uno de los árboles que estaban en los alrededores — ¡Cómo te atreves a usar su imagen! — levantó su puño derecho, estaba listo para golpearlo y borrarlo por completo de la faz de la tierra.

A lo lejos, Fubuki, iba corriendo hacia ellos, llamándolo a gritos para que se detuviera, pero ella no tenía ni la fuerza ni la influencia sobre como para detenerlo.

—     ¡Espera, sensei! ¡Puedo explicarlo! — él parecía estar asustado o asombrado, una mezcla de ambos seguramente, estaba respirando irregularmente y trataba de controlarse al mismo tiempo, también había intentado zafarse del agarre del mayor, sujetando su brazo izquierdo con sus dos manos.

—     ¡Tienes treinta segundos! — dijo en su tono más grave y serio, si la explicación no le gustaba o le parecía absurda lo destruiría sin un segundo pensamiento de por medio.

—     Sin tomar en cuenta la hora precisa, hace exactamente dos años, un ciborg, denominado como G-6 atacó Ciudad K, destruyendo un total del veintiocho punto siete por ciento de la ciudad, fue clasificado como una amenaza nivel dragón. Recibí la llamada de emergencia de la Asociación de Héroes  y acudí a combatir la amenaza nivel dragón que representaba el G-6. Sucediendo a los pocos minutos que me di cuenta de que yo no tenía el poder suficiente para detener al G-6, amenaza nivel dragón, decidí retrasarlo para que no siguiera destruyendo el resto de  ciudad K y cesara su intento de asesinar a la población que habitaba en la ciudad. Decidí detener la actividad hostil del G-6, amenaza nivel dragón, desactivándolo directamente de su programación con mis propios programas operativos, logrando forzar un control temporal mediante mi sistema operativo primario, lamentablemente eso costó perder más del cincuenta por ciento de mi cuerpo y comprometió mi sistema de soporte vital principal. Justo después de que el G-6, amenaza nivel dragón, activara su secuencia de autodestrucción llegó Saitama sensei para detenerlo y salvar a todos los habitantes de ciudad K. Después de que Saitama sensei destruyera al G-6, amenaza nivel dragón, no tuve mucho tiempo para hablar con él, teniendo apenas unos momentos para confesarle mis sentimientos por Saitama sensei. Justo después de confesar mis sentimientos por Saitama sensei la energía de mi antiguo Core se agotó, apagándose por ello mi sistema de soporte vital principal y todos los movimientos de mis sistemas operativos principales — se detuvo apenas un segundo para tomar aire y seguir con su explicación — El doctor Kuseno me dijo que después de lo ocurrido con el G-6, amenaza nivel dragón y que mis sistemas operativos principales se apagaran, Saitama Sensei me llevó directo al laboratorio secreto del doctor Kuseno para que pudiera repararme, pero mi cuerpo estaba bastante lejos de poder ser reparado porque el Core y el sistema operativo principal estaban muy dañados y no era posible realizar ninguna reparación en ellos. Al apagarse el sistema operativo principal solo quedó el sistema auxiliar para mantener mi cerebro con vida. El doctor Kuseno me informó de que Saitama sensei me dejó en el laboratorio porque creía que yo estaría más “feliz” de ser enterrado ahí que en cualquier otro lugar y después de eso Saitama sensei se marchó. El doctor Kuseno entonces pensó que no había nada que pudiera hacer porque el sistema operativo principal se había apagado y estaba dañado, pero entonces el doctor Kuseno se dio cuenta de que el sistema auxiliar aún estaba funcionando para mantener mi cerebro con vida, por lo que el doctor Kuseno me puso en estado de suspensión para poder iniciar con las reparaciones necesarias, pero el doctor Kuseno no podía realizar las reparaciones con mi cuerpo en ese estado, porque, tal como lo indicó la información obtenida del G-6, amenaza nivel dragón, mejor dicho, el Genoside 06, yo no… —

—     ¡Basta! ¡Basta! ¡Cállate! — Saitama había perdido la paciencia y más de la mita de la información con tanta palabrería — ¡Veinte palabras o menos! ¡Resúmelo en algo comprensible! — estuvo a punto de asestarle el golpe, pero quería saber, tenía que saber, que él era real.

—     … El doctor Kuseno pudo salvarme la vida porque Saitama sensei me llevó al laboratorio —ya había dejado de tratar de zafarse y sus brazos estaban “tranquilamente” colgando a sus costados de forma relajada, momentos atrás había sujetado el brazo de su maestro porque había entrado en pánico, con ese nuevo cuerpo no podía darse el “lujo” de quedar despedazado o partido por la mitad, había sido una sensación extraña, ahora sabía que no tenía nada que temer y el pánico se diluyó casi de inmediato.

—     Pero entonces tú… ¿No estabas…? ¿Cómo? — su corazón estaba latiendo un poco más rápido de lo normal, deseando que no estuviera durmiendo.

—     No lo estaba, aunque el sistema de soporte vital principal se apagó por completo, el sistema operativo auxiliar mantuvo mi cerebro con vida — ahora hasta él mismo pensó que eso se escuchaba muy extraño, pero así fue como sucedió.

—     Pero el científico dijo que no podía repararte, él dijo que… — si estaba soñando entonces no iba a despertarse, pero estaba consciente de que era real,  ¡Tenía que ser real!

—     El doctor Kuseno no podía, cuando se dio cuenta de que el sistema auxiliar había mantenido mi cerebro con vida me puso en estado de suspensión para ganar tiempo y poder construirme un cuerpo completamente nuevo, pero el doctor Kuseno no podía hacerlo solo, por lo que solicitó la ayuda de un colega suyo — esas no habían sido veinte palabras, pero se las arregló para mantener la explicación bastante corta, de haberlo expresado con todo detalle seguramente hubiese podido escribir un libro enciclopédico de su nuevo cuerpo.

—     ¿Entonces por qué…? ¿Por qué hasta ahora…? — esa era la verdadera cosa que lo estaba  molestando, alguien pudo habérselo dicho antes.

—     Mi cuerpo no estuvo finalizado hasta hace once semanas. Pude salir del laboratorio hace ocho semanas, pero no pude encontrarte sensei — hizo una breve pausa para mirar a los ojos cafés del mayor — Volví a la Asociación de Héroes  porque creí que con la publicidad en algún momento me verías — eso había sido dos semanas atrás, luego de rendirse en irlo buscando por todos lados, después de regresar a la AH pensó que tomaría más tiempo, su maestro era una persona sencilla y no se fijaba mucho en las novedades, por lo que tendría que esforzarse para estar siempre en las noticias.

—     Yo de verdad creí que tú habías muerto… —le hacía falta oxígeno, nunca en su vida se había sentido así, ni en los peores días, no sabía si estar feliz o estar enojado, quería golpearlo y abrazarlo.

—     Está bien Sensei — Genos le sonrió suavemente — Yo también lo creí —

—     No puedo —Saitama finalmente soltó al joven rubio y miró hacia su derecha — Necesito tiempo, han pasado dos años, necesito tiempo para entenderlo — no quería pensar en nada, si lo hacía corría el riesgo de perder su temperamento y matar a alguien.

—     Sensei… — Genos habló con determinación pero no estaba gritando —Yo esperaré por ti todo el tiempo que necesites — en otro momento hubiera insistido en que todo estaba bien y en seguir a su maestro, quien seguramente se iría en cualquier segundo, pero ahora había madurado un poco, le daría espacio y tiempo para asimilarlo todo.

Para cuando Fubuki había llegado a dónde ellos estaban Saitama ya se había marchado, Genos mantenía su semblante serio de siempre, trataba de comportarse como si nada de eso hubiera pasado pero era evidente que no se sentía nada bien con la situación. Ella no podía ofrecerle una sola palabra de consuelo, tal vez porque ella estaba enamorada del mismo idiota del que el ciborg rubio se había enamorado. Ella se le quedó mirando al ciborg durante casi cinco minutos, ambos en un silencio tenso. Genos le devolvió la mirada intensamente, esperando que ella hiciera algún movimiento.

—     Puedo hablar con él —ella ofreció finalmente – Explicarle lo que pasó — aun cuando tenía sentimientos por el hombre calvo, ella sabía que él nunca la vería de esa manera — Bang también hablará con él, estoy segura — en ese momento oyeron un gran estruendo, la mitad de una montaña que se veía a  muchos kilómetros de distancia había colapsado abruptamente — Aunque puede que sea mejor hacerlo más tarde… — ella susurró para sí misma.

—     No es necesario que intervengan — él la miró con una frialdad que ella no sabía cómo unos ojos artificiales eran capaces de expresar — Pero porque eres amiga de sensei voy a darte una advertencia — él no se molestó en disimular lo mucho que ella le desagrada ahora mismo, él sabía que ella también tenía sentimientos por su maestro — Si tratas de apartar a sensei de mí, no tendré piedad contigo — en ese momento ella se puso en posición de guardia, preparándose para el choque.

—     Ten más cuidado de cómo te diriges a mí, mocoso — ella levitó las piedras y objetos, como vehículos, que estaban a su alrededor, no iba a dejarse intimidar — Puede que te hallan clasificado como rango S de nuevo, pero no eres una amenaza para mí — lo cierto era que ella sabía que no podía ganarle, si él la agarraba con la guardia baja ella estaba muerta, pero él no tenía por qué saber que, en el fondo, Fubuki le tenía miedo.

—     No te estoy amenazando, Fubuki, solo estoy exponiendo un hecho — ella tal vez era una de las telequinéticas más poderosas del mundo, pero él estaba seguro de que no le costaría nada de esfuerzo derrotarla.

—     Es problema tuyo entonces — ella usó su actitud ofendida, dio media vuelta y se marchó, si ese insolente no quería su ayuda bien se podía ir al carajo, espera que le costara mucho trabajo y lágrimas de sangre recuperar a Saitama.

Genos fue de vuelta a “casa”, el departamento en el que había vivido con su maestro. Había regresado a ese lugar hacía ocho semanas, cuando pudo salir del laboratorio. Al entrar notó que todo estaba cubierto por una espesa capa de polvo, era evidente que su maestro se había marchado muchos meses atrás, dejando todas sus pertenencias en ese lugar ¿Por qué había hecho eso? Él se sentía responsable por ello.

Cuando el doctor Kuseno había intentado localizar al maestro a su celular siempre mandaba a un mensaje de que estaba fuera del área de servicio, después indicó que el número había sido desactivado. No era una situación inesperada, el doctor Kuseno trató de marcarle a Saitama casi siete meses después del incidente, cuando estuvo seguro de que Genos podía ser “reparado”.

Lo primero que el joven rubio hizo al llegar a su “casa” fue limpiar obsesivamente, hasta que todo quedó reluciente y después visitó a los amigos de su maestro, alguno de ellos debería poder decirle en dónde estaba o cómo localizarlo, por supuesto en ese momento no pensó en los embarazosos, e infructuosos, resultados de ir a verlos imprudentemente.

Primero fue a ver al maestro Bang, al no poder encontrar a King, ya que el “héroe más fuerte del mundo” había dejado de serlo el año anterior. Bang se había quedado quieto por largos minutos, observándolo, después se puso a orar, pidiendo por el descanso eterno de su alma, incluso estaba preparando una ofrenda, “incómodo” se quedaba corto al momento de tratar de explicar qué hacía ahí y lo que necesitaba.

Después fue por Fubuki, ella no había reaccionado mejor, había gritado tan alto que los oídos de Genos perdieron audición por un par de minutos, después de gritar ella había tratado de exorcizarlo por todos los medios que conocía porque pensó que era un fantasma vengativo que quería matarla, o algo parecido, la verdad Genos no le prestó mucha atención a las cosas que ella estaba gritando.

No trató de hablar con King, una vez que supo que se estaba quedando con Bang, por que el ex héroe estaba en silla de ruedas y vaya uno a saber en qué estado lamentable acabaría si veía a Genos de repente sin ninguna advertencia.

Decidió dejarlo así, había supuesto que sería igual con cualquier héroe que él fuera a visitar, había sido difícil buscarlo por todas partes, corriendo la mayor parte del día. Pero ahora era diferente, ahora sabía que su maestro volvería a “casa” un día cercano, todo volvería a ser como antes.

Saitama estaba en un lugar despejado y sin habitantes. No podía con todo eso, no era fácil. Pero su problema con la situación no era porque Genos estuviera con vida, de hecho eso lo había puesto muy feliz, su problema es que también estaba muy molesto, más que molesto, no sabía que nombre ponerle a toda ese sentimiento negativo que estaba experimentando, tal vez lo correcto era decir que estaba furioso, remarcado con negritas. Habían pasado dos años, dos putos años en los que lo había dado por muerto, en todo ese maldito tiempo bien pudo haber estado ahí, apoyarlo en su recuperación o lo que hiciera falta ¡Maldita sea! Golpeó la montaña, golpeó el piso y toda superficie sólida que tuviera cerca. Había dejado enormes  huecos a su alrededor, lo que más quería en ese momento era poder mandar a todo el mundo justo al otro lado de la galaxia con sus propios puños.

—     Creo que volveré a casa… — dijo para sí mismo luego de cinco minutos de haberse calmado, toda la destrucción no tomó más que un minuto en realidad. Comenzó a caminar lentamente, no tenía ninguna prisa. Volvería a su departamento, lejos de ciudad Z, para seguir su mismo ritmo de vida, aburrido y predecible.

Bang se encontraba despidiéndose de sus alumnos cuando Fubuki llegó, ellos no habían sigo amigos cercanos antes pero los últimos meses la situación se había complicado para todos, los monstruos aparecían más seguido y eran más fuertes cada vez, aunque pertenecían a ligas diferente se habían ayudado varias veces, incluso habían forjado un lazo “amistoso” con unos pocos héroes más, como Pri Pri Prisioner, quien no podía asistir a sus pequeñas reuniones porque tenía que mantener un ojo sobre Garou.

Ahora ella le había contado, rápidamente, lo que había pasado, Fubuki no se preocupó por fingir que no estaba molesta por la situación y bastante más enojada con ese “calvo idiota” , ella simplemente no podía entenderlo, comprendía que él tenía todo el derecho a estar molesto y confundido pero… ¿Qué no debía de estar feliz porque su deseo, que pidió día tras día, de ver nuevamente a Genos se le había cumplido?

—     En realidad es algo normal, Fubuki — dijo el anciano, esbozando una sonrisa confiada — El corazón de un hombre es complicado en formas muy diferentes del delicado corazón de una mujer — claro que él no iba a mencionar que Saitama era… Bueno, no se trataba de un hombre normal — A veces nos acostumbramos tanto a la soledad que cuando llega el amor, por mucho que uno lo haya estado esperando, es difícil aceptarlo — ella torció la boca ligeramente, sintiéndose incómoda — Algún tú también hallarás a tu “persona más importante”, Fubuki — él lo decía con seguridad, pero sentía que ese día estaba lejos de llegar por que ella no quería dejar de mirar a cierto hombre que no podía darle ese tipo de amor, se compadecía de ella, él pensaba firmemente ninguna mujer debería de sufrir así.

—     No es importante — ella dijo con su tono frío, cruzándose de brazos, desenado que ese viejo no supiera de lo que estaba hablando, pero sus palabras la hicieron perderse en sus recuerdos.

Después de ese día, en el que su discípulo había muerto, Saitama había vuelto a ciudad Z pero no fue capaz de volver a su casa, no podría lidiar con el silencio del lugar ni con la ausencia del rubio, acabaría por destruirlo todo de un solo golpe y su departamento era todo lo que le quedaba para recordarlo. Bang lo recibió en su casa, como su invitado, le dijo que podía quedarse ahí todo el tiempo que necesitara.

El anciano fue quien organizó el pequeño funeral para Genos, al cual además de él solo asistieron Fubuki y King, Saitama había puesto la piedra ahí, todos llevaron sus ofrendas y al finalizar el día nadie más habló del asunto de nuevo.

Día tras día ella había ido a visitarlo, se preocupaba por que comiera y hacerle compañía, no importaba lo que los demás dijeran, ella quería ayudarlo y estar ahí para él.

—     Te he traído un poco de té — ella se sentó junto a él, dejándole la taza en frente — ¿Ya has comido algo el día de hoy? Puedo traerte cualquier cosa que quieras comer — hacía meses que Fubuki se había dado cuenta de que eran sus sentimientos por él los que impulsaban a querer verlo feliz, también era difícil para ella ver que ninguno de sus esfuerzos daban resultado, pero no por ello iba a dejarlo solo.

—     Estoy bien —él no tomó el té, lo dejó enfriarse como cada día. Saitama no la quería cerca, a nadie en realidad, su vida se sentía “opaca”, era como si estuviera viendo una película, como si nada de esa situación fuera real.

—     ¿Estás seguro? Hay buenos restaurantes por aquí, te traeré cualquier cosa que quieras — era doloroso ver que la única cosa que podía hacer era mirar.

—     No necesito nada, realmente — él seguía mirando hacia el jardín, no estaba pensando en nada en particular, solo dejaba que las ideas vagaran por su cabeza, él no estaba sintiendo nada.

Un hombre de la asociación de héroes llegó a toda prisa solicitando a Silver Fang, tenían una emergencia, ciudad C estaba bajo el ataco de un enorme reptil y necesitaban toda la ayuda posible, ningún otro héroe había respondido a la llamada, al parecer todos los demás clase S estaban ocupados en esos momentos.

Bang se preparó para salir, invitando a Saitama a ir con él, al igual que a Fubuki, dijo, con mucha sutileza, que tal vez un pequeño cambio podía ayudarlo un poco, Saitama se puso su traje amarillo y se fue con ellos.

Un solo golpe, potente y devastador, hizo estallar a ese monstro en miles de pedazos haciendo caer una lluvia de sangre de tono púrpura, la destrucción estaba por todos lados, un hombre poderoso de pie en medio de todo el desorden, entre escombros y sangre, pero Bang y Fubuki estaban mirando algo diferente, no había gloria, no había emoción, ni siquiera el sabor de una pequeña victoria, solo se reflejaba en él  desesperación,  dolor y muerte…

—     Él ya no está aquí — Saitama habló a nadie en particular — Ya no tengo que preocuparme por llevarlo a reparar, ni por su manera obsesiva de anotar todo lo que hago o lo que digo — poco a poco él se estaba estrellando contra la realidad — Ni a escucharlo decir “sensei eres sorprendente” “sensei vamos a entrenar” “sensei esto” “sensei, lo que sea” — apretó sus puños con fuerza, tenía tanto que no se sentía tan… inútil — Siempre le dije que no tenía nada que enseñarle pero ese muchacho terco nunca escuchaba lo que le decía  — sus últimas palabras lo seguían atormentando, era doloroso seguirlo oyendo en su mente —¿Por qué? ¡¡¡¡ ¿Por qué tenías que decírmelo?!!!! —ahora estaba gritando — ¡¡Sólo dijiste lo que querías y luego te fuiste!! ¡¡¡Maldición!!! — y dio un fuerte pisotón, creando un cráter profundo en ese lugar — ¡¡¡NO VOY A PERDONARTELO!!! ¡¿ME OYES?! ¡¡VOY A GOLPEARTE EN SERIO LA PRÓXIMA VEZ!! — se calmó a los pocos minutos y regresó con Bang al dojo, fue únicamente para despedirse de ellos, él no volvería a ser un héroe por lo que también le dejó al anciano su traje amarillo y abandonó todo lo que tenía en ciudad Z.

Saitama se había dado cuenta que amaba a Genos ese día, ahora que ya no podría decírselo ni volver a verlo. Contrario a lo que otros pudieran pensar él lo tomó con calma y resignación, no había nada que pudiera hacer, nada lo devolvería a la vida. Dejó que el dolor se acomodara en su corazón y miró al frente, seguiría adelante. Se cambió de nombre, se mudó a otra ciudad, buscó empleo, consiguió un apartamento barato y vio pasar los días, sin ninguna ambición. Sus días de héroe llegaron a su fin y seguiría con su vida como una persona común y normal.

Fubuki lo buscó por todos lados sin tener suerte, incluso usó una entrevista televisiva para intentar localizarlo, había gritado frente a las cámaras “¡Vuelve ya, maldito calvo!” con toda su indignación pero nunca obtuvo una respuesta, él no volvió. Ella se dio por vencida poco a poco, él jamás la miraría como a algo más que una amiga.

Bang trajo de regreso a Fubuki de sus recuerdos, ofreciéndole un poco más de té, le dio unos minutos más para serenarse, sin embargo ellos tenían un pendiente que tratar. Él la estaba mirando seriamente.

—     ¿Fubuki, hablaste con Genos sobre ese “asunto” que tenemos pendiente con él? — tenían que ser muy cautelosos, no querían que nadie se enterara de lo que estaban planeando hacer.

—     … No, todo pasó tan rápido que no tuve tiempo ni ganas de preguntarle nada — por supuesto que el que ese estúpido ciborg la hubiese amenazado y el que casi iniciaran una pelea ahí mismo tuvo mucho que ver.

—     Comprendo — él podía darse una idea bastante acertada de lo ocurrido, dos jóvenes enamorados de la misma persona y ambos con caracteres fuertes,siempre que dos personas así chocaban nunca acaba pacíficamente — No tienes que preocuparte por ello, le preguntaré la próxima vez que lo vea — ella asintió sin duda sintiéndose culpable, ellos necesitaban de toda la ayuda que pudieran obtener, por el bien de ese hombre en silla de ruedas que decía que estaba bien pero que lloraba en silencio cuando creía que nadie estaba mirando.

Saitama llegó a su “nueva” ciudad pasada la media noche, ahí no había tranquilidad, aún a esas horas tenía distritos activos, carteles brillantes y letreros en neón, la gente, vestida en toda clase de estilos, paseaba las veinticuatro horas por esos lados, hablando, gritando, eso es lo que hacían las personas normales en una día común, eso es lo que él debería estar haciendo ahora que vivía como alguien “normal”. Pero era difícil adaptarse al cambio.

La tienda en la que trabajaba se encontraba unas calles más abajo, debían de estar Ichi y Murata en el turno nocturno, a él le tocaría ese turno en dos semanas. Caminó hacia la tienda, compraría un par de cosas antes de irse a su departamento a dormir, después de todo a él le tocaba entrar al primer turno.

A dos cuadras de llegar se dio cuenta de algo, había un espectacular de dos metros de alto en el techo de la tienda de revistas, que a esa hora estaba cerrada, el letrero era negro de fondo con grandes letras rojas, ala izquierda estaba una gran imagen de Genos, hasta la cintura, con el brazo extendido, en la misma posición que le chico usaba para incinerar a los monstruos. Las letras rojas daban la noticia más espectacular del mes: ¡Inesperado regreso! ¡Después de una larga pausa Demon Ciborg ha vuelto para protegernos! ¡Entrevista exclusiva en páginas centrales! Saitama solo pudo quedarse con la boca abierta, de sorpresa, frente al cartel.  Entró a la tienda de enfrente, en donde vendían novedades y chucherías las veinticuatro horas.

—     Oye, oye — se dirigió groseramente al encargado, no le importaba— ¿Desde cuándo está ese anuncio de ahí? — lo conocía desde hacía unos meses, ese hombre se llamaba Denis, Tenis o algo así.

—     ¿Qué te pasa, Takeshi? —Daevis le preguntó, consternado, el tipo calvo siempre estaba en una actitud apática y desinteresada a todo, ese comportamiento exaltado era muy extraño — ¿El anuncio? Lo pusieron hace como dos semanas — no podía creer que eso era lo que lo había alterado, tal vez el calvo estaba borracho o algo parecido, pero no olía a alcohol ni tenía señas de estar drogado — ¡Oh! ¿Eres uno de sus fans? — esa parecía razonable.

—     ¿Dos semanas? — Saitama no lo estaba escuchando realmente. Pero no podía ser, él lo hubiese notado, se habría dado cuenta y hubiera ido a la misma sede de la Asociación de Héroes en ciudad A para exigir una explicación — ¡No puede tener ahí dos semanas sin que yo lo viera! —

—     Bueno, vives en un lugar lejano en el espacio, Takeshi — Daevis se rio al ver la cara enojada del calvo, sacó una revista que tenía debajo del mostrador — Si hubieras comentado que eras su fan — como los compañeros de trabajo que él tenía — Te hubiera pedido un poster — que dieron a las primeras cien personas que adquirieron la revista — Al parecer estuvo ausente porque requirió reparaciones extremas después de un pelea con un monstruo — dejó la revista justo en las páginas centrales.

—     No… Él estaba muerto — susurró él, viendo las la revista, sin leerla.

—     ¿Cómo dices? — para cuando levantó la vista “Takeshi” ya había desaparecido — ¿Cómo? ¿A dónde se fue? —

Saitama había salido corriendo, avanzando varias calles, se olvidó de lo que quería comprar en la tienda en dónde trabajaba. Ahora se daba cuenta de la cantidad de imágenes y anuncios que tenían a los héroes en ellos, los viejos, los nuevos y al más resiente reingresado ciborg rubio, el cual había pasado del número más bajo en el rango S a ser el número trece, eso es lo que uno de esos carteles decía. También era el tema de moda entre las jovencitas. Él nunca se había dado cuenta en las dos semanas que había estado en las noticias, en las conversaciones de la gente y hasta en carteles. De puro coraje rompió alguno de esos carteles y corrió de inmediato, para no ser pillado y que lo obligaran a pagar el daño.

—     ¿A sí son las cosas, eh? — ahora sí estaba hablando con él mismo. Ya estaba entrando a su departamento, salió a su balcón y vio que su vecina había olvidado meter una toalla rosada con la imagen del rubio en ella, de verdad ¿Cómo diablos no se había dado cuenta? — Demonios… — estaba sujetando la orilla de su balcón con tanta fuerza que la agrietó — ¿No vas a dejarme en paz, verdad? — miró hacia el cielo mientras apretaba los dientes, luego sonrió, enojado, últimamente todo lo que hacía era enojarse, quería y necesitaba golpear algo — Ahora que recuerdo, te debo un golpe en esa bonita cara que tienes, Genos — por primera vez decir su nombre no le dolía como si un filo ardiente atravesara su corazón.

Entró al departamento para dormir, amanecería en pocas horas y estaba seguro de que tendría un día muy largo pero lo primero en su agenda sería ir a darle una visita a cierto ciborg estúpido.

Genos se había levantado temprano, como lo había estado haciendo desde que tuvo movilidad total, comió algo ligero y se dedicó a limpiar todo, aunque no estuviera sucio, era su rutina diaria desde que había vuelto a casa de su maestro. La rutina era necesaria ahora que se estaba acostumbrando a su cuerpo nuevo, que  era cerca de un treinta por ciento orgánico, once semanas no era suficientes para acostumbrarse de nuevo a la necesidad de comer, consumir líquidos y utilizar el baño, por no mencionar el tener que lidiar con otros impulsos naturales más complicados, odiaba cuando le daba hipo, de verdad ¿Cómo le hacía la gente normal para sobrevivir a todos ellos? Era muy difícil acostumbrarse de nuevo a todo ello luego de más de cuatro años de no sufrirlos. El doctor Kuseno le había dicho que mantener su rutina normal lo ayudaría a asimilar todo psicológica y fisiológicamente. Al diablo con la fisiología, algunas veces deseaba poder tener su antiguo cuerpo.

Dar una vuelta por la ciudad, repasar sus libretas de apuntes minuciosamente y estudiar eran parte de su rutina también. Destruir monstruos y salvar a las personas eran el balance caótico que evitaba que muriera de aburrimiento ¿Así era como el sensei se sentía todo el tiempo? Realmente era espantoso sentarse en la soledad y quedarse esperando, día tras día, a que algo fuera diferente y él solo lo había vivido por unas pocas semanas.

En su paseo matutino de ese día estaba pensando en lo que ocurrió el día anterior, estaba realmente feliz porque había logrado ver a su maestro de nuevo, aunque fue un lapso muy breve al menos sabía que estaba bien, que seguía siendo el hombre más poderoso del mundo y, en especial, que podría tener la oportunidad de verlo de nuevo cuando su maestro estuviera listo para volver a su vida.

Él tuvo que detenerse cuando la silueta de un hombre decidido y bastante aterrador se había detenido frente a él sorpresivamente.

—     Sensei? — Genos estaba confundido y sorprendido, no esperaba verlo tan pronto, no imaginó que regresaría a la mañana siguiente, sin duda su maestro era un hombre increíble, estaba tan perdido admirándolo que jamás cruzó en su mente la idea de que estaba en problemas.

—     ¿Sabes? Me acordé de que te debo un par de golpes, por lo de antes y por lo de hace dos años — él se movió hacia el frente, levantando su puño derecho para darle un “saludo” a la cara de su ex alumno.

Genos se quedó quieto, con los ojos abiertos por la impresión, su cuerpo estaba paralizado, como aquella vez que entrenaron por primera ocasión, luego de ingresar a las filas de la asociación de héroes. A su favor se podía decir que aunque hubiera podido reaccionar no hubiera tenido oportunidad de evitar el golpe, Saitama seguía siendo el más veloz.

Notas finales:

Más de 400 palabras para Genos… eso fue cansado  =_=.

Ya le scontesté sus RR ;)

Gracias por leer.


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