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CAMINANDO A TÍ por MAFITA

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Notas del capitulo:

Bueno, he aquí el capi 9... espero que les guste y me dejen muchos reviews, jejeje....

SORRYYYYYYYYYYYYY!!!! Siento haberme demorado tantsimo en actualizar, pero la verdad es que esta semana que ha pasado ha sido horrible! Estoy teniendo problemas en mi trabajo... al punto de que no se si voy a seguir o no all... me siento fatal... y la verdad es que no he tenido muchos nimos para escribir estos das con todo lo que tengo en la cabeza... espero que la cosa mejore... o que por lo menos sepa que es lo que va a pasar conmigo... no me gusta la idea de estar con la duda de si voy a seguir en mi puesto o no... (la decisin no depende de mi). Bueno, basta de mi... ahora lean el capi!

CAPITULO 9

Conforme Hiro le iba explicando, se iba poniendo mas furioso... esa mujer se las iba a pagar todas juntas! Ponerlos en una situacin tan delicada con Michael... ahora no sabia lo que iban a hacer para ponerle remedio al asunto... En fin, ya tendra tiempo de llenarle a esa chiquilla la cabeza de plomo.

Hiro vio como iban cambiando las expresiones del rostro de K... primero sorprendido, luego confuso y finalmente furioso. Y eso que todava no le deca lo de que ordenara su habitacin...

Se puso rojo de solo pensar en eso. Volteo la cara para evitar que K lo notara, pero era demasiado tarde. Ya se haba dado cuenta.

“Hiro... Estas bien? Como te sientes?” dijo el rubio, preocupado, dejando su enojo para mas tarde.

Hiro comenz a tartamudear, sin saber que decir.

“Y-yo... es-estoy b-bien... n-no t-te pre-preocupes, K... no pasa na-nada”

“Entonces porque te has puesto todo rojo? De repente tienes fiebre o algo...” dijo, mientras que se acercaba al pelirrojo y le ponia una mano en la frente y otra en la propia. “Nop, no hay fiebre. Entonces... que tienes?”

Tomando aire, Hiro se decidi a hablar.

“Vamos Hiro” pens, “tu puedes”

“Bu-bueno, es que... necesitaba hablar contigo sobre algo... hoy decidi hacer un poco de limpieza en tu casa... ya sabes... para agradecerte por tenerme aqu... y, bueno, decidi limpiar tambien tu cuarto... y... en-encontr algunas cosillas privadas que es necesario que las tengas bajo llave... ya sabes, para que Michael no las vea... y tambien otra cosa... deje tu ropa in-interior en una bolsa de tela en tu bao... ya sabes... para q-que la laves...”

Conforme Hiro iba hablando, K se iba poniendo cada vez ms rojo... “Que vergenza” pensaba, “no puedo creer que encontrara justamente ESO”

“Bu-bueno... gracias. No tenias que molestarte en arreglar mi cuarto... A partir de ahora lo har yo mismo antes de salir en la maana, no te preocupes...” dijo por fin, mirando al suelo.

“Est bien. Gracias” dijo Hiro, sin poder mirar a K a la cara.

Para alivio de ambos, justo en ese momento, el timbre de la puerta sono. Hiro se apresuro en abrir.

“Buenas tar...” comenzo el pelirrojo, pero interrumpi sus palabras al ver quien era la persona que estaba en la puerta. “Oka-Okaasan?”

No lo poda creer... Que hacia su madre all?

“Hola, Hiroshi” dijo la mujer, mirando ansiosa a su pequeo hijo. “Vine a visitarte”

Con los ojos llenos de lgrimas, el pelirrojo se arroj a los brazos de su madre, abrazndola con fuerza. La mujer, sorprendida por el repentino movimiento, le correspondi, agradecida de tener un hijo tan bueno como Hiro.

“Gracias por venir a verme, okaasan... No sabes cuanto te he extraado” dijo, para luego separarse del abrazo y jalarla al interior de la casa, cerrando la puerta tras ellos.

“Pasa, pasa, sintate donde quieras... Como has estado este tiempo?” dijo el chico, guindola a la sala.

La mujer se sent en el sof y miro a su hijo.

“He estado bien... tu padre no ha estado mucho en casa ltimamente... as que todo a estado bastante tranquilo por all... Hijo, tambien vine a pedirte perdn, se que yo deb apoyarte en ese momento, no he sido una buena madre contigo y con Yuuji... Pero a partir de ahora todo va a cambiar... me vas a dar un nieto! As que voy a pasar todo el tiempo que pueda a tu lado para ver que todo vaya como debe ser, ok?”

Hiro sinti que un peso se le quitaba de encima, y sonri, feliz.

“Gracias, mamita... te necesito mucho... no se ni la mitad de lo que me pasa... todava no he tenido ninguna cita con el mdico... con todo lo de que ha pasado ltimamente... no he sacado ninguna”

En ese momento, la actitud de la mujer cambio de cabo a rabo.

“Cmo que no has tenido ninguna cita? Eso es lo primero que se debe hacer!!!! El mdico tiene que decirte que todo va en orden, tienes que tomar vitaminas, hacer algunos ejercicios, tomar mucha agua... descansar... Como vea a ese manager tuyo... me las va a pagar todas!!!! Como puede decir que est cuidando de ti si ni siquiera se ha ocupado de que te vea un mdico!? Ahora me va a or!”

K, quien hasta ese momento haba estado apoyado en una pared, observando todo, intento escurrirse y alejarse a ver lo que estaba haciendo su hijo, pero la Sra. Nakano fue mas rpida que el.

“Como puede ser posible que usted se est haciendo cargo de mi beb!!!!” dijo la mujer, cogindole fuertemente por una oreja y llevndolo hasta el centro de la sala. “Mi nio necesita atenciones. Necesita que lo cuiden y que vean que su embarazo va bien! Y algo que es primordial es ir a ver a un mdico! Ahora mismo va usted a ir a sacar una cita con el mdico de Hiro y luego va a pasar por el supermercado a traer lo que le voy a pedir!”

Hiro miraba la escena, divertido. Le pareca increble como un hombre tan rudo como K, que estaba acostumbrado a hacer lo que se le antojaba, con tan solo ensear su mgnum, estaba siendo mandoneado por una mujer como su madre.

“Hiro! Aydame!” dijo K, mirando al pelirrojo con suplica en sus ojos, mientras que este solo se limitaba a mirarlo y rerse.

“Traidor” susurro K, indignado por su situacin y por la risa del pelirrojo.

La mujer le solt la oreja por fin, yendo hacia su bolso y sacando una libreta y un lapicero de dentro, para luego sentarse y anotar varias cosas.

Diez minutos despus, le dio dos hojas escritas por ambos lados al rubio manager, quien miraba la enorme lista, anonadado.

“Ahora mismo quiero ver que haga lo que le he dicho, y no quiero ni enterarme de que falta alguna cosa de la lista.... por que sino...” la amenaza qued implcita, y el rubio americano no quiso quedarse a averiguar lo que le hara.

“Hiro... quin es tu mdico y donde queda su consultorio?” dijo, mientras se acercaba a la puerta del departamento y se pona el abrigo y los zapatos.

“Es el Dr. Nakankari... trabaja en la Clnica Central de Tokio” dijo, aguantndose la risa que amenazaba con volver a salir.

“Ok, entonces estar de regreso... en un rato” dijo el rubio, antes de salir casi corriendo del departamento.

“Bueno, ahora que todo eso esta arreglado... vamos a tu habitacin a ver la ropa que tienes... debemos estar preparados para cuando la ropa ya no te quede, mi nio, de cuanto estas?” dijo la mujer, mirando a su hijo con ternura.

Hiro se sonrojo.

“De cuatro meses y medio, mami...” dijo, mirando al suelo.

“Bueno, en ese caso, ya va siendo tiempo de que pienses en la ropa de maternidad.... Anda, ensame tu cuarto” dijo, tomando al guitarrista de la mano.

En el camino al cuarto de Hiro, encontraron a Michael, sentadito en el escritorio de su habitacin, haciendo sus tareas.

“Y ese nio tan precioso?” pregunto la Sra. Nakano, mirando con ternura a Michael.

“Ah, l es Michael, el hijo de K, solo tiene 5 aos” dijo el msico, mirando con ternura al chiquillo.

“Ah... y a la esposa de Winchester-san no le molesta que ests aqu?” pregunt la mujer, algo preocupada.

“No, la esposa de K los abandono al poco tiempo de haber dado a luz a Micky... K lo ha criado solo desde entonces”

“Terrible... un nio tan bonito... debera tener a su madre con l... pero… creo que es bueno que no haya ningn tipo de incomodidades de ese tipo entonces...” dijo la Sra., pensativa.

Hiro la mir con curiosidad.

“A que te refieres con eso, Okaasan?” pregunto, a lo que la mujer contesto con una sonrisa.

“No importa, Hiroshi, ahora a lo que bamos” dijo.

Poco despus, la Sra. Nakano estaba revisando toda la ropa de su menor hijo, haciendo sonidos reprobadores con la boca cada tanto.

“No... mi nio, esto no va a ser suficiente... tienes que usar ropa cmoda y holgada desde ahora, dentro de poco vas a empezar a mostrar y no les conviene ni a ti ni al beb que tengas ropa tan apretada... ni hablar! Esta tarde nos vamos de compras! Lo que tienes ahora ser bueno hasta que tengas unos cinco meses... pero a partir de entonces tendrs que usar ropa de maternidad... no quiero que tengas ninguna complicacin, y no quiero que mi nieto nazca anormal porque la ropa que usas es demasiado apretada!”

Hiro se llevo una mano a la cabeza, suspirando con resignacin. Todo sea por el bien de su beb. De pronto, el pelirrojo record algo.

“Okaasan... y Otousan? Como hiciste para poder venir sin que se enterara?” dijo, preocupado por el bienestar de su madre.

“Descuida hijo, tu padre esta fuera del pas, en su trabajo lo ascendieron hace un mes, y le han encargado que supervise un proyecto que se esta haciendo en China, as que estar fuera durante unos cuantos meses, lo que me dar tiempo suficiente para estar contigo y ayudarte” explic la mujer.

“Y la casa? Quien la va a cuidar? Dnde te vas a quedar?” pregunt Hiro.

“Por eso no te preocupes, le encargu a una vecina amiga ma que se encargue de ver las cosas hasta mi regreso. Todo est bajo control. Me estoy quedando en casa de una vieja amiga del colegio... que tiene su departamento a unas dos cuadras de aqu” explic la mujer.

Hiro suspiro, aliviado.

“Qu bueno que todo est bien, Okaasan, estaba preocupado por ti” dijo Hiro, sonriendo a su madre.

“Basta de sentimentalismos, Hiroshi, que todo tiene que estar como se debe, as que empezaremos comprndote ropa y zapatos que te mantengan cmodo”

Y as paso el rato.... Unas tres horas y media despus, el rubio manager estaba de regreso, cargando un sinfn de bolsas con todas las compras que la madre de Hiro le haba encargado. Era un milagro que hubiera podido llegar hasta all con todo aquello.

Si hubiera sabido cmo iba a ser tener a la mujer all, se hubiera quedado calladote! Pero bueno, todo era por el bien de su Hiro.

No se le haba escapado la expresin de pura alegra que haba puesto cuando vio a su madre en la puerta. Le haba alegrado mucho verla.

Justo en ese momento, Hiro y su madre salieron a la sala. Hiro, al ver a K tratando de llevar el sinfn de bolsas a la cocina, trat de ayudarlo, pero fue detenido por su madre.

“No debes hacer esfuerzos, hijo, es malo para el beb, deja que l se encargue de todo, total, es un hombre fuerte” dijo la Sra., tomando a su hijo del brazo. “Cuando l deje todo sobre la mesa de la cocina, nosotros podremos ir guardando todo en su lugar. Luego, iremos al centro comercial. Que te parece si llamas a Shuichi para que venga con nosotros? Sera bueno que l tambin empezara a interesarse en todo esto, al estar casado con ese escritor, en cualquier momento puede salir en estado, y ser bueno que est preparado” dijo.

“Si, mami, ahora mismo lo llamo” dijo, sonriendo al imaginarse la cara que pondra Yuki cuando se enterara de que iban a ir de compras con su madre.

Con esa idea en la cabeza, marc el nmero de Shuichi desde su telfono celular, y esper.

/Moshi moshi?/ se escuch la voz del pelirrosa.

“Hola, Shu, adivina que, mi madre esta en la ciudad!” dijo, entusiasmado.

/De verdad, Hiro? Sugoi! Cundo lleg? Cuntame todo!/

“Bueno, ha venido a verme esta tarde al departamento de K, y me ha dicho que se quedar durante mi embarazo.... en fin, esta tarde iremos a comprar ropa de maternidad... dijo que te avisara de que vinieras, pens que poda serte til a ti tambin...” dijo Hiro, adivinando el sonrojo que seguro adornara en esos momentos la cara de su amigo.

/Que bueno! Iremos de compras!/ dijo Shuichi, una vez recuperado del sonrojo. /Entonces estoy por all en media hora, le voy a decir a Yuki que me lleve/

Dicho esto, colg.

Sonriendo para si, Hiro guardo su celular en el bolsillo de su pantaln, y se dirigi a la cocina, en donde su madre estaba martirizando a K, seguramente hacindole pagar el no haberlo llevado donde un mdico antes... Ay! Como podan ser a veces las madres!

********

En casa de Shuichi...

Luego de colgar, Shu se dirigi al escritorio de su rubio esposo, para darle las noticias.

“Eiri... puedo pasar?” pregunt. Aunque su koi ya haba cambiado radicalmente su forma de tratarlo, saba perfectamente que an le molestaba que entrara al escritorio mientras estaba trabajando.

“Si, Shu? Justo estaba por tomarme un descanso” dijo el rubio escritor, estirando sus brazos hacia arriba.

“Acabo de recibir una llamada de Hiro... Me dijo que su madre est en la ciudad... Se va a quedar con Hiro durante unos meses, y ahora en la tarde van a ir a comprar ropa de maternidad... me pidi que vaya porque mi ta piensa que puedo necesitar saber de eso en el futuro.... en fin.... me llevas?” dijo Shu, todo con una gran sonrisa en la cara. Bien pensado, tal vez no fuera mala idea tener un beb en estas pocas... sera lo que probara al mundo mejor que cualquier otra cosa la inmensidad de su amor.

A todo esto, Yuki se puso helado y palideci. Reconoci perfectamente las expresiones en el rostro de su koi.

Embarazado o no... matara a Hiro por meterle ideas a su esposo! El todava no estaba preparado para ser padre! No an! Todava no quera sufrir los vmitos, los antojos, dolores de pies, de espalda, de cabeza, los cambios de humor... que sin duda tendra Shu.

Tan ensimismado estaba, que no se haba dado cuenta de que Shu lo haba parado, haba guardado su trabajo en la computadora, la haba apagado, lo haba sacado del escritorio, y en esos momentos lo estaba guiando a la puerta, totalmente entusiasmado.

“Qu haces, Shu?” dijo entonces, sorprendentemente calmado.

“Le dije a Hiro que me llevaras y que estara all en media hora, as que no debemos perder el tiempo!” dijo, ponindose el mismo los zapatos y cogiendo su mochila y su casaca.

El rubio escritor se llevo una mano a la cabeza y suspiro con resignacin. No le quedaba otra alternativa. Pero, conociendo a su esposo, l no se contentara con que lo llevara, seguramente querra que fuera de compras con ellos tambin o alguna otra cosa igualmente aterradora.

Frunci ligeramente el ceo y trat de imponerse.

“Est bien, Shuichi, te dejar y luego regresar a casa a seguir trabajando! Te lo advierto! No pienso tomar parte en esa salidita ni en ninguna otra cosa que se te ocurra despus! Ests por tu cuenta!”

Shu, quien ya sabia que hacer cuando Yuki se pona en ese plan, simplemente le dio por su lado, ignorndolo olmpicamente.

“Si, si, Eiri, lo que tu digas”

Yuki lo mir con suspicacia, pero luego de unos cuantos segundos, asinti con la cabeza, un poco ms tranquilo.

Con esto, salieron del departamento, rumbo a la casa del rubio manager de Bad Luck.

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Bueno, chicoc@s, eso fue todo por ahora, tratar de apurarme con el siguiente, pero como van las cosas conmigo, eso ser quiz para el fin de semana, sbado o domingo mximo. Nos leemos! Besitos!

MAFITA.

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