La mañana comenzaba a mostrarse, mientras poco a poco empezaba a abrir los ojos, cosa que le era muy difícil tomando en cuenta que la noche anterior no había logrado conciliar el sueño. Aun rondaban en su mente las palabras de la bruja “pronto tendrás dentro de ti al heredero del rey de Nihon” aquello sonó en su mente como si fuese una sentencia.
Si bien su rey ya no le era tan desagradable como en un principio, no significaba que ahora fuera totalmente distinto. Aun había aspectos que no estaban claros en él, y no le parecía correcto traer un hijo al mundo teniendo tantas dudas, pero también entendía que no tenía otra opción.
Se levantó de la cama viendo que su pareja ya no se encontraba a su lado, cosa que no le extrañó, pues sabía que Kurogane nunca le informaba nada de lo que hacía, y pocas veces se despedía, normalmente solo le hablaba para decirle si podía salir o no. En todo este tiempo y por más de que el hizo todo lo que la bruja le aconsejó, el moreno solo había cambiado su conducta en muy pocos aspectos, y eso de le demostraba que los avances que había logrado hasta el momento eran muy pocos. Suspiro con pesar ¿en verdad existiría la manera de llegar a ser importante para él? De pronto sus pensamientos fueron interrumpidos por el toque de la puerta.
—Pase…—- ordenó mientras se ponía una bata para cubrirse, posteriormente se vio entrar a la mujer de ropas negras, Yuuko.
—Aquí traigo el primer mate que debes ingerir…— habló la bruja poniendo una taza con un liquido verdoso y humeante sobre la mesa— debes beberlo antes de que se enfrié.
El rubio miro con algo de disgusto aquella bebida, en su vida, jamás había visto algo tan repugnante, en verdad, el aspecto de esa cosa era muy poco apetecible
— ¿deberás debo tomarlo?... — preguntó no muy convencido de creer que en verdad la mujer hablaba enserio.
—Podrá tener un mal aspecto y un sabor amargo, pero te aseguro que sus resultados son muy buenos…— esas palabras no cambiaban en nada la sensación de querer botar esa cosa por la ventana, sobre todo después de saber lo de “un sabor amargo”. Su inconformidad era notoria en el rostro del rubio, que aún sin argumentar nada seguía escuchando a la mayor— Esta solo es la primera bebida, al medio día tomaras otra y mañana en la noche antes de la ceremonia la ultima, y veras que a partir de ese momento ya tendrás en tu interior al futuro heredero de Nihon.
Eso si cambio su expresión ¿el ritual sería mañana? Esa no era una buena noticia, sobretodo sintiéndose tan inseguro de querer tener un hijo en esos momentos. No le importaba ser usado por un hombre que prácticamente lo compró, tampoco le molestaba jugar a enamorarlo. Pero traer un niño al mundo era algo distinto, sobre todo cuando aun en su relación no había un sentimiento estable. Quizá sonaba anticuado decir eso, pero también estaba el hecho de que no se sentía listo de tener una responsabilidad tan grande.
— ¿de verdad es necesario que le dé un heredero en estos momentos?... — preguntó inseguro, mientras la bruja lo observo asintiendo.
—no debes preocuparte por nada, el niño que llevaras dentro de ti es muy importante para poner fin a esta guerra. Cuando tu sangre y la de nuestro rey se mesclen en ese pequeño ser, resurgirá algo muy valioso, algo tan sorprendente que…— hizo una pausa inquietando un poco al de ojos azules, que aún no lograba entender nada— por el momento no puedo decirte más, tu solo confía y bebe.
El ojiazul levanto y miro atentamente su tasa, aun estaba muy inseguro, pero sabía que no tenía más opción que confiar. Después de todo, el no tenía el poder para evitar que hicieran con él lo que a su rey le complaciera, era un poco estresante sentirse tan débil y tan utilizado.
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Los mareos no habían cesado desde la noche anterior, trataba de contener la necesidad que tenía de tumbarse al piso e ignorar todo, también estaba el hecho del asco que sentía al ver sus alimentos, cosa que hizo que se quedara observándolos sin probar bocado alguno; si no lograba contener su mal estar sin duda podrían descubrir que algo en el no andaba bien, y eso podría ser el fin de sus planes… aunque ahora mismo, esos planes se veían lejanos a cumplirse ¿y si en verdad resultaba que estaba en encargo? Mientras más tiempo pasaba, más confirmaba sus sospechas como ciertas.
— ¿se siente mal?...- escuchó de pronto la voz de su superior, quien parecía haber salido de la nada, y lo veía mientras permanecía parado a un lado de donde él se encontraba sentado. Pero pesar de preguntar por su estado anímico o de salud, no cambiaba su expresión de amargado ¿en verdad ese hombre nunca sonreía? Se preguntó internamente.
—La verdad estoy un poco indispuesto…—- habló con la verdad, de nada serbia fingir estar bien. Hoy no podría realizar ningún tipo de entrenamiento, no en el estado que se encontraba, pues su malestar era tan grande que no le permitía ni siquiera mentir. Pero conociendo lo duro y estricto que era el comandante Yue, probablemente su situación le importaría poco o nada.
—Como el ataque se pospuso por asuntos personales del rey, puedes tomar un día de descanso…—- eso sin duda lo sorprendió. Jamás había imaginado un acto tan generoso de parte de aquel sujeto, pero lo agradeció infinitamente.
—sí, muchas gracias…— le sonrió lo mejor que pudo, pero en su sonrisa era evidente la gravedad de su mal estar, eso preocupó al de pelo largo; sin embargo no dijo nada y tan solo se marcho del lugar.
Yuquito tomo tan solo el té caliente, dejando de lado todo lo demás; se levanto dispuesto a marcharse, pero le fue casi imposible evitar tomar asiento nuevamente; se sujeto la frente ¿Por qué tenía que pasarle aquello justo cuando ya tenía la ayuda que necesitaba? Si en verdad estaba esperando al descendiente de Touya, todo sus planes se vendrían abajo; necesitaba hablar con el reihí, tal vez si le decía la verdad el encontraría el modo de ayudarlo, después de todo el ya sabía que era un doncel, aun cuando tal vez desconocía que fuera el amante del futuro rey de Clow, su cuñado político ¿eso le afectaría en algo? Muy probablemente no.
Tomo aire y como pudo se dirigió a su habitación. Por el momento debía descansar, en cuanto se sintiera mejor buscaría el modo de hablar a solas con el reihí, después de todo, y aún si estuviera esperando un nuevo ser, todavía tendría un poco de tiempo, y si quería lograr su objetivo, debía apresurar las cosas.
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Entraba en palacio luego de su salida diaria, mientras tenía el recibimiento apropiado de su gente que ya era rutinario. La verdad muchos desconocían a donde se dirigía el rey cada mañana, pero sin importar el lugar que fuera podían asegurar que era importante. Así que todos lo esperaban siempre con alegría, pues para ellos Kurogane era su salvador.
—¡me informaron de que sobrevivientes del reino que hace poco fue invadido por hombres del reino enemigo vienen para acá!... — comenzó a hablar el rey, mientras se puso delante de las tropas para dirigirse a su gente— ¡después de recibir el pedido de ayuda y la aceptación a la carta que les envié para informarles sobre las condiciones que pedí para aceptarlos acá, se decidió que a partir del momento en el que ellos crucen los muros de Nihon, formaran parte de nuestras alianzas.
Ante esas palabras la gente elevo la vos mostrando alegría. El reino de Nihon no paraba de crecer, ahora tenían nuevos aliados, y eso significaba que había más oportunidades a que pronto obtengan la victoria, poniendo el tan esperado fin de esta guerra que perduraba ya casi un siglo.
Luego de informar sobre aquello al pueblo, Kurogane se dirigió a su habitación. Tenía muchos deseos de asegurarse que todo saliera bien con respecto al “ritual” que tendría dentro de poco para poder tener al fin al heredero que tanto buscaba. Todo debía salir perfecto, sin poner en juego el bien estar del rubio.
Lo primordial era que su pareja estuviera en forma y se alimentara bien, para no tener problemas futuros; por esa razón, ordenó que prepararan platillos especiales para él, llenos de nutrientes y vitaminas, así aseguraría el su bien estar.
Entró a su habitación junto a la mucama que traía en una bandeja aquellos alimentos tan cuidadosos y especialmente preparados, mientras el rubio no entendía que era todo eso y se limitaba a solo observar. La mucama puso la bandeja sobre una mesa y salió del lugar, mientras el rey tomaba asiento y veía en dirección al menor.
—come…— dijo serio, mientras el más bajo se sentaba junto a él y observaba la cantidad que le pedía consumir, era mucho para él, lo era para cualquiera.
— ¿Qué es todo esto?... — preguntó no muy convencido de lograr ingerirlo todo.
—son alimentos, estas muy delgado y necesito que estés fuerte para traer a mi hijo al mundo…—- habló el mayor sin cambiar su actitud sería.
—Pero esto es demasiado…—- argumentó el más bajo, pero fue rápidamente contrarrestado por su pareja.
—es la cantidad exacta que debe consumir una persona para estar saludable, no es mucho, solo es voluminoso. Así que come…— dijo nuevamente, mientras el rubio empezaba a llevar pequeñas porciones a su boca. Para el si era demasiado, el apenas consumía la cuarta parte de todo eso, pero aun así lo intentaría.
De algún modo estaba feliz, le gustaba ver que su pareja se preocupara por su salud, aún cuando tal vez lo hacía más por el futuro ser que tendría dentro. Pero incluso si era así, le era grato imaginar que el moreno pensara, aunque fuera un poco en su bienestar.
—Me llene…— habló luego de comer a penas la mitad, mientras Kurogane no lo veía satisfecho.
—Debes comer todo…— ordenó, pero eso era algo que el rubio no podía obedecer.
—Pero es que ya no puedo…—- se quejaba sonando un poco infantil.
—Come…—- volvió a insistir.
—me lo comeré más tarde.
—No, hazlo ahora…— tomó el plato y lo puso más cerca de él, mostrando una seriedad que para el rubio se le hizo diferente, así que se quedo observándolo, eso puso nervioso al mayor— ¿qué ves? — se limito a preguntar.
— ¿porque quiere que coma mi rey?... —- preguntó aquello casi instintivamente, mientras el moreno cortaba en pedazos los vegetales del plato.
—Porque no quiero que corras ningún tipo de peligro…— respondió al parecer sin pensar mucho en lo que para el otro significaban esas palabras ¿Qué no quería perderle? ¿Eso significaba que ya no le era indiferente? Tal vez no tendría la respuesta concreta, pero con escuchar eso estaba feliz, muy feliz.
—si mi rey…—- respondió sonriendo mientras el otro le daba el plato nuevamente.
—eres el reihí, deja de llamarme “mi rey” y llámame por mi nombre…— eso lo sorprendió ¿llamarlo por su nombre? No imagino que llegaría el día en que tuvieran un momento como aquel, Tal vez y después de todo el plan de lograr que el mayor lo acepte estaba funcionando mejor de lo que él pensaba.
—Claro…— respondió sonriendo mientras intentaba comer un poco más. Quién sabe, quizá a partir de ese momento las cosas no serían tan duras para él, al menos no como lo fueron en un principio.