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Imagination [KaiHun] por Shiza-chan

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Notas del capitulo:

Lean con esto~

Todos los días es la misma rutina.

JongIn se levanta apurado de la cama, muchas veces cayendo en el proceso, para después salir corriendo al baño del pasillo antes de que alguno de sus hermanos llegue antes que él y por ende, tenga que esperar a que terminen para poder tomar una ducha rápida antes de ir al Instituto.

Se viste con el uniforme de la escuela una vez ha salido de la ducha y luego de acomodarse el pelo de mala manera baja a la primera planta para desayunar con los que ya están listos. Todos los días se sienta en el mismo lugar, a la cabecera de la mesa del comedor, frente a la ventana que da al patio delantero de su hogar y muestra una imagen clara de la calle. Ese es el lugar de JongIn y todos lo saben.

Su vista permanece clavada en el cristal, ignorando las tostadas frente a él mientras que vagamente escucha a sus hermanos murmurar algo que termina ignorando de manera inconsciente.

— Y allí va otra vez, siempre es lo mismo con este chico. ¿No sería más fácil llegar y hablar con él que esto? — Esa es la voz del mayor de todos sus hermanos, Kris.

JongIn apenas y le dedica una mirada fugaz antes de centrar de nueva cuenta su atención en la calle y luego en sus tostadas para llevarse una a la boca y morderla de manera distraída. Escucha a Kris bufar pero lo último que hace es prestarle atención.

— Deja de molestarlo, tú menos que nadie tiene el derecho de reclamarle algo, ¿te recuerdo que no le hablaste a Tao hasta que éste mismo se hartó y decidió hablarte él a ti? — Kris gruñe desde su lugar por las palabras de TaeMin y el moreno ríe entre dientes porque sabe qué sucederá a continuación.

No pasan más de tres segundos cuando los mayores comienzan a pelear entre ellos, gritándose cosas de sus respectivas relaciones y lanzándose cuanto insulto se les pasa por la cabeza y, justo cuando están por arrojarse lo que hay en su plato, su madre aparece por el marco de la puerta de la cocina con una mirada de advertencia y el sartén mostrándose intimidante en su puño cerrado; entonces, como por arte de magia, todo el lugar queda en un silencio semi tenso que únicamente se ve interrumpido por el repiqueteo de los cubiertos.

Claro que TaeMin sigue aniquilando al mayor con la mirada y viceversa mientras se meten la cucharada de cereal a la boca, pero ninguno se atreve a decir algo más por miedo a terminar con un sartenazo en la cabeza.

Y entonces lo ve.

El mismo chico de todos los días camina distraídamente por el frente de su casa con los cabellos negros moviéndose a su paso, las manos metidas dentro de los bolsillos de su pantalón y los audífonos en sus oídos. Lleva en el rostro el mismo semblante de desinterés que el día anterior y el día anterior a ese; y JongIn no conoce el porqué, pero le emociona y le enloquece la idea de ser quien haga nacer nuevas emociones en su rostro. Pero no hace nada. Se queda ahí sentado, atragantándose con las ganas de llamarlo en voz alta y decirle cuán hermoso le parece.

La escena es prácticamente la misma de siempre, pero aun así el moreno no puede evitar que un suspiro demasiado pesado (y empalagoso) se le escabulla de entre los labios al tiempo que su mirada de enamorado sigue al pelinegro hasta que éste sale por fin de su campo visual.

No es hasta que JongDae, otro de sus hermanos (mayor, para variar), le golpea en la nuca, haciéndole espabilar, que recupera la conciencia y abandona el mundo de su cabeza; ese en el que la imaginación gobierna y produce escenas de él y SeHun caminando juntos de la mano por la costa del océano; o montados en la noria, justo en la parte más alta, justo antes de besarse.

Mira aturdido a los tres cuando regresa por completo en sí y éstos coinciden a la hora de mirarse entre ellos y negar con cabeza en un claro signo de derrota.

— Vaya que te pegó fuerte el amor... — Y JongIn ni siquiera intenta replicar acerca de eso porque él mejor que nadie sabe que es cierto.

Más tarde, cuando el profesor de historia universal sale del salón y todos sus compañeros le imitan para gozar de sus treinta minutos de descanso antes de que la maestra de literatura aparezca con sus gafas de pasta gruesa y su pila de libros, el moreno se deja caer sobre su pupitre, con la mejilla derecha apoyada sobre sus brazos cruzados y los ojos vagando de un lugar a otro del patio. Buscándolo.

Realmente no tarda mucho en hallarlo ya que SeHun, al igual que él, está en el mismo lugar de siempre. Lo ve cuando llega al lugar y se deja caer distraídamente a la sombra del abedul más viejo del colegio, sentado al estilo indio, espalda contra el tronco y un libro diferente al de la semana pasada en las manos (lo sabe porque a pesar de la distancia, el libro tiene apariencia de tener unas 400 páginas más que el anterior, y eso, por alguna razón que desconoce, le da gracia).

Está tan ensimismado en esa vista que no nota que BaekHyun se encuentra a su lado hasta que él chico comienza a hablar.

— Debo de admitir que es lindo. Sí, SeHun es bastante lindo. Algo distraído tal vez, pero es parte de su encanto. Facciones bonitas, cuerpo que mata, inteligencia... el paquete completo — JongIn no tiene ni idea de por qué el rubio mal teñido de BaekHyun ha comenzado a decir todo aquello que ya sabe a la perfección, pero algo es seguro: no le gusta.

Está más que claro que no va a golpear a su amigo sólo para hacerlo callar (pese a que las ganas sean muchas), pues espera que su mirada le diga que ya ha sido suficiente. Y por supuesto que el mayor se da cuenta de ello, pero no se calla y continúa diciendo todas las cualidades con las que su platónico cuenta con mucho más entusiasmo. Desesperado al moreno.

—...Tal vez intente algo con él. Digo, tú no has hecho ningún movimiento y teniendo en cuenta que faltan menos de dos semanas para graduarnos, el tiempo apremia. ¡Ya sé! ¿Y si lo invito a la fiesta de Channie esta noche? — Y no sabe si es lo que ha dicho BaekHyun o la sonrisa burlona que tiene en el rostro lo que le hace hervir la sangre. A lo mejor y son las dos cosas.

No se lo piensa más. Mira una última vez a SeHun a través de la ventana; seguido se levanta con apuro de su lugar, golpeándose en la cadera con la esquina redondeada de la mesa y luego de farfullar un par de maldiciones, corre hacia la salida del salón ante la mirada divertida del mayor. Atraviesa los pasillos del lugar con el corazón latiéndole en la garganta y la cabeza revuelta al no encontrar las palabras adecuadas para declarársele al chico de sus sueños al fin. Ha caído en cuenta demasiado tarde de que las acciones de BaekHyun no eran más que una trampa, pero ya no puede detenerse y dar media vuelta de regreso al aula. Lo quiera o no, hay cierta porción de verdad en medio de todo lo que el chico le ha soltado.

Baja las escaleras hasta el primer piso, saltando y trastabillando con el último escalón. Se estabiliza un segundo antes de caer de cara contra el piso y continúa con su carrera a la salida.

Le es casi imposible no empujar o chocar con personas en los pasillos mientras intenta avanzar, pero al final logra llegar a la entrada principal relativamente ileso. Siente el corazón punzándole en las cienes cuando se detiene a tomar aire por apenas un segundo aunque parece no interesarle ya que apenas se estabiliza, vuelve a correr en dirección al patio sur.

Justo antes de llegar dobla a la derecha por la esquina del edificio y cuando menos lo piensa ya está tirado en el piso, encima de alguien. La persona debajo bufa y gimotea por la molestia que le produjo el golpe. JongIn hace algo parecido al tiempo que se levanta sobre sus palmas para quedar en cuatro sobre el otro y con los ojos cerrados, intentando recuperar el hilo de sus pensamientos.

— Lo lamento, no miré por dónde iba. — Dice por fin luego de un par de segundos.

Tiene la intención de decir alguna otra cosa y ayudarle al chico que ha derribado a ponerse de pie, pero al instante de ver bien de quién se trata los músculos se le tensan de improviso y cualquier otra acción que estuviera a punto de hacer parece olvidada, como si le hubieran reseteado el cerebro justo en ese mismo instante.

SeHun está debajo de él, con los ojos entreabiertos, viéndolo interrogante y el libro sujeto entre sus brazos contra el pecho. Ninguno de los dos dice nada. A JongIn se le ha secado la boca hasta el esófago y SeHun parece no caer en cuenta aún de lo que está ocurriendo en ese momento. Tal vez y fue el golpe que se dio. Como sea que fuera, parece que el cerebro del moreno debe de amarlo muchísimo porque las neuronas en su cabeza hacen sinapsis de una buena vez; llevándolo a ponerse de pie rápidamente, aunque con movimientos torpes y estirar su mano hacia el pobre muchacho que sigue tirado en el suelo. SeHun entonces toma su mano, y no sabe si es por la emoción que ese mísero roce de pieles le produce o bien porque simplemente es medio idiota, que tira con más fuerza de la necesaria y en consecuencia el pelinegro termina chocando contra su pecho. El libro en el suelo.

— ¡Ay! Losientolosientolosiento...— Comienza a disculparse con los nervios hechos un manojo de nudos, de esos que pasas desenredando por horas y horas.

Siente las mejillas y orejas calientes. Se auto dedica cada insulto de su repertorio mentalmente cuando se arrodilla en el suelo para recoger el libro del menor y entregárselo con una mueca apenada. Los miserables: Ese es el título que aparece en la portada. Le suena de alguna parte, quizás de los títulos de la librería personal de Kris. El caso aquí es que no tiene ni la menor idea de qué va, pero se identifica porque siente justo de esa manera: un completo miserable que la acaba de cagar de manera monumental.

Se queda boqueando por un par de segundos. En serio quiere decir algo, lo que sea que lo haga quedar un poco menos idiota; pero no consigue que su boca diga las palabras que quiere decirle a la persona que tiene frente suyo. Al final, termina bufando y con el rostro dos tonos más rojo de lo que ya estaba.

Está sintiendo la mirada de SeHun sobre él, pero no se atreve a levantar la mirada y enfrentarlo. Aunque igual y no hace falta, lo hace inconsciente cuando siente una mano en su frente apartando los mechones rebeldes que le caen por arriba de los ojos. SeHun le sonríe con dulzura cuando aparta su mano y por todos los putos cielos, JongIn no puede evitar pensar que tendría que haber una ley que prohíba que el chico muestre una sonrisa tan bonita en público antes de que alguien muera de un ataque al corazón.

— Ten más cuidado la próxima vez que quieras correr por ahí, hyung — Le dice con voz queda sonriendo una vez más de la misma manera encantadora justo cuando está pasando a su lado para volver a su aula antes de que la campana suene y lo pasillos queden atestados de gente — Nos vemos luego.

Ahora sí, lo jura por Dios, no sabe de dónde carajos le ha salido el coraje siendo que minutos antes no podía ni siquiera hablar como una persona normal, pero se ha dado la vuelta tan rápido que está seguro de haber escuchado algún hueso tronar y de la misma manera toma el dobladillo de la camisa del pelinegro para impedir que siga avanzando.

SeHun se voltea a verlo interrogante. JongIn sólo necesita 10 segundos de valor. 1, 2, 3...

— Yo, em, tú — 4, 5... SeHun se ha girado por completo — SeHun yo, bueno, no sé si — 6, 7, 8... JongIn se muerde los labios — ¿Te gustaría ir conmigo a una fiesta esta noche? — 9, 10.

El corazón le golpea de manera agresiva contra el pecho durante cada segundo que el pelinegro continua en silencio. Frunce los labios en una extraña mueca que sin embargo no parece de molestia y cuando finalmente parece que está por hablar, la campana suena estridente, erizándole la piel entera al moreno.

SeHun alterna su vista entre el edificio y él, seguramente preocupado por llegar tarde ya que hasta donde sabe, su salón se encuentra en el tercer piso y cuando JongIn está por formular una disculpa rápida y salir corriendo de ahí, el chico se acerca a su rostro y le deja un beso meramente superficial en la mejilla derecha antes de tomar marcha a la entrada de la escuela.

— ¡Búscame a la salida!

Un segundo después de eso lo ve desaparecer de su campo visual mientras él permanece ahí sin dar signos de vida más que el movimiento de su pecho al respirar. Se lleva la mano a la mejilla que SeHun ha besado y al instante una sonrisa de oreja a oreja se abre paso en su rostro hasta que no hay más que dientes blancos y ojos vueltos medias lunas ahí.

Se le sale la euforia del momento a través de "¡Wuju!" que resuena bien fuerte por todo el pateo y las manos le pican de la emoción. Luego de un rato sigue exactamente de la misma manera, con la alegría filtrándosele de los ojos a cada minuto.

Ha perdido la clase de literatura y sinceramente le importa un bledo. Se siente demasiado a gusto a la sombra del abedul y, mientras está allí, piensa en que puede que todos los paisajes que ha visualizado, los escenarios y esos momentos rosas y cursis de películas malas sucedan en serio. Tal vez y esa sea la noche en la que lo bese por primera vez. Ahora en verdad existe la posibilidad.

Quizás no es sólo él y su imaginación.

Notas finales:

Y volví del inframundo, ¡muajaja! *se atraganta* Ñem, al punto. Espero que les haya gustado este OS~ comenten y diganme si algo no les pareció o simplemente porque sí uvu

 

Para lxs que esperan actualización de SA, tenedme paciencia plz ;A; Sé que me he tardado un montón en subir actu, me siento fatal por eso, pero estoy entre que no se me ocurre nada y si se me ocurre no sé como plasmarlo y que si no tengo tiempo u otra mamada

 

Pero bueh... nos leemos pronto, Dollys. Como dije por ahí, se viene algo graaande 7u7

 

¡Cuídense, nenes! 

 

Regalito~


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