Llovía. Llovía fuerte. Era como si el mundo supiese en qué estado se encontraba el chico de ojos color whisky y decidiera acompañarlo en su dolor.
Estaba destrozado. El mensaje que recibió de parte de su mejor amigo le había destrozado. ¡No podía ser cierto! Derek no podía estar muerto. Y aunque una parte de él sabía que lo que le había dicho Scott era verdad, no quería creerlo.
--¿Porqué Derek?- dijo el castaño al aire, sollozando y sin evitar seguir llorando.—Lo prometiste, prometiste jamás dejarme.- y siguió llorando aun más fuerte que antes, abrazándose a si mismo y se hecho bola sobre su cama.
Cuando recibió el mensaje, este se encontraba en la escuela platicando con Lydia, y después de leerlo, echo a correr a su jeep y fue directo a su casa a encerrarse en su habitación.
Después de un rato llorando, sus parpados empezaron a pesarle y le costaba mantenerse despierto. Empezó poco a poco a perder la consciencia hasta finalmente caer rendido sobre su cama.
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En uno de los puntos más altos y donde se podía apreciar la maravillosa vista de Beacon Hills, se encontraba un chico de unos 19 años.
De pronto el silencio fue perturbado por el sonido de un motor. Su amigo, Scott McCall estaciono su motocicleta y se quito el casco que llevaba puesto. El alfa verdadero bajo se su moto y se acerco al castaño.
--Stiles- dijo con voz suave el de rasgos latinos, no queriendo asustar al otro, pero este no lo escuchó—Stles- volvió a llamar, ahora tocándole el hombro, a lo cual el castaño no puto evitar dar un brinco en su lugar.
--Scott ¿Qué haces aquí?- pregunto confuso por la presencia de su mejor amigo.
--Tu padre me llamó. Estaba preocupado porque desapareciste otra vez. Stiles, deberías de dejar de hacer eso, preocupas demasiado a John.
--Lo siento… es que yo…
--Stiles, Derek no va a regresar- interrumpió al otro con suavidad en su voz, no quería herirlo más de lo que ya estaba.
--Lo sé. Solo que…- dijo, no pudiendo terminarla frase por el nudo en su garganta.
Su amigo solo lo abrazo y el castaño le correspondió, tratando de que las lágrimas que querían salir, no salieran. Entonces el menor se separo de su amigo y le miro a los ojos.
--Scott, tengo un favor que pedirte- no había dudas en su voz, en sus latidos, y en su mirada solo demostraba decisión—Scott, muérdeme- demandó.
--¿Qué? ¡No!- respondió, pero al ver la mirada del que consideraba como un hermano, prosiguió-- Aun no sabemos si tu cuerpo aceptara la mordida o no. Stiles, hermano, es demasiado peligroso. Piénsalo bien.
--Lo sé. Sé que es peligroso, pero ya lo decidí y no me harás cambiar de opinión.
El moreno, sin saber que más hacer, acepto.
Estando ya listos, Scott tomo el brazo derecho de su amigo y hundió sus colmillos y los demás dientes. Luego de unos segundos, se separo.
--¿Te sientes diferente?-pregunto el moreno a su mejor amigo, preocupado por si este rechazaba la mordida.
--Pues la verdad, no…
Sin terminar siquiera de hablar, cayó al piso, vomitando un líquido de color negro. La realidad azoto a ambos –aunque más al moreno-, su cuerpo había rechazado la mordida.
El líquido no paraba de salir de su boca, de sus oídos, de su nariz. El alfa tomo entre sus brazos al menor. Tenía a su mejor amigo, a su hermano de otra madre, muriendo entre sus brazos y él, como pésimo alfa, no sabía qué hacer.
--Scott, hazlo… mátame. Acaba con mi dolor.- habló como pudo por todo ese líquido negro.
--No. Fue mi culpa haberte mordido, tomé una mala decisión. No te matare. Hallaremos una solución, solo… no mueras- dijo, sollozando y abrazando el cuerpo de su amigo con delicadeza para no lastimarlo.
--No fue tu culpa. Yo sabía que algo así podría suceder, Derek me lo dijo. Pero aún así quise arriesgarme-dijo escapándosele unas cuantas lágrimas por recordar a su moreno—Scott, esto no tiene solución más que matarme. No lo veas como algo malo. Si lo haces, al fin podre reunirme con mi madre y con Derek. Por favor Scott.
--¿Y tu padre?
--Él estará bien, no te preocupes, no te culpara de nada, él lo entenderá.
El lobo sacó sus garras y de un movimiento, lo hirió mortalmente.
Stiles no sintió dolor, la verdad, no sintió nada, solo cerró los ojos y miles de recuerdos vividos con sus amigos y con su amado Derek vinieron a su mente.
Sonrió, sin poder evitarlo. Por fin vería a su madre y a Derek de nuevo.
Y así se fue, con esa sonrisa que lo caracterizaba, que jamás se fue aún después de lo que paso con Derek 2 años atrás, y que usaba también para esconder su dolor, pero esta sonrisa era más pura, llena de felicidad. Con esa sonrisa es con la que nadie lo olvidara. Nadie.
Ahora. Ahora estaba en un lugar mejor, con las dos personas que siempre amó y que siempre amara.
FIN.