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El último partido por Fullbuster

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Sasuke siempre había sido un hombre disciplinado, su padre le enseñó a serlo y más en todo lo relacionado con el deporte. Ésa era la primera vez que comprendía que alguien faltase a un entrenamiento y era extraño, él jamás había consentido ni una sola falta. Sentía que estaba más que justificada su ausencia, que no era una simple excusa como la que sus antiguos compañeros ponían, algunas eran ridículas. Habían llegado a contarle que “no encontraban las llaves de casa”, “el despertador no sonó”, “había mucho tráfico”. La mitad no se podían tolerar, ya que él llamaba siempre que alguien no llegaba al entrenamiento, así que puede que no escuchase el despertador, pero el teléfono debió cogerlo. En aquel momento supo que no tenía forma de rebatirle nada a ese chico, porque su excusa para faltar era aceptable.

 

- Lamento ser un poco… - buscó Sasuke en aquel silencio una palabra para describirse.

 

- ¿Dictador? – preguntó Naruto con una sonrisa – eres intransigente a veces, aunque me lo tomaré más bien como que eres un gran devoto a tu trabajo y odias que se malogre.

 

- Vaya – sonrió Sasuke de repente – para no haber ido a la universidad y ser un chico de pueblo… hablas muy bien.

 

- Mi padre era profesor – comentó Naruto – era un buen profesor. Es un poco irónico porque yo era el peor de los estudiantes – sonrió.

 

Sasuke sonrió ante aquello. Ver la sonrisa de Naruto, por alguna extraña razón, le relajaba. Todo era tan diferente en aquel pueblo, tan diferente a cómo se vivía en la ciudad, con las prisas, las intransigencias como las llamaba Naruto, las opiniones de la gente que, aunque decías que no afectaban, siempre afectaban, de una forma u otra lo hacían. Quizá Rebun le había ofrecido algo más que una vía de escape a su vida, le había ofrecido tranquilidad y una nueva perspectiva de ver la vida, puede que ni siquiera fuera el lugar, quizá era aquel chico frente a él.

 

- Quiero que sepas que me tomo el deporte muy en serio. Aquí en Rebun nunca se había hecho ningún deporte de equipo y yo lo propuse tras el duro año que tuve con lo de mi padre, necesitaba algo para desahogarme y el deporte era una buena opción. El lacrosse nos ayudó a todos de una forma u otra, es importante para nosotros el equipo. Sé que a veces no lo parece, que faltamos a entrenamientos, que según tú hacemos mercadillo de los miércoles – sonrió Naruto haciendo sonreír a Sasuke también – pero es el único día que todos coincidimos y podemos compartir algo. ¿No es ésa la finalidad de ser un equipo? Estar unidos, ser todos parte de algo, sentir que conectas con ellos, ayudarse en los malos momentos y alegrarse en los buenos. Sé que siendo capitán tendría que estar más presente, ir a todos los entrenamientos pero… no puedo ir los martes, no puedo abandonar a mi padre pese a que él no quiera ir a la rehabilitación. Alguien debe animarle y me toca a mí, no nos queda más familia. Mis compañeros lo entienden, como entienden las ausencias de los demás.

 

Naruto ni siquiera se había atrevido a apartar la vista de aquel fuego que hacía crujir los troncos con su calor. Se sentía más seguro perdiendo su mirada en aquellos troncos, en el fuego que los consumía con lentitud.

 

- Entiendo que tu padre te inculcó unos valores diferentes a los míos, a los nuestros – dijo refiriéndose a todo el equipo – la disciplina, la perseverancia, la lucha diaria por lo que deseas, el no rendirte… no sé, Sasuke, nosotros sólo tratamos de sobrellevar las cargas lo mejor posible y el deporte nos alivia un poco. Quizá no lo entiendas, pero nos hace falta ese equipo y puede que este año no lleguemos a primera división, puede que nunca lo hagamos aunque sería como un sueño hecho realidad para todos.

 

- Os entiendo – dijo Sasuke al final cortando a Naruto – entiendo que tenéis un sistema de vida y también que nadie os paga por jugar así que tenéis que trabajar y os admiro por eso. Ninguno de los chicos a los que entreno juegan y trabajan a la vez, se dedican exclusivamente a jugar y les pagan por ello. Aun así es una idea difícil de asimilar. He entrenado durante años a chicos que su única dedicación era entrenar y jugar, es complicado para mí asimilar ahora que hay otra vida aparte de eso, pero lo intentaré. Si es que me dejáis ser el entrenador, trataré de entenderos un poco más.

 

- Hablaré con el equipo aunque como dije… no prometo nada. Están un poco molestos con tu comportamiento arrogante y egoísta – comentó.

 

Los dos se quedaron en silencio. Sasuke dejó el cuenco de madera sobre la mesa con la cuchara dentro. Todavía no estaba seguro si contarle algo de su pasado. Desde luego no era ni mucho menos tan dramático como la vida o el pasado de ese chico rubio. Sasuke miró hacia el silencioso Naruto tapado con la manta, él se tapó aún más asegurándose de que ninguna parte de su piel viera la superficie.

 

- Fue hace mucho tiempo, tenía tan sólo dieciocho años cuando ocurrió – comentó Sasuke – supongo que después de tantos años… aún me sigue afectando.

 

- ¿Primer año de universidad?

 

- Creo que fue con diecinueve años – dijo Sasuke – segundo año de universidad. El primer año todo era perfecto – sonrió Sasuke – era un gran jugador, el mejor que tenían en el equipo. Me dieron una beca para jugar a lacrosse y me saqué la carrera a curso por año. Todo parecía perfecto. Sé que notas extraña mi… fobia a que me vean desnudo, ni siquiera es una fobia, es sólo… miedo, supongo.

 

- ¿Qué ocurrió?

 

- En el segundo año se enteraron que era homosexual – sonrió Sasuke – y sí, puedes salir corriendo ahora que lo sabes, todos lo hacían.

 

- Gracias por la oferta, pero me da más miedo la tormenta de fuera que estar encerrado con un homosexual, además… tampoco puedo decir mucho al respecto. A los dieciséis años salía con una chica, creí estar enamorado, ¿sabes? – sonrió Naruto – una lástima, acabé dándome cuenta de que quizá… me gustaban los chicos también. Nunca lo he tenido muy claro, quizá me gusten ambos sexos, no lo sé a ciencia cierta, supongo que me guío por mis sentimientos.

 

- ¿Lo saben tus compañeros?

 

- Sí – dijo Naruto con una sonrisa.

 

- Mis compañeros no lo sabían. Cuando jugaba, me daba igual desnudarme en los vestuarios frente a los compañeros. Todos lo hacían y me acostumbré. Cuando se enteraron que era homosexual… todo cambió.

 

- No se lo tomaron bien, ¿no?

 

- ¿Bien? Ni siquiera sé si llegaron a asimilarlo. Ir a la ducha era todo un suplicio. Me miraban como si fuera a violarles si se les caía el jabón, se tapaban constantemente, dejaban dos duchas libres a cada lado de mí y ni qué decir de las de enfrente. A veces sentía que tenía alguna enfermedad contagiosa. Creí que la situación mejoraría con el tiempo, cuando lo asimilase la gente.

 

- Déjame adivinar… ¿Fue a peor?

 

- Bastante a peor – comentó Sasuke – a eso se le unieron enseguida los murmullos, los insultos indirectos, algunas bromas pesadas, ya sabes…

 

- ¿Qué te hicieron para que no puedas desnudarte delante de nadie?

 

- Un día, tras uno de los entrenamientos, fui a la ducha como siempre hacía. Me quitaron todas las cosas y tuve que salir desnudo hasta el campo de lacrosse. Allí estaban todos los del equipo contrario, los de mi equipo, media universidad y la otra media que no estaba no se perdió nada gracias a los vídeos y las fotografías. A partir de ahí, no he vuelto a dejar que se me vea desnudo, ni siquiera me duchaba en el vestuario, me iba directamente a mi casa en cuanto dejaba el campo.

 

- ¿Dejaste de jugar entonces?

 

- Cuando un jugador me rompió la rodilla en una entrada demasiado fuerte. Fue expulsado del campo aunque todos sabían que había sido intencionado. Supongo que no me querían en el campo tras enterarse de mi homosexualidad. Todos se sentían amenazados.

 

- Y yo creía que en la ciudad serían más tolerantes que en un pueblo que sus mentes son más cerradas.

 

- No lo parece – sonrió Sasuke – sé que lo mío no es para tanto después de tu historia pero… me afectó.

 

- Serían unos años duros – comentó Naruto – es difícil convivir con la gente cuando sabes que te odian, que susurran a tus espaldas, que te insultan, que te harán la vida imposible siempre que tengan la oportunidad. ¿Cuánto tiempo aguantaste solo en la universidad?

 

- Toda la carrera – dijo Sasuke intentando sonreír – quizá eso es lo que me motivó a terminarla a curso por año. Quería marcharme de allí. Irónico que acabase siendo entrenador de Lacrosse, ¿no crees?

 

- Un poco. Creo… que aceptaste ser entrenador porque querías superar ese miedo.

 

- Yo no lo creo – dijo Sasuke sonriendo.

 

- Ahora no lo ves, pero aceptaste por algo. Siempre te gustó ese deporte y ahora entrenas a un equipo.

 

- Al menos a nadie de mi antigua universidad – susurró Sasuke haciendo sonreír a Naruto.

 

- Los adolescentes y los niños suelen ser los más macabros.

 

- Ya lo creo – dijo Sasuke – fueron duros años.

 

- Quiero que sepas… que no voy a obligarte a desnudarte, ni nada parecido, por mi parte no tendrás susurros, ni bromas pesadas ni nada parecido, mi equipo no hace esas cosas.

 

Sasuke intentó hablar pero Naruto sonrió. Levantó el dedo índice para hacerle comprender que no hablase, le negó la posibilidad de hablar y Sasuke, pese a quedarse congelado al principio, luego sonrió observando a ese chivo rubio de gran vitalidad.

 

- Y quiero que sepas… que si alguna vez te veo desnudo, no te juzgaré. Además… he visto algunas partes de ti – sonrió Naruto sonrojando a Sasuke – y no estás nada mal.

 

- ¿Es un intento por animarme?

 

- Hablaba en serio.

 

Aquella seriedad en la voz de Naruto removió algo dentro de Sasuke. Durante años en la soledad de aquel banco situado en el patio trasero de su facultad, esperó que alguien se acercase a él y le entendiera, que hablasen con él, que le dieran ánimos y esos ánimos llegaban de un desconocido años después, de ese chico rubio que había estado viviendo en un pequeño y diminuto pueblecito en la isla más recóndita y más alejada de Japón. Ni siquiera entendía lo que le ocurría ahora, estaba acostumbrado a estar solo, a discriminar a la gente como habían hecho con él, a no ceder a las excusas porque a él ni siquiera le dejaron explicarse y ahora estaba allí, frente a un joven menor que él que le indicaba el valor de la amistad, que intentaba enseñarle que era importante. Por primera vez en muchos años, se sintió integrado y formando parte de algo, se sintió entendido por alguien.

 

Por unos segundos, Sasuke se perdió en aquella mirada azulada que le ofrecía un lugar en el que refugiar su dolor y la vergüenza que sufrió durante sus años de universidad, siendo el chico “al que pillaron desnudo en un campo de Lacrosse”. Aquella sonrisa que le ofrecía el rubio lo había paralizado y en parte, le tranquilizaba. Nunca había contado nada de lo sucedido, sólo trató de olvidar todo lo ocurrido en la universidad. Ésta era la primera vez que contaba lo sucedido a alguien.

 

Abrió los ojos cuando sintió los suaves labios de Naruto sobre los suyos. Aquello no se lo esperó. Quizá era su momento de debilidad, puede que fuera un momento demasiado delicado. Cerró los ojos dejándose llevar por aquel beso en los primeros segundos y dominando en los siguientes, moviendo sus labios para marcar su propio ritmo mientras su mano se colocaba sobre la mejilla del chico acariciándola con suavidad. Fue entonces cuando un lejano recuerdo llegó a su mente, él estaba prometido con Neji y ese sentimiento que acababa de tener hacia el rubio no era para nada algo propio en su situación. Se separó al instante obligando a Naruto a reaccionar también.

 

En aquel momento, también vio algo extraño en los ojos de Naruto, ¿era culpabilidad? ¿La misma que sentía él por haber dejado que sucediera algo así? No sabía qué más cosas ocultaba ese chico, pero había algo más y lo sabía.

 

- Lo siento – dijo Naruto – ha sido un impulso, ha debido ser que me ha conmovido tu historia, por lo que has pasado – intentó sonreír limpiándose una lágrima que deseaba salir de uno de sus ojos – lo siento, en serio. Olvidemos que esto ha ocurrido, ¿vale? – preguntó sonriendo.

 

- Sí. Creo que es lo mejor. Estoy de acuerdo contigo, sólo ha sido un impulso, nada más.


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