El año es incierto y la época puede ser cualquiera, lo único que puede considerarse cierto es que lo que fue ya no es y lo que será es un misterio que se esconde entre las sombras de aquellas ciudades que el hombre construyó generaciones atrás y que él mismo destruyo, se destrozaron unos a otros segados por la avaricia, la bondad fue asfixiada en sus fríos corazones, el ansia de poder ahogo su razón y olvidaron la calidez que solo el humano conoce, las fronteras crecieron, las alianzas desaparecieron y una guerra mundial se abrió paso entre traiciones y crueldad, lo que ese intelecto superior creo para defenderse, fue su perdición, la tecnología la aliada en la masacre y el conocimiento la peor de las armas, la destrucción trajo muerte y la muerte , contaminación, enfermedad, hambruna, caos. Esas grandes ciudades que en sus mejores días deslumbraron las miradas de miles ahora caían, se perdían, se olvidaban, ya no eran más que escombros, el amor era ya un mito y la misericordia un lujo para quien la recibía y una muestra de cobardía para quien la daba.
Justo cuando las guerras llegaban a su punto más crítico, aquellas especies que se mantenía ocultas al ojo del hombre salieron de sus escondites aprovechándose de la desgracia que los humanos vertían sobre si, su único obstáculo para ser libres se hundían a sí mismos era el momento perfecto para salir.
Entre las sombras una guerra milenaria ya estaba presente, todas aquellas criaturas de la obscuridad que solo conocíamos en mitos resultaron ser verdaderas, ellos combatían a diario del mismo modo; sin embargo compartían un enemigo en común al que odiaban más que a sus enemigos de las sombras, el hombre. Cuando los humanos comenzaron a eliminarse ellos mismos, su trabajo se facilito, mientras ellos luchaban contra sus iguales, aquellos seres surgieron para reclamar sus dominios, dieron fin a las guerras humanas para librar la suyas, y así también evitar que esas simples criaturas que eran su alimento siguieran asesinándose, eran ahora ellos quienes dominaban lo que quedo de la humanidad y sin saberlo, nos habíamos distraído y permitido que un horror más grande se adueñara de nosotros.
En medio de la tempestad y al ser sometidos a la obscuridad los humanos que quedaron con vida, fundaron pequeñas comunidades esperanzados a sobrevivir en aquel feroz mundo que ahora era de aquellos, sin embargo, las malas costumbres y el peor rostro de su naturaleza gano, trayendo mafias y negocios sucios a beneficio de las especies dominantes, vampiros y hombres lobo.
Los más fuertes de esa guerra habían resultado ser los vampiros, sometiendo a sus enemigos a su régimen, el mundo se dividió dominado por las más fuertes cabezas de su ejército, criaturas milenarias que nunca se había revelado a los humanos y que había sobrevivido esperando el momento indicado para arrancar el alma de las criaturas que consideraban inferiores, eran ellos quienes controlaban lo que antes eran países y ahora eran regiones, seguidas de comunidades, cada una de ellas, dominada de igual modo por vampiros considerados nobles todo bajo la jerarquía de los nosferatu. Los hombres lobo por su parte irritados con el final de su eterna lucha se quedarían tranquilos por ahora.
En medio de ese mundo condenado a los pies de los seres malditos que hacían de la sangre un festín bebiendo de los débiles y sometiendo todo a su paso, entre garras y colmillos insaciables y siempre dispuestos a destrozar, nació una desafortunada criatura cuyo destino ya había sido decidido, dependiendo únicamente de él y su fuerza el poder de cambiarlo.