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Un mar profundo por smile67

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Notas del fanfic:

Los personajes pertenecen a Fujimaki Tadatoshi, esto es hecho sin fines de lucro.

 

Advertencia: Spoilers de las tres temporadas.

Notas del capitulo:

Espero que lo disfruten. Traté de conservar lo mejor que pude las personalidades de cada personaje, realmente espero que les agrede.

 

Las partes de las canciones las he puesto en español; sentí que quedaba mejor. Me he ayudado en cuatro traducciones, por si quieren revisarlas.

 

Shinkai Shoujo (MasterXloli).

 

Shinkai Shoujo (Cecilia Flores).

 

Shinkai Shoujo (Saku-Rai).

 

Shinkai Shoujo -Another ver.- (Dark_Kudoh).

“Me estoy hundiendo en un mar de tristeza,

 

incluso abrir los ojos es inútil.

 

A este paso caeré a cualquier lugar, y

 

no habrá nadie que me encuentre…”

 

No conseguir que el compañerismo de todos permaneciera, arruinar los sueños de un amigo, no lograr ayudar a nadie… tener que seguir con aquel sentimiento de frustración e impotencia, era molesto, o tal vez, similar a caer en lo más profundo del mar. Me hundía más y más. Era doloroso, pero no podía continuar así. Mantenía la idea de que algo podía ser diferente, aunque no fuese ahora, deseaba que pasara.

 

            Aquello que deseaba lo encontré en un partido, uno donde yo era un espectador. Ellos tenían la fuerza que yo anhelaba recobrar. Me brindaron un rayo de luz, la cual, por un instante, alumbró la oscuridad de la profundidad donde me hallaba: amigos, trabajo, coordinación… un equipo. Lejos de culparme o preguntar por qué en el equipo donde estaba perdimos eso, quería regresar a esa cálida etapa, a ese confortable ambiente que poseíamos… Al menos aspiraba a tenerlo de nuevo, mas no podía abandonar a mis compañeros. Así que las sombras ocultaron de nuevo la luz.

 

“… ¿Por dónde debo ir? ¿Qué debo de hacer?

 

Un solo rayo de luz de repente comenzó a brillar.

 

Si extiendo mi mano es como si pudiera alcanzarlo

 

Pero la marea me lleva y lo pierdo.

 

¿Qué en este mundo pudo haber sido eso?

 

Era tan cálido y deslumbrante.

 

¿Quién fue el mentiroso inconsciente que emitió esa luz?...”

 

            Entonces conocí a alguien cuando cambie de escuela. Torpe, feroz, impulsivo, con un gran potencial: Kagami Taiga. Estábamos en el mismo equipo, junto con aquellos que algún día me habían dado un rayo de luz entre tanta sombra. Ahora Seirin era mi equipo.

 

A veces, mi duda más grande era si él podía llegar tan lejos para alcanzar aquella calidez. Sin embargo, su confianza y determinación me impedían dudar. Aún faltaba mejorar, pero a su lado regresaba tan agradable sentimiento de equipo.

 

– ¡Seremos los mejores de Japón y venceremos a la Generación Milagrosa!

 

La veracidad en sus palabras era asombrosa. Una luz que volvía, sólo que esta vez era más fuerte: de nuevo me integraba en un equipo.

 

Ciertamente olvidé aquel mar en donde estuve; ahora subía poco a poco a la superficie, me dejaba guiar por esa luz. Había algo más. En cada entrenamiento, cuando comíamos juntos, al volver a casa, durante clases, los juegos extemporáneos, todos esos momentos me llenaban de alegría. Estar con él sin duda me producía un sentimiento inexplicablemente intenso.

 

“…Luego, aquella luz empezaba a caer de nuevo.

 

Mientras yo te miraba fascinado. Nuestros ojos se encontraron.

 

Te diste cuenta de que estaba ahí y empezaste a nadar.

 

Hacia mí, quien te había estado mintiendo…”

 

 

 

De nuevo aquel par, como acostumbraban, habían ido al Maji Burger luego del entrenamiento. Las decenas de hamburguesas que Kagami pedía regularmente terminaban fuera de la bandeja, mientras que Kuroko pedía sólo un batido de vainilla. No solían tardar mucho en aquel lugar, aunque no podían evitar que las pláticas se alargaran poco a poco.

 

– Kuroko, ¿puedes ir a mi casa? –preguntó una vez terminará su hamburguesa–. El examen es mañana, ¿cierto? Tú eres bueno, así que ayúdame a estudiar.

 

– De acuerdo, pero deberás preparar un batido de vainilla como el de la vez pasada… El que tú preparas tiene un sabor diferente.

 

– ¡Genial! Lo haré. Gracias, Kuroko –respondió con una gran sonrisa.

 

Esa felicidad a veces provocaba un latir extraño en el corazón de Kuroko, incluso alguna vez sus mejillas llegaban a tomar un ligero tono rojizo. No negaba que conocía, o suponía, el motivo, mas todavía le costaba admitir que tenía esa clase de sentimientos.

 

En cuanto ambos terminaron de comer, salieron para ir a casa de Kagami. No quedaba lejos, por fortuna. En ocasiones anteriores ya había pasado la noche ahí, aunque ahora era diferente por la clase de sentimiento que comenzó a desarrollar; después de todo, Kagami continuaba con el comportamiento habitual, con el entusiasmo de siempre, algo por lo cual no podía dejaba de sentirse cómodo a su lado, por lo tanto apuntaba a que resultará complicado estar con él… o mejor dicho, dormir en la misma habitación.

 

 

 

– ¡Tu batido está listo!

 

– Muchas gracias, Kagami-kun –dijo para después dejar unos apuntes en la mesa–. Estos han sido los temas que hemos visto. Sólo estudiarlos debería estar bien, aunque aprenderlos todos en un día no es adecuado… Tampoco creo que sea funcional –murmuró.

 

– Ah, desanimar a la gente antes de tiempo no lo funcional –respondió con el ceño fruncido mientras aplastaba la cabeza del más bajo–. Lo haré. Debo hacerlo para poder jugar contra Aomine. No podemos darnos por vencidos.

 

Sin duda era imposible que Kuroko olvidará aquel sentimiento de afecto. Tanta seguridad, determinación, firmeza, en algo que parecía difícil; no perder los ánimos era lo que buscaba, y con Kagami nunca sucedía, podía confiar en su torpeza, así conseguiría seguir adelante. Con una sonrisa tan radiante, el mar de donde siempre pensó que no podía salir, mostraba ser distante, lejano, como una mentira.

 

Aquella noche ambos durmieron tarde en la sala, únicamente cubiertos por una sábana. Kuroko ocupaba el sofá mientras que Kagami recargaba la cabeza sobre la mesa. Sin embargo, el que un pedazo de tela fuera capaz de cubrir muy bien a los dos, provocaba una extraña calidez. Ilusiones de Kuroko, tal vez, pero no tenía ni un poco de frío.

 

 

 

 

 

“El ganador de este partido es la escuela Touhou”.

 

¿Por qué habíamos perdido? Todos entrenábamos muy duro. Dolía, otra vez. Aquella persona que alguna vez fue tan cercano, ahora parecía lejano. Nuestra amistad parecía olvidada… Aomine engrandecía nuestra distancia. Ellos eran mejores; mi progreso era lento y también volvía dependiente a Kagami. Quería ser su sombra, ayudarlo; no convertirme en un obstáculo.

 

 

 

“…Chica del fondo del mar, te vuelves a hundir,

 

pero dentro de la oscuridad tus lágrimas brilla.

 

Chica del fondo del mar, mira hacia donde estoy.

 

Pero mi voz eran burbujas que desaparecía sin alcanzarte…”

 

– Tu luz no brilla; así jamás podrás alcanzarme.

 

Nunca antes unas palabras habían resonado tanto en la cabeza de Kagami. Sin embargo, el motivo para que eso ocurriera, era debido a que Kuroko parecía alterado, deprimido, como si aquello lo creyera. No podía permitir algo así; no quería que alguien le bajara la seguridad a él o a su equipo. Perdieron, pero no pasaría de nuevo.

 

– ¡Kuroko! ¡Vamos, esto aún no termina! –Dio un ligero golpe en la cabeza–. La próxima vez ganaremos, así que esforcémonos el doble.

 

Nuevamente, a Kuroko podían brindarle tranquilidad la solidez en las palabras de Kagami; no obstante, dudaba. Confiaba en su equipo, pero ahora toda la Generación Milagrosa manifestaba ser más fuerte. Lo pesimista no era lo suyo, mas era complicado no generar aquellos pensamientos.

 

“…Finalmente te atrapé, pero llorando

 

me diste la espalda mientras decías:

 

< ¡No dejaré que nadie vea mi cara,

 

así que déjame en paz! >…”

 

– Kagami-kun, eso es muy cursi… Hay que esforzarnos más –dijo con una actitud seria.

 

 

 

Luego de aquella derrota, todo el equipo debió entrenar mucho más duro; las prácticas habían subido de rigurosidad; el agotamiento de todos lograba evidenciarse fácilmente; Kagami tuvo que entrenar por su cuenta, mientras que Kuroko hacía lo mismo. Pasaron días con la misma rutina, incluso ir a comer al Maji debió posponerse… Se alejaban poco a poco, ambos lo notaban.

 

“…Inexplicables emociones flotan alrededor y se desvanecen lejos.

 

Un instante después desaparecieron de mi vista…”

 

“¿Qué puedo hacer?”. Preguntaban ambos mentalmente.

 

– Kuroko, volvamos a casa juntos –inoportuno, como siempre, pidió Kagami.

 

– De acuerdo.

 

Caminar con aquel silencio provocaba molestia en Kagami; no quería que aquello continuara así. Llegaron al punto donde se alejaban. No sirvió de nada regresar juntos. Cada uno tomó su camino.

 

“¿Realmente terminaremos así?”. Dudaron los dos.

 

“…Esta chica comenzó a preocuparse

 

de la oscuridad que la había ocultado y se sentía sola de nuevo

 

Incapaz de soportarlo más, le tendió la mano…”

 

 

 

 “Los ganadores son la escuela Seirin, con 101 puntos”.

 

Tanto empeño rindió fruto. Todos estaban agotados, mas nada importaba, habían ganado. Aomine terminó sorprendido, aunque con una mezcla extraña de sentimientos en su pecho. Había perdido; al fin encontró a alguien capaz de ser su rival.

 

– Tal vez me equivoque… Realmente es un luz muy brillante –admitió para sí una vez que estaba en los vestidores.

 

Kuroko recuperó aquella confianza que tanto tambaleaba por la última derrota. Kagami fue idóneo para lograrlo. Además, no sólo había sido con Aomine, quien después consiguió recuperar la amistad con Kuroko, ocurrió lo mismo con Murasakibara, Kise y Midorima; con todos ellos la amistad se ampliaba y volvía fuerte; como antes. Poseían diferencias ya que todos luchaban por la victoria; sin embargo, no parecía que eso les volviera a separar. Lo mejor llegó cuando, tras un arduo partido, ganaron contra la escuela Rakuzan. Akashi regresó a ser el mismo, aquel amistoso compañero que desde un inicio había conocido.

 

 

 

Pasada la competencia, justo en vacaciones, aunque hacía demasiado frío, los siete volvieron a verse, aunque Kagami estuvo como invitado. Momoi derramó algunas lágrimas de felicidad; ella también deseaba verlos reunidos a todos, que compartieran la amistad que tiempo atrás mantuvieron. Jugaron un partido; los ochos participaron; se divirtieron.

 

Kuroko terminó en extremo feliz, pues la luz que iluminaba el mar donde se encontraba era tan radiante, tan cercana que ya creía estar afuera de esas aguas tan profunda.

 

“… ¡Mira, tienes muchos colores maravillosos escondidos en ti!...” –mencionó Kagami con una gran sonrisa.

 

– Gracias… Kagami-Kun –contestó alegre Kuroko.

 

“…La chica del fondo del mar, tu brazo es sujetado.

 

La nieve marina canta una canción de bendición.

 

La chica del fondo del mar, aún quiere saber más,

 

Porque ha encontrado a la persona que cativo su corazón…”

 

 

 

Tras jugar, conversar, comer y divertirse, por la noche, cada uno volvió a casa; aquel día fue memorable.

 

Kagami volvía con Kuroko, éste pasaría la noche en su casa, era mucho más cómodo. En el caminó apareció aquel silencio incómodo, como si los dos quisieran decir algo. Tan lentos que no podían siquiera expresar adecuadamente lo que sentían.

 

– Kagami-kun… muchas gracias… Yo quiero decirte que…

 

– ¡Kuroko! –gritó estrepitosamente–. Me gustas.

 

Inoportuno como siempre. Provocó que Kuroko enrojeciera; aunque él intentó decirlo, le ganaron el momento.

 

– Taiga idiota… –musitó con un deje de vergüenza–. A mí también me gustas.

 

Kagami soltó una risilla. Estiró su mano para tomar la del más bajo.

 

 

 

Era imposible no haberse enamorado de una persona que tanto esfuerzo puso para conseguir un sueño; por eso ahora, los dos, contarían con tener un futuro juntos, donde el apoyo no faltaría. Un amor correspondido que supero dificultades y recuperó viejas amistades, ambos podrían gozar de eso. Tanto Kuroko como Kagami atesoraban la dicha de estar juntos.

 

“...Salgamos ya del mar de un salto”.

 

 

Notas finales:

Es mi primer songfic que hago; no sé (y sigo sin saber) cómo se hacen, pero me gustó el resultado.

También es mi primer fanfic después de mucho tiempo, espero no haber perdido práctica. Asimismo, es la primera vez que escribo algo de Kurko no basket, espero no haberme equivocado... Son muchas primeras veces.

Realmente no quería que Kuroko pareciera muy dependiente de Kagami, mas la canción tenía ese significado (o así lo interpreté yo).

Espero que les haya gustado.


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