Kyungsoo no lo entiende.
Días atrás solo sentía un par de morenos brazos alrededor de su cintura y el embriagador aliento de su novio en el oído.
Justo ahora solo siente palmadas en su espalda que no ayudan en nada.
Días atrás sus ojos veían dificultosamente debido a la lluvia.
Ahora tampoco puede ver, sus ojos están empañados como hace dos días.
La diferencia es que no son las gotas de lluvia lo que dificultan su visión.
Solo distingue manchas de colores verdes, blancos, amarillos y unos cuantos puntos lilas.
Flores.
Hermosas flores, supone.
Pero no tiene tiempo para apreciar su belleza.
No puede, sus ojos están empañados en gruesas lágrimas.
Su lluvia personal y dolorosa.
Quiere los brazos morenos de nuevo abrazándolo.
Quiere oír el “hyung…” de los labios de su amado Jongin.
Quiere que le dé uno de esos besos que solía darle, los que no eran más que roces de labios pero lo suficientemente intensos para transmitirle su amor.
Quiere esconder su rostro en su cuello y llorar sin que nadie más lo pueda ver.
Demonios, él realmente quiere a Jongin ahí.
Y bueno, Jongin está ahí. Pero no como quisiera.
No quiere las flores ahora.
No quiere las flores nunca, al menos no ese tipo de flores.
Quiere los tulipanes rojos que alguna vez Jongin le regaló y que él recibió con un “Bonito gesto, bebé. Pero las flores son para chicas” antes de robarle un beso ante la cara avergonzada de su novio y terminaran riendo mientras acomodaban las flores.
−Soo, ¿vas a decir algunas palabras? – pregunta un lloroso Baek mientras le da un ligero abrazo.
Kyungsoo niega con la cabeza.
No quiere decirlo, no quiere despedirlo.
Él no va a dar palabras de despedida a Jongin porque Jongin siempre estará con él.
Él no va a exponer lo que piensa. Eso solo lo hace con Jongin, y Jongin ahora no lo va a escuchar así lo grite.
Los demás lo entienden, no lo presionan.
Las flores ofrecen sus pétalos como decoración, forman un manto de pocos colores entre los que predomina el blanco.
Las rosas son arrancadas junto a sus tallos con espinas.
Chanyeol se acerca a quitarle a Baek de encima.
Le agradece en silencio.
No quiere a nadie cerca, pero sabe que no puede estar solo.
Y sin embargo, él solo quiere a su moreno.
Quiere regresar en el tiempo, dos días atrás. Solo dos.
Quiere besar fuertemente a Jongin y decirle cuanto lo ama.
Quiere decirle que deje de manejar.
Quiere decirle que no puede ver en la lluvia.
Quiere evitar el choque.
O en su defecto, quiere que el choque sea lo suficientemente fuerte. Lo suficientemente fuerte para destrozar todo el auto y que no haya sobrevivientes, no dejarlo solo con costillas rotas y golpes.
Quiere irse con Jongin.
Quiere verlo sonreír, quiere que se levante y le diga que es la peor broma que le ha hecho alguna vez para que pueda golpearlo y besarlo porque es idiota, su idiota amado.
Pero no pasa, por más que lo desea.
Las rosas son colocadas sobre el cajón que ya tiene una capa de pétalos blancos encima.
KyungSoo lanza el único tulipán que tiene susurrando un quebrado “te amo”.
El tulipán rojo sobresale entre las otras flores puestas sobre el cajón.
La primera capa de tierra cae sobre el ataúd y Kyungsoo lanza un alarido lastimero.
Le duele.
No quiere que lo hagan. Aún no, quiere verlo una vez más.
Sus amigos lo sujetan cuando intenta ir hacia la fosa aún abierta. Él da pelea por unos cuantos segundos, los pocos segundos que su débil cuerpo herido le permiten.
− ¡Jongin por favor! −suplica– Jongin, no me dejes. Mierda, me dijiste que no me ibas a dejar – termina de quebrarse. No puede soportar el dolor en el pecho.
La tierra sigue cubriendo el ataúd.
Él aún puede ver el tulipán rojo, no lo han cubierto por completo aún.
“Bebé no llores, lo lamento. Te amo, no lo olvides, Soo”
La débil voz de Jongin llega a sus oídos y Kyungsoo se encoje en su sitio, lo ama demasiado, lo quiere devuelta.
Se abraza a sí mismo sollozando un “Te amo para toda la eternidad, Nini”
Las flores sobre el ataúd no pueden verse más.