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El último partido por Fullbuster

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Era miércoles y eso sólo significaba una cosa para Deidara, que no quería levantarse de la cama. Le habían insistido hasta la saciedad para que acompañase a los alumnos de preescolar y al resto de profesores para supervisar una excursión a la ciudad. Querían ver algunos museos y pasar el día por allí. Por supuesto… era lo que menos le apetecía hacer, volver a la ciudad, pero Naruto había insistido aún más que los propios profesores porque no quería ir solo.


No había más remedio, debía levantarse y arreglar las cosas. Él… que siempre rehuía cualquier acercamiento a niños, había terminado en esa isla, siendo el capricho del hijo de Naruto que le perseguía a todas partes y encima… siendo el cuidador de esa excursión. Miró el reloj una vez más, aún era temprano pero como todas las mañanas, deseaba regar su jardín antes de empezar las actividades de todos los días.


Ya era costumbre en él cuidar el jardín bien temprano, pero cuando acababa, cortaba la margarita más hermosa que veía y se sentaba en el muelle como todos los días, mirando el horizonte de aquel tranquilo mar mientras se relajaba perdiéndose en sus pensamientos. Al escuchar la voz de Naruto que venía por la calle con su mochila y su hijo cogido de la mano, Deidara lanzó la flor al agua viendo cómo las olas se la llevaban.


- ¿Estás listo para irnos? – preguntó Naruto.


- Sí. Tengo que coger sólo un par de cosas.


Deidara entró por la casa para recoger su mochila junto a los bocadillos, algo de agua, etc. Mientras tanto, Naruto observaba aquella casa que siempre estaba impoluta y perfectamente arreglada.


- Oye, Dei… ¿Te importa si te cojo un jersey por si luego hace frío? Se me ha olvidado en casa – comentó Naruto.


- Claro, están en el armario – le aclaró Deidara terminando de preparar los bocadillos.


Kaito se quedó al lado de Deidara, algo frecuente en él que parecía estar cómodo con aquel rubio. Naruto aprovechó que su hijo estaba distraído para subir a buscar el jersey. Habían dicho en las noticias locales que por la tarde se volvería algo de frío y aún no entendía cómo se le había podido olvidar coger algo de abrigo cuando lo había dejado en el sillón de la entrada. Quizá las prisas y tener la cabeza en que no faltase nada para Kaito le había hecho olvidarse de él. Últimamente no sabía dónde tenía la cabeza.


Llegó al piso superior y caminó por el pasillo hasta que observó una puerta entreabierta. No le habría llamado nunca la atención si no fuera porque vio un par de juguetes de niño en el suelo. Empujó la puerta entrando hasta ver que la ventana estaba abierta. Seguramente un día de viento había tirado de la estantería aquel puzle infantil.


Se sorprendió, no sabía que Deidara tuviera juguetes para niño pero luego sonrió. Era capaz de haberlo comprado para cuando él le dejaba a Kaito encargado durante algunas horas cuando tenía que llevar a su padre a rehabilitación o cosas así. Recogió el puzle y lo dejó de nuevo encima de la estantería cerrando posteriormente la ventana, así evitaría que volviera a caerse.


Salió de la habitación y regresó al pasillo hasta llegar a la habitación de Deidara. Allí estaba su armario y lo abrió sin ninguna duda en él para buscar el jersey. Deidara le había dado permiso. Cogió el primer jersey que encontró, le daba igual un color que otro, sólo quería algo de abrigo para la tarde, pero entonces, sus ojos se fijaron en la ropa a su derecha, era demasiado pequeña para ser de Deidara, era ropa de bebé.


- Oh, joder – susurró Naruto al tener una posibilidad de lo que estaba ocurriendo – está embarazado – se dijo a sí mismo.


- ¿Lo encuentras, Naruto? – preguntó Deidara desde la sala de abajo, asustando levemente a un Naruto que volvió a plegar aquella ropita dejándola donde la había encontrado.


- Sí, ya bajo – le aclaró intentando recordar cómo había encontrado todo para dejarlo igual.


Mientras bajaba los peldaños, trataba de calmarse. Deidara no le había dicho nada así que debía esperar. Quizá quisiera contarlo más adelante, quizá ni siquiera estuviera seguro de si decirlo, pero no era una decisión suya. Intentó aparentar como si no hubiera visto nada, pero estaba claro que eso tenía que hablarlo con alguien. Por suerte para él, Hidan iba a esa excursión.


- ¿Estás bien? – le preguntó Deidara con una sonrisa al verle tan absorto.


- Sí.


- Te veo un poco… distraído.


- Estaba pensando si Sasuke también vendría.


- ¿Sasuke? Es posible, creo que le invitaron a venir.


- Ni siquiera pregunté qué cuidadores íbamos a estar en la excursión – dijo frustrado Naruto.


- Hidan, tú, Sasuke, Ino y yo – comentó al final Deidara – Sakura tenía médico y no podía, Hinata tenía que asistir a un simposio y no podía faltar y del resto, nadie se presentó voluntario, así que creo que llamaron a Sasuke. Era el último recurso de su larga lista – sonrió Deidara – y aun así… creo que fue su padre quien insistió en que fuese.


- Qué raro – comentó Naruto – su padre sabía que yo iba a ir y que no nos llevamos bien.


Para sorpresa de los dos chicos, cuando llegaron al ferry que iban a coger junto a los niños que venían en fila india cogidos de la mano, los ojos de Naruto se cruzaron con los de Neji, consiguiendo así, que Naruto se enfadase más y se girase hacia Deidara para susurrarle.


- ¿Y ése qué hace aquí? – preguntó.


- No tengo ni idea – aclaró Deidara.


- Vaya, si han venido los chicos pijos de ciudad – comentó Hidan acercándose a Deidara y a Naruto.


- Eso le estaba diciendo a Deidara – comentó Naruto cuando Hidan llegó a su lado – ni siquiera son del pueblo, no creo yo que les importen mucho los niños y sus excursiones.


- Yo creo que ha venido a controlar a su novio, nada más – exclamó Deidara al ver a Neji muy pegajoso cogido del brazo de Sasuke.


Durante el viaje en autobús tras abandonar el ferry, Deidara se echó una siesta mientras Sasuke miraba de vez en cuando hacia delante buscando a un tenso Naruto que se había sentado junto a su hijo. Al percatarse que Deidara ya se había dormido, dejó a su hijo al lado de Ino y caminó por el pasillo del autobús hacia el asiento libre de Hidan, justo detrás del pegajoso Neji que no se soltaba ni por un segundo del brazo de su novio.


- ¿Qué pasa, Naruto? – preguntó Hidan que también intentaba dormirse.


- Dei está embarazado – soltó de forma brusca haciendo que Hidan abriera los ojos al instante.


- ¿Qué? ¿De dónde sacas esa tontería?


- He estado en su casa y tenía un cuarto lleno de juguetes para niños de menos de un año y ropa.


- ¿Y qué? – preguntó extrañado Hidan – sueles dejarle a Kaito, quizá lo compró por él.


- También pensé eso al principio, pero esa ropa no es para Kaito, tiene dos años y todo lo que había era para niños menores de un año.


- ¿Cómo puedes estar seguro de que no era ropa para Kaito?


Naruto le miró con cara de pocos amigos antes de darle un golpe en el pecho consiguiendo que Hidan se quejase. Sólo entonces, Hidan se dio cuenta de la estúpida pregunta que había hecho, Naruto conocía a su hijo, lo había tenido él, sabía del tema, de la ropa y los juguetes.


- No puede estar embarazado, no tiene novio – le dijo Hidan a Naruto tratando de quitarle esa estúpida idea de la cabeza.


- Pero lo tuvo.


- Sí… hace un año – le dijo Hidan – ya lo habría tenido si estuviera embarazado.


- Quizá está acostándose con alguien.


- ¿Con quién? – preguntó Hidan extrañado pero al ver cómo Naruto le miraba a él, se ruborizó y esta vez, fue él quien le dio el golpe a Naruto sacándole el quejido – ni se te ocurra pensarlo, no soy yo. Por favor… Dei es como mi hermano, no me acostaría con él.


- Pues alguien se está acostando con él – dijo Naruto muy serio y ambos miraron a Sasuke. Eso de no decir que tenía novio… era sospechoso. Luego se miraron los dos y sonrieron.


- No es posible – se dijeron al unísono.


- Ahora en serio. Algo ocurre - dijo Naruto.


- Si está embarazado, ya nos lo dirá, pero yo lo dudo, Naruto.


- ¿Por qué?


- Porque el lacrosse es un juego de contacto, has visto los golpes que sufrimos. ¿Crees que Dei competiría si estuviera embarazado? No se arriesgaría a que le golpeasen y pudiera perderlo. No ha dejado de jugar.


- Yo sigo pensando que tiene algún novio secreto por ahí y no nos ha hablado de él.


- Pues como no sea Pain… - susurró Hidan y tampoco le convencía, pero a Naruto pareció iluminarse de golpe. No había caído en su jefe – Naruto… era una broma – le dijo Hidan tratando de quitarle la idea de la cabeza.


- No es tanta locura… se llevan muy bien.


- Deidara es tímido, misterioso, introvertido y nunca cuenta nada de él. ¿Crees que dejaría entrar en su vida a alguien? Yo no lo creo. Es un buen chico pero olvídate… no dejará que averigües cosas suyas. Olvídate del asunto, Naruto, nos lo contará cuando nos lo quiera contar.


Naruto se levantó de nuevo para volver a su sitio cuando sintió a mitad pasillo que alguien agarraba su mano. Al girarse, observó a un Neji dormido y a Sasuke observándole con seriedad.


- Tenemos que hablar – escuchó de sus labios.


- De eso nada, mentiroso – le aclaró Naruto.


- No te mentí.


- Me ocultaste información que es aún peor.


- Estoy preocupado por ti.


- Pues preocúpate más por tu novio. Yo estoy perfectamente.


- Tienes que hacer la maldita rehabilitación.


- La hago en mi casa.


- Necesita el masaje, así que haz el favor de volver por mi casa si es que quieres jugar el viernes, porque si no… estás fuera.


- ¿Me estás chantajeando?


- Sí – le amenazó Sasuke – si así consigo que centres la cabeza y vengas a recuperar esa muñeca… estoy dispuesto a utilizar cualquier truco rastrero.


- Vale, iré – le dijo al final Naruto – pero no quiero verte cerca de mí en toda la maldita excursión.


Aquel día fue interesante, aunque la verdad es que Naruto se enteró de poco sobre las explicaciones, sus ojos pasaban del vientre de Deidara a los ojos afilados y confiados de Sasuke. Todo se había complicado en su vida de la noche a la mañana y para colmo, allí estaba Neji, el cual le ponía nervioso y celoso, porque no podía mentirlo, él estaba al lado de Sasuke todo el día, podía besarle, tocarle, acariciarle… ni siquiera entendía cómo podía sentir celos si ni siquiera había llegado a mantener una relación amorosa con ese sujeto.


Por la tarde, todos fueron a la universidad de Hokkaido, querían pasar para que los niños vieran el lugar donde en un futuro lejano podrían estudiar si se aplicaban, la intención era motivarles ya desde pequeños, pero para Naruto, aquel lugar sólo significaba la oportunidad que una vez perdió. Agarró con algo más de fuerza los hombros de su sonriente hijo y sacó fuerzas para sonreírle. No permitiría que a su hijo le ocurriera lo mismo que a él, estaba decidido a conseguir que su hijo sí fuera a ese lugar.


Allí, unos chicos de último año salieron corriendo hacia el grupo, algo que hizo sonreír a Neji. Kakuzu que estaba a su lado, enseguida observó aquella sonrisa y sabía su significado, venían a pedir autógrafos a sus ídolos y por algo estaban invictos, eran los mejores. Ya estaba Neji sacando un bolígrafo y preparando sus frases y sus mejores poses, cuando pasaron de largo y se dirigieron hacia Deidara.


- ¿Qué narices…? – preguntó Neji ante la sorpresa.


- Oh, creo que se me olvidó decírtelo – comentó Sasuke – ese chico rubio de ahí, jugó en esta universidad. Batió todos los récords. Marcó treinta puntos él solito durante un partido o eso me contó mi hermano. Jugaron juntos.


- ¿Va en serio? ¿Qué hace un buen jugador en un pueblucho como ése? – preguntó Kakuzu todavía más sorprendido.


- No le he preguntado – comentó Sasuke observando cómo Deidara se quedaba atónito, ni siquiera llevaba un bolígrafo para firmales, pero los chicos, enseguida sacaron los suyos – sólo sé que es bueno, o lo era al menos. Últimamente está un poco desentrenado.


Sasuke se marchó de allí para seguir viendo la facultad, pero Neji cogía de la camiseta a Kakuzu acercándole a él.


- Ese chico no puede jugar en el equipo de esos pobretones. O lo consigues para nuestro equipo o habrá que hacer algo para que no juegue.


- ¿Te asusta un solo jugador? – sonrió Kakuzu – venga, el resto no son tan buenos y ya has oído a Sasuke, está desentrenado.


- Eso tendré que asegurarlo – confirmó Neji enfadado.


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