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Yūrei por Kisaki

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Notas del fanfic:

Hola ! Bueno este es un regalo de cumpleaños que prometi a cierta personita y que , aunque ya han pasado algunas semanas...(casi un mes...xD) espero que le guste.


—Caza Oscar 391 responda.

El olor a quemado inundaba sus fosas nasales, el dióxido de carbono que estaban causando las llamas de su alrededor le impedían tomar a sus maltrechos pulmones el oxigeno que tan desesperadamente necesitaban para continuar respirando y sentía como el aire caliente estaba comenzando a rozarle la escasa piel que quedaba visible fuera del casco.  No podía ver nada más que humo negro ocultando el suave y fresco cielo azul.

—Caza Oscar 391 responda.

Escuchar se le estaba dificultando casi tanto como el respirar mientras que su vista comenzaba a nublarse debido a un raiguero de sangre que caía desde su frente. Estaba convencido de que ese era su fin y no solo por lo mal que se sentía en ese puto momento, si no porque no era ni si quiera capaz de sentir más dolor que el de sus pulmones al comenzar a hincharse, ¿Realmente estaba entero?, no era capaz ni de si quiera mirar hacia abajo para comprobarlo…

—Caza Oscar 391 derribado.

Supo que estaba perdido en el momento que sus propios compañeros lo dieron por muerto. Si tenía alguna esperanza  de que lo encontraran con vida se había esfumado en aquel mismo instante.

Decidió entonces dejar de luchar, dejar que simplemente su cuerpo se rindiera y morir en tranquilidad comenzando a sentir sus parpados cada vez mas y mas pesados, sin embargo antes de que estos lograran cerrarse por completo, seguramente debido a la pérdida de sangre, logro divisar una silueta frente sus ojos y lo único que sus ojos captaron antes de cerrarse por completo fueron unos ojos color miel…

***

08 de agosto 1945

Abrió los ojos de golpe cuando una sensación de caer al vacío y sentir como durante unos eternos segundos sus pulmones no volvían a tomar el aire que tan necesario era para vivir. Se extraño de ver un alto techo de bloques de madera en vez de un paisaje paradisiaco o el increíble cielo azul y su primer pensamiento fue imaginar que estaría quizás en un hospital, sin embargo su pensamiento se esfumo cuando giro su rostro y dio con un tatami viejo de color verde un futon donde descansaba su cuerpo. Giro su cabeza hacia el otro lado esperando encontrar algún indicio que le dijera dónde estaba, pero de nuevo dio con tan solo en suelo y algunos viejos muebles de madera. Era una vieja casa típica de los pueblos japoneses más rurales. 

—Al fin despiertas, ¿Cómo te encuentras? —Giro su rostro rápidamente al escuchar una voz y se incorporo al notar que aquella voz provenía justo frente a él. Algo que le sorprendió fue ver que, aunque había hecho movimientos bruscos, ninguna parte de su cuerpo dolía—No te muevas tan bruscamente, aunque la mayoría de tus heridas están casi curadas aun debes descansar…

—Perdona pero ¿Quién eres tú? ¿Cómo he llegado hasta aquí?

—Mi nombre es  Takashima Kouyou  y  te encontré hace 2 semanas en el monte. Al  parecer tu avión se estrelló allí…

—Espera, espera… ¿dijiste 2 semanas?, ¿he estado dos semanas durmiendo?

—Tuviste una fiebre muy fuerte durante los primeros días — Observo como aquel muchacho de cabello castaño y que vestía con un fino Yutaka tan atípico de la fecha se acerco hasta él con un barreño de lo que parecía agua caliente y una toalla— Si no te molesta permíteme cambiar tus vendas y ver como se encuentran tus heridas.

No se negó cuando el de ojos miel se aproximo y destapo comenzando a quitar con cuidado sus vendajes. Tenía que reconocer que en el momento que se dio cuenta de que seguía de una sola pieza suspiro aliviado y toda la tensión que se había acumulado en sus músculos se relajo dejando que el que parecía más joven hiciera el resto.

—Te debo la vida Takashima-kun, si no hubiera sido por ti estoy seguro que no habría durado mucho más tiempo con vida. — Aunque aquel joven no le contesto sabia que lo estaba escuchando. Sentir el agua caliente sobre su piel no solo le reconfortaba, si no que le hacía sentir afortunado de poder volver a la vida después de aquellos interminables minutos en los que había jurado estar acabado. — Dime Takashima, ¿Qué edad tienes?

—Tengo 20 años señor.

—No…no me llames señor, mi nombre es Shiroyama Yuu, pero puedes llamarme Aoi.

—Entonces… ¿Aoi-san?

—Sin el –San. Aoi a secas

Después de aquella extraña presentación ambos se quedaron completamente en silencio y solo dejo que el castaño continuara en sus tareas de cura. Él era una persona que el silencio con un desconocido normalmente le incomodaba, sentía que debía de decir algo, aunque fuera alguna estupidez, solo para no tener que soportar el silencio. Extrañamente había comenzado a tenerle miedo al silencio desde el mismo momento en el que dejo de escuchar a su alrededor antes de pensar que iba a morir.

—No logre salvar tus ropas…pero puedes usar algunas que tengo aquí. Son de un amigo, pero no creo que a él le moleste que las uses.

—Oh…está bien, solo era el uniforme, tengo más en el cuartel — De nuevo se quedaron en silencio mirándose el uno al otro y por algún extraño motivo no podía parar de pensar en lo increíblemente hermoso que era aquel muchacho.

Sus finas fracciones y aquellos peculiares y carnosos labios, su piel blanquecina y aquellos cabellos de un color claro que tan bien quedaban con el color miel de sus pequeños ojos. Un cuerpo delicado pero sorprendentemente musculado y unas largas piernas y largos dedos que acompañaban totalmente a la perfección de todo su conjunto como ser humano…

—Sera mejor que descanse un poco más. Hare algo de comer.

Fue incapaz de decir nada o intentar decirle a aquel muchacho que no necesitaba descansar más, y que sorprendentemente se encontraba mejor de lo que se hubiera esperado después del increíble ataque que había sufrido. Lo único que en ese momento podía recordar fue el impacto de las metrallas contra su caza y tras eso la caída en picado contra el suelo. Era un autentico milagro que aun siguiera con vida.

Por otro lado no podía dejar de pensar en el aura que desprendía aquel joven muchacho que le había salvado la vida. No pudo captar otro sentimiento más que el de tristeza y,  aunque fue alguien increíblemente delicado y cuidadoso al tratar sus heridas, pudo notar como sus manos temblaban al mismo tiempo que su mirada triste hacia todo lo posible para que sus miradas no se cruzaran. No sabía si el motivo de la tristeza de aquel castaño que le había dejado totalmente cautivado había sido él o por el contrario tenía otro motivo del porque aquella triste mirada, sin embargo algo dentro de él le hacía sentir que si había alguna manera de compensar todo lo que había hecho por él seria ayudándolo a cambiar aquel aura que lo envolvía.

***

10 de Agosto de 1945

Habían pasado dos días desde que despertó en aquella casa y, aunque Takashima no le había permitido salir de la habitación desde entonces, la sensación de claustrofobia y aburrimiento le obligo a salir de ella  aunque seguramente eso conllevaría a alguna regañina por parte de su cuidador. Aunque el castaño le había advertido de que debía descansar y responsar debidamente para su recuperación él no podía simplemente quedarse tumbado en un futon día y noche como un enfermo terminal. Era consciente que seguramente estuvo al borde de la muerte y que su condición debió de ser muy grave, sin embargo en aquel momento se encontraba completamente bien y no pensaba que seguir postrado en una cama fuera a ayudarlo de ninguna manera.

Había tomado prestada una chaqueta que había colgada para no salir con el torso descubierto de aquella habitación y se dispuso a investigar el interior de aquella casa intentando al menos encontrar al castaño en alguna de las habitaciones principales. En los dos días que había pasado consciente dentro de aquella casa no había visto o escuchado a nadie que no fuera Kouyou, por lo que realmente no sabía si alguien más vivía allí o si por el contrario solo él y el castaño estaban allí.

Miro al menos dentro de 3 habitaciones distintas encontrando un baño y un trastero antes de escuchar un ruido que le hizo mirar hacia la 4º habitación encontrando dentro de ella una agradable salita  decorada apenas con una mesilla y unos cojines colocados alrededor en el centro de la sala y una cómoda de color caoba en una de las esquinas de aquella sala. Al fondo diviso lo que parecía un patio trasero un poco descuidado pero con lo que parecía un rosal plantado justo en el centro donde también se encontraba cierto castaños cortando las ramas que se encontraban en mal estado y quitando los hierbajos que habían comenzado a crecer alrededor de la raíz.

El sol daba de lleno sobre su castaña cabeza y aunque parecía exhausto, casi al punto de desfallecer, él continuaba con la ardua labor de limpiar aquel rosal hasta dejarlo prácticamente impecable aunque los capullos estaban de un fuerte color verde aun. No había sudor en su piel pero el tono rojizo que había le decía que aquel sobreesfuerzo era demasiado duro incluso para su musculado cuerpo.

En los dos últimos días que había permanecido consiente dentro de aquella casa no había visto aun ningún tipo de expresión en el rostro del castaño, era como si aquel hermoso rostro no pudiera mostrar ningún tipo de emoción o sentimiento, sin embargo aquellos ojos ámbar eran como un libro abierto. Un libro que al parecer contaba una triste historia ya que podía dejar de fijarse en que en el fondo de ese iris había una oscura y dolorosa tristeza.

-¿Necesitas ayuda con eso? ­­­­­­­­­­­­­­­­– Su repentina voz pareció asustar al joven haciendo que se volviera a mirarlo repentinamente.

— ¿Qué haces levantado?, deberías estar descansado…aun tus heridas no están totalmente curadas.

—Estaba profundamente aburrido y ya me encuentro mucho mejor. Necesitaba salir y pasear un rato – observo como el menor dejo la pala con la que estuvo sacando los malos hierbajos y lentamente se acerco hasta el observando como algunas de las hojas estaban quemadas por el sol. – Debe ser difícil intentar mantener un rosal con estas altas temperaturas, aunque parece que este pequeño florecerá pronto. Quizás para otoño…

—No puedo esperar hasta otoño. Le prometí a Reita que cuando volviera habrían florecido.

— ¿Reita? ¿Es tu hermano?

—No, él…es solo un amigo de la infancia. –Noto de nuevo la tristeza que amenaba aquellos ojos y en un impulso tomo el mentón del más joven levantándolo hasta que sus miradas chocaron, encontrando por primera vez una emoción en el rostro del castaño. Desolación…

—¿Fue a la guerra?

—Miembro de las Fuerzas aéreas.

—Vaya, así que otro piloto ¿Cómo se llama tu amigo?

—Suzuki Akira.

—Lo lamento pero no me suena ningún Suzuki dentro de mi pelotón. ¿Sabes qué modelo pilotaba? – El castaño negó ante su pregunta y le miro de nuevo a los ojos.

Había algo en esos ojos tristes que le hacían sentir que no podía dejarlo ni si quiera un segundo a solas. Temía que la oscuridad que había dentro de él terminara por consumirlo.

—Cuando vi tu avión estrellarse, por un momento rece porque no fuera él , se que es egoísta…pero realmente rece porque no fuera él, lo siento tanto Aoi-san, debes pensar que soy una horrible persona…

No lo pensaba, en ningún momento se le había pasado por la mente que aquel ángel fuera alguien horrible, y por el contrario sintió unos profundos celos por aquel que se hacía llamar Reita, porque él era el dueño de aquel triste corazón…

15 de Agosto de 1945

Aquel día parecía que aquel sol castigador que había alcanzado casi los 45º de temperatura en los últimos días había decidido darles una tregua dejando un clima al menos un tanto más soportable. Desde que había mantenido aquella extraña conversación con Takashima sobre su “amigo” de la infancia las cosas entre ellos parecieron ir menos tensas. El castaño le había contado un poco más sobre él y él había echo lo mismo con el más joven.

Takashima le había contado que ese tal Reita y él fueron desde muy pequeños los mejores amigos y que desde que prácticamente ambos habían salido del vientre de sus respectivas madres habían sido inseparables. Takashima al parecer era un chico increíblemente inteligente y criado dentro de una buena familia, mientras que Reita era el hijo de un humilde agricultor. Sin embargo al parecer aquella amistad no entendía de estatus sociales y ambos habían continuado con aquella relación tan inseparable hasta el momento en el que el joven piloto decidió alistarse en las fuerzas aéreas del país y poco tiempo después fue enviado a la guerra. Por su parte Takashima se quedo huérfano a temprana edad y por ello heredo todas las propiedades de su familia, así como todos los títulos y honorarios que su padre como uno de los artos cargos del imperio japonés había obtenido. El joven muchacho a la tierna edad de 12 años ya había experimentado el gran peso de la sociedad sobre sus hombros.

Sinceramente  dudaba que ese tal Reita continuara con vida.

Tan solo dos días antes de que su avión hubiese sido derribado por aviones Americanos estos habían lanzado una bomba atómica sobre Hiroshima y en el transcurso del los dos días anteriores no hubo más que mas ataques y mas bombardeos por parte de aquellos Yanquis dejando prácticamente a las fuerzas aéreas sin hombres o maquinas a las que manejar. Los portaviones estaban completamente vacios y los pocos pilotos que quedaban tenían órdenes de actuar como Kamikazes contra los Norteamericanos, pero era algo que no podía decirle a Takashima. En el único momento que no veía aquellos tristes orbes era cuando hablaba sobre Reita.

Por otro lado el que ambos vivieran solos en aquella apartada casa le había ayudado a recuperarse totalmente. Era como si fuera de aquellas 4 paredes no hubiera ninguna guerra, tenían el suficiente alimento para ambos y por suerte no necesitaron de provisiones y la electricidad continuaba funcionando en aquella zona…si por él fuera aquello podría durar para el resto de sus vidas.

—Puedes dejar eso, lleva mucho tiempo rota. – Observo como el castaño dejo a su lado un vaso con té helado  y después se sentó en el suelo del porche que daba hacia aquel rosal. Juntos habían creado un pequeño invernadero alrededor de este para que el sol no golpeara fuertemente contra sus hojas.

—Solo necesita unos rondines nuevos e ira como nueva, quizás podríamos ir al pueblo mañana y ver si puedo conseguirlos.

—No te preocupes, no me molesta que esta rota, además, hace mucho tiempo que no bajo al pueblo.

—Vi que la puerta del final del pasillo también tiene problemas para abrirse, le echare un vistazo…

-¡No! –Aquel grito repentino por parte del castaño le sorprendió haciendo que ambos se miraran, y por primera vez en todo el tiempo que llevaba allí vio una emoción distinta en el rostro de Takashima. Miedo, terror…suplica – No puedes acercarte a esa puerta…no…no puedes.

Noto como el castaño comenzó a hiperventilar y aunque no había lágrimas en sus mejillas podía notar la presión que debía tener en sus ojos al volverse de un color rojo. Rápidamente fue en su ayuda y le ayudo a sentarse en el suelo pidiendo que se calmara mientras tomaba el vaso que el mismo castaño le había dejado y ofreciéndoselo para beber.

—Tranquilo Takashima, no entrare, no entrare si no quieres que entre pero por favor tranquilízate.

Tardo un tiempo más antes de sentir como castaño comenzó a calmarse cuando se tomo la suficiente confianza para mantener el cuerpo del más joven contra su pecho en un abrazo hasta que el propio muchacho se separo de él mirándolo lentamente a los ojos.

—Lo siento…

—No te preocupes, no hablaremos de ello si no quieres y no entrare allí si es lo que deseas, pero me gustaría poder ayudarte de alguna forma…cualquier cosa que te preocupe, cualquiera, por favor no dudes en contar conmigo.

Sintió los delgados brazos del castaño alrededor de su cuerpo y por primera vez en todo aquel tiempo noto cuan fría era la piel del muchacho.

—Solo no me dejes solo…no me dejes como lo hizo él.

Aquella petición le sorprendió, sin embargo no le disgusto. Envolvió de nuevo aquel cuerpo entre sus fuertes brazos y dejo salir de sus labios un leve “nunca” que pareció tranquilizar al más joven.

—Me dijiste que nunca te atreviste a volar con Reita. Cuando todo esto acabe, cuando la guerra termine y pueda recuperar mi avioneta te hare volar Shima…

—¿Shima?

—¿No piensas que te queda bien?- Por segunda vez en aquel día había visto una emoción en aquel rostro triste, y esta vez le mostros su sonrisa. Su hermosa y bella sonrisa…

18 de Agosto de 1945

—Lo lamento….lo siento tanto Rita por favor perdóname…perdóname por favor…

Aquellos lamento le despertaron de golpe y, aunque al principio se sentía totalmente desorientado, reconocer la gruesa voz de Shima le hicieron prácticamente saltar de la cama antes de salir corriendo para ver que ocurría.

No paraba de escuchar aquel llanto que reconocía como el de Shima junto con algunos gritos y lamentos de otra persona que no sabía quién era, y después de un leve silencio escucho como si algunos  objetos se estrellaran contra las paredes y luego cayendo al suelo dejando un sonido hueco. Aunque sus piernas bajaron todo lo rápido que le permitieron hasta la planta principal cuando comprobó desde donde venían todos aquellos ruidos le hizo pararse de golpe frente aquella puerta.

Sabía que le había prometido al castaño que nunca entraría en aquella habitación mientras él no se lo permitiera, y era por ese motivo que aunque escucho un llanto lastimero que reconoció como el del menor dudo durante bastantes segundos en realmente si entrar o no. Llevo su mano hacia el pomo sin llegarse a preguntar realmente como es que el castaño había logrado abrir la puerta de aquella habitación si tan solo unos días antes parecía estar atrancada, como tampoco se llego a preguntar en aquel instante quien se encontraba junto con el castaño tras aquella puerta. En su cabeza en aquel momento solo se preguntaba si debía o no entrar en aquella habitación.

—¡Fue por tu maldita culpa Reita! yo…yo pensé que me dejarías…que no volvería a verte y yo..

Sintió una fuerte presión en su pecho cuando escucho que “Reita” se encontraba ahí adentro junto con Shima, no sabía realmente como explicar los celos que en ese momento estaba sintiendo de saber que la única persona que podía separarlo del castaño estaba tan solo a unos metros de distancia separados tan solo por una puerta.

Sintió aquel impulso recorrer su cuerpo y estuvo a punto de abrir aquella puerta, sin embargo no lo hizo y solo espero sentado en la sala hasta que vio al castaño aparecer. De nuevo no había rastro de lagrimas, sin embargo sus ojos estaban de un intenso color rojo y , aunque no vio ninguna señal de violencia en su nívea piel, sabía que no solo lo físico dolía…

24  de Agosto de 1945

Era la segunda vez que veía a aquel monje visitar la casa. Desde que Reita  había vuelto a aparecer nunca lo había visto dentro de la casa, según el mismo castaño le había contado Reita se había ido a la casa donde había pasado su infancia después de regresar aquel día. No le pregunto desde entonces del porque de aquellos gritos ni el que había pasado entre ellos después de aquella discusión…Esperaba que fuera el mismo castaño quien se lo contara cuando se encontrara preparado.

— ¿Qué viene a hacer este viejo aquí Shima? –Miro hacia el castaño, quien permanecía a su lado observando como aquel viejo quemaba incienso mientras murmuraba palabras sin sentido en un singular baile que seguramente en otras consustancias le habría incluso resultado divertido. Nunca había sido creyente y jamás en su vida había pisado más de lo necesario algún templo, por lo que desconocía que era lo que estuviera haciendo aquel hombre frente a ellos.

—No hace nada, es solo un vil hablador…Reita lo contrato.

—Así que Reita… ¿está limpiando la casa de malas vibraciones?

—Si realmente lograra limpiar algo yo ya no estaría aquí.

En aquel momento las palabras que Shima había dicho no tenían ningún sentido para él, como tampoco lo tenía el hecho de tener a un monje bailando en medio de aquel salón, era por eso que ni si quiera había preguntando a que se refería con aquellas palabras en aquel momento.

—Noto dos presencias en la habitación. Una de ellas se mantiene fuertemente  apegada a esta casa, pero la otra simplemente es alma perdida.

Era la primera vez que escuchaba a ese hombre hablar, y supuso que esas palabras se dirigían hacia Shima. No entendía realmente que es lo que había pasado después de que Reita había vuelto ni por qué este había decidido dejar solo de nuevo al castaño cuando este solo había estado esperando por su regreso. Lo único que entendía es que la mirada triste que poseía Takashima cada día se iba haciendo más dolorosa.

27 de Agosto de 1945

Aquel día despertó más cansado que cuando se fue a la cama por la noche. No sabía realmente como explicarlo pero desde que aquel monje “farsante” según el mismo Takashima le había llamado había ido a aquella casa el ambiente se notaba más denso y difícil de respirar. Shima también se había estado comportando de manera extraña en los últimos días, apenas hablaba y se pasaba las horas mirando hacia aquel rosal que también había parecido ir perdiendo la  fuerza y la vida que había tenido anteriormente.

Decidió levantarse para estirar las piernas y no dejar que sus músculos se atrofiaran más de lo que ya estaban, tenía un cuerpo musculado, sin embargo en aquel momento sentía como si su peso se hubiese multiplicado al menos 10 kilos más.

Bajo hasta el piso principal y avanzo hasta la sala de estar esperando encontrar a Shima en ella, sin embargo no había rastro del castaño por allí y por el contrario le sorprendió ver que aquel invernadero que él y Shima habían improvisado para el rosal había desaparecido dejando de nuevo sus hojas totalmente al sol abrasador de Agosto. No entendía por qué Shima había quitado los plásticos que lo cubrían y decidió ir a buscar al castaño para pedir una explicación, sin embargo este no se encontraba en ninguna de las habitaciones en las habitaciones que habituaba.

Camino un poco más hacia el fondo mirando en el único lugar que no había mirado aun y le sorprendió ver que aquella puerta que siempre había permanecido cerrada a sus ojos se encontraba totalmente abierta. Aunque la puerta permanecía totalmente abierta y pudiera entrar sin que el castaño llegara a enterarse aun dentro de su cabeza algo le gritaba que no podía entrar dentro de aquella sala.

Escucho entonces un ruido provenir del interior de ella y esa vez decidió ignorar los gritos de su cabeza que le decían que se detuviera, nunca imagino que atravesar el umbral de una puerta fuera a ser tan difícil.

Cuando al fin estuvo dentro de aquella habitación se fijo que no era más que una simple y pequeña sala muy parecida al cuarto donde había él estado pasando las últimas noches, solo la figura de un hombre sentado sobre sus propios talones y un gran altar de un color marrón oscuro casi negro se hacían presente en aquella oscura habitación.

Le llamo la atención aquel cabello rubio y lacio que desentonaba totalmente con aquel traje negro al igual que aquellas vendas que tapaban nariz y ojo derecho del muchacho, Debía tener la misma edad que Takashima y eso solo le hizo pensar que aquella persona solo debía ser Reita.

Se acerco lentamente y con paso calmado hasta él, sorprendiéndose al ver que el de cabello rubio no pareció notarlo o al menos no se dio cuenta de su presencia. No al menos hasta que escucho su robusta y seca voz de hombre.

— ¿Uruha?

No sabía quién era Uruha, aunque se hacia una vaga idea que se refería a Takashima cuando lo llamo con aquel apodo, sin embargo lo que más llamo su atención en aquel momento fue el hecho de que aquel rubio no había girado a mirarlo para comprobar si realmente era el castaño quien habría entrado en la habitación, ¿es que acaso era ciego?

—No soy Takashima, pero imagino que tú debes de ser Akira. — observo una leve sonrisa por parte del rubio y no pudo evitar fruncir el ceño por ello, sin embargo tan solo se acerco un poco mas hasta el más joven hasta quedar bastante más cerca de él llegando a comprobar que ese joven no era ciego.

—No eres Uruha…debes ser entonces ese otro del que Kirito-san me hablo. No sé por qué estás aquí, ni quién eres, pero por favor ayúdame. — No entendía nada de lo que ese joven estaba hablando, no entendía por qué aunque parecía mirar hacia él era como si no lo estuviera viendo pero sobre todas las cosas que no estaba entendiendo era el por que cuando sus miradas se cruzaron no pudo verse reflejado en las iris oscuras del rubio. — Habla con Uruha…dile que tiene que irse, dile que no puede quedarse aquí. Dile que lo perdono, que no le guardo rencor por lo que hizo. Por favor, necesito que ayudes a Uruha a descansar en paz…

No lograba entender por qué el rubio le pedía todo eso, ¿hacer que Uruha descansara en paz¿ Qué lo perdonaba?...¿qué sentido tenía todo aquello?, no logro entenderlo hasta que no fijo su mirada en la foto que había dentro de aquel altar funerario de color marrón oscuro. Una hermosa foto de Shima posaba en el marco de cristal de aquel altar...

En aquel mismo momento pequeños flashes comenzaron a cruzar por su mente, la pálida piel de Shima casi enfermiza, la falta de sudor, lagrimas o calor corporal en su cuerpo, aquella mirada siempre triste y sin expresión alguna…el por qué nunca le dejo entrar dentro de aquella habitación o le había dejado ir a ver el desastroso estado en el que quedo su avión después de estrellarse.

Su mente en aquel momento solo sabía decirle que estaba muerto. Él al igual que Shima…ambos estaban muertos.

Salió corriendo de aquella habitación tan rápido como sus piernas le permitieron y comprobó que aunque el sol golpeaba fuertemente su piel no sentía calor. No sabía hacia donde le llevaban sus piernas y sin pensarlo tan solo se adentro en aquel frondoso bosque. ¿Era por eso la verdadera razón del porque sus heridas o sus huesos rotos nunca habían dolido?…¿Por qué desde el principio no los tenía.

Cuando diviso un poco más adelante las hélices del que suponía había sido su avión comprendió hacia donde les había echo correr sus pies, y una vez quedo justo frente al aparato pudo comprobar que la cabina del piloto se encontraba totalmente destruida y dentro de ella se encontraba él…o lo que alguna vez fue su cuerpo carnal.

No pudo evitar llevarse una mano hacia su boca al retener un grito por la impresión de ver su propio cuerpo putrefacto dentro de la cabina de su avión. Si no quiso terminar de creérselo cuando Reita se lo dijo ahora estaba frente a todas las evidencias que afirmaban que estaba muerto…

—No quise mentirte ni tampoco ocultarte la verdad…— Escucho la voz de Takashima a su espalda y cuando se dio la vuelta pudo ver la alta figura del castaño. Aun con aquella mirada triste — Cuando vi tu avión caer por un solo segundo desee que fueras Reita, pero luego comprendí que si realmente mi deseo se cumpliera  significaría que Reita también estaría muerto y entonces rece aun mas fuerte porque no fuera él…sigo siendo un egoísta. Lo lamento muchísimo Aoi, yo solo temía quedarme solo de nuevo…es por eso que yo en aquella habitación…

Permaneció en silencio mientras veía como el cuerpo del más alto comenzaba a temblar frente sus ojos y entonces comprendió por que Reita le había pedido ayuda y por qué no había conseguido que aquella mirada triste desapareciera. Su mirada no anhelaba a Reita como su estúpida cabeza había pensado en primer momento. Esa triste mirada seguiría permaneciendo en lo más profundo e los ojos de Takashima mientras este no se perdonara así mismo.

Camino hasta él sin pensarlo ni un solo segundo más antes de tomar de nuevo a aquel delicado cuerpo entre sus brazos y envolverlos en un delicado abrazo.

—Reita te perdona y solo desea que puedas descansar en paz Takashima. Él ahora solo está sufriendo porque sabe que tu también sufres.

— ¿y tú?

—Yo no tengo nada que perdonarte Shima, por eso por favor no te sientas mas culpable. Reita y yo solo deseamos que tú puedas lograr perdonarte a ti mismo. Solo deseo que me dejes hacerte volar, ¿Qué me dices?

Temía por que la contestación por parte del castaño fuera una negativa o que por el contrario tan solo se separara de él queriendo permanecer aun en aquella situación, sin embargo cuando los ojos de Shima le miraron se sorprendió de ver que la tristeza que desde el principio había podido ver en ellos se había esfumado, pero más le sorprendió sentir los suaves labios del menor sobre los suyos en un pequeño beso que le dejo bastante claro su contestación…

08 de Septiembre de 1945

—Esta casa es perfecta Akira, es mucho más bonita de lo que me contaste…

—Aun tengo mucho que arreglar y limpiar, por eso te pedí que me ayudaras Ruki.

—Vas a tener que pagármelo muyyy bien, es preciosa pero solo fíjate en cuanto polvo hay aquí. — El de menor estatura camino por aquella habitación pasando un dedo por la mesa principal y luego de ello se fijo en aquel altar que había en el fondo de la habitación y en un pequeño rosal que permanecía en el centro de aquel jardín.

Se acerco lentamente hasta el robusto mueble de color oscuro y miro en su interior pasando sus dedos por la fotografía que allí había.

—Era realmente hermoso,  siento tanto que no lograras llegar a reunirte con el… — se fijo entonces en aquel rosal y observo sorprendido como uno de los capullos había comenzado a abrirse aunque aquella aun no fuera la época para que sus flores comenzaran a florecer. — ¿viste eso?, está floreciendo…

—Eso es porque lo deje al cuidado de una buena persona…

— ¡Entonces ya estar tardando para llamarle y que arregle el resto del jardín. ¡Esta hecho un verdadero desastre!

La risa por parte del rubio le hizo fruncir el ceño, sin embargo cuando el rubio se acerco y acaricio con suavidad los pequeños pétalos que tímidamente se comenzaban a asomar vio en su rostro una tranquilidad que no había visto nunca antes en todo aquel tiempo que habían permanecido juntos como compañeros de aviación en la guerra.

—Eso no puede ser Ruki, ahora mismo esa persona está cuidando a alguien muy importante para mí.

— ¿Eh? ¿Y no me lo presentaras aunque sea un día?

—Quizás más adelante te cuente esa historia.

Escuchaba a su espalda la incesante voz de Ruki pidiéndole por que le contara esa historia en ese momento y se dejara de secretos, sin embargo, y durante algún tiempo, quería guardar aquel recuerdo solo para él. 

Fin

Notas finales:

Bueno eso es todo para este Regalo-Oneshort haha, un poco raro quizas...no suele ser un tema dentro de lo "normal" asi que solo espero que os haya gustado como siempre ^^

y como sabeis teneis mi pagina de Facebook:

<a href="https://www.facebook.com/Kisakiyaoi" >Kisaki-Lau fanfic</a>

O aqui mismo en los Rv podeis contarme que os parecio este Oneshort, si gusto...si no...si fue una verdadera mier...¡todo lo que querais!

y tras esto yo me despido y me voy a dormir (mañana tengo que irme a trabajar y son las 1:00 asi que  Jane!


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