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ChanYeol… [ChanBaek] por HoneyXiumin99

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Notas del fanfic:

Estaba en una tienda veterinaria, vi un perro y ¡BOOM! Idea random.

Denle amor por favor, es una idea demasiado extraña y… tan yo(?)

PD: Resalto mi habilidad para los títulos(?)

 

Espero les guste. 

El amor que una mascota le toma a su dueño es ideal, especial, incondicional, fiel. Incluso mayor que el de una persona. Aquel que inventó la frase de “El perro es el mejor amigo del hombre” tiene toda la razón, cada palabra relata la verdad.

BaekHyun desde pequeño tuvo cierto amor por los animales. Su corazón se contraía hermosamente cada vez que un perrito -fuera de raza o no- se acercaba a él en busca de caricias y mimos que mucha gente les negaba. Siempre disfrutaba de la compañía canina, y eso todo el mundo lo sabía.

Lamentablemente, su madre era alérgica al pelo de perros y gatos, por lo que el pelinegro se abstuvo de tener consigo a una mascota propia. No obstante, en la actualidad, con 23 años de edad, trabajo estable y estadía de igual manera, podía darse el lujo de mantenerse constantemente acompañado. Y así lo hizo.

Hacía meses que cierto canino -correspondiente al nombre de Yodita- se había apoderado irremediablemente de su corazón. Era un dálmata. Un gran, hermoso y juguetón dálmata. BaekHyun lo había adoptado ahí en Seúl, en un refugio a punto de derrumbarse.

Desde el primer instante en el que sus miradas se cruzaron, BaekHyun supo que ese era su perro, su amigo. Había cierta conexión entre ambos; empezando desde cuando BaekHyun pasó frente a su jaula y éste inmediatamente levantó la cabeza que momentos antes reposaba entre sus patas. El pelinegro, intrigado, lo miró y el canino, extrañamente, le sostuvo la mirada por un largo rato a pesar de que los perros normalmente no hacían eso. E incluso, cuando el humano se puso de cuclillas y metió su mano entre las rendijas de la jaula, el perro continuo mirándole con cierto deje de admiración al tiempo que agitaba eufóricamente su cola de un lado a otro.

BaekHyun supuso que Yodita sería alguien sumiso y tranquilo como lo fue en el refugio mediante el trámite de la adopción, pero se llevó una gran sorpresa al llegar a casa.

Una vez que el pelinegro le retiró a cadena, el perro empezó a correr como loco por todo el amplio departamento, logrando romper una que otra lámpara a su paso. Claro que el humano no se molestó. Luego de escuchar del veterinario la historia de aquel peludo sujeto (y unas cuantas cosas más a las que no les prestó atención) supuso que algo parecido llegaría a pasar… pero no a tal extremo. Luego de que corriera enérgicamente por todo el lugar, se acercó alegre y agitado a BaekHyun -quien aún estaba de pie en el umbral de la entrada- y tiró de su mano mordiéndole ligeramente la muñeca, en una clara invitación de que se uniera a su alegría.

 

Dormían en la misma cama; de vez en cuando Yodita entraba al baño cuando BaekHyun se tardaba más de lo habitual mentido en la bañera y cada vez que el humano llegaba a la casa siempre era recibido por el gigantesco perro. Una situación común entre dueño y mascota unidos por un fuerte lazo.

 

Sin embargo, eso poco a poco fue cambiando. Ahora Yodita dormía a la misma altura que él -antes era a los pies de la cama-, siempre esperaba alguna distracción del mayor para lamerle las mejillas y labios, y, continuamente se lanzaba a él hasta dejarlo aplastado bajo su peludo cuerpo.

 

Y BaekHyun pues… terminó enamorándose.

 

Joder sí, es descabellado, raro, psicópata y… okey, puede que lo último no ¡pero eso no quitaba el hecho de que fuera completamente raro! ¿¡Quién demonios se enamora de un perro?! Eh, pero ojo, que es en el sentido literal. O sea, enamorar enamorar, como enamorarse de una persona. Por Dios, Yodita era un perro: con cuatro patas, y pelaje, pelaje blanco y negro.

Todo pareció empeorar cuando soñó con él en una extraña forma mitad animal-mitad humano. Y no era un sueño cualquiera, no señor. Era un sueño húmedo en todo su esplendor: con gemidos, maldiciones y penes erectos. Yodita en el sueño era alguien endemoniadamente alto, con cuerpo matador, rostro infantil, labios carnosos (sin exagerar), ojos demasiado expresivos y mirada dulce. Pero su voz, ¡Joder!, con sólo tenerlo susurrándole cosas sucias en el oído pudo correrse, tanto en el sueño como en la vida real.

Después de ese acontecimiento se volvió más cercano a su mascota, sorprendiéndose a sí mismo al desear varias veces que aquel sueño se volviera realidad. Pero claro, eso no podría pasar…

 

¿O sí?

 

***

 

Cinco meses después

 

BaekHyun llegaba notablemente cansado al departamento. Apenas cruzar el umbral de la puerta fue recibido por su gigante perro junto a un lametazo en su mejilla una vez que éste se alzó en su dos patas (casi alcanzaba el tamaño del pelinegro) por escasos segundos. Ante eso, el otro sonrió.

 

—También te extrañé— se puso de cuclillas y acarició dulcemente su pelaje, cerca de su gran oreja.

 

La reunión con su editor había sido una mierda. Al hijo de puta parecía no gustarle el desarrollo de la reciente idea que BaekHyun tuvo para su siguiente libro -uno sobrenatural-, y, básicamente, todo lo que hizo fue pedir y pedir cuando se suponía que el pelinegro era el escritor. Ya no sabía qué modificar o que eliminar, las ideas no fluían con regularidad. Ya decía que este tipo le daría dolor de cabeza, capaz y se estaba quedando calvo de tanta frustración acumulada.

 

Luego de una pequeña sesión de mimitos al tierno Yodita, se levantó y fue directo a la cocina, dispuesto a tragar un poco del rámen instantáneo que había comprado… ¿ayer? Pudiera ser que unos días antes, ya no importaba.

Los calentó, tomó una cuchara y fue al sofá en donde el perro ya lo esperaba bien acomodado y con el control entre las patas. Esa vista le causó gracia. Sujetó el control y encendió el televisor para posteriormente sentarse en el sillón al estilo indio, apoyando sus codos en sus muslos para evitar que el envase se cayera. A pesar de eso, Yodita apoyó su pesada cabezota en una de sus rodillas, dedicándole una mirada significativa, como incitándolo a que le explicara el porqué de su expresión neutra. BaekHyun suspiró, dándose por vencido. Dejó su alimento en el suelo junto a la cuchara sin siquiera darle un bocado.

 

—Es de nuevo mi editor. Por mucho que me esfuerce en escribir el estúpido primer capítulo, no le gusta— el perro gruñó. —Ya no sé qué hacer, se me quitaron las ganas de desarrollar esa idea — BaekHyun rodeó el cuello del canino con su brazo para acercarlo -aprovechando que éste había dejado de apoyar su cabeza en una de sus piernas- y poder posar su frente en pecho peludo del otro. —Me duele el cerebro de tanto pensar. Ese imbécil bueno para nada me hace sentir incompetente en mi mayor fuerte… — su voz se fue quebrando poco a poco. —… se supone que soy el escritor, yo… Ayúdame Yodita.

 

Era inútil pedirle ayuda a un ser que se guiaba por sus instintos e impulsos, pero BaekHyun no tenía a nadie más. Para sorpresa del pelinegro, Yodita pasó una de sus patas por su espalda y la dejó allí, mientras bajaba su hocico y hundía su húmeda nariz en su rebelde cabellera. Era la primera vez que una acción tan humana era realizada por el canino. De verdad que ese perro no era normal. No obstante, es no importaba ahora, por el momento se dejaría hacer muy gustoso y agradecido.

 

Al cabo de unos minutos, Yodita percibió que su despistado dueño se estaba quedando dormido en una posición demasiado incómoda y encima, estaba babeando su pelaje. Eso no lo podía permitir.

Yodita se sacudió violentamente en un inútil intento de despabilarlo lo suficiente para hacer que caminara hasta su habitación, pero claro, el tipejo era terco y en vez de levantarse sólo se arrimó más. Probó con lamerle la mejilla, pero sólo le sacó un murmullo incoherente. Jugando su última carta decidió ladrar, pero no bajito, sino alto, potente, y esta vez sí que funcionó, pues BaekHyun le dedicó una mirada alarmante.

 

—Joder, ¿Pasa algo?— se llevó la mano al corazón. —Me asustaste, tonto.

 

Pero no recibió respuesta, obviamente.

El gigante se bajó del sofá y tomó la mano de BaekHyun por la muñeca, haciendo que éste se levantase y se dejara guiar por el canino.

 

—A veces me gustaría que fueses humano— murmuró.

 

En eso, Yodita detuvo su andar por un instante aún con la mirada al frente, como si estuviera pensando en algo. BaekHyun aún afectado por el sueño no pudo notarlo, pero Yodita hizo cierto movimiento que a más de una dejaría sorprendido. Bueno, dejando eso de lado, el perro prosiguió.

 

Una vez dentro, el pelinegro tiró la puerta suavemente para que ésta automáticamente se cerrara. El canino le soltó de la muñeca y el otro hizo el resto. Empezó a quitarse la ropa sin caer en la cuenta de que Yodita lo miraba fijamente; primero la camisa, luego los pantalones y dudó seriamente quitarse el bóxer pero a fin de cuentas lo hizo, estaba demasiado irritado como para soportar la incomodidad que la ropa le brindaba. No sabe si fue su imaginación jugándole una mala broma o algo así, pero vio cómo el desgraciado perro se paso la lengua por el hocico de una forma demasiado humana, de nuevo.

BaekHyun se acomodó en el espacioso acolchado y se cubrió hasta el cuello con la sábana.

 

—Yodita, ¿Qué esperas?— habló esperando a que su mata de pelo se subiera a la cama y lo asfixiara, pero al buscarlo con la mirada y no verlo le restó importancia encogiéndose de hombros. Se hizo bolita dispuesto a volver a dormir.

 

***

 

Chapoteos.

 

Succiones.

 

Movimientos consecutivos.

 

Aún sumergido ligeramente en la nebulosa del sueño, BaekHyun era capaz de sentir aquellas sensaciones que se desarrollaban sobre su cuerpo.

El cuarto estaba caliente, y él también.

Todo era tan extraño, tan surrealista, tan… magnífico. Tan malditamente magnifico que aterraba.

Abrió los ojos abruptamente y se encontró con una vista demasiado… ¡Extraña! ¿¡Por qué un hombre le estaba chupando el pene?!

 

— ¡Alto! ¿¡Quién eres?! ¡De-detente!— pero el aludido en vez de detenerse sólo aumentó considerablemente la velocidad con la que devoraba su virilidad.

BaekHyun no sabía qué hacer. Por un lado estaba la opción de patearlo… pero, por otro lado, estaba la opción de dejarse hacer.

 

Es que joder, no todos tienen la oportunidad de ser despertados a plena madrugada por un hombre demasiado caliente dándote la mejor mamada de la historia -la cual debería estar disfrutando en vez de estar pensando estupideces-.

 

El pelinegro empezó a gemir a viva voz cuando se centró en las miles de sensaciones que se albergaban  en su cuerpo sin pedir permiso. Podía sentir como varias punzadas empezaban a crearse en la zona de su pelvis, haciendo que su estómago se contrajera de una manera inexplicable. Aún mantenía los ojos abiertos, tratando de identificar en aquella oscuridad al hombre que justamente tenía entre las piernas, sin éxito alguno. El rostro estaba cubierto por su sedoso cabello, también negro.

A simple vista se podía presidir lo bien formado que estaba.

Las grandes manos que sujetaban con determinación su cadera eran como el toque de afrodisíaco que necesitaba. Y joder, su boca era simplemente maravillosa.

BaekHyun empezó a elevar la pelvis cada vez que aquellos labios descendían por todo su eje, notando como éstos ejercían mayor presión a medida que los segundos transcurrían. El éxtasis del momento era delirante, demasiado abrumador para alguien que nunca había experimentado el ser tocado por otro hombre. Si bien se consideraba gay -por el simple hecho de que Yodita sea macho- nunca se había metido en la cama de otro.

Cerró los ojos y frunció el entrecejo sin dejar de penetrar la boca caliente y húmeda del contrario, demostrándole, a través de su voz, lo mucho que lo disfrutaba.

En eso, las succiones se detuvieron y las lamidas hicieron acto de presencia.

 

—Tener tanta frustración retenida no es bueno, Baek— La sorpresa por escuchar aquel tono tan de repente fue tanta, que de inmediato detuvo todo movimiento y abrió los ojos. Que esa voz no era… —Si no estás de acuerdo con algo simplemente dilo.

 

El extraño hombre depositó un último beso en el glande brillante de BaekHyun para poder revelarse, por fin. Posó sus grandes manos a los costados del cuerpo ajeno y acercó su rostro, lo suficiente para que la iluminación de la luna que traspasa el vidrio de la ventana pudiera dejarlo ver.

BaekHyun tragó saliva ruidosamente.

 

Era él. Joder. ¡Era él!

 

Ahora sus orejitas se crisparon, presentándose a sí mismas.

 

Esos labios.

 

Esos ojos.

 

Esa mirada.

 

Mierda y más mierda, ¡Era la versión humana de Yodita!

 

Alto alto alto, ¿ése era Yodita? Bueno, algo en sus enormes ojos y mirada le aseguraban que, efectivamente, era él. Eso quiere decir que… ¿estaba soñando?, no podía ser, por un instante todo se sintió tan real…

 

El humano llevó sus temblorosas y delicadas manos al infantil rostro del que parecía ser Yodita y tomó sus mejillas dulcemente, como temiendo que éste llegara a desaparecer en el aire con un simple “poof”. Tal vez debería dejar de ver los Padrinos Mágicos.

 

— ¿Yo…Yodita?— El otro sonrió, mostrando su perfecta dentadura.

 

—Técnicamente lo soy, pero mi nombre es ChanYeol. — le tomó del mentón. —ChanYeol… no lo olvides. No esta vez.

 

Algo en esa frase le daba cierto misterio. El hombre, ChanYeol, dijo “no esta vez”… ¡Ya va! No podía creerlo pero quizás, sólo quizás… el otro “sueño” ¿Sí fue real?

 

Oh joder, todo era tan endemoniadamente confuso y repentino.

 

— ¿“No esta vez”?— recitó, ChanYeol asintió. —Pero es la primera vez que-

 

—No lo es. — le cortó. — ¿No lo recuerdas?

 

— ¿Recordar qué?— ahora sí que estaba jodido.

 

ChanYeol bajó la mirada, pensativo.

 

—No importa, sólo no olvides mi nombre. Por favor.

 

Y antes de que pudiera protestar, ChanYeol había estampado sus labios contra los otros, comenzado un beso que BaekHyun consideró ilegal en todos los sentidos. Sus lenguas no tardaron en encontrarse, entrelazándose entre sí para darle inicio a una serie de movimientos salvajes sin ritmo alguno  en el que el mando lo llevaba el canino… o bueno, ChanYeol.

 

El más alto se ubicó entre las piernas del mayor y tomó ambos penes en una mano para comenzar a masturbarlos a la vez, tomando cierta ventaja al estar la otra virilidad humedecida en su totalidad. Los gemidos de ambos no tardaron en llegar, viéndose irremediablemente cortados en la boca ajena. ChanYeol agitaba su peluda cola de manera eufórica, animada, al igual que sus orejitas.

No tenían suficiente, y es por ello que el dominante de todo aquello empezó a simular embestidas provocando mayor fricción entre ambas extensiones.

BaekHyun llevó una de sus manos al trabajo de allá abajo, cortando el beso de una vez por todas para gemir como es debido.

Ambos hombres sincronizaron sus manos y comenzaron a brindarse placer, aumentando progresivamente con la excitación.

 

— ¡Ah, ah! ¡Más! ¡Más, por favor!— en vista de la petición dicha de semejante forma, ChanYeol aumentó el movimiento de sus caderas y ejerció más presión en su gran mano, ambos sintiéndose al límite. —Maldición, ChanYeol…— llevó su otra mano a las espalda del alto y clavó sus uñas, sacándole un gruñido demasiado animal. —M-me vengo, ¡Ah!

 

BaekHyun estaba hermoso. Su cabello era un caos total, pero el flequillo húmedo por el sudor estaba fijamente puesto en su frente. Los ojos estaban entrecerrados y sus mejillas se hallaban decoradas por un hermoso color carmesí, mientras que gotas de sudor decoraban el resto de su menudo cuerpo. Ese pequeño hombre era el pecado en persona.

 

—Adelante. Córrete, BaekHyunnie— susurró en su oído, bajando el tono de voz lo suficiente para ser calificado como caliente y peligrosamente excitante.

 

Y tal como dijo el otro, BaekHyun se corrió dejando salir un gutural gemido mientras su espalda se arqueaba lo más que el cuerpo opuesto le permitió. Había ladeado la cabeza mientras cerraba los ojos fuertemente, ya que más líquido salía disparado de la rendija. ChanYeol no se quedó atrás y se vino tan fuerte que parte del semen aterrizó en el cuello del más bajo.

Luego de eso se quedaron en la misma posición, tratando de regular sus respiraciones lo más que les fuera posible.

BaekHyun estaba contento, feliz, relajado, el reciente orgasmo le había caído de maravilla a su reciente estado de estrés por el cabrón de su editor. Por otro lado, ChanYeol estaba… relativamente feliz, pues temía que de nuevo ocurriera lo del olvido…

 

—ChanYeol… Baek, no olvides mi nombre. Chan-Yeol.

 

—ChanYeol…— repetía. — ¿Por qué tanta insistencia?— rodeó el cuello del otro con sus brazos y juntó sus cuerpos, sintiendo lo pegajoso del semen en sus abdómenes.

 

—Sólo recuérdalo.

 

ChanYeol sonrió y abrazó al bajito fuertemente, aprovechando sus largos brazos y pulgares opuestos.

 

Esa sonrisa fue lo último que BaekHyun recordó cuando la realidad -en forma de despertador- martilló sus oídos.

 

***

 

No era tarde, no, ¡Era tardísimo! Se quedó como un tonto tratando de darle explicación a su vientre pegajoso y sábanas revueltas -junto a una sensación extraña en su corazón- que se le había pasado la hora. Se suponía que a las 8:00 a.m debería estar frente a la editorial esperando al imbécil de su superior para empezar con la reunión de ese día para un nuevo proyecto el cual debería estar terminado antes del 15 de ese mes. Pero, eran las 7:50 a.m y él todavía estaba luchando con los botones de su camisa y jeans increíblemente ajustados. El glamour es primero.

 

—Yodita, ¡Tráeme los zapatos!

 

De nueva esa sensación extraña en su pecho al mencionar el nombre de su mascota se hizo presente, y parecía ir en mayor escala. No obstante, en su cabeza no había lugar para fantasías, esa era la realidad… una cruel realidad, y para su mala suerte iba realmente tarde.

 

Yodita apareció con sus zapatos -BaekHyun le había entrenado para ello- pero tenía la mirada diferente. Se le veía triste, decepcionado, similar a cuando era regañado por beber agua del retrete y no de su costoso tazón.

BaekHyun se colocó los zapatos, agarró el bolso junto a su portafolio y salió disparado a la entrada… pero antes.

 

— ¡Yodita, ven acá!— y el perro llegó. El pelinegro se puso de cuclillas y miró a su amigo directo a los ojos. Algo estaba pasando, lo podía sentir, de verdad que sí, pero no… un nombre.

Desde que se levantó supo que tenía que recordar algo… y ese algo podría ser un nombre, ¿no?

 

Un nombre…

 

Nombre…

 

El perro bajó el rostro con cierto deje de tristeza. Y justo en ese momento, cuando BaekHyun lo miró, tuvo la respuesta.

 

—Volveré en un rato— acarició tiernamente su cabeza. —ChanYeol.

 

***

 

Las personas reciben constantemente sorpresas. Algunas buenas, algunas malas, algunas tristes… pero la que recibió BaekHyun al llegar a casa, en la tarde, fue sin duda la mejor de todas.

 

En especial cuando en vez de ser recibido con un lametazo, fue recibido con una enorme sonrisa.

 

Notas finales:

¿Les gustó? DEJEN UN RW ;n; 


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