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Amor pasajero por Deidara Sempaii

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Notas del capitulo:

Tengo un problema con las actualizaciones (?

bueno... como verán los nombres son de distintos lugares, uno tiene un nombre de un pais y el otro de otro pais,  no pude evitarlo, me gustan estos nombresxD

Esa mañana Hazuki se levantó más temprano de lo usual. Tenía una evaluación de Biología y, a pesar de haber estudiado la noche anterior y saberse todo (literal), decidió que sería buena dar un repaso. Lo hizo mientras desayunaba. Al terminar de prepararse, fue con su madre a tomar el autobús. Llegó  a la escuela e hizo lo mismo: se sentó en su asiento y sacó sus cuadernos para repasar una vez más lo más importante; pero eso no duró mucho, ya que sus amigos llegaron, irrumpiendo en su concentración, de forma tan fácil como romper un cristal.

—¡Hazuki! ¿Qué haces? ¿estudiando? —preguntó Matt, uno de sus amigos— ¿Qué es esto? —tomó un cuaderno en donde habían apuntes.

—Hm... seguramente algo que nunca has agarrado. Un apunte. — le contestó Lawrence.

Hazuki se limitó a levantar la mirada, contrariado.

—Eh... ¿Qué pasa, Hazuki? —sonrió con sorna, Matt —no me digas que hoy también vas a estar así... de mal humor — hizo muecas raras, en son de burla. —da... —sacó la lengua —yo no estudie ¡nada! Pues, seguro me la llevo —se encogió de hombros.

—Qué raro — ironizó Lawrence.

—Oigan chicos hay que sentarnos atrás de todo —dijo Kichiro. Ya que allí seria el lugar más apropiado para copiarse. — no sé, digo, ya que.... No estudiamos nada — susurró.

—Hablen por ustedes —contestó Lawrence. — me sentaré con Hazuki, porque a diferencia de ustedes yo si estudié.

—¡Bah! ¿estudiar? Eso no está en mi vocabulario — dijo Matt, echando su cabello negro hacia atrás —por cierto, ¿de qué materia estamos hablando? —enarcó una ceja.

Hazuki suspiró y desvió su mirada. Tan temprano y ya estaba de mal humor gracias a sus amigos. Aunque bueno, su mal carácter era algo inherente a él; era alguien que se enojaba con facilidad, y si bien, a veces no estaba enfadado, la gente solía confundirse, ya que su expresión seria estaba presente y plasmada en él todo el tiempo.

 

 

Las clases habían terminado al fin, luego de un largo día agotador, en él que a muchos por cierto, no les había ido de la mejor forma en el examen, como a Kichiro y Matt. En cuanto salieron todos, Hazuki se encaminó directo a la parada de autobuses; pero en ese momento sus amigos lo detuvieron.

-¡Hey querido amigo! —habló sarcástico el de cabello negro, Matt— ¡vamos a jugar un partido!

—No puedo. Debo llegar temprano a casa.

—¡Oh.. vamos! —rodeó con su brazo su nuca—solo será uno. En serio —le sonrió tratando de convencerlo.

Hazuki lo miró. La propuesta era demasiado tentadora; jugar football era uno de sus hobbies, y uno de los que se les daba bastante bien. Por ello muchas veces hacían apuestas, las cuales, obviamente ganaban.

—Vamos Hazuki —Habló Lawrence —será uno corto. Llegarás a tu casa antes de lo que imaginas.

Kichiro, quien estaba al lado de Lawrence le asintió con una sonrisa, para que fuera.

—Está bien. Pero solo será uno. —contestó; y a decir verdad no era como si desistió porque sus amigos se lo pidieron, porque no era alguien que se aflojaba así como así, sino que porque él lo quería.

 

 

 

Al llegar al campito “short camp” donde habitualmente jugaban, pagaron, y de inmediato fueron a cambiarse, ya que no querían perder mucho tiempo.

Los equipos eran de diez integrantes cada uno. Aunque cuando comenzaba el juego no importaba cuantos estuvieran presentes, Hazuki pese a su altura que no llegaba al metro sesenta y cinco, era imparable. En una de esas jugadas, Hazuki quiso arrebatarle la pelota a Jack, quien comenzaba a fastidiarse al estar perdiendo dos a cero. El de ojos miel corrió tras él esta vez más rápido que todos los minutos que estuvo jugando.

—¡Hazuki! ¡Aquí, pasala! — oyó a su compañero Kichiro gritarle, pero no le dio importancia, de nada servía pasársela a él. No justo ahora.

Esquivó a todos los que tenía en frente y, cuando por fin pudo arrebatársela, se apresuró en fijar el arco, ya que Jack aún seguía pendiente de él; cuando estuvo por hacerlo, cayó mal con el pie izquierdo; se aguantó el dolor y pateó con la derecha: desviando la pelota a cualquier parte. Lo último que vio fue el suelo frente a sus ojos, y lo que oyó fue el quejido de dolor tras la punzada que sintió en su pierna al caer contra el césped.

—¡Hazuki! —Kichiro corrió hacia él— ¿estás bien? Hey, Hazuki. —tocó su rodilla donde había un poco de sangre mezclada con algo de tierra. —¿duele?

—¡Auch! — Se quejó —duele —dijo duramente, levantando su mirada con el entrecejo fruncido.

Todo había sido culpa de Jack, o eso pensaba Hazuki. Se prometió así mismo entonces darle su merecido a ese tipo, aunque irónicamente Jack midiera el doble que él.

—Vaya, vaya, parece que eso duele ¿no? —dijo Matt tocando con la punta de su dedo la herida.

—¡Duele, idiota!

—Debemos parar el partido —dijo Lawrence.

—¿Qué? ¿y la apuesta? —Preguntó Matt, y tras ver la mirada del de ojos miel, agregó —¿Qué? Estaba bromeando —desvió la mirada.

Hazuki observó su rodilla lastimada. Quería seguir jugando, pero ¿de qué serviría? Si no podía darlo todo entonces sería en vano. “Sino vas a hacerlo bien, no lo hagas” era una de las cosas que siempre se repetía.

Con dificultad se levantó del suelo, ahogando un quejido de dolor. Se sostuvo del hombro de Lawrence para no perder el equilibrio y caer. Junto a sus amigos caminaron hasta los cambiadores. Allí le curaron la herida y luego, llamaron a su madre para avisar que llegaría un poco tarde sin mencionar lo ocurrido, ya que no querían que su madre comenzara a preocuparse antes que llegase.

Aunque al principio Hazuki no quería molestar a sus amigos, ellos insistieron en acompañarlo hasta la parada de autobuses.

—¿Seguro que estás bien? —Preguntó Lawrence posando sus manos en los hombros del contrario, clavando sus rasgados ojos azules en los de Hazuki.

—Sí, ya no se preocupen. Estoy bien.

Los otros tres intercambiaron una mirada de desconfianza.

—Está... bien, —dijo Kichiro —¡pero cualquier cosa usa tu celular, eh!

—Bueno, nos vamos —dijo Lawrence — haz caso a lo que dijo Kichiro, ¿no, Matt?

—¿Eh? Ah, si, eso. Lo que dijo este —se dio media vuelta— avisa cuando llegues cariño —Rió con sorna.

Hazuki observó desde la banca como las tres figuras se alejaban. Suspiró e hizo un pequeño impulso para levantarse de ella. Debía irse hacia la parada de autobuses; había mentido y dicho que allí era, para no preocupar y molestar más a sus amigos.

Las primeras tres cuadras las había hecho, a pesar del dolor, con tranquilidad, pero luego el dolor punzante en su rodilla derecha había comenzado a doler en demasía y, el que su pie izquierdo estuviera lastimado debido a su mala caída tampoco ayudaba mucho. Le faltaban dos cuadras para llegar, pero al cruzar el dolor se agudizó en ambas piernas. Se mordió el labio tratando de calmar el dolor, de soportarlo.

No supo en que momento comenzó a anochecer, se percató de ello cuando vio las luces comenzando a encenderse. Detuvo su andar y se apoyó sobre un poste de luz, pensando que si permanecía allí durante un pequeño rato, el dolor se disiparía y así podría caminar. Pero eso no ocurrió. Y pasado siete minutos la paciencia de Hazuki se estaba colmando; quería irse de una vez a su casa; tomar el maldito autobús e irse. Lo peor fue cuando lo vio pasar, una cuadra más adelante. Se encamino entonces hacia la parada, cojeando hasta ella. Reviso su celular porque quizá habría un mensaje de su madre o algo así, pero no, el celular estaba apagado. Sin batería. Maldijo todo a su alrededor; al sentir una nueva punzada volvió a hacerlo, pero esta vez tuvo que dejar de caminar, justo a tan solo unos metros de la parada. Desvió su mirada y notó que el lugar estaba desierto; no pasaba ni un alma por allí. Solo se oía el tenue murmullo de los insectos pegados a la luz de los faroles.

Se deslizó por el muro de la calle, hasta caer al suelo. Ladeó la cabeza a un lado y vio que otro autobús pasaba y se iba. Lo peor era que seguían de largo, es decir que no doblaban en aquella cuadra. Pasó unos minutos allí, y vio entonces nuevamente que otro autobús pasaba, pero a diferencia de los demás, este sí dobló. Trató de levantarse, pero de pronto percibió la luz fulgurante sobre su rostro. Frunció el entrecejo; demasiada luz hacia contraste con la oscuridad de la noche.

—¿Estás bien? —oyó esa voz.

Levantó la mirada con desgano y vio, primeramente al autobús frente a él y luego, al sujeto que manejaba. Entonces se dio cuenta que era él. El sujeto de las mañanas; el que conducía el autobús que lo llevaba a la escuela. Ese cabello corto rubio rizado bajo esa correspondiente gorra de chofer, y esos ojos verdes eran fácilmente distinguibles.

—S-si... —respondió un tanto sorprendido –y extrañado- de que el autobús pasase por allí.

Hazuki se apresuró en levantarse con gran esfuerzo. El sujeto dentro del móvil salió de allí en su ayuda.

—¿Estás bien? —preguntó nuevamente. — Ah... eso te debe doler —dijo frunciendo el entrecejo tras ver su herida. —Vamos, te ayudaré.

Hazuki lo observó en silencio, extrañado, dejándose ayudar, ya que no le quedaba otra opción. Al subirse al autobús, intentó pagar pero el chofer lo hizo pasar sin necesidad de eso.

Hazuki siempre lo observaba, cada vez que viajaba de ida a la escuela. Siempre había tenido esa particular característica; observar a la gente, estudiarla... para él, la mayoría de las personas eran malas, o tenían aunque sea algo de maldad en su interior; a pesar de que él no se considerara una persona de ese tipo. No creía que hubiera mucha gente bondadosa, gente que daba sin recibir nada a cambio, y la verdad era que, no estaba lejos de la realidad, pues es difícil toparse con alguien bueno, amable.

—¿Hace mucho que estabas allí? —preguntó el rubio.

—No mucho. —contestó desviando la mirada hacia la ventana.

—De seguro te lo hiciste jugando a la pelota... —sonrió, pero con una sonrisa cálida y sincera.

—¿Cómo lo sabes?

—¿Adiviné? —Preguntó — No lo sé — se encogió de hombros. —Se lastiman mucho jugando a eso.

Hazuki lo observó una vez más. Miro sus ojos, su mirada a través del espejo que había frente al conductor. Y notó que no había ni una pizca de maldad en ese sujeto, pero luego se dijo que nada era seguro, es decir, ¿Quién te asegura que sea bueno?

—No sabía que pasaban por esa cuadra... —dijo más para sí.

—Oh, ¿eso? Es que estaban cortando la calle — dijo, sin dejar de quitar esa estúpida sonrisa en su rostro.

Quería saber su edad. A juzgar por su apariencia debía estar cerca de los veinte, pero para ser conductor debía ser mayor de veintiún años. Entonces veintidós, quizá. O cerca.

Luego de un rato, el rubio preguntó:

—¿Cuál es tu nombre?

Hazuki levantó la mirada que había permanecido en el suelo. Eso había sido muy... repentino. Dudó sobre si contestar o no; se le estaba haciendo... muy extraño.  Ese tipo era muy confianzudo. De seguro la gente se aprovechaba de eso, y de su bondad.

Tras no haber una respuesta rápida, el rubio se echó a reír.

—Tranquilo... si no quieres decírmelo no lo hagas. —su voz había sonado de una manera tan suave que extrañó al otro.

—Hazuki... —respondió, esperando a que el otro también se lo dijera.

—Hazuki... —susurró para sí — Yo me llamo Yuu—sonrió, a través del espejo.

“Yuu... así se llama

Sintió una extraña sensación al saber ahora su nombre, aunque fuese solo eso....

 

 

 

Notas finales:

Espero que se entienda. Yo lo entendi (? ah, osea como es la cosa


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