Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La manzana de la discordia. por Matsumoto Yuki

[Reviews - 18]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Actualización de la semana! Fufufu ~

 

Espero les guste.

Desde el momento que Aladdin firmó los papeles, todo aconteció de una manera demasiado rápida como para que él pudiese procesarlo.

 

Acostumbraba a papeleos largos y pesados, que necesitaban más de una cita para llevarse a cabo y cumplir su propósito. En un pensamiento ingenuo, creyó que así mismo sería si llegaba a formar parte del núcleo de los Ren. Pero erró de una manera desmedida.

 

En el mismo instante que había terminado de firmar y había dejado de lado la lapicera, Kouen marcó un número en un iphone último modelo que sacó del interior de su terno, intercambió un par de palabras, y en menos de media hora, un notario se hallaba ya en la mansión frente a ellos, con todo el papeleo correspondiente a la adopción.

 

Al parecer era el notario de la familia, o al menos eso le parecía al ver la familiaridad con la cual trataban.

 

Entonces más papeles se firmaron, esta vez por parte de ambos. Un “ahora sólo falta su madre biológica” Terminó con esa sesión.

 

Luego comenzó la siguiente.

 

Kouen lo condujo hasta su Lamborghini Aventador LP700-4, y le hizo subir, preguntando por la dirección de su trabajo. Aladdin la dio, y en el camino tuvo que redactar una buena carta de renuncia.

 

Al llegar al sitio de comida rápida, vio a Morgiana atendiendo junto a Leila. Tuvieron que saltarse cada pregunta y pedir directamente ver a Serendine. Cuando ella llegó, pareció entenderlo todo de sólo una vez, sin explicaciones.

 

«Lo lograste, ¿Eh?» Una afirmativa y felicitaciones. Su contrato de empleo se canceló.

 

 El siguiente paradero fue el apartamento de Aladdin. Quedó por completo desconcertado. Una simple orden fue dada.

 

«Empaca. »

 

Kouen entonces tuvo que irse, pero esperó hasta que llegase el camión de mudanzas. Les dio la dirección, una orden, y ya estaba todo el cuerpo de profesionales en el apartamento del peli azul ayudándole a empacar.

 

Incluso sacaron de allí a Aladdin, cosa que le molestó, puesto que eran sus cosas y debía «ayudar», más, al ver la eficacia del los jóvenes en su trabajo, y lo delicado con lo cual tomaban cada objeto de su propiedad, se calmó.

 

Su última interrupción en ello fue tomar una caja, y echar en ella las cosas que tenían un valor sentimental. Lo primero en entrar fue una foto enmarcada, de él y su madre. Luego una que había alcanzado a rescatar de su padre, y otras cosas pequeñas. Álbumes, material de estudio, broches, el anillo de su padre. Cuando tuvo todo eso, hizo caso a lo que le dijeron, y fue a sentarse al asiento copiloto del camión de mudanza.

 

Esperó de manera paciente que todo estuviese empacado y arriba del camión. Y tuvo bastante paciencia. Se entretuvo por poco más de hora y media revisando los múltiples álbumes pequeños que tenía, o releyendo el material de estudio.

 

Pero por fin estuvo todo listo, el personal se subió a la parte trasera del camión, y el conductor se disculpó por el tiempo tardado. Aladdin negó levemente y el camión comenzó a andar.

 

r13; ¿Sabe cómo llegar? r13;Preguntó el menor.

 

r13;Así es, jovencito. r13;Aceptó, orgulloso. r13;Ya hicimos este recorrido una vez.

 

r13;Hee… r13;En ese momento Aladdin se convenció. Esa familia tenía aparte todos sus servicios, teniendo su rendimiento incondicionalidad. r13;Lo que hace el dinero… r13;Fue un vago pensamiento, mientras se hundía en su asiento, quedando con la frente pegada a la ventana.

 

Veía el paisaje, tranquilo, pensando un millón de cosas. Por ello el conductor se sorprendió, era completamente diferente a la primera vez que había hecho ese mismo trabajo.

 

r13;Así que no les gustan sólo de una forma… r13;Una vaga sonrisa mostró el hombre, mientras conducía. Eso llamó la atención del peli azul.

 

r13; ¿Eh? ¿A qué se refiere con eso? r13;Una negación hizo que un puchero formase con sus labios. Pero de manera rápida relacionó todo. r13; ¿Podría ser al anterior becado?

 

r13; ¡Pero qué listo! r13;Rió el joven. r13;Era muy diferente a ti. r13;Reconoció, con un pequeño escalofrío a raíz del recuerdo.

 

r13; ¿Cómo es? ¿Realmente lo trasladó usted? r13;Aladdin quería saber, cómo era su compañero, su igual. Creía poder tener un apoyo de él, conversar, hacerse unidos… E incluso, hasta amigos. Pero sus esperanzas fueron en picada. El conductor negó, levemente.

 

r13;Eso lo tendrá que ver usted, jovencito. No me es permitido rebelarle ningún tipo de información. r13;Declaró, y siguió sumido en el camino. Aladdin iba a replicar pero, no quería problemas, así que tan sólo calló.

 

Era un tanto emocionante si lo pensaba, descubrir nuevas personas, semejantes a él o quizá no, que todo fuese sorpresa… Sí, era como una aventura.

 

Se auto convenció de ello, y ante la nula conversación, encendieron la radio. Sonaba música a la moda, que realmente no era del gusto de Aladdin, pero poco importó. Él realmente no la estaba escuchando. Había tomado entre sus manos la foto más preciada de su vida, enmarcada.

 

La felicidad se notaba a leguas en las facciones de su madre, mientras que él no se quedaba atrás. Era el vivo retrato de su padre actualmente, pero en ese entonces, a sus doce años, era un niño delgado y algo desaliñado, que tenía como arma una ternura impresionante.

 

Sonrió con un quedo de amargura, repasando con delicadeza el rosado radiante que antes deslumbraba en la cabellera de su madre, capturado concienzudamente por la cámara, con la yema de sus dedos.

 

Suspiró, recordando que cuando ella también firmase los papeles, sería legalmente parte de la familia Ren, y no de la Jehoahaz Abraham. Le dio una punzada pensar que la dejaría relativamente sola.

 

r13;Fue lo mejor que pude hacer, madre… r13;Pensó, observando sus facciones. Entonces negó. No, no la dejaría sola, eran familia biológicamente, y toda esta redada también le daría a ella un mejor futuro, y posibilidades de mejora. Esa era, sin duda alguna, una gran salvada. r13;Ya vas a estar bien…. r13;Su sonrisa dulce lo decía todo. Tenía un gran lazo de amor con su madre, después de todo, era su única familia y la que siempre había estado allí para él. Depositó entonces un suave beso en el cristal del marco, y la volvió a guardar en la caja.

 

Su sonrisa dulce pasó a ser optimista, acompañada de esa mirada decidida a salir bien parado de allí.

 

Pocos minutos después llegaron a su destino; La mansión Ren, entrando en ella por el camino para vehículos, se aparcaron frente a la entrada principal.

 

Aladdin bajó al mismo tiempo que el conductor del camión, pero él estaba más nervioso. Respiraba hondo, comprendiendo que ahora no entraba como candidato, sino como parte de la familia.

 

El joven se quedó unos segundos sumido en observar el que ahora sería su hogar. Un ruido fuerte le hizo despertar. Giró abruptamente su rostro hacia atrás, enterándose de que era la rampa para bajar todo con el mayor cuidado posible.

 

r13;Disculpe. r13;Se acercó al cuerpo de mudanza, dejando a un lado de él, en el suelo, su caja personal. r13;Les ayudo. r13;Ofreció con una sonrisa. Pero no reaccionaron muy bien los jóvenes trabajadores. De hecho, no pudieron reaccionar.

 

r13;Es un cambio muy abrupto… r13;Susurró uno.

 

r13;Pero no podemos… r13;Susurró otro.

 

Entonces el jefe avanzó, posándose frente a Aladdin, y negando con sumo respeto. r13;Nosotros lo llevamos, jovencito.

 

Aladdin frunció el entrecejo. r13;Pero son mis cosas.

 

r13;Lo sabemos. r13;Aceptó el hombre. r13;Pero es estricta orden de los señores-

 

r13;Aladdin. r13;Una suave voz que Aladdin comenzaba por fin a identificar, llamó su atención a sus espaldas. Eran Gyokuen. El joven peliazul ladeó su cabeza, con una duda. Kouen estaba al lado de la mujer.

 

Entonces le hicieron una seña para que fuese con ellos, y suspiró, dejando al cuerpo de mudanza hacer su trabajo, y él yéndose con su caja personal hacia donde los señores de la casa.

 

r13;Bienvenido a tu nuevo hogar, Aladdin. r13;Le dio la bienvenida Gyokuen apenas estuvo frente a ellos.

 

r13;Muchas gracias. r13;Soltó, junto a una reverencia.

 

r13;Síguenos, por favor. r13;Kouen se dio media vuelta, señalando elegantemente a la puerta. Una escalera de mínimo diez escalones, a unos metros de ellos, hacía falta subir para poder entrar a la Mansión.

 

Comenzaron entonces a caminar.

 

r13;Supongo que ya sabes que antes de ti hubo otro acogido, ¿No es así? r13;Preguntó Gyokuen, en el calmado avanzar.

 

r13;Así es. r13;Admitió el joven. r13; ¿Cómo es…?

 

r13;Ya tendrás tiempo para saberlo. r13;Decretó Kouen.

 

r13;No seas tan duro, cariño. r13;Eso llamó la atención de Aladdin, ¿No eran madre e hijo? r13;Estoy segura de que se llevarán. r13;Anunció Gyokuen, por su parte. r13;Al menos después de unos meses. r13;Una sonrisa se plantó en sus labios, y Aladdin dio un pequeño salto.

 

r13; ¿EHH? r13; ¿Tan difícil tenía el carácter el otro? No quería ni imaginárselo…

 

En ese momento Kouen abrió de par en par la puerta principal de la mansión, dejando el camino libre para el recién llegado, y su madre. Ambos entraron, y Aladdin tuvo que quedarse con la duda.

 

r13;Falan. r13;Llamó Gyokuen una vez adentro. Rápidamente, una sirvienta de pelo anaranjado y hermosas esmeraldas por ojos, apareció a paso apresurado. Hizo una reverencia ante su señora, y nuevo señorito.

 

r13; ¿Sí, señora-aru?

 

r13;Muéstrele al joven. r13;Gyokuen apuntó a Aladdin. r13;Sus aposentos.

 

r13;Como mande-aru. r13;Una nueva reverencia se hizo presente por parte de Falan, y le hizo una seña a Aladdin. r13;Sígame-aru r13;Pidió, con cortesía. La curvada comisura de sus labios hacia arriba daba la impresión de siempre estar sonriendo, daba una buena hospitalidad y primera impresión.

 

r13;Oh, sí, claro. r13;Cuando Aladdin reaccionó, comenzaron a caminar.

 

Ahora era muy diferente a la primera vez, cuando lo habían llevado a un lugar apartado, tipo pasillo de espera. Actualmente iba subiendo por la escalera de dos salidas hacia el segundo piso. Pudo sentir lo suave de la alfombra aterciopelada que la cubría, al igual que los pasillos del segundo piso.

 

Para su buena suerte, con su buena memoria, recordó todas las dobladas, que en total no superaban las 5.

 

Ni un detalle se le pasó al joven. Los marcos, muebles de decoración, plantas… Sólo algunos tipos de planta eran las que no se sabía, pero de ahí a más, había quedado maravillado. La mansión lo engatusaba, aunque no lo suficiente como para no tener cuidado de no golpear la caja entre sus manos.

 

r13; ¿Señorito-aru? r13;Ese llamado le pilló desprevenido. Pestañeó repetidas veces, había conseguido frenar antes de chocar con la señorita enfrente de él. r13;Su habitación-aru. r13;Señaló la puerta abierta, a su derecha.

 

r13;Oh, señorita ¿Falan? Por favor, dígame Aladdin. r13;Pidió el joven, antes de entrar.

 

r13;No puedo-aru. r13;Negó. r13;El señorito es el señorito y ya-aru. r13;Volvió a señalar la habitación, y retrocedió un par de pasos, haciendo una reverencia. r13;Si tiene algún problema no dude en decirme-aru. Con su permiso-aru. r13;Acto seguido, la mujer se retiró, dejándolo solo.

 

Aladdin quedó con un sabor amargo en la boca, no le gustaba ese tipo de diferencias en el trato, y hasta lo hacían sentir fuera de lugar pero, no pudo hacer mucho al respecto.

 

Terminó por entrar a su nueva habitación, y cerrar la puerta tras de sí con algo de pesar.

 

Suspiró al ver ya una cama allí preparada para él, con sábanas sumamente suaves y un colchón aún mejor.

 

Dejó encima de esa cama de Dioses su caja con cosas personales, y no se pudo aguantar otro suspiro. Vio a su alrededor. No era para nada como su reducido espacio antiguo, ahora había lugar hasta para un tocador sólo para él, closet, cómoda, y demás.

 

Frunció el entrecejo, sintiéndose mal al comprender que esa sería su nueva mueblería y que no sabía qué harían con los anteriores.

 

Avanzó en dirección al ventanal que poseía su aposento. A un lado se hallaba un escritorio, posiblemente para estudio, así que aprovechó y pasó suave su mano por él, sintiendo lo frío de la madera. Le dio un escalofrío, y siguió avanzando.

 

Abrió de par en par las puertas del ventanal, y se permitió respirar, saliendo a un pequeño balcón adjunto. Reposó sus brazos en la barandilla, y observó.

 

Un verde precioso se extendía frente a sus ojos, con árboles de todas las formas y tamaños, incluso frutales, y más cerca, rosales, zorzales, y toda clase de flores. El cielo se desplegaba como un lienzo de un celeste vivo y puro, limpio en su totalidad de cualquier tono gris o blanco, referente a las nubes. Encima, el brillo del sol a esa misma hora le daba la impresión de ensueño, como si no fuese real. Pequeñas gotas de rocío en la flora brillaban.

 

Antes de que pudiese darse cuenta, Aladdin estaba sonriendo.

 

Luego de apreciar el paisaje, su vista se desvió a una figura masculina que se acercaba. Cuando pudo observarle con detenimiento, reconoció que era el jardinero. Su overol, tijeras de podar entre otros detalles le delataban.

 

Ensanchó su sonrisa, y volvió adentro. Quizás eso no era tan malo, pensaba.

 

Terminó por sacar la foto de él y su madre, y dejarla encima de una cómoda, junto a su cama. Entonces recayó su atención en el closet. Tenía unas dimensiones más grandes de las que se atrevería a aceptar, ¡Y qué decir del diseño!

 

Se acercó a él, y repasó con las yemas de sus dedos las perillas de la puerta. Se preguntó si habría ropa ya adentro, y en un impulso guiado por la curiosidad, abrió el closet.

 

r13; ¡Ah!

 

Lo siguiente fue demasiado rápido.

 

Antes de reaccionar estaba en el suelo, apoyado tan sólo en sus codos, y encima de él, específicamente en su regazo, una persona. Por lo esbelto, podía decir que era mujer. Pero aún siendo mujer, la expresión en su rostro de malicia, le hacía temblar.

 

r13;Así que tú eres el nuevo, ¿Eh? r13;Preguntó la joven, divertida.

 

r13; ¿Eh? r13;Aladdin no salía de su sorpresa. Lo más que podía hacer, era tratar inútilmente de retroceder y alejarse de esa extraña.

 

A la joven no pareció importarle mucho, y mejoró su posición. Elevó sus caderas, apoyando sus manos a los costados de Aladdin, quedando apoyada en cuatro extremidades. Así avanzó, hasta topar una de sus manos con las ajenas. La sonrisa en su rostro se ensanchó.

 

r13; ¡Hey! r13;Aladdin desvió su mirada a su mano, y la retiró, haciéndose más atrás con el apoyo de sus codos. Aunque fue una mala jugada, pues al volver su rostro hacia adelante, la joven estaba tan cerca, que sus respiraciones se mezclaban. Esas grandes y rosadas orbes le marearon un momento.

 

De pronto pareció tener más de cien kilos encima, sin poder moverse. Probablemente estaba en shock. La joven había cortado toda distancia, posando sus suaves labios encima de los ajenos. Aladdin estaba con los ojos extremadamente abiertos. Esa desconocida se había tomado la libertad y confianza para abrazarlo por el cuello.

 

Grande fue su control cuando se separó, con no más que un leve sonroso en sus mejillas.

 

r13;Qué… Qué… r13;Retrocedió, esta vez con desesperación. La sonrisa que mantenía la joven en sus labios no le ayudaba para nada.

 

Para cuando ella se relamió los labios, un escalofrío le recorrió la espalda, y sin importarle nada más, se levantó como pudo y salió corriendo de allí.

 

La joven quedó en el suelo.

 

r13;Lo apruebo, Fufufu ~ r13;Musitó entre dientes, apoyando sus delicadas manos en el suelo, y levantándose con sutileza. Estiró sus manos hacia adelante, y arreglando un poco su rosado cabello, comenzó a caminar con diversión por la ruta que Aladdin había tomado para escapar.

 

Por otra parte, él ya iba muy lejos. En su desesperación se le habían olvidado los pasillos por los cuales debía doblar para poder llegar a la escalera, y como por arte de magia simplemente no encontraba servidumbre.

 

Cuando se dio cuenta de su respiración agitada, paró, apoyándose en la pared. Posó sus manos en su corazón, y se detuvo a escuchar. Al parecer no estaba tan lejos de la escalera, pues escuchaba voces en eco, como de un gran salón abierto, y vacío.

 

La siguió, estaba al final del pasillo por el cual se había metido.

 

Entonces sí bajó apresurado, deteniéndose sólo al pie de la escalera para poder seguir a la voz. Era la de Gyokuen, y ocasionalmente la de Kouen, pero había más… Que no conocía…

 

Corrió otra vez, y en un acto de imprudencia abrió de par en par las puertas de la sala en la que creía, estaban las personas.

 

Quedó completamente helado al abrirlas. De manera veloz, por reflejo, seis miradas se posaron en él. Sólo reconocía dos.

 

r13; ¡Hablando del Rey de Roma! r13;Se elevó Gyokuen de su puesto. Estaba situada en medio de todos, como una gran líder. O ama. O tal vez… r13;Aladdin, entra, entra. r13;Al ver que su querido nuevo hijo no entraba, sonrió un tan de lado, resignada. r13;Veo que ya conociste a otro de mis hijos, Kouha.

 

Ahí sí Aladdin no entendió. r13; ¿Hijo…? r13;Bastó que diera dos pasos adentro, y entendió todo. A un lado de él, apoyado en la pared, estaba la supuesta jovencita, que resultaba ser joven. r13; ¡Ah! r13;Dio un salto, del escalofrío. Llegaba escapando de él, y resulta que le esperaba junto a los otros allí.

 

r13;Hola ~ r13;Le saludaba divertido, con esa sonrisa maliciosa en sus labios, y moviendo la mano.

 

Entonces desvió su mirada a las demás personas en la sala. No le dio para nada buena pinta. Todos tenían una seriedad… Enorme.

 

r13;Bienvenido a mi familia.

 

La sonrisa que tomó lugar en los demás integrantes de esa familia, sólo lograron poner más incómodo a Aladdin.

 

Con qué clase de personas se había ido a meter…

Notas finales:

¿Qué tal? ¿Les gustó? Espero que sí ~

 

Nos leemos la próxima semana~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).