3-Primer encuentro
Entró a su carromato con toda la displicencia que demostraba siempre y se sacó el abrigo no más pasar el umbral yendo por una copa y una jarra de agua acomodados junto a la cómoda con sus vestimentas. Volteando para ver al moreno allí parado le dijo--¿Quieres?—
Kurogane tal vez se sentía un poco fuera de lugar y lo demostró cuando preguntó--¿No tienes nada mas fuerte?—aunque hizo lo propio para ocultarlo sonriendo con picardía. Lelac sonrió como un gato con un canario.
¿Acaso necesitas ánimos para la noche?—preguntó luego de dejar la copa acercándose con ojos gatunos.
Es de entender que Kurogane estuviera incómodo pues en su vida se le había pasado por la mente acostarse con otro hombre. Solo había querido asustarlo pero al parecer el efecto sobre el rubio había sido el contrario y también parecía que no era la primera vez que se uniría en una cama con otro hombre, lo que sorprendía y un poco molestaba a Fuko.
Pero haciendo gala de todo su arte tomó de la cintura al ojos azules y le dijo desde muy cerca—Como si necesitara de semejante cosa—acto seguido aplastó de nuevo sus labios con los propios para presionar también sus cuerpos de forma fervorosa.
Fye se dejó llevar por ese beso pues su piel para ese entonces estaba ardiendo por el musculoso. Tal vez no tuviera un carácter encantador pero estaba bien provisto de otras cosas, pensó mientras retrocedía hacia la cama y se quitaba la camisa blanca con su talle aun presionado por las manos del otro que no dejaba de besarlo.
Cayeron en la cama y mientras el más pesado atinaba solo a besarle el ojos azules se había embarcado en desvestirse. Después de unos momentos le empujó y le preguntó—¿Acaso piensas hacerlo vestido?—entonces el otro reaccionó y se sacó saco y camisa por sobre la cabeza de una manera que a Fye no le gustaba habitualmente pero que esta vez sintió como que era sexy.
Cuando Kurogane puso sus manos en la hebilla de su cinturón el rubio sintió una especia de estremecimiento previo y sin dilación se acercó para dejar un pequeño mordisco en el cuello y susurrar en su oído—Estás demorando demasiado. Me voy a enfriar y se me pasará la emoción—
“¿Acaso era una zorra o estaba borracho?” se preguntó entonces el ojos rojos aunque sus manos empezaron a temblar al intentar con mas ahínco lograr su cometido y cuando por fin lo lograron la sorpresa otra vez lo atacó cuando el ojos azules rápidamente bajó de un halón sus pantalones sin previo aviso.
Arrodillado el rubio le susurró—Veamos que tan bueno eres en esto—dijo antes de abrazar su cuello y comerle la boca en un beso tan experto que dejó a Fuko sin aliento.
En la cama Fye enredo con sus piernas las caderas del otro para luego deslizar sus labios hasta su cuello mientras con una mano friccionaba su duro falo.
Kurogane estaba estremecido pues nunca antes había pasado por tal experiencia ni se había imaginado que sentiría sensaciones semejantes, con sus manos agarrotadas en el edredón empezó a gemir aun antes que el ojos azules.
Parece que te diviertes pero yo también quiero lo mío—susurro con su voz lasciva Lelac pasando a relatarle en voz muy baja lo que quería en su oído.
Después de un momento de sorpresa el pelinegro se puso a hacerlo, introduciendo un dedo en la entrada apretada que latía en cada movimiento mientras su dueño comenzaba a jadear con su voz entrecortada justo sobre su oído estimulo suficiente para que el otro perdiera la razón.